Recién llegada de nuestro road-trip Kosovo-Albania-Macedonia, aquí cuento un poco de Kosovo.
Llegamos al aeropuerto de Skopje con Turkish vía Estambul (decir que el nuevo mega aeropuerto es infernalmente grande, y por no variar, la puerta de embarque estaba a la otra punta de donde nos dejó el avión; a la vuelta nos pasó lo mismo con menos tiempo aún ya que salimos con retraso de Skopje; a correr...

)
Alquilamos el coche con Alfa Rent A Car; todo genial, rápido, sin problema, el coche en prefecto estado, nos dieron la hoja con los cuatro desperfectos que tenía y lo revisaron con nosotros. Había comprado la Greend Card para Kosovo y Albania que costó 30€ y lo tenían todo preparado para poder cruzar. Al devolver el coche la oficina aún no estaba abierta y dejé las cosas en su mostrador (aunque ya me lo dijeron, no me hace mucha gracia que no se revise de nuevo con nosotros delante, pero teníamos el vuelo pronto), pero al día siguiente ya teníamos el dinero que retienen en la tarjeta devuelto, así que todo muy bien (obviamente devolvimos el coche sin ningún percance y con el tanque lleno).
Como llegamos ya tarde, casi a las 21:00, esa noche la pasamos en un hotel cerca del aeropuerto, a 16km, en la autopista de circunvalación de Skopje para así salir al día siguiente hacia Kosovo sin tener que meternos en la capital.
A día siguiente, partimos hacia Prizren. La salida de Macedonia y luego la entrada a Kosovo rápida y sin ningún problema. Sello en el pasaporte y para adentro. Fuimos un rato por la autopista que va a Prístina pero nos desviamos por la R115, carretera que atraviesa el Parque nacional de Shar, puesto que queríamos ver paisaje de montaña ya que teníamos tiempo de sobra. Hicimos el trayecto de 109 km en dos hora y media (con varias paradas para hacer fotos y demás, aparte de pasar la frontera).
Llegamos al hotel Kacinari (totalmente recomendable) a las 12 en punto, dejamos el coche en su aparcamiento, hicimos el check-in y a visitar la ciudad. Decir que tenía muchas ganas de conocerla y no me ha decepcionado en absoluto, al contrario. Me ha parecido muy bonita, me ha recordado mucho a Bosnia (que me encanta). Las terrazas estaban a tope de gente, pero pocos turistas.
Aquí empezamos a darnos cuenta de que todas las iglesias ortodoxas serbias, aunque están cerradas por casi ruina, están protegidas por concertinas y policías.
Subimos a la fortaleza (menuda pendiente) y en el camino nos deleitamos con la llamada a la oración más bonita que hemos oído hasta ahora en todo país musulmán, ya que las mezquitas están muy próximas unas a otras y era una maravilla cómo se iban contestando y superponiendo las voces. La fortaleza está en ruinas y apenas merece la pena otra cosa que las vistas de la ciudad.
También me gustó mucho el edificio de la Liga Albanesa de Prizren, es la típica casa otomana y hoy día museo.
A las 5 y algo empezó a llover de mala manera (había hecho amago antes pero por suerte nos respetó y dejó ver todo bien) así que nos fuimos a un bar al lado del hotel que tenía cervezas artesanales kosovares (somos degustadores y "beerhunters") a echar la tarde, que total a las 6 ya era de noche. Ya no dejó de llover así que en el hotel tan ricamente.
Al día siguiente fuimos al monasterio de Gracanica (una monada, sobre todo por fuera me gustó mucho) por la autopista a Prístina, pero una vez bordeas la capital y sales a la carretera, el trayecto de pocos kilómetros es eterno por la cantidad de tráfico que hay (y obras).
De allí, a la capital. Hicimos el check-in en el Hotel Real (también recomendable, muy buena situación y aparcamiento propio) y a comer deprisa que anochece pronto.
Prístina es más fea que pegar a un padre, pero tiene puntos interesantes. La Biblioteca Nacional desde luego no deja indiferente a nadie y eso ya es un logro, es bonita en su fealdad. Al lado, la inconclusa catedral ortodoxa levantada casi de tapadillo pero que nadie se atreve a tocar, cuanto menos algo te remueve.
Dimos una vuelta por el barrio turco, siempre interesantes por su ambiente, y luego por la calle peatonal llena de restaurantes aunque el día poco invitaba a estar en terrazas, menudo frío hacía. Lo que será eso en invierno...
Nos acercamos a ver la estatua de Bill Clinton y callejeamos un poco por esa zona y ya se nos hizo de noche.
Al día siguiente, fuimos a ver el Patriarcado de Pec. Allí enseñamos los pasaportes y el policía nos abrió la barrera para pasar con el coche hasta el aparcamiento.
Precioso sitio en medio de las montañas, con un nártex totalmente pintado de los más espectaculares que he visto. La iglesia también bonita. La pena es que no dejen hacer fotos por dentro, además de que estaban unas monjas limpiando (y vigilando).
No nos adentramos por los montes Rugova ya que no íbamos muy bien de tiempo y en esa zona nunca sabes lo que vas a tardar a los sitios, por muy cerca que estén.
De allí fuimos al Monasterio de Decani. Vigilado por las fuerzas de la KFOR italianas, ningún gps me reconocía la carretera de acceso y llegamos por la lógica mirando el mapa: esta calle se llama manastiri, pues será está toda para adelante
Allí sí que hay que dejar el pasaporte y te dan una tarjeta de visitante que al devolverla a la salida te dan el pasaporte.
Impresionante por dentro es poco. Si la arquitectura ya choca, pues no es el típico monasterio ortodoxo que uno acostumbra a ver, sino que parece una iglesia románica italiana, al entrar y ver esas pinturas te caes de culo. Mira que he visto ya unos cuantos muchos, pero junto a la Catedral de Kiev, han sido las pinturas que más me han impresionado y gustado.
Comimos en el mismo pueblo de Deçan, donde fuimos a ver una Kulla que han restaurado hace poco (qué ilusión me hizo ver mi primera kulla!) y rumbo a Djakove donde hicimos noche.
Paseo por el Old Bazaar, muy bonito, sin apenas gente por el frío y por ser sábado aún pronto para salir de bares, y desde luego cero turistas. Los únicos extranjeros que vimos fueron los observadores de la UE, ya que al día siguiente eran las elecciones.
Nos alojamos en el hotel Çarshia e Jupave, también con su aparcamiento, este subterráneo. Hotel precioso, una casa tradicional reconvertida, muy cuidado y acogedor.
Salimos a cenar y a tomar unos cóckteles en su animada zona de bares.
Al día siguiente nos fuimos ya a Albania, por la autopista A1 que une Tirana con Prístina, pasando de nuevo por Prizren porque no era plan de salir montaña a través...para salir del país, no hay frontera kosovar, se entra directamente en la albanesa...pero esto ya es otra historia que irá en el hilo de Albania
Comer en Kosovo es lo más barato que hemos visto nunca, ni la propia Serbia ni Uzbekistán. Unas pizzas tamaño familiar por 3€, la mediana 2€ y la pequeña 1€. A ver con qué cara llamas tú ahora al Telepizza...

Las hamburguesas 1,50€ y todo así. El problema es que casi todo lo que vimos era este tipo de comida, rápida, bien italiana o kebabs. En Prístina comimos en frente del hotel en uno de pollo, medio pollo con guarnición 3,50€... Encima acabábamos tan llenos que por las noches ni cenábamos; tomábamos en los hoteles las cervezas locales que íbamos comprando en los supermercados, con algo para picar y se acabó.
Sin embargo, los precios en los supermercados no son baratos precisamente, sino que son parecidos a los de aquí; y los cóckteles a 4€, que para los sueldos de allí ya es caro.
Las autopistas son gratis, y como todo en esa zona, un rompecabezas más. Me explico: hay señales de peajes pero están tachadas, y de hecho se llega a unas zonas más anchas donde deberían haber estado las cabinas. De igual modo, hay señales de áreas de servicio también tachadas y se ven lo que debería ser los accesos de entrada y salida, son caminos más anchos.
No he conseguido averiguar el motivo de todo ésto; no sé si es que se quedaron sin dinero para hacer los peajes y áreas, o que la gente puso el grito en el cielo al intentar hacerlas de pago y desistieron...el caso es que compraron y pusieron las señales antes de que existiera nada...como siempre, mi cabeza haciéndose mil preguntas y como siempre mi marido: déjalo, qué te digo siempre? sus razones tendrán y es mejor no volverse loco intentando descifrar sus motivos...
Claro que por otra parte esto me motiva mucho a viajar a este tipo de países donde uno no hace más que preguntarse el por qué de muchas cosas...aunque acabes con la cabeza como un bombo intentando buscar razones lógicas a algo que para ellos es completamente normal, pero a ti se te escapa.
No conducen excesivamente mal, al menos no van muy deprisa incluso por las autopistas; hemos visto cosas que te tienes que reír, aunque en el fondo son lógicas y si uno lo piensa haría lo mismo: en una típica vía de servicio de un polígono industrial, que es de dos carriles pero de una sola dirección, si quiero ir a algún sitio más arriba de donde estoy, tengo que salir y dar la vuelta a saber dios donde. Pues no. Cojo el carril derecho y voy en sentido contrario hasta el sitio que quiero, y los que vienen de frente ya se quitarán. Los coches se pasan al carril izquierdo y arreglado. Ni tan mal.
Por todo el país, pero especialmente en la zona ya más próxima a Albania, se ven montones de monumentos, memoriales y cementerios dedicados al UÇK (el ELK, grupo considerado terrorista), lo que nos puede chocar; pero claro, hasta las pasadas elecciones, el primer ministro fue uno de los fundadores de ese "ejército". Evidentemente, para los albaneses no es un grupo terrorista, sino el ejército que combatió al JNA y luego a los serbios.
Espero que tras el cambio de signo en las pasadas elecciones, el país pueda avanzar, ya que la cantidad de gente joven que hay se merece un futuro mejor.