Después de desayunar en el Pret a Manger, nos fuimos a dar un pequeño paseo por Hyde Park, que esa mañana estaba soleado. Día no laborable que hacía que estuviera lleno de gente pasendo o corriendo por el parque.


Para ir al aeropuerto de Stansted lo más económico era ir en el tren que sale de la estación de Liverpool Street. Dos días antes había mirado la web, donde avisaban que había problemas con un cable eléctrico y el servicio estaba interrumpido. El día antes volví a mirar y ya parecía que estaba reestablecido pero con horarios reducidos, un tren cada hora, cuando lo normal era uno cada 15 minutos. Compramos los billetes el día antes y para 2 adultos y un adolescente nos salió por 38 libras.
Cogimos el metro y por la línea central fuimos directos a Liverpool Street en 30 minutos. Una vez allí, tienes que buscar de que andén salen los trenes. Cuando fuimos al andén en el que salía el tren en 3 minutos, nos dijeron que si teníamos tickets que corrieramos que se iba. Justo cuando llegamos, se cerraban las puertas, pero pulsando el botón de abrir puertas, se volvieron a abrir. Luego vimos que las puertas se están cerrando contantemente. Nos comprobaron los billetes en marcha y a la salida solo lo pidieron a las primeras personas, a nosotros que fuiemos de los últimos en salir no nos los pidieron.
Tras pasar el control de seguridad, pasas por un pasillo lleno de tiendas hasta que llegas al vestíbulo central. Allí comimos en el Burriking y hasta antes de una hora, no anuncian tu puerta. Luego en la puerta, otra vez la movida de la revisión de equipajes. En este caso solo a los que no pagan prioridad. Hicieron pagar a varias personas, uno de ellos se plantó en la puerta de embarque y exigía que le pusieran junto a su pareja o no se movía. Cuando parecía que iban a llamar a la policía, consiguieron que se apartaran y nos dejaran embarcar. Ojo con las reglas de Ryanair, hay mochilas que se venden por internet para no pagar la maleta que cumplen las medidas exactas.
A diferencia de la ida, esta vez llegamos en hora.