20 de Julio. La costa este de Kímolos y anochecer en Chora.
A las 8:40, desde la cama, escuchamos movimiento en la terraza de la habitación: nos están poniendo el desayuno. Ayer al hacer el check-in nos dieron una hoja para completar lo que queríamos de desayunar y la franja horaria. Sin duda, es una maravilla, pues pedimos un montón de cosas de la lista que nos ofrecían con intención de llevarnos algunas a la playa para comer: zumos, fuente de frutas, yogures caseros, napolitana de chocolate, croissant, pastel del día, ladenia (un pastel típico de Kimolos que es una especie de pizza en dos variedades, tomate y queso), pan con mermelada y miel, sándwiches, plato de queso y jamón, cereales, café y leche.
Mientras desayunamos vienen a traernos nuestro coche de alquiler, “Kimolos Motos”, que se encuentra junto al hotel, y enseguida salimos a explorar la isla.
Hoy nos dirigimos a la zona este, comenzando por el punto más alejado: la playa de Prasa-Agios Giorgios. Es una playa maravillosa de arena dorada y aguas trasparentes y su acceso es muy fácil. En principio nos colocamos al fondo, junto a las rocas y pasamos una mañana estupenda. Cerca de nosotras hay una zona de sombrillas que según avanza la mañana se va llenando, por lo que a mediodía decidimos ir al coche a por la comida y nos ubicamos en una de las pequeñas calas adyacentes, en una zona más virgen solitaria. Comemos de maravilla, nos encanta la ladenia, los sándwiches y el yogur griego.
Se respira tranquilidad absoluta en esta cala donde nos damos unos baños y continuamos hacia el sur, parando en diferentes lugares de interés, como la playa de Klima, a la que dedicamos poco tiempo y Karas, donde nos quedamos a darnos unos baños y a disfrutar del paisaje. Allí está la puerta azul de la cueva excavada en la roca que puse como portada de mi guía, y junto a ella, unas rocas blancas enormes junto a aguas azules donde nos damos un baño.
A continuación vamos al pueblo de Goupa, un pequeño pueblo pesquero con mucho encanto con su syrmata excavadas en la piedra donde solo se encuentran los pescadores locales en sus casitas y en sus barcos.
De allí nos dirigimos al hotel donde nos preparamos para salir a conocer chora, la capital de la isla. Verdaderamente el hotel está bien situado y resulta muy cómodo para visitar Chora. Empieza a caer el sol y es muy agradable pasear entre las callejuelas estrechas que rodean el castillo, con sus ventanas azules, sus macetas de flores y su delicada decoración.
Mientras paseamos vamos mirando los posibles lugares para cenar. Finalmente decidimos quedarnos en el Meltemi, pues nos encantan las vistas que ofrece mientras se va poniendo el sol y hemos leído buenas críticas de su cocina griega a la vez que creativa. Sin duda, la elección es excelente y cenamos fenomenal:
Meltemi: bolitas de tomate y bolitas de calabaza, verduras al grill con salsa de Kimolos (una especie de salsa de yogur muy rica), copa de vino, zumo y dos postres de la casa: 18€.
Está anocheciendo y nos dirigimos a continuar nuestro paseo por el pueblo, que a pesar de ser pequeño, tiene muchos rincones encantadores en sus callejuelas. Atravesando el arco que lleva a los restos del castillo encontramos una terraza donde nos tomamos unos coktails bajo los restos del castillo. Un final de noche estupendo para cerrar un día maravilloso.