MIÉRCOLES 1 DE FEBRERO 2017
Nuestra estancia en el All Star Music se estaba acabando. Ese era nuestro último día completo allí y, aunque aún nos quedaban más días de viaje, sentíamos pena porque esa etapa se estuviese acabando.
Además, a partir de hoy tocaba empezar a repetir parques y, a pesar del planning inicial, decidimos ir yendo donde nos apeteciese según el momento. Para empezar, teníamos medio claro que no íbamos a repetir Animal Kingdom, y Hollywood Studios tampoco tenía muchas papeletas.
Magic Kingdom sí que lo teníamos claro y, aunque era el principal descarte cuando organizamos el viaje, Epcot teníamos que volver a verlo por Paula.
Nos levantamos a las 05:15, aunque esta vez dormimos más o menos bien. Poco a poco íbamos adaptándono spor fin al hoario americano, pero una pena que fuese ya casi al final.
Montamos nuestro típico desayuno en la habitación y, con el estómago lleno salimos en dirección a Magic Kingdom en uno de los autobuses del hotel. Eran las 09:15 cuando estábamos cruzando la puerta de entrada.
A las 09:30 estábamos saludando a Mickey vestido de mago haciendo uso de un FP+.
Algunos truquitos
Al salir de allí, cruzamos el castillo y giramos hacia la derecha para dirigirnos hacia la atracción de Dumbo. Asun y Carlos se quedaron fuera esperando mientras Paula y yo subíamos, PEro para nuestra sorpresa, en la cola nos encontramos con algo que no nos esperábamos. Se trata de una zona infantil de juegos para pasar el rato en lugar de estar haciendo cola. Te dar un cacharrito que se enciende y vibra para avisarte de que ya puedes pasar a la cola porque la espera es pequeña. Como ese día no había casi nadie esperando, no nos dieron nada a nosotros y Paula pasó un rato muy divertido jugando allí.
Bienvenidos al circo
Como estamos, mejor no majarse mucho
Diversión asegurada
A ella le había encantado esta atracción en París, y aquí no fue menos. La siguiente parada era para Tomorrowland Speedway, otra de las favoritas de Paula en París pero que de no haber sido por un FP+, seguramente hubiésemos tenido muchas dudas sobre si subir o no, ya que el tiempo de espera superaba la hora. Paula estaba encantadísima en su salsa y la verdad es que casi todo el tiempo fue conduciendo ela y lo hizo bastante bien. Me sorprendió gratamente.
Abróchense los cinturones
Como Paula tenía ganas de enseñarle a su madre la zona de juegos de Dumbo para que la conociese. La idea era no decirle nada para que se sorprendiese como nosotros, pero la peque es incapaz de guardar un secreto. Lleva en cotilleo en la sangre
Aprovechando que estaba por ahí cerca, nos acercamos hasta las tazas locas
Creo que me voy a marear
Como teníamos muchas ganas de ver el desfile de las 15:00 y sabíamos que si salíamos fuera a comer iba a ser imposible, pensamos que sería mejor buscar alguna opción de comida rápida por el parque.+ y el sitio elegido fue el Pecos Bill Tall Tale Inn & Café, un mexicano en Frontierland. Para esa hora, Paula ya había caído rendida e iba dormida en el carrito. Solo comimos unos nachos y una ensalada Southwest, pero no podemos decir que nos entusiasmase. No sé por qué, tenía un buen recuerdo de ese sitio, pero no nos llenó mucho.
La próxima probaremos otra cosa
Como ya eran más de las dos de la tarde, fuimos dando un paseo hacia la puerta del castillo para intentar coger un sitio medio decente para ver el desfile.
Aunque ya había algunos por ahí sentados, no tuvimos problemas en ubicarnos en una buena zona. El único “problema” fue que a nuestro lado se puso una familia de unas 8 personas que tenían muy poquita educación. No tenían ningún interés en seguir las indicaciones de los Cast Members y todo eran quejas y malas palabras sobre todo lo que iba pasando. Tuvieron que pedirles por favor unas 10 veces que respetaran las líneas que había en el suelo y que no las traspasasen, hasta que, con una chica de acento brasileño y que se veía muy jovencita, le dijeron textualmente “a mi me lo dices en español”. La pobre chica hizo lo que pudo, pero más o menos consiguió salir del paso.
A nuestra niña le faltaba babear mientras veía pasar por delante a todos sus personajes favoritos. Cuando pasó la última carroza con Mickey y Minnie, la fuimos siguiendo hasta la entrada del parque y regresamos al hotel.
A puntito
A sus pies
Suelta la melena
The show must go on
Al entrar, aproveché para preguntar en recepción por el tema de los paquetes ya que, teóricamente por lo menos uno se recibiría al día siguiente y quería saber si era posible ir a recogerlo aunque no estubiésemos alojados, y si lo tendrían allí en recepción o nos iba a tocar esperar. En ese caso, seguramente no volveríamos a por ellos a menos de que nos sobrase mucho tiempo.
Sorprendentemente, el chico de recepción me confirmó que todo lo que estábamos esperando ya había llegado y que nos lo repartirían tan pronto como fuese posible. Aunque nos seguía pareciendo una faena, por lo menos le íbamos a poder dar su sorpresa a Paula.
Otra de las cosas que teníamos preparada para aquella última tarde en el hotel era en el salón recreativo. Para jugar a las máquinas, hay que pasar una tarjeta que se puede ir recargando tantas veces como se desee y que, básicamante, viene a sustituir el dinero en efectivo (más o menos lógico). El caso es que unos días atrás, habíamos cogido del suelo una de esas tarjetas simplemente para hacerle una foto, pero cual fue nuestra sorpresa al comprobar que en ella quedaban aún 720 puntos, el equivalente a más de 10 dólares, así que decidimos que la disfrutase Paula el último día.
¡Sorpresa!
Para recrearse
Soy más feliz así
Tardamos muy poco en darnos cuenta de que ella era más feliz girando los volantes y apretando todos los botones que siguiendo el juego así que se la regalamos a una familia que había ayudado a Asun con el funcionamiento de una de las máquinas y se quedaron encantados. No pararon de darnos las gracias hasta que se marcharon.
Al salir de allí fuimos a recepción a pagar la cuenta. La habitación ya nos la habían cobrado de la tarjeta de la reserva, pero faltaban aún todas las compras y comidas que habíamos ido cargando a la cuenta del hotel.
Cuando regresamos a la habitación, tocaba el turno de preparar el equipaje ya que al día siguiente cambiábamos de hotel, pero lo fuimos haciendo con calma.
Como había dormido una buena siesta, Paula aguantó despierta un poco más de lo habitual en ella durante ese viaje y aún no se había dormido cuando llamaron a nuestra puerta a las 21:30 para entregarnos nuestros ansiados paquetes. ¡Por fin!
Más vale tarde...
Como nuestra salida era al día siguiente, esa noche nos dejaron colgada de la puerta una factura con todos los extras que quedaban pendientes. Como ya lo habíamos pagado, la nuestra estaba a cero.
Esta la pago yo
Nuestro último día completo en el All Star Music Resort acababa con 7.3km caminados