Hola, recientemente hemos visitado Terceira, aprovechando una escala de algo más de 24h en la isla, cogida así aposta para poder hacer una visita rápida a la isla sin pagar un vuelo interislas adicional.
Antes que nada aclarar que éramos conscientes de que poco más de 1 día se iba a quedar escaso, pero nos apetecía simplemente conocerla y ver si nos gustaría visitarla más tranquilamente en el futuro.
Sobre el coche hablo aquí:
Alquiler de Coche en Azores
Sobre el alojamiento, nos quedamos en Casa de Santa Catarina, 50€ para 3 adultos (aunque había sitio para otros 2), reservada a través de booking con 11 meses de antelación. El alquiler es de la casa entera, bastante grande y con una pequeña zona de terraza en el jardín. Estaba bastante bien equipada, aunque tengo que decir que no le sacamos ningún partido porque llegamos literalmente para ducharnos y dormir. Los muebles son anticuados pero todo correcto y limpio, la única pega que las camas podrían haber sido más cómodas y el armario del baño que estaba lleno de humedades (por lo que vimos es un problema recurrente en las islas). Está a medio camino entre Praia da Vitoria y Porto Martins, con lo que el coche resulta imprescindible.
Tras aterrizar y recoger el coche lo primero que hicimos fue subir al Miradouro da Serra do Cume, uno de los puntos que teníamos marcados como imprescindibles en la isla y que sabíamos que podía ser más problemático porque era fácil encontrarlo cubierto de nubes. Habíamos leído que un buen truco era aprovechar para subir cuando se viesen desde lejos los molinos de viento, y así lo hicimos. Desde el mirador se tiene una bonita panorámica de la "manta de retalhos" con el azul del mar de fondo, una de las vistas más icónicas de la isla y que efectivamente gracias al truco de los molinos pudimos ver completamente despejada.
Una vez asegurada la visita al mirador decidimos ir a Angra para visitar la capital y de paso desayunar (que no lo habíamos hecho, al salir de Ponta Delgada en el vuelo de las 7 de la mañana). Elegimos Athanasio, una de las pastelerías más recomendadas (junto con O Forno) para probar las queijadas de Dona Amélia, el dulce típico de la isla. Tengo que decir que no nos entusiasmaron, ya que tienen un fuerte sabor a canela y no es una especia que nos guste demasiado (pero esto es muy personal y no quiere decir que no estuvieran bien elaboradas).
Pasamos las siguientes horas visitando los sitios más representativos de la ciudad: catedral, Jardín Duque de Terceira (desde el que subimos al monumento en memoria a D. Pedro IV), Convento de São Francisco, Praça Velha y Paços del Concelho, Igreja da Misericórdia y un paseo por la Marina, Fortaleza de São João Baptista y el Miradouro do Pico das Cruzinhas.
Una vez visitada la capital comemos algo rápido sobre la marcha y paramos en el Miradouro da Serra da Ribeirinha de camino hacia el interior de la isla. Allí tenemos pendiente la que sin duda es la visita estrella de la isla, el Algar do Carvao, una antigua chimenea volcánica totalmente tapizada de vegetación. Tiene unos horarios bastante limitados (en verano todos los días de 14:00 a 18:00) y el precio es de 8€ (12€ la entrada combinada para el Algar + la Gruta do Natal). El interior de la cueva es fresco y húmedo (no deja de gotear agua), con lo que es recomendable llevar algo de abrigo (sudadera, chubasquero) y calzado adecuado (suelo mojado).
Para acceder a la cueva hay que recorrer pasillos inclinados y varios tramos de escaleras, no es nada agotador pero sí algo a tener en cuenta para quien tenga problemas de movilidad, carritos de bebé (imposible, mejor mochila), muletas, etc. Para quienes tengan claustrofobia, yo la tengo y en ningún momento tuve problema, el lugar es muy amplio y no resulta agobiante, hay espacio más que de sobra en los pasillos y en las escaleras y la cueva en sí es enorme.
Tengo que decir que a pesar de que había bastante más gente de la que nos hubiera gustado, el lugar es impresionante, de los más bonitos y peculiares en los que he estado en mi vida. Mirar hacia arriba y verte sumergida en ese cilindro cubierto de musgo, helechos y otras plantas mientras el agua te gotea en la cara es toda una experiencia, más sabiendo que en realidad estás dentro de un volcán. Además, si miras hacia arriba desde el ángulo correcto, parece un gran ojo verde que te observa.
Para mí este sitio por sí solo hizo que mereciera la pena la visita a Terceira. Es algo único.
Desde aquí la siguiente visita fue la Gruta do Natal, a escasos minutos del Algar, con el mismo horario y precio que este, y que permite comprar entrada combinada con el Algar si se van a visitar ambos (comprad la combinada en el primero que visitéis). Yo aquí tras ver las fotos decidí que no iba a entrar porque me daba la sensación de que con mi claustrofobia no me iba a sentir cómoda y tampoco me parecía que fuera algo tan espectacular como para intentar hacer el esfuerzo y pasar un mal rato. Mi marido y
@Milo88 sí entraron y al salir me confirmaron que efectivamente yo lo hubiese pasado mal, ya que había algunos pasadizos bastante estrechos y con el techo bajo, donde había que andar agachado.
Entre el Algar do Carvao y la Gruta do Natal se encuentra otro de los puntos más visitados de la isla, las Furnas do Enxofre. No las visitamos en este momento por un lado porque estaba lloviendo, y por otro porque ya teníamos pensado visitarlas a la mañana siguiente antes de coger el vuelo, ya que recomiendan visitarlas a primera hora de la mañana para apreciarlas mejor por el contraste térmico.
Junto a la Gruta empieza uno de los senderos más populares de la isla (junto con Passagem das Bestas), el de Mistérios Negros. Son 5km de recorrido, está catalogado como difícil y el tiempo estimado es de 2h30m.
Aquí tenéis la información oficial sobre el sendero. Esta ruta era la que habíamos decidido hacer si nos daba tiempo y el clima acompañaba, pero no fue el caso (lluvia y algo de niebla), así que tuvimos que descartarlo.
La siguiente parada fue la Lagoa das Patas y resultó ser una agradable sorpresa. Es una bonita laguna llena de patos y pollos que vienen corriendo en cuanto te ven para que les eches de comer
La laguna es de color verdoso, rodeada de árboles, con mesas de picnic y bancos para disfrutar de ella. Pero lo mejor es el pequeño bosque que tiene al lado, con árboles de tronco rojizo cubiertos de musgo verde brillante que también tapiza el suelo. Es un lugar precioso, parece sacado de un cuento.
Desde aquí salimos hacia la costa norte de la isla, donde paramos en las piscinas naturales de Biscoitos. Aunque en el centro de la isla había lluvia y niebla, aquí encontramos un sol espléndido (en los días siguientes podríamos comprobar que esto era algo bastante habitual en las islas, al concentrarse las nubes en las zonas altas centrales).
Continuamos recorriendo la costa, disfrutando de las vistas y parando en algunos de sus miradores, en dirección ya hacia Praia da Vitoria, donde subimos primero al Miradouro do Facho y luego bajamos a la ciudad a dar un paseo y tomar una cervecita.
Al acercarse el atardecer vimos que se veían los molinos de viento y decidimos subir de nuevo al Miradouro da Serra do Cume para disfrutar desde allí la puesta de sol. Por la mañana habíamos encontrado el mirador vacío, pero ahora en cambio sí que había más gente allí, otras 4 ó 5 personas. La luz era completamente distinta, en mi opinión al menos gana mucho.
Tras esto bajamos a cenar a Praia da Vitoria y de ahí directos al alojamiento, donde llegamos pasadas las 10 de la noche. Un día largo, si tenemos en cuenta que nos habíamos levantado a las 5 de la mañana para coger un vuelo a las 7 en Ponta Delgada.
A la mañana siguiente a madrugar de nuevo. Nuestro vuelo a Flores salía a las 11:35 y antes queríamos aprovechar para visitar las furnas, que nos habían quedado pendientes del día anterior. Cuando llegamos allí a eso de las 8 de la mañana no había nadie en el aparcamiento y pudimos hacer el recorrido en solitario. No puedo comparar con otras horas del día, pero sí es cierto que a primera hora de la mañana se apreciaba muy bien el vapor saliendo de las fumarolas. Eso sí, teniendo en cuenta que los 3 hemos estado en Yellowstone... Pues eso, tampoco pasó de ser una curiosidad, no nos resultó especialmente llamativo.
Desde allí zumbando al aeropuerto, devolver el coche y facturación y embarque, que Flores nos espera!
Como conclusión puedo decir que me alegro de haber hecho esta visita exprés a Terceira... Y de haberlo hecho así y no dedicándole una visita más completa. Sé que esto es algo muy personal y que va en gustos y preferencias, pero no fue una isla que nos enamorase, y creo que las horas que pasamos en ella nos sirvieron para llevarnos lo más único y especial: el Algar, el Miradouro de la Serra do Cume y (para mi sorpresa) el bosque junto a la Lagoa das Patas. Poder hacer Mistérios Negros ya hubiese sido el broche final, pero tampoco peno por ello. Me alegro de haberla conocido y me doy por satisfecha con lo vivido, así que al menos a día de hoy no entra en mis planes repetir Terceira cuando vuelva a Azores.