Hoy nos levantamos un poco antes ya que queríamos ir a Cala Macarella y teníamos que ir en autobús. Habíamos estado barajando la posibilidad de ir andando desde Cala Galdana, pero por ahorrar tiempo ya que queríamos ir al norte de la isla decidimos la primera opción. Fuimos en coche a Via Perimetral, donde aparcamos sin problema en el parking de la misma calle. Allí hay varias paradas de bus, una al lado de la otra, con cada destino hacia las calas. Hay una taquilla pero a las 8 estaba cerrada, así que compramos el billete directamente al conductor del autobús a las 8:20, que era el primero del día. Nos explicó que podíamos comprar los billetes online y nos recomendó que los cogiéramos ya para la vuelta, ya que suelen ir llenos.
El susto grande vino cuando nos dijo que el precio: 9,20€ la ida de los dos. Ya suponía que no era muy barato, pero me pareció una barbaridad...
Llegamos al parking y, como ya de costumbre, empezamos a caminar los 15-20 minutos para poder llegar a la plata. Aquí ya vimos que había un gran bar en la playa. Como era tan temprano y era el primer autobús, a penas había 4 o 5 personas cuando llegamos y pudimos descubrir el encanto de la playa sin gente. Bordeamos por el camino marcado hasta acceder a Cala Macarelleta, su hermana pequeña, que está a otros 10-15 minutos andando por un camino más fácil que el del día anterior para llegar a Cala Escorxada. Esta tenía aún más encanto y nos quedamos relajándonos en las toallas, viendo como llegaban cada vez más personas. Decidimos volver en el bus de las 11 y, tal y como nos había recomendado el conductor, lo compramos online sin problema. Al llegar al autobús de nuevo, fuimos los únicos al volver tan pronto hacia el centro.


De camino nos pasaron una ambulancia, un camión de bomberos y dos coches de policia, en un camino que tan solo tenía un destino final nos empezamos a preocupar. [Al día siguiente descubrimos tristemente que un turista italiano había sufrido una parada cardíaca mientras nadaba y se había ahogado...]
Al llegar al coche, emprendimos el camino hacia el norte, destino playa de Cavallería. No nos decepciono, de hecho para mí fue una de las que más me gustó: choca el contraste de la arena rojiza y en el agua vimos muchos peces de diferentes tamaños y colores. A pesar de llegar a las 12, no tuvimos problema para aparcar y nos dimos unos buenos baños. [Una anécdota para los fans de Master Chef... nos dimos cuenta después de un rato que estábamos al lado de Jokin y Eva, que se relajaban en la isla con unos amigos.]

Ya era hora de comer y nos acercamos a Es Mercadal, donde encontramos un sitio encantador: Es Molí d'es Racó, un restaurante en un molino con una terraza muy agradable. Teníamos la opción de menú por 16 euros, aunque nos llamó la atención el arroz caldoso de marisco... que a falta de poder permitirnos una Caldereta de Langosta sustituía levemente el antojo. Así que decidimos hacer un mix y compartir un menú con un primero de berenjena rellena y de segundo lomo con salsa de queso de mahón y compartir también el arroz caldoso (también salimos rodando pero MUY contentos. El queso en salsa estaba delicioso, los camareros fueron muy amables en todo momento. Pedimos sorbete de limón de postre, que entraba con el menú, y nos pusieron dos bolas además de unos carquiñoles de cortesía. Comimos por 52€

De allí nos acercamos a Cala Morell, también en el norte pero ya acercándonos de vuelta al apartamento. Aquí no pudimos bañarnos como tal, ya que es una zona muy rocosa, pero es increíble para hacer snorkel: vimos erizos y cangrejos solo asomándonos al muelle. Yo entré en el agua pero las rocas estaban plagadas de almejas y no quería pisarlas y los erizos también estaban muy escondidos en las rocas y finalmente salí del agua.

Era tarde para ir a otra cala pero pronto para quedarnos en el apartamento, así que decidimos estrenar la piscina del complejo, que era muy agradable con la zona de las tumbonas. Después de un rato, subimos a ducharnos y cambiarnos.
Esta vez tocaba puesta de sol en el faro de Punta Nati. Cuando llegas al faro, hay un parking pero es pequeño y los coches aparcan en la carretera que muere en el paseo. Es una calle muy estrecha con muros de roca y, sobre todo cuando acaba la puesta de sol y todo el mundo quiere dar la vuelta es un poco caos. Os recomiendo ir con antelación para aparcar en el parking o esperar un poco a que la gente se vaya para salir con más tranquilidad de allí.

Estábamos bastante cansados y aún estábamos llenos de la comida en el molino, así que paramos en el super a comprar alguna cosa para cenar en el apartamento.