Inundaciones en el norte de Vietnam ✈️ Foro Sudeste Asiático ✈️ p02 ✈️

Es sorprendentemente alarmante la instrumentalización mediática que ha hecho el Ministerio de Asuntos Exteriores y la Embajada Española en Vietnam de los hechos que acontecieron como consecuencia de la tormenta tropical registrada en el norte del país y que, -acabo de saberlo-, fue bautizada como Kammuri.
Yo estaba allí. Yo lo viví. Desde el primer momento me puse en contacto con la embajada que, a partir de entonces, se limitó a telefonear de tanto en tanto para tranquilizar los ánimos de unos cuantos. No obstante, debo anunciaros con pesar que ni hubo evacuaciones, ni gestiones para averiguar el estado de otros muchos españoles confinados en Sapa o Lao Cai.
Tras el cese de la tormenta, corrió la noticia lanzada por diversas agencias de viaje de que finalmente podríamos regresar a Hanoi en tren desde Lao Cai, la madrugada del lunes al martes 12 de agosto.
A partir de las ocho de la mañana aproximadamente, permanecimos parados durante horas en una zona aislada, encerrados en los vagones, sin cobertura telefónica ni recibir información alguna de lo que sucedía. Me sentí impotente al observar cómo la tripulación del tren disfrutaba de un copioso y sabroso menú en el vagón-restaurante, mientras acrecentaba la angustia de una madre por no poder alimentar a sus dos hijas de entre 3 y 7 años al no quedar provisiones. Al final, unos cuantos avisamos a campesinos que merodeaban por la zona de nuestra voluntad de comprar alimentos. Afortunadamente, corrió la voz entre los vecinos y pronto nos encontramos con una surtida oferta ante las pocas ventanas que podían abrirse.
Alrededor de las 16h, y después de que unos pasajeros emprendieran una feroz discusión con el personal, logramos avanzar un par de kilómetros, hasta una zona con cobertura telefónica. Allí empezamos a comunicarnos con las embajadas. La española recibió mi llamada con mucha amabilidad pero, mi indignación se disparó cuando me confirmaron su sorpresa ante la situación que les describía: desconocían que hubiésemos estado parados y por supuesto el hacinamiento al que nos habían sometido. “Pero, si la carretera está bien”, afirmaban. ¡Increíble!... Minutos después me informaban de los hechos que habían averiguado: una nueva inundación a unos 140 km de Hanoi impedía el avance del tren. Debíamos esperar, según creían, una hora más que, en realidad acabaron en más de siete… y añadían que la embajadora personalmente “había pedido disculpas y un cambio de actitud” al Ministerio de Transportes vietnamita por “el trato dispensado”.
Sin embargo, a esas alturas, las disculpas eran claramente insuficientes e insté, por tanto, al Cónsul, César Espada, que, en colaboración con otras embajadas, nos evacuaran de la zona en autocares o camiones. Se negó alegando el mal estado de las carreteras, -las mismas que apenas diez minutos antes aseguraban que estaban en perfectas condiciones-. Ante su pusilanimidad o pasividad por gestionar la situación y su clara incapacidad por prever las posibles consecuencias del que claramente era un estado de emergencia, le di varias indicaciones y argumentos irrefutables, además de reclamarle que averiguara el número de pasajeros españoles que viajábamos que, sin duda, éramos el grupo mayoritario. Finalmente, le mencioné que no quería presenciar nuevamente cómo un dirigente de otro país liberaba a ciudadanos españoles ante la inmovilidad de los responsables políticos de España. Lo pilló. ¡Por supuesto que lo pilló!
Una hora más tarde y por petición de la embajada, una voluntarias catalanas hicieron recuento del número de compatriotas. El cónsul siguió llamando puntualmente cada hora para informar del avance de las obras de rehabilitación de las vías anegadas. Y, a la vista de lo que he leído, está claro que además el Ministerio de Asuntos Exteriores, la embajada o ambos empezaron a poner en marcha la maquinaria mediática enviando notas de prensa… Quizás para bloquear filtraciones de terceros, quizás para contrarrestar la indiferencia e incapacidad manifiesta… ¿Quién sabe?
Emprendimos la marcha alrededor de las 11:20 pm, después de más de quince horas retenidos. Al llegar a Hanoi a la mañana siguiente nos cruzamos con una delegación de la embajada australiana que había ido a recibir a sus compatriotas. Ni rastro de los responsables y/o representantes del Gobierno de España en Vietnam, tal vez demasiado absortos en los medios de comunicación.
No hubo evacuaciones, salvo las emprendidas por algunas agencias de viaje privadas. No vimos dotaciones extraordinarias del ejército “salvador” ni en el tren ni a lo largo del recorrido; ni tan siquiera interés del gobierno español por averiguar el número de españoles afectados por las tormentas ni las condiciones en las que se encontraban, contrariamente a lo publicado en la prensa.
Perdonad todo el rollo que os expongo pero, es inadmisible tanta manipulación.
Besos

Gracias por tu relato

Cinco días después de mi última pregunta en este tema, hice el viaje en un vagón que se veía bastante nuevo con la tranquilidad de saber que no se esperaban lluvias fuertes para ese fin de semana.

La noche de ida nos costó conciliar el sueño ya que empezaron a aparecer cucarachas de debajo de los colchones y cuando levantábamos el colchón para echarlas rápidamente se escondían por las rendijas.

Al llegar a Lao Cai le explicamos a la agencia lo que había ocurrido y en el trayecto de vuelta nos dijeron que el tren de la noche del Viernes al Sábado era el que se había inundado por el agua y que desde entonces habían aparecido estas pequeñas cucarachas.

Por suerte el trayecto de regreso pudimos descansar más.

En cuanto a las carreteras, Sapa estava bien, como si no hubiera pasado nada, pero la carretera a Bac ha estaba arreglándose y con algunos tramos con desprendimientos (eso sí, la mayor parte de la carretera era de tierra y las partes asfaltadas eran las mínimas).

Pese a estos pequeños inconvenientes pudimos disfrutar de la belleza de la zona sabiendo que habíamos tenido más suerte que por ejemplo, nuestros compañeros Patricida y Africanmagic. Saludos a los dos porque lo duro que lo debisteis pasar no es para desearselo a nadie.