Vuelta a madrugar. Este viaje es de machaque, jejeje. Somos 5 mujeres conociendo Estambul, riéndonos, hablando muy fuerte y caminando mucho mucho. Queremos descubrir lo máximo posible de esta grandiosa ciudad. Tras desayunar abundantemente (así aguantamos más hasta la hora de la comida), cruzamos la calle y bordeamos la Universidad de Estambul dirección a la Mezquita Suleyman el Magnífico. En estas calles vamos conociendo el ambiente menos turístico, hay muchas casas de madera (que nos chocan bastante).
Llegamos a la zona de las escuelas coránicas que dan entrada al recinto de la Mezquita, pero para nuestra desilusión estaba en reformas y no se podía pasar, bueno, en realidad nos digeron que sí se podía, pero sólo se veían un par de arcos. Asi que ya teníamos una excusa para volver a Estambul . Os dejo una foto de las escuelas coránicas.
Consultamos el mapa y nos dirigimos para ver el acueducto de Valento. Es un acueducto más pequeñín que el de Segovia, pero es bonito de visitar. Está junto a un parque muy grande y como todos los de Estambul muy bien cuidado (como anécdota, decir que en los parques hay aparatos para hacer gimnasia y son muy divertidos).
Otra vez a consultar el mapa, ya dirección a nuestro hotel (más que nada, porque allí hay una parada del tranvía), pues nuestro siguiente destino será el Bazar de las Especias. Caminamos desde el acueducto por una gran avenida muy europeizada y nos chocan mucho los cementerios que dan a la calle y más todavía los cementerios en los que al lado hay mesas para tomar té
Sin saber muy bien cómo, llegamos directos a nuestro hotel (por mucho mapa que uno lleve, la ciudad es algo laberíntica).
Volvemos a coger el tranvía hasta la parada del Bazar de las Especias, tengo que decir que el tranvía de Estambul no tiene pérdida, es económico, cómodo y está muy bien señalizado. Además, si os fijais, sobre las puertas del tranvía hay un mapa indicativo de las paradas y a su vez, los monumentos destacables en estas paradas.
Cuando paramos en la plaza justo frente al Bazar de las Especias, llena de palomas, ya estás al lado del Puente Galata, el Bósforo y la otra orilla. Nos centramos en la zona del bazar. Primero visitamos la Mezquita Nueva (preciosa). La entrada al Bazar Egipcio (o Bazar de las Especias) es muy bonita, la edificación en sí mes gustó mucho.
Una vez dentro del Bazar empieza el bullicio, los puestos de especias, de joyería, de artesanía. Tengo hacer mención muy especial al puesto nº46 (DEVELI BAHARAT), este puesto es fácil de reconocer porque tiene un tablón súper grande con postales de toda España. Uno de los chicos habla perfecto castellano (que eso no es algo tan excepcional, porque encontramos muchos turcos que también lo hablaban), lo excepcional era que cuando le digimos que éramos de Murcia, pues empezó a decir expresiones murcianas (de la misma huerta) y también nos salió haciendo chistes con lo de "la niña de Rajoy", en fin, que el chico era un crack y compramos bastantes tes y dulces árabes (buenísimos). No nos salió nada caro y nos reímos un montón.
Cuando salimos del Bazar, visitamos el mercado que hay juto a éste, que es de animales, plantas. Es muy curioso y encontramos algo que nos chocó bastante, eran cubos llenos de sanguijuelas (los bichitos que chupan la sangre y que antiguamente se utilizaban para "presuntamente" bajar la tensión alta), pues allí se siguen vendiendo para este fin. Comimos en un restaurante cerca del Bazar (era también un restaurante de turcos, nunca de turista, que si no, te cobran más caro por el mismo tipo de comida). Este restaurante tenía 4 pisos y unas escaleritas estrechas. Comimos pizza turca y kebap.
Después de comer y descansar un poquito, nos dispusimos a cruzar el puente Galata (utilizamos el tranvía, porque así íbamos más rápido, es sólo una parada, pero también se puede cruzar caminando y así ver a los pescadores del puente). Una vez en la otra orilla del Cuerno de Oro iniciamos la ascensión de las empinadas escaleras que llevan a la torre Galata (está indicado con pequeños cartelitos). Subir a esta torre (se sube en ascensor) es una experiencia muy bonita, además que la torre en sí es preciosa, las vistas desde lo alto son impresionantes, se ven todas las mezquitas, el Topkapi, el cuerno de oro, el Bósforo. Nos tomamos un cafelito disfrutando de las vistas y de los dulces que habíamos comprado en le Bazar de las Especias.
Cuando bajamos de la torre, descendimos por las mismas escaleras por las que habíamos subido y llegamos al sitio donde nos había dejado el tranvía, frente al Tünel (es el tercer metro más antiguo del mundo y el más corto con tan sólo 570 m de distancia) que nos llevaba a la avenida Istiklâl. Justo al salir del Tünel espera un tranvía que te lleva por toda la avenida (es muy divertido) y te deja justo en la plaza Taksim, donde se encuentra el monumento a Atatürk.
La avenida Istiklâl está llena de tiendas, cafeterías, restaurantes, franquicias de moda. Nosotras entramos en una tienda de ropa (que ahora no recuerdo), y compramos camisetas, blusas, todo a muy buen precio. La tienda era tipo Zara. Cuando salimos de laa tienda ya era la hora de la cena. Esta cena iba a ser la "cena del pescado". Hay muchas calles trasversales a esta avenida con restaurantes especializados en pescado (también hay muchos puestos de pescado fresco). El ambiente era muy agradable. Escogimos uno, de los muchos que había y aunque fueron bastante lentos en servirnos, cenamos bien (pero vamos, tampoco para tirar cohetes!!!jejeje).
Al salir del restaurante ya era bien tarde (sobre las 22h). Recorrimos la avenida hacia la puerta del Tünel (donde habíamos cogido el tranvía) y como el Tünel ya estaba cerrado, había muchos taxis dispuestos a llevarnos. Nos metimos las 5 a presión en uno de ellos (lo de a presión era literal, mi madre delante, mi tía, mi prima y yo detrás y mi otra tía encima de nosotras tres echada). Nos cobraron al cambio unos 4 euros hasta el Hotel y disfrutamos de la iluminación nocturna de Estambul.
Acababa otro día completito para "las Alonso"
Llegamos a la zona de las escuelas coránicas que dan entrada al recinto de la Mezquita, pero para nuestra desilusión estaba en reformas y no se podía pasar, bueno, en realidad nos digeron que sí se podía, pero sólo se veían un par de arcos. Asi que ya teníamos una excusa para volver a Estambul . Os dejo una foto de las escuelas coránicas.
Consultamos el mapa y nos dirigimos para ver el acueducto de Valento. Es un acueducto más pequeñín que el de Segovia, pero es bonito de visitar. Está junto a un parque muy grande y como todos los de Estambul muy bien cuidado (como anécdota, decir que en los parques hay aparatos para hacer gimnasia y son muy divertidos).
Otra vez a consultar el mapa, ya dirección a nuestro hotel (más que nada, porque allí hay una parada del tranvía), pues nuestro siguiente destino será el Bazar de las Especias. Caminamos desde el acueducto por una gran avenida muy europeizada y nos chocan mucho los cementerios que dan a la calle y más todavía los cementerios en los que al lado hay mesas para tomar té
Sin saber muy bien cómo, llegamos directos a nuestro hotel (por mucho mapa que uno lleve, la ciudad es algo laberíntica).
Volvemos a coger el tranvía hasta la parada del Bazar de las Especias, tengo que decir que el tranvía de Estambul no tiene pérdida, es económico, cómodo y está muy bien señalizado. Además, si os fijais, sobre las puertas del tranvía hay un mapa indicativo de las paradas y a su vez, los monumentos destacables en estas paradas.
Cuando paramos en la plaza justo frente al Bazar de las Especias, llena de palomas, ya estás al lado del Puente Galata, el Bósforo y la otra orilla. Nos centramos en la zona del bazar. Primero visitamos la Mezquita Nueva (preciosa). La entrada al Bazar Egipcio (o Bazar de las Especias) es muy bonita, la edificación en sí mes gustó mucho.
Una vez dentro del Bazar empieza el bullicio, los puestos de especias, de joyería, de artesanía. Tengo hacer mención muy especial al puesto nº46 (DEVELI BAHARAT), este puesto es fácil de reconocer porque tiene un tablón súper grande con postales de toda España. Uno de los chicos habla perfecto castellano (que eso no es algo tan excepcional, porque encontramos muchos turcos que también lo hablaban), lo excepcional era que cuando le digimos que éramos de Murcia, pues empezó a decir expresiones murcianas (de la misma huerta) y también nos salió haciendo chistes con lo de "la niña de Rajoy", en fin, que el chico era un crack y compramos bastantes tes y dulces árabes (buenísimos). No nos salió nada caro y nos reímos un montón.
Cuando salimos del Bazar, visitamos el mercado que hay juto a éste, que es de animales, plantas. Es muy curioso y encontramos algo que nos chocó bastante, eran cubos llenos de sanguijuelas (los bichitos que chupan la sangre y que antiguamente se utilizaban para "presuntamente" bajar la tensión alta), pues allí se siguen vendiendo para este fin. Comimos en un restaurante cerca del Bazar (era también un restaurante de turcos, nunca de turista, que si no, te cobran más caro por el mismo tipo de comida). Este restaurante tenía 4 pisos y unas escaleritas estrechas. Comimos pizza turca y kebap.
Después de comer y descansar un poquito, nos dispusimos a cruzar el puente Galata (utilizamos el tranvía, porque así íbamos más rápido, es sólo una parada, pero también se puede cruzar caminando y así ver a los pescadores del puente). Una vez en la otra orilla del Cuerno de Oro iniciamos la ascensión de las empinadas escaleras que llevan a la torre Galata (está indicado con pequeños cartelitos). Subir a esta torre (se sube en ascensor) es una experiencia muy bonita, además que la torre en sí es preciosa, las vistas desde lo alto son impresionantes, se ven todas las mezquitas, el Topkapi, el cuerno de oro, el Bósforo. Nos tomamos un cafelito disfrutando de las vistas y de los dulces que habíamos comprado en le Bazar de las Especias.
Cuando bajamos de la torre, descendimos por las mismas escaleras por las que habíamos subido y llegamos al sitio donde nos había dejado el tranvía, frente al Tünel (es el tercer metro más antiguo del mundo y el más corto con tan sólo 570 m de distancia) que nos llevaba a la avenida Istiklâl. Justo al salir del Tünel espera un tranvía que te lleva por toda la avenida (es muy divertido) y te deja justo en la plaza Taksim, donde se encuentra el monumento a Atatürk.
La avenida Istiklâl está llena de tiendas, cafeterías, restaurantes, franquicias de moda. Nosotras entramos en una tienda de ropa (que ahora no recuerdo), y compramos camisetas, blusas, todo a muy buen precio. La tienda era tipo Zara. Cuando salimos de laa tienda ya era la hora de la cena. Esta cena iba a ser la "cena del pescado". Hay muchas calles trasversales a esta avenida con restaurantes especializados en pescado (también hay muchos puestos de pescado fresco). El ambiente era muy agradable. Escogimos uno, de los muchos que había y aunque fueron bastante lentos en servirnos, cenamos bien (pero vamos, tampoco para tirar cohetes!!!jejeje).
Al salir del restaurante ya era bien tarde (sobre las 22h). Recorrimos la avenida hacia la puerta del Tünel (donde habíamos cogido el tranvía) y como el Tünel ya estaba cerrado, había muchos taxis dispuestos a llevarnos. Nos metimos las 5 a presión en uno de ellos (lo de a presión era literal, mi madre delante, mi tía, mi prima y yo detrás y mi otra tía encima de nosotras tres echada). Nos cobraron al cambio unos 4 euros hasta el Hotel y disfrutamos de la iluminación nocturna de Estambul.
Acababa otro día completito para "las Alonso"