Hola de nuevo.
Ya de vuelta. Dejo por aquí mi experiencia para quien le pueda interesar.
Al final, periplo ciclista en solitario. Alquilé bicicleta en La Habana, en una agencia que dispone de buenas bicicletas, apropiadas para estas ocasiones (CicloCuba, Specialized Sirrus, 17€/dia)
Y me subí a un autobús de Viazul (billete online 50-60€, según equipaje) que sale cerca de la medianoche hacia Santiago.
Al cabo de 16-17 horas llegué a Santiago donde hice dos días antes de comenzar a moverme.
Santiago-Bayamo, Bayamo-Las Tunas, Las Tunas-Camagüey, Camagüey-Ciego de Ávila, Ciego de Ávila-Trinidad, Trinidad-Cienfuegos, Cienfuegos-Playa Larga, Playa Larga-Matanzas y Matanzas-La Habana, fueron las etapas.
No me entretengo en comentar mi estancia en cada lugar. Salvo a petición de alguien, claro.
En total, algo más de 1000 kms.
En todo momento por carretera.
En mal estado, eso sí.
El alojamiento, salvo el primer día, que es necesario indicarlo para entrar al país por razones obvias, no es un problema. Es posible, incluso, contactar con anfitriones la tarde anterior y concertar la llegada al alojamiento. Hay poco turismo y, por tanto, sobra la oferta.
Si no sois muy exigentes y estáis dispuestos a sacrificar la comodidad por una dosis de realidad cubana, en Habana quedáos en Casa Huerta: Hilario, exprofesor universitario, jubilado ya y con muchas cosas que contar, os hará de ventana hacia la historia reciente del país. Podréis encontrarle en Airbnb.
Pero también haciendo una simple búsqueda en Google con las palabras mágicas 'casa Huerta Habana'. Tiene whatsapp.
Cuestión importante es llevar dinero en metálico e ir cambiando sobre la marcha. Mas que nada para evitar problemas con limitaciones de uso a las tarjetas, a las que nos obliga el dueño de este corral.
El cambio anda cerca de 200 pesos por euro aunque en los alojamientos os ofrecerán 180 o 185.
Hay escasez de todo, si bien la iniciativa privada se las apaña para introducir en el país mucho de lo que el estado no alcanza. Eso sí, repercutiendo en el mercado abierto precios que multiplican por 10 o más los que un ciudadano cubano puede pagar.
Esto significa que hay dos economías que funcionan en paralelo: la del estado cubano, con precios intervenidos, y la abierta, sujeta al libre mercado.
Y, entre ambas, el abismo que un estado menguante va dejando y en el que, los que dependen de un salario o un subsidio público, van cayendo.
Y así, encontraréis, por ejemplo, heladerías donde podréis comer un helado por 20 pesos y otras en las que necesitaréis 200.
En general el país es bastante seguro. Todavía.
En mi periplo no experimenté, en ningún momento, situación alguna en que me sintiera amenazado. Lo cual no quiere decir en absoluto que no os pueda ocurrir a vosotros lo contrario. Las cosas en Cuba están cambiando muy deprisa.
Así que, a los que hayáis tenido alguna vez inquietud por conocer aquel país, antes de que vuelva a convertirse en una república bananera: NO OS QUEDA MUCHO TIEMPO.
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Cuba en bicicleta y busqueda de compañeros de travesía
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Última edición por GLAVCVS el Mie, 07-06-2023 23:55, editado 2 veces