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El desayuno del hotel se sirve desde las 7.00h hasta las 10.30h y como hemos de coger fuerzas lo aprovechamos. La previsión meteorología del día nos daba lluvia a partir de las 18.00h por lo que no había que perder mucho tiempo.
Salimos del hotel y pasamos de nuevo por delante del "Pata Negra" y tomamos el Prinsengracht hacia el Oeste para pasar por la Amstelkerk. Una antigua iglesia calvinista de madera que vale la pena echarle un vistazo.
Seguimos subiendo hacia el centro por el Reguliersgracht hasta la Rembrandtplein donde está el conjunto escultórico de la Ronda de Noche a los pies de la escultura del autor de ese enorme lienzo, Rembrandt. Es la estatua más antigua de la ciudad al aire libre.
Desde allí llegamos a la Muntplein, plaza donde está la Munttoren, plaza donde se encuentran el rio Amstel y el canal Singel y que fue originariament parte de una de las puertas de la muralla medieval de la ciudad. La parte más antigua data de la década de 1480 y ha sido ampliada y reformada por causa de incendios.
Desde aquí se accede al Bloemenmarkt (mercado de las flores) que está abierto diariamente desde las 9.00h a 17.00h.Los puestos del mercado se encuentran situados en barcazas atracadas a lo largo del canal Singel
Después de pasear entre bulbos a la derecha y quesos a la izquierda y siguiendo por la ribera del canal y pasando por delante de la Oude Lutherse Kerk (iglesia luterana) llegamos a la plaza Spui. En uno de los lados de la plaza y como si de la entrada de una casa más está una de las entradas a uno de los rincones más bonitos de la ciudad: el Begijnhof.
Este recinto se trata de un conjunto de elegantes casas fundado allá por el 1346 para albergar a una comunidad de mujeres católicas laica que se dedicaban a la caridad y el cuidado de los enfermos. En este recinto destacan: una casa con su fachada de madera (una de las dos únicas que quedan en Amsterdam) y la primera iglesia católica clandestina de la ciudad.
Al salir del recinto nos dedicamos a pasear por la Kalverstraat, una calle muy comercial, hasta llegar a la Plaza Dam
Esta plaza es el núcleo inicial de la ciudad. En ella se alza el Monumento Nacional, un obelisco de más de 20 metros dedicado a los soldados holandeses caídos en la II Guerra Mundial. Al otro lado de la plaza está el Koninklijk Paleis (o Palacio Real) que se trata de un palacio de estilo neoclásico construido entre 1648 y 1655. Además también está la Nieuwe Kerk (o iglesia nueva). Abierta desde las 10.00h a 17.00h (la entrada cuesta 7,5€, los adultos)
En uno de los extremos de la plaza está la tienda de souvenirs que tiene como reclamo un zueco amarillo enorme para hacerte unas fotos metido en él. Luego recorrimos la calle comercial que he comentado antes en sentido inverso hasta la altura del Amsterdam Museum.
Aquí, en su cafetería, comimos bastante aceptablemente y a buen precio. Después de reponer fuerzas salimos al canal Singel para ir hacia el Norte hasta la altura de Raadhuisstraat desde la que se ve la estatua de Atlas en la parte posterior del Palacio Real
Siguiendo por esa calle se llega a la Westerkerk, en la que su carillón hace sonar 48 campanas con diferentes melodías . Justo a su lado está la casa de Anne Frank.
Llegamos a más de las 16.00h y la cola era bastaaaante larga, pero como el horario en verano se alarga hasta las 22.00h decidimos intentar entrar guardando cola durante un tiempo no muy exagerado. A las 16.50h comprábamos las entradas, eso sí después de mojarnos con una lluvia impertinente que apareció intermitentemente. El precio de la entrada es de 9€ los adultos y 4,50€ los jóvenes de 10 a 17 años. Se ha dicho mucho de la casa y de lo que representa. Yo sólo os diré que a mis hijas les gustó y se hicieron preguntas sobre los hechos de esa época. El recorrido está bien montado aunque carezca de audioguía. Aquí estuvimos casi 2 horas, por lo que a la salida empezamos el recorrido hacia el hotel.
De nuevo una buena caminata: primero por la ribera del Prinsengtracht hasta la altura de la Leidsestraat para desmbocar en la Leidseplein donde encontramos el ajedrez gigante y vivimos su animación.
Desde aquí y cruzando el Singel llegamos a la calle del hotel por la que pasamos por el Rijksmuseum. Ahora aprovechamos para cruzar el hall de entrada para ir a dar con las famosas letras I amsterdam. Imposible sacar las letras en una foto sin alguien desconocido, pero bueno una atracción más.
Desde allí ya hasta el hotel y durante el camino empezó a llover, esta vez, fuertemente; por lo que hicimos lo mismo que el día anterior: comprar en un supermercado y cenar en la habitación del hotel y a descansar hasta mañana.
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