
Salimos del pueblo para llegar a Sintra sobre la hora de comer, al alojamiento nos cuesta un poco llegar porque son calles de un solo sentido y nos equivocamos de calle y tenemos que volver a dar toda una vuelta para volver al mismo sitio.
Dejamos las cosas en la habitación y nos vamos a comer en los bares que hay por detrás de la estación y elegimos bastante mal. Vamos al restaurante Metamorfosis y ya les cuesta decirnos que si tienen sitio, una vez dentro vemos bastantes mesas libres... así que no entendemos porqué casi nos dicen que no.
Luego nos damos cuenta que no dan para muchas mesas cuando el restaurante en grande, pedimos escalope que lo traen algo seco, salmón que tardan en traerlo 40 minutos, unas croquetas que parecen albondigas..... (31'65€)
El postre nos lo vamos a tomar en el famoso Piriquita, miramos el I pero está a tope, así que nos acercamos al Piriquita II que está muy cerca y aquí hay sitio de sobra para elegir. Es muy recomendable, nos tratan muy bien y bastantes cosas para elegir.

Pedimos un capuchino vainilla, Traveseiro y Traveseiro Nutella, pastel sintra (7'20€).
Decidimos ir a Azenhas do Mar que está a 20 minutos y como no tenemos problema a la vuelta para aparcar, nos animamos y así mañana hacemos las visitas más tranquilos sin estar pensando si vamos a Azenhas o no.
Un pueblito encantador en un acantilado con unas vistas espectaculares a tan sólo 20 minutos de Sintra. Te sorprenderá sus casas escalonadas y su piscina natural a la orilla del mar limitado por rocas. Al mirador puedes acceder en coche o desde unas escaleras desde la playa.

Es un pueblo pequeñito que desde el camino de arriba tienes unas vistas preciosas a su playa, piscina natural, su mar alborotado y las casitas blancas. El pueblo se recorre rápido y fácil, es un par de callejuelas y merece la pena acercarse por aquí.