Archivo 05/09/2014 - EGIPTO: SITUACIÓN POLÍTICA Y SEGURIDAD ✈️ p00 ✈️

Acabo de regresar de un viaje a Egipto de una semana, pasando por El Cairo, Guiza, Abu Simbel y crucero desde Asuan a Luxor. Yo también dudé en su momento, pero ahora os puedo decir que Egipto es seguro para los turistas. El viaje ha sido fascinante y además, debido a la falta de turistas, he tenido visitas privadas o casi privadas. No todos los días, por ejemplo, se puede estar solo dentro del gran corredor de la pirámide de Keops o caminar sin agobios por la sala hipóstila de Karnak. Eso sí, la falta de turistas ha disparado el precio de las entradas, sobre todo en sitios populares como Keops o la tumba de Tutankhamon, pero se pueden también no comprar.

Es cierto que en Egipto hay una confrontación entre dos sectores de la sociedad que a la larga pinta muy mal, y que ofrece por televisión escenas terribles, pero eso al turista no le afecta para nada. El egipcio acoge bien al turista, es más, lo necesita angustiosamente. Hay que entender que este país depende muchísimo del turismo, y en el Alto Egipto es prácticamente su única fuente de ingresos. No hay peligro alguno, salvo que uno se meta de noche en Ciudad Nasser o en Plaza Tahrir cuando haya disturbios. El Cairo es muy grande, así que no coincides si no quieres coincidir. De día he podido visitar el Museo Egipcio sin problemas ni agobios; la fila de tanquetas militares no da precisamente buen rollo, pero tampoco lo dan las lecheras de los antidisturbios en Madrid. Incluso me perdí de noche en el Mercado de Al-Khalili y tampoco pasó nada, salvo el impacto visual de millones de personas en la calle festejando el Ramadán.

Es cierto que hay una molestia, la de los vendedores que constantemente asaltan para vender algo, reclamarte que entres en su tienda, enseñarte algo a cambio de una "bakshi" u ofrecerte taxi, faluca, camello o calesa. Pueden ser muy irritantes, y obedecen a una tradición secular que tardará mucho en superarse porque la educación es pobrísima. Pero el afortunado turista que viaja a Egipto también tiene que entender una cosa: hay pobreza, hay miseria, hay hambre. Pagan justos por pecadores: el ratero (que los hay) da mala fama a todos los que no lo son. Una niña en Kom Ombo que vendía pulseritas nos dijo que le diéramos cualquier cosa para comer, que tenía hambre: nunca olvidaré el agradecimiento de la pequeña cuando le dimos dos naranjas que llevábamos en la mochila. En las pirámides de Guiza hay que tener mucho cuidado con los sinvergüenzas que te piden "ticket, ticket", porque lo que quieren es quedárselos hasta que les compres algo o les sueltes propina. Pero también es cierto que rechazamos muy indiferentes a uno que ofrecía un viaje a caballo, y sólo por la tarde me enteré, por el guía, de que nos estaba ofreciendo un precio baratísimo que no quería para él, sino sólo para pagar la comida del caballo. No hay trabajo, y si cualquiera de nosotros cobrara diez euros al mes en caso de tenerlo a ver si no íbamos a pedir propina hasta a las piedras.

Mientras tanto, es cierto que hay mucho cabreo en la calle. Hay parte de la población, sobre todo en El Cairo, que apoya a los militares porque "con Mubarak se vivía mejor" (es decir, había turismo) y consideran que Morsi lo hizo fatal, que sólo favorecía a los suyos y que los tanques son los salvadores de la patria. Por otro lado, hablas con los contrarios y dicen, con toda razón, que la democracia es el poder de las urnas, no de los militares, y que no se puede pacificar Egipto disparando contra los manifestantes o cerrando sus canales de comunicación. He aprendido bastante hablando con los guías y tratando a los egipcios, pero en ningún momento he visto salafistas persiguiendo pantalones cortos. La mayoría de los egipcios sólo quiere trabajo y una vida en paz. El problema es de sus condenados políticos y de unos militares que , como siempre, le cogen rápido el gusto a la dictadura.

El comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores desaconsejando la visita a Egipto tiene su razón de ser: es un descargo de responsabilidades, un lavado de manos, vaya. Podéis hacerle caso, pero, después de todas las mentiras que habitualmente nos suelta el gobierno, no veo razón para suponerle ahora toda la verdad.

Así que mi consejo es ir a Egipto mientras la cosa siga como está. Hay mucha suciedad y un tráfico caótico y anárquico, pero veréis maravillas y estaréis a vuestras anchas. Salvo si conocéis El Cairo y sabéis regatear y tratar a los egipcios, no os recomiendo ir ahora por libre (sólo en plan taxi). Es cierto que las agencias incluyen poco en los paquetes y luego fríen a visitas opcionales muy caras, así que lo mejor para principiantes es contratar el paquete básico con la agencia y luego tratar de buscarse un buen guía que hable español. En el Alto Egipto a veces vale la pena moverse con la agencia para visitas como la del Valle de los Reyes, porque Luxor y Karnak están a un paseíto del barco. Si el guía es bueno, aprendes mucho con sus explicaciones. Para Abu Simbel podéis pagar los noventa y pico euros de la agencia o intentar contratar el viaje en algún hotel de Asuan (con paciencia y mucha cara porque hay poca gente y todos se conocen), pero mucho ojo: en la caravana de Abu Simbel sólo pueden ir guías con licencia, nada de taxis o particulares.

Un consejo de oro: preguntad y fijad el precio muy muy claro antes de contratar nada, y especificad si es en libras egipcias o euros, ya que hay muchos listos que engañan de esa manera, hablando deprisa y diciendo "no problem". No aceptéis ningún suplemento o extra sin fijar el precio antes. Igual que hay guías con muy buena reputación, hay otros que prometen abaratar el precio de una excursión cara (como la famosa de Abu Simbel) y luego, con mil excusas, intentan timarte. Lo mejor es llevarlo todo apalabrado desde España, con agencia, por libre o mezclando. Hay quien prefiere pagar más y viajar tranquilo; a otros les va más la aventura.

Suerte a los que hayáis decidido viajar y a disfrutar Egipto. En todos los lugares hay riesgos pero con prudencia, conocimiento y ganas de disfrutar del arte creo que el viaje puede ser inolvidable.