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1. Recogida del coche y vignette
Durante la preparación del viaje, y como queríamos ver el campo de concentración de Mauthausen, que pilla a desmano de Bratislava, nos planteamos la posibilidad de coger un coche de alquiler para cuatro días y devolverlo en Budapest. Con Europcar era posible devolverlo muy cerca del hotel que teníamos reservado en Budapest, de modo que el viaje a Viena también lo hicimos en coche.
Coche de alquiler / Vignette austriaca
Para circular por las autovias europeas de muchos países te exigen una especie de peaje que se paga comprando una pegatina llamada “vignette”. La eslovaca venia pegada en el coche de alquiler, ellos la proveían, pero la austriaca la tuvimos que comprar en una gasolinera justo saliendo de Bratislava. Un consejo para los que hagáis este trayecto en coche: parad en la primera gasolinera que veáis para comprar la vignette, porque Bratislava esta a un tiro de piedra de la frontera y te plantas en Austria sin enterarte, aparte de que del lado austriaco hay poquísimas gasolineras hasta que estas cerca de Viena, y la vignette debe ir pegada en el parabrisas desde que se entra en el país. Pedirla es sencilla, le dices a la señora de la gasolinera: vignette Austria, y ella te da directamente la de 10 días, que es la mínima que hay. Están acostumbrados o sea que no hay que preocuparse. Con el tema de Hungría es otra historia, os la contaré más adelante.
2. Viena. Oficina de turismo e itinerario
Viena es una ciudad extremadamente cara. Por ejemplo, el parking en Opernring, que está en pleno centro, costaba 4€ hora, os podéis imaginar...
En la oficina de turismo nos dieron un recorrido para visitar las cosas mas mas representativas en un día. Básicamente ves la catedral de San Esteban y la Haas Haus, la casa de Mozart, la plaza de Graben, con su Pestsäule o columna de la peste y la Iglesia de San Pedro.
Catedral de San Esteban / Casa de Mozart
Luego te diriges hasta Michaelertor que da paso al monumental palacio de Hofburg, y bajo el arco de entrada se encuentra el museo de Sissi.
De allí nos dirigimos hacia el monumento museo que llaman Secession pasando por la plaza de Maria Teresa con los grandes museos a los lados.
Museo de Sissi / Prater
Tras salir de allí interrumpimos nuestra panorámica para visitar la fiesta de la cerveza, que se celebraba en esos días en el Prater, un enorme parque al otro lado del río, en el que hay un pintoresco parque de atracciones con una noria antigua pero funcional.
La fiesta de la cerveza nos pareció algo sosa (no siendo la primera que visitamos), pero claro, es que era el segundo o tercer año que se celebraba, con lo que supusimos que no era demasiado “tradicional”. Aprovechamos para comer en un buffet a la salida del Prater; Balcanhaus. Nada del otro mundo pero por 7 € podías comer todo lo que quisieras.
Retomamos nuestra panorámica para visitar la iglesia de San Carlos Borromeo en Resselpark, sencillamente espectacular. Saliendo del parque en busca de la Musikverein nos topamos con la estátua de Bramhs.
Continuando todo recto por la misma avenida se llega, primero a la Wiener Konzet Haus, enfrente de la cual hay un monumento de Beethoven, y luego a Stadpark, donde se puede contemplar la estatua dorada de Strauss y el reloj de Unsere Gärten.
Iglesia de San Carlos Borromeo / Estatua de Mozart
De allí nos dirigimos de nuevo hacia la parte de la catedral para visitar el conservatorio (Haus der Music) y la plaza albertina con el monumento contra la guerra y el fascismo.
Justo allí, un poquito mas adelante de la oficina de turismo, en la calle Tegetthoffstrasse nº7, se encuentra una pequeña tienda de bombones llamada Anzinger (http://www.bonbons-anzinger.at/). Aprovechamos para comprar algunos de los famosos chocolates vieneses y algunos recuerdos, que por cierto, estaban mas baratitos aquí que en las tiendas de souvenirs de la zona de la catedral. Una de las dependientas hablaba español y nos atendieron maravillosamente bien.
Para terminar la guinda, la estátua de Mozart en Burggarten y la Ópera.
Definitivamente para visitar Viena hace falta mucho más tiempo, pero en esta ocasión no podía ser.
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