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Al entrar, el mostrador de Ryanair ya estaba operativo así que facturamos el equipaje para tener una cosa menos de la que preocuparse. Siempre tenemos la misma duda, pero confirmamos con ellos que, al comprar los billetes juntos, el peso se compensa entre las dos maletas en caso de que una se pase del máximo y la otra no.
Nos habíamos traído un café de casa y un tentempié así que ya de salida nos ahorramos unos €. Mientras, aprovechamos para despedirnos de la familia y casi sin darnos cuenta, nos llamaron para embarcar.
El vuelo iba al completo y al haber pagado por equipaje facturado tuvimos opción de reservar los asientes así que elegimos ventanilla (hay que ver qué se mueve fuera jaja) y asiento central.
A las 11h15, según horario previsto nos empezamos a mover y como el aeropuerto de Santander es muy pequeñito, en nada, estábamos enfilado la pista de despegue. ¡Allá vamos Escocia! Me encanta sacar fotos desde el aire, sobre todo cuando son lugares que conozco. En este caso los centros comerciales de Valle Real, Bahía Real y el polígono de Camargo.
Sobre los 45 min. de vuelo y solo viendo agua, entrábamos en zona de tierra. Tras consultar el GPS, vimos que estábamos sobrevolando Bretaña. Es una zona de Francia que visitamos en 2007 y de la que guardamos muy buenos recuerdos. (Si os apetecen ver unas fotos, podéis echar un vistazo a nuestra galería de Flickr).
Pasadas las 12h15 (hora local de Reino Unido) y tras dos horas y poco, el comandante avisó por la megafonía del avión que nos disponíamos a aterrizar en el Aeropuerto Internacional de Edimburgo. Como veis en las fotos, el cielo estaba bastante parecido al de Santander, pero lo bueno es que los pronósticos del tiempo, no daban lluvia. Detalle muy muy importante.
El aterrizaje lo realizamos sin más incidentes que mi móvil, saliendo disparado tres filas hacia delante por la frenada y que yo no lo llevaba bien sujeto. Intentamos localizarlo lo antes posible más que nada para que no lo pisase nadie sin querer. Lo recuperamos sano y salvo. Este año es el primero que no llevamos un GPS externo e íbamos a usar el de mi móvil para localizar las fotos de la cámara.
Pasado el apuro, al estar en la parte trasera nos permitieron descender y llegamos relativamente rápido al control de pasaporte. Una vez “fichados” tampoco tuvimos que perder mucho tiempo localizando las maletas.
Pasado el apuro, al estar en la parte trasera nos permitieron descender y llegamos relativamente rápido al control de pasaporte. Una vez “fichados” tampoco tuvimos que perder mucho tiempo localizando las maletas.
Junto a una de las salidas del aeropuerto había un supermercado de Mark & Spencer y aprovechamos para comprar algo para comer. Unos sándwiches, fruta y unos cafés fríos por £9,85 (11,50€).
Después de comer, seguimos las señales que marcaban la dirección de la estación del tranvía hacia el centro de la ciudad. Si os preguntáis por qué no cogimos el coche de alquiler en el aeropuerto, la respuesta es sencilla. La diferencia entre recoger el coche en el aeropuerto o la oficina del centro, era de unos 100€ y decidimos que no pasaba nada por ir a recoger el coche a Edimburgo, teniendo una estación a 200m. de la oficina de alquiler.
Compramos los billetes de ida y vuelta (aeropuerto-centro ciudad). El precio es fijo y lo bueno que tiene es que, el día de vuelta es abierto (por si hay cambio de planes). El precio de los billetes para 2 personas fue de £19 (22,15€).
Compramos los billetes de ida y vuelta (aeropuerto-centro ciudad). El precio es fijo y lo bueno que tiene es que, el día de vuelta es abierto (por si hay cambio de planes). El precio de los billetes para 2 personas fue de £19 (22,15€).
Entre una cosa y otra salimos del aeropuerto a las 13h30. El viaje hasta la parada de McDonald Road duró aprox. 45 min. pero como pudimos ir sentados, la verdad es que resulto bastante cómodo. Sobre las 14h. ya estábamos por el centro de Edimburgo y pocos minutos después en nuestra parada.
Tras un rápido vistazo para orientarnos (eso lo hace Anna, porque si de mí dependiera, jejeje), localizamos la oficina de alquiler situada en el nº 12 de Annandale Street.
Creo que no es la primera vez que lo comento, pero el proceso de recogida/ entrega del coche de alquiler me genera cierto nivel de estrés. Entre todo lo que te explican, lo que intentan que añadas y el revisar el coche por los imperfectos que pueda ya tener de antemano… parece que la gente ahora lo que hace es grabar en vez de sacar fotos. Nosotros hicimos las dos cosas. Además, el empleado apareció con una plantilla que utilizan para determinar si un “desperfecto” es o no “asumible” por la agencia. Consta de dos círculos con 2 diámetros diferentes. El más grande, de unos 5 cm. para los rasguños en la carrocería. Y el más pequeño, de unos 3cm. para las grietas en el parabrisas. La persona que nos atendió nos aseguró que todo lo que NO sobrepasara esos límites, no se tenía en cuenta. La única excepción, las ruedas, así que las revisamos a conciencia.
Nuestro coche tenía una grieta de unos 5mm en el parabrisas delantero. El empleado de la agencia nos volvió a insistir que era muy pequeña y que no se tenía en cuenta. Así todo, le insistimos para que lo apuntara en el informe por si durante el viaje, la grieta se hacía más grande. Afortunadamente, no sucedió. Pero os confieso, que luego de volver, teníamos que habernos negado a coger ese coche. La puñetera grieta, nos tuvo pendientes todo el viaje. Y no es el hecho de que se hiciese más grande porque estaba registrada, es el trámite de cambiar la luna que hubiésemos tenido que hacer. Pero ya está hecho. A otra cosa….
Por último consultamos el tema de las zonas de bajas emisiones (Low Emission Zone). Y es que, en Glasgow desde el 1 de junio de 2023 en el centro de la ciudad, sólo pueden circular los vehículos que cumplen la normativa de bajas emisiones. Nuestro coche, al ser un modelo nuevo, cumplía con la norma por lo que no tuvimos problemas.
Resuelto todo, para las 15h ya estábamos ready to go. El cuenta-kilómetros del coche marcaba unas bonitas 5.766 millas (9.280 km.).
Creo que no es la primera vez que lo comento, pero el proceso de recogida/ entrega del coche de alquiler me genera cierto nivel de estrés. Entre todo lo que te explican, lo que intentan que añadas y el revisar el coche por los imperfectos que pueda ya tener de antemano… parece que la gente ahora lo que hace es grabar en vez de sacar fotos. Nosotros hicimos las dos cosas. Además, el empleado apareció con una plantilla que utilizan para determinar si un “desperfecto” es o no “asumible” por la agencia. Consta de dos círculos con 2 diámetros diferentes. El más grande, de unos 5 cm. para los rasguños en la carrocería. Y el más pequeño, de unos 3cm. para las grietas en el parabrisas. La persona que nos atendió nos aseguró que todo lo que NO sobrepasara esos límites, no se tenía en cuenta. La única excepción, las ruedas, así que las revisamos a conciencia.
Nuestro coche tenía una grieta de unos 5mm en el parabrisas delantero. El empleado de la agencia nos volvió a insistir que era muy pequeña y que no se tenía en cuenta. Así todo, le insistimos para que lo apuntara en el informe por si durante el viaje, la grieta se hacía más grande. Afortunadamente, no sucedió. Pero os confieso, que luego de volver, teníamos que habernos negado a coger ese coche. La puñetera grieta, nos tuvo pendientes todo el viaje. Y no es el hecho de que se hiciese más grande porque estaba registrada, es el trámite de cambiar la luna que hubiésemos tenido que hacer. Pero ya está hecho. A otra cosa….
Por último consultamos el tema de las zonas de bajas emisiones (Low Emission Zone). Y es que, en Glasgow desde el 1 de junio de 2023 en el centro de la ciudad, sólo pueden circular los vehículos que cumplen la normativa de bajas emisiones. Nuestro coche, al ser un modelo nuevo, cumplía con la norma por lo que no tuvimos problemas.
Resuelto todo, para las 15h ya estábamos ready to go. El cuenta-kilómetros del coche marcaba unas bonitas 5.766 millas (9.280 km.).
El coche disponía de navegador, pero preferimos utilizar nuestro teléfono como GPS ya que teníamos guardado todos los destinos. “Mari Puri” (los que nos seguís ya sabéis que es su nombre cariñoso) nos hizo callejear un poco, pero nos llevó diligentemente hasta la autopista M8 hasta Glasgow.
A mitad de camino hicimos una parada técnica en un área de servicio en Harthill y aprovechando que el coche tenía Apple Car Play, conectamos el iPhone de Anna para escuchar música.
Sobre las 16h15 empezamos a ver las primeras salidas hacia Glasgow (como veis, también anunciaban las LEZ). Nosotros tomamos la salida 15. Tardamos unos pocos minutos en llegar al parking que habíamos mirado. Nos reuniríamos con Anabel un poco más tarde en su casa.
A mitad de camino hicimos una parada técnica en un área de servicio en Harthill y aprovechando que el coche tenía Apple Car Play, conectamos el iPhone de Anna para escuchar música.
Sobre las 16h15 empezamos a ver las primeras salidas hacia Glasgow (como veis, también anunciaban las LEZ). Nosotros tomamos la salida 15. Tardamos unos pocos minutos en llegar al parking que habíamos mirado. Nos reuniríamos con Anabel un poco más tarde en su casa.
El aparcamiento en Glasgow no es nada barato. Hay sitios donde te cobran más de £2 la hora (en la calle) Después de buscar mucho, encontramos el parking de las Galerías Buchanan con una oferta: los días laborables, aparcando a partir de las 17h, sale £2 hasta las 21h que cierra el parking. Encajaba con el tiempo que necesitábamos nosotros con la salvedad de que habíamos llegado antes de las 17h. Sin darle demasiadas vueltas, aparcamos porque queríamos ya caminar un poco por la ciudad.
Confesamos y reconocemos que de Glasgow nunca nos atrajo demasiado. Su pasado industrial como el de Bilbao no nos llamaba demasiado la atención. Pero como le pasó a Bilbao, Glasgow ha ido resurgiendo y renaciendo, dejando atrás ese pasado y ambas ciudades están renovando sus caras.
Así que no conociendo prácticamente nada de la ciudad y aunque íbamos a estar con Anabel, queríamos llevar algo preparado de antemano. Entre la web de los viajeros e internet, nos hicimos una idea de lo que podíamos ver en el día y medio que íbamos a estar en la ciudad.
Había bastante unanimidad recomendando recorrer la ruta de los murales. Como se puede leer en su web, el proyecto comenzó en 2008 con la idea “rejuvenecer las calles y revitalizar edificios…, reencarnándolos como hermosas piezas de arte callejero público”. Nos gusta mucho este tipo de arte porque nos permite callejear, buscándolos.
(Un pequeño inciso: en 2021 visitamos, la provincia de Cuenca y en el pueblo de El Provencio disfrutamos de lo lindo con su propia ruta de murales. 100% recomendable. Y para muestra, os dejamos unas imágenes).
Confesamos y reconocemos que de Glasgow nunca nos atrajo demasiado. Su pasado industrial como el de Bilbao no nos llamaba demasiado la atención. Pero como le pasó a Bilbao, Glasgow ha ido resurgiendo y renaciendo, dejando atrás ese pasado y ambas ciudades están renovando sus caras.
Así que no conociendo prácticamente nada de la ciudad y aunque íbamos a estar con Anabel, queríamos llevar algo preparado de antemano. Entre la web de los viajeros e internet, nos hicimos una idea de lo que podíamos ver en el día y medio que íbamos a estar en la ciudad.
Había bastante unanimidad recomendando recorrer la ruta de los murales. Como se puede leer en su web, el proyecto comenzó en 2008 con la idea “rejuvenecer las calles y revitalizar edificios…, reencarnándolos como hermosas piezas de arte callejero público”. Nos gusta mucho este tipo de arte porque nos permite callejear, buscándolos.
(Un pequeño inciso: en 2021 visitamos, la provincia de Cuenca y en el pueblo de El Provencio disfrutamos de lo lindo con su propia ruta de murales. 100% recomendable. Y para muestra, os dejamos unas imágenes).
Nada más salir del parking y sin tiempo casi de sacar la cámara de la mochila, nos encontramos con el primero, llamado Activism.
Antes de ponernos a la faena, avisamos a Anabel de que ya estábamos en Glasgow por si quería venir al centro (ella vive en las afueras), pero nos dijo que hiciéramos nuestros planes y que nos veíamos más tarde en su casa.
Teléfono en mano, fuimos recorriendo calles y callejuelas en busca de todos y cada uno de los murales. Sabíamos que no nos daría tiempo a ver todos esa tarde, pero la verdad es que hicimos unos cuantos km. intentando ver los máximos posibles antes de que se fuera la luz. Como no queremos tampoco aburriros con demasiadas fotos, estos son algunos de los que vimos.
Los tres primeros son: Strathclyde University (fotos verticales) y Fellow Glasgow Residents (foto horizontal).
Teléfono en mano, fuimos recorriendo calles y callejuelas en busca de todos y cada uno de los murales. Sabíamos que no nos daría tiempo a ver todos esa tarde, pero la verdad es que hicimos unos cuantos km. intentando ver los máximos posibles antes de que se fuera la luz. Como no queremos tampoco aburriros con demasiadas fotos, estos son algunos de los que vimos.
Los tres primeros son: Strathclyde University (fotos verticales) y Fellow Glasgow Residents (foto horizontal).
Y para acabar, St Enoch and child (izquierda) y Saint Mungo (derecha) fundador de la ciudad de Glasgow en el siglo VI. En la saga de libros de Harry Potter, Saint Mungo es el nombre también del Hospital para Enfermedades y Heridas Mágicas.
Sobre las 18h30 hicimos una parada para merendar. Compramos unos cafés fríos y un scone por £4,85 (5,65€). Antes de que la luz empezara debilitarse, todavía pudimos sacar alguna foto al Arco McLennan en Glasgow Green.
Y para acabar la tarde, de camino al parking pasamos fugazmente por el Ayuntamiento de Glasgow. Es otra de las visitas recomendadas, pero sólo abren de lunes a viernes hasta las 17h. Así que nosotros nos conformamos con la vista del exterior.
A las 19h casi no había luz (para sacar fotos jaja) y como no queríamos llegar muy tarde a casa de Anabel fuimos a recoger el coche al parking. Pagamos £5 (5,85€).
Lo que tiene ir de noche a los sitios que no conoces, de no hacer caso a Mari Puri y pasarnos de largo un cruce es que se complica localizar tu destino por muy cerca que estés. Pero lo logramos a la segunda vuelta y el reencuentro fue emotivo porque hacía ya unos añitos que no nos veíamos en persona.
Una vez instalados en su casa, Anabel nos tenía preparada la cena. La verdad es que estaba todo riquísimo y por increíble que pueda parecer, nunca habíamos probado el apio y aquí lo usamos para “dipear” junto con unos espárragos. La berenjena rellena de beicon nos supo a gloria.
Lo que tiene ir de noche a los sitios que no conoces, de no hacer caso a Mari Puri y pasarnos de largo un cruce es que se complica localizar tu destino por muy cerca que estés. Pero lo logramos a la segunda vuelta y el reencuentro fue emotivo porque hacía ya unos añitos que no nos veíamos en persona.
Una vez instalados en su casa, Anabel nos tenía preparada la cena. La verdad es que estaba todo riquísimo y por increíble que pueda parecer, nunca habíamos probado el apio y aquí lo usamos para “dipear” junto con unos espárragos. La berenjena rellena de beicon nos supo a gloria.
Tras la cena, no pudo faltar el ratito de charla para ponerse al día, contar batallitas y yo de paso, enterarme de un montón de chascarrillos. Entre una cosa y otra, nos fuimos a dormir cerca de la 1 de la madrugada.
*** final del día 1 ***
Nuestro primer madrugón en Escocia no lo fue tanto y es que, como estábamos entre amigos, nos los tomamos con más calma. A las 8h nos despertamos y nos aseamos. Mientras nuestra anfitriona nos estaba preparando el desayuno. ¿Qué más se puede pedir? Por cierto, el cielo estaba totalmente despejado y había unos refrescantes 6 °C de temperatura.
El desayuno fue una extensión de la tertulia de la noche anterior, jejeje.
No teníamos pensado mover el coche porque íbamos a estar exclusivamente moviéndonos por la ciudad. Para las 10:45h nos marchamos en tren hacia el centro desde la estación de Scotstounhill. El billete de ida y vuelta nos costó £3,60 (4,20€) por persona.
El desayuno fue una extensión de la tertulia de la noche anterior, jejeje.
No teníamos pensado mover el coche porque íbamos a estar exclusivamente moviéndonos por la ciudad. Para las 10:45h nos marchamos en tren hacia el centro desde la estación de Scotstounhill. El billete de ida y vuelta nos costó £3,60 (4,20€) por persona.
Teníamos pensado hacer la primera visita a la Catedral de Glasgow que además de ser otra de las recomendaciones, la entrada es gratuita.
La construcción de la Catedral de Glasgow, de estilo gótico comenzó en 1136 y tardó unos 350 años en terminarse. La catedral fue erigida en honor a San Mungo, fundador de la ciudad. En los comienzos su interior era muy austero, pero fue modificándose su apariencia para adaptarse a los cambios constantes en el mundo del arte y las formas de culto de la Iglesia.
La construcción de la Catedral de Glasgow, de estilo gótico comenzó en 1136 y tardó unos 350 años en terminarse. La catedral fue erigida en honor a San Mungo, fundador de la ciudad. En los comienzos su interior era muy austero, pero fue modificándose su apariencia para adaptarse a los cambios constantes en el mundo del arte y las formas de culto de la Iglesia.
La foto de la parte del techo simétrica tiene una pequeña anécdota porque mientras Anna estaba sacándola con el teléfono dejándolo apoyado sobre el suelo, una chica se nos acercó y le preguntó sí podía enviarle la foto porque le gustaba mucho. Anna se ofreció a explicarle como sacar la foto con su propio teléfono. Tomó su foto y agradeció la demostración.
Deambulando por una de las estancias, encontramos un cartel indicando que varias escenas de la serie Outlander se habían grabado allí. Concretamente cuanto los protagonistas están viviendo en Paris y Claire trabaja de voluntaria en un hospital. Sí tenéis algo de curiosidad podéis ver una de las escenas en este vídeo.
Cerca de mediodía acabamos la visita y decidimos hacer una “parada técnica” y encontramos baños en el Museo San Mungo (que está al lado de la catedral) y de ahí fuimos ascendiendo a nuestra siguiente visita, la Necrópolis o cementerio de Glasgow.
El recinto se halla en una pequeña colina al en la parte trasera de la catedral así que no se tarda nada en llegar. Realmente, no somos de visitar cementerios, pero de vacaciones sí visitamos aquellos en los que hay algún personaje importante o tiene alguna curiosidad. Un ejemplo es Joseph Dawson (persona en la que se cree, que está basado el personaje de Jack Dawson (Leonardo DiCaprio) en la película Titanic). El cementerio del que os hablamos es el de Fairview, en Halifax (Canadá). Podéis ver fotos en nuestro diario por las Provincias atlánticas de Canadá.
Resultó una visita curiosa y disfrutamos porque además el tiempo tuvo a bien, acompañarnos. La entrada es gratuita.
El recinto se halla en una pequeña colina al en la parte trasera de la catedral así que no se tarda nada en llegar. Realmente, no somos de visitar cementerios, pero de vacaciones sí visitamos aquellos en los que hay algún personaje importante o tiene alguna curiosidad. Un ejemplo es Joseph Dawson (persona en la que se cree, que está basado el personaje de Jack Dawson (Leonardo DiCaprio) en la película Titanic). El cementerio del que os hablamos es el de Fairview, en Halifax (Canadá). Podéis ver fotos en nuestro diario por las Provincias atlánticas de Canadá.
Resultó una visita curiosa y disfrutamos porque además el tiempo tuvo a bien, acompañarnos. La entrada es gratuita.
Y como la tarde anterior pudimos estirarla hasta cierto punto, pero no pudimos ver todos los murales, decidimos entre los tres, dedicarles otro ratito. Los dos primero que veis, no pertenecen en sí a la ruta de murales, pero nos parecieron simpáticos y así también os presentamos y ponéis cara a nuestra amiga Anabel. Jejeje...
Ahora sí, ya dentro de la ruta os mostramos tres de los que más nos gustaron. El de la izquierda se titula “The world’s most econimical taxi” y el de la derecha, bastante predecible, “Bubbles”.
Se hizo la hora de comer, pero aún nos quedaba un súper mural y como supondréis era uno de los más alejados. Concretamente situado debajo del Kingston Bridge, puente que cruza el río Clyde y sobre el cual pasa la autopista M8. Pensamos que sí lo dejábamos para más tarde igual nos daba más pereza y decidimos que, comer podíamos dejarlo para un poco más tarde, así que nos fuimos tranquilamente dando un paseo por la orilla del río. No podéis negarme que es espectacular. Y sí eres nadadora como Anna, pues resultó una vista grandiosa. Eso sí, abarcarlo para las fotos, tuvo su intríngulis.
De vuelta al centro, nos llamó la atención una estatua homenajeando a la española Dolores Ibárruri (La pasionaria). Militó en el Partido Comunista y fue un icono de la lucha a favor de los derechos de las mujeres. Nació en una localidad minera de Gallarta, en la provincia de Bizkaia.
Pensando dónde comer, decidimos apostar por una recomendación que le habían hecho a Anna de un restaurante de comida callejera coreana que se encuentra dentro de las Galerías Buchanan. Al ser fin de semana, las calles más céntricas estaban bastante concurridas.
Confiamos en que en el restaurante Kim’s nos sirviesen lo más parecido al lugar de origen, el pollo frito, las salchichas (ensartadas en un palo y cubiertas por diferentes opciones) y los Tteokbokki (para que os hagáis una idea los que no los conocéis, son como macarrones sin agujero y hechos de pastel de arroz, generalmente servidos en salsa picante). Salió para los tres £41,75 (48,60€). No hemos parado de comer tteokbokki desde entonces. Lo preparamos en casa cada poco.
Para bajar la comida, nos dedicamos a callejear. Junto a la Galería de Arte Moderno en la plaza Royal Exchange. Nos encontramos a la estatua ecuestre del Duque de Wellington.
Y si, tal cual lo veis … tiene un “cono de señalización” en la cabeza. Anabel nos puso al día de la historia y es que, por lo visto, las primeras veces que apareció el cono estampado en la cabeza del Duque, la policía lo consideraba gamberrada y procedía a su retirada de forma reiterada. Pero finalmente, decidieron, por qué no, considerarlo otra forma más de “arte callejero” y se quedó definitivamente como insignia de la ciudad. No siempre le ves con el mismo atavío, varía de color.
Y si, tal cual lo veis … tiene un “cono de señalización” en la cabeza. Anabel nos puso al día de la historia y es que, por lo visto, las primeras veces que apareció el cono estampado en la cabeza del Duque, la policía lo consideraba gamberrada y procedía a su retirada de forma reiterada. Pero finalmente, decidieron, por qué no, considerarlo otra forma más de “arte callejero” y se quedó definitivamente como insignia de la ciudad. No siempre le ves con el mismo atavío, varía de color.
Anabel quería que viésemos Kelvingrove y la Universidad, así que sobre las 17h45 cogimos el tren hasta la estación de Partick. ¿Qué os parecen estos dos murales tan coloridos que había a la salida?
Aprovechamos una tienda vierta para comprar unos cafés fríos unos Pocky de matcha y fresa para merendar £6 (7€) x3 y £12 (14€).
La Galería de Arte y Museo Kelvingrove se inauguró 1901 y es uno de los museos más visitados en Glasgow. Nosotros por la hora no teníamos opción de visitarlo pero el exterior es magnífico. Consta de 22 galerías que abarcan desde arte hasta animales y el antiguo Egipto. La entrada es gratuita.
La Galería de Arte y Museo Kelvingrove se inauguró 1901 y es uno de los museos más visitados en Glasgow. Nosotros por la hora no teníamos opción de visitarlo pero el exterior es magnífico. Consta de 22 galerías que abarcan desde arte hasta animales y el antiguo Egipto. La entrada es gratuita.
Y aunque de antemano sabíamos que también nos encontraríamos cerrada la Universidad, Anabel insistió en acercarnos porque al claustro se puede acceder fuera de horas. Por los senderos pudimos ver numerosas ardillas y la estatua de Lord Lister decorada con el mismo tipo de sombrero que el Duque de Wellington, jejeje… Tuvimos que dar alguna vuelta de más para dar con la entrada. Hay que confesarlo todo. jaja
La Universidad de Glasgow fue fundada en 1451 y es la mayor de las tres universidades que hay en la ciudad. Reconocida y destacada por la calidad de su enseñanza e investigación. No en vano, entre sus alumnos figuran varios premios Nobel. Por la hora, no había casi nadie, tan solo algunos despistados como nosotros. Apenas sin luz, aunque viendo la foto de pie a pensar lo contrario, la que nosotros denominamos sala de los arcos.
El edificio es fantástico, pasamos un buen rato deambulando de un lado a otro a pesar de no poder acceder a ninguna estancia del interior. Fuimos sacando fotos de los rincones que más nos llamaron la atención. Existe una gran probabilidad que, de no haber estado con Anabel, no nos hubiésemos desplazado hasta aquí y nos lo habríamos perdido. Gracias
Desde aquí nos acercamos hasta los exteriores del Jardín Botánico para ver las cúpulas bautizadas como Kible Palace, que salvando las distancias, tienen cierto aire a las del Eden Project en Cornualles. En la calle había 12 °C y cayeron cuatro gotas, pero afortunadamente, no fue a más.
Para rematar, nos acercamos a la calle Ashton Lane, que se ha hecho famosa por su ambiente nocturno.
A las 21h volvimos a la estación de Partick y cogimos el tren de vuelta hasta Scotstounhill. De nuevo en casita, cena y charla. Solo os diré que yo me iría a la cama sobre las 00:30 y allí las dejé de cháchara. ¿A qué hora se acostaron? Ellas saben la respuesta que no han confesado a día de hoy.
*** final del día 2 ***
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