Este es el relato de nuestras últimas vacaciones, en esta ocasión, el destino es China.
El motivo: visitar el último Disneyland que nos queda por ver en el mundo.
Aprovechando que cruzamos siete husos horarios, visitaremos también:
Shanghai, por ser la ciudad en la que se ubica el parque temático de nuestro interés,
Hangzhou por su gran Lago Oeste,
y Suzhou por sus famosos jardines y canales.
E incluso aprovecharemos para hacer una breve excursión al pueblo de Tongli, otra mini “Venecia”.
Los vuelos con Lufthansa los compramos con más de 9 meses de antelación, por unos 800€ por persona, con una cómoda escala.
Moneda y formas de pago:
Apenas se usa dinero en efectivo. Tampoco se usan muy a menudo las tarjetas de crédito.
Las aplicaciones más prácticas para viajeros son:
Alipay, sirve para pagar, como una tarjeta de crédito contactless. Tienes que crearte una cuenta y subir los datos de tu tarjeta bancaria.
También desde Alipay se puede contratar un Didi, es como un taxi o Uber, pero extremadamente más económico.
Simplemente las descargas, y cuando vas a usar el metro o el bus, abres el QR de la app en el acceso al transporte, y pagas con Alipay directamente, ¡¡súper práctico!!
Wechat, igual que Alipay, sirve para realizar pagos.
Además, es como el Whatsapp, puedes chatear con particulares y con empresas.
Por norma usábamos siempre Alipay, pero en algún sitio en concreto era más práctico tener Wechat para acelerar la compra de las entradas.
Amaps, la alternativa al Google Maps, que no funciona bien en China.
Como mapa es menos práctico que su equivalente de Google.
Railway 12306 sirve para consultar los horarios de tren, comprar billetes y realizar cambios.
Hay que registrarse previamente, el registro solo se puede verificar si la aplicación está en chino
Por cierto, si no saben chino, al tomar el tren, fijense en el código del tren, más que en la destinación (que estará escrita en chino). Así, una vez en la estación, es más sencillo localizar el andén.
Google Lens: otra de las aplicaciones sin las que no hubiéramos sobrevivido.
La herramienta más práctica para traducir cualquier cartel o menú, con sólo tomarle una foto, podíamos tener la carta en castellano (aunque funciona mejor en inglés) y tener una idea de lo que pedíamos en los restaurantes.