Nos levantamos a eso de las 9h, fuera llueve muy fuerte de nuevo.
Hoy dedicaremos la mañana a visitar el Parque Natural del Señorío de Bertiz; tiene un nombre un poco rococó, pero es que resulta que el parque era propiedad de el tal Bertiz, que se transimitió de forma hereditaria generación tras generación, hasta que uno de los herederos donó la propiedad a Navarra, y así se transformó en parque natural.
Además de ser un parque natural, cuenta con un jardin botánico y diversos edificios monumentales.
Llegamos allí a las 11:30h aprox.
Hay un centro de atención al visitante, aseos, tienda, parking, zona de picnic..., vamos, todo tipo de servicios.
Al acudir con mascota, la entrada al jardín nos está prohibida y solo podemos ir al parque natural, que no es de pago (lo anterior citado sí).
Así que nada, mapa en mano, decidimos seguir la ruta llamada Iturburua, de 6,5km, con un desnivel de 180m, pasando por el manantial del suspiro.
Hoy dedicaremos la mañana a visitar el Parque Natural del Señorío de Bertiz; tiene un nombre un poco rococó, pero es que resulta que el parque era propiedad de el tal Bertiz, que se transimitió de forma hereditaria generación tras generación, hasta que uno de los herederos donó la propiedad a Navarra, y así se transformó en parque natural.
Además de ser un parque natural, cuenta con un jardin botánico y diversos edificios monumentales.
Llegamos allí a las 11:30h aprox.
Hay un centro de atención al visitante, aseos, tienda, parking, zona de picnic..., vamos, todo tipo de servicios.
Al acudir con mascota, la entrada al jardín nos está prohibida y solo podemos ir al parque natural, que no es de pago (lo anterior citado sí).
Así que nada, mapa en mano, decidimos seguir la ruta llamada Iturburua, de 6,5km, con un desnivel de 180m, pasando por el manantial del suspiro.
En el bosque encontramos hayas, robles, castaños, fresnos... La verdad que el trayecto es muy agradable, hay un par de cuestas pronunciadas pero el resto de camino es bastante ameno.
Si es verdad que al regreso, si no quieres descorrer camino, se vuelve al punto de inicio por una pista medio asfaltada que no tiene demasiada gracia y se nos hace un poco pesado ese último tramo y la perra lo pasa mal por los pedruscos que hay en el camino, así que quizás recomendamos lo que hace mucha gente, que es volver por donde has venido, ya que esa parte del itinerario no tiene demasiada gracia y son bien bien 3km.
Si es verdad que al regreso, si no quieres descorrer camino, se vuelve al punto de inicio por una pista medio asfaltada que no tiene demasiada gracia y se nos hace un poco pesado ese último tramo y la perra lo pasa mal por los pedruscos que hay en el camino, así que quizás recomendamos lo que hace mucha gente, que es volver por donde has venido, ya que esa parte del itinerario no tiene demasiada gracia y son bien bien 3km.
Descartamos el sendero más largo (16km) por falta de tiempo (y ganas) y además, la chica que nos da el mapa nos dice que lo más interesante se incluye en la ruta que elegimos y ya nos podemos hacer una idea.
Hay muy poca gente, se agradece, y la lluvia nos respeta gran parte del recorrido y no hace especial calor ni frío.
Nos reencontramos con los “hombre árbol” que habitan en esta zona de Navarra, ¡cómo me gustan!
Hay muy poca gente, se agradece, y la lluvia nos respeta gran parte del recorrido y no hace especial calor ni frío.
Nos reencontramos con los “hombre árbol” que habitan en esta zona de Navarra, ¡cómo me gustan!
Pasamos por diversos riachuelos y el omnipresente río Baztán.
Finalmente, llegamos al parking a las 14:15h, hemos estado andando unas 2h y 30min.
Tras el paseito volvemos a casa a comer, hoy haremos los huevos que nos regaló Isabel, y unos garbanzos con acelgas del huerto. Lujo máximo.
Tras descansar obligatoriamente tras el festival, nos plantamos a las 18h aprox en Elizondo. La idea es descubrirlo algo más; intentamos hacer la ruta del Guardián Invisible sin pagar... ubicamos fácilmente la casa de la tía Engrasi, en la misma calle del río, la calle Braulio Iriarte, concretamente el nº 38.
Actualmente hace función de alojamiento rural.
También damos con la piedra de la plaza de los fueros, que la protagonista toca con esmero cada vez que pasa por ahí. Muy pequeñita por cierto.
Pese a que lo buscamos y rebuscamos, no conseguimos dar con el obrador Salazar, que debería estar al lado del Bar Trinkete, que también aparece en las novelas.
Aprovechando la coyuntura, nos tomamos un par de zuritos en una terraza que hay en una calle con unos soportales majísimos por si llueve.
Hay mucha gente joven y algo de ambiente, se agradece.
También damos con la pastelería Malkorra, donde venden dulces típicos de la zona como el chocolate con avellanas y los famosos Txantxigorris a raíz de la triología. Curioso comentar que es un dulce que se comía antaño pero que actualmente no se consumía tanto, pero a raíz de basar parte de la trama de las novelas en estos dulces, han vuelto a aparecer en los aparadores.
No lo puedo probar ya que lleva manteca de cerdo, pero ahí estan.
Tras el paseo por Elizondo, se nos pone a llover de lo lindo, así que decidimos dejar a la Sofi en casa un rato y cenar hoy a cubierto.
No parece estar muy en desacuerdo, está super cansada y nos mira con cara de “haced haced, yo me quedo aquí roncando...” .
Salimos de nuevo para Elizondo y tras buscar lugar, acabamos en el restaurante Eskisaroi, en pleno centro.
Cenamos menú del día; borrajas para mi, macarrones para él, arroz con verduras para mi, salmón para él, postres y vino donostiarra, 24 euros. Nada destacable, pero cenamos.
Tras la cena, volvemos para casa que estamos cansados. Mañana más. A ver si el tiempo se comporta....
Finalmente, llegamos al parking a las 14:15h, hemos estado andando unas 2h y 30min.
Tras el paseito volvemos a casa a comer, hoy haremos los huevos que nos regaló Isabel, y unos garbanzos con acelgas del huerto. Lujo máximo.
Tras descansar obligatoriamente tras el festival, nos plantamos a las 18h aprox en Elizondo. La idea es descubrirlo algo más; intentamos hacer la ruta del Guardián Invisible sin pagar... ubicamos fácilmente la casa de la tía Engrasi, en la misma calle del río, la calle Braulio Iriarte, concretamente el nº 38.
Actualmente hace función de alojamiento rural.
También damos con la piedra de la plaza de los fueros, que la protagonista toca con esmero cada vez que pasa por ahí. Muy pequeñita por cierto.
Pese a que lo buscamos y rebuscamos, no conseguimos dar con el obrador Salazar, que debería estar al lado del Bar Trinkete, que también aparece en las novelas.
Aprovechando la coyuntura, nos tomamos un par de zuritos en una terraza que hay en una calle con unos soportales majísimos por si llueve.
Hay mucha gente joven y algo de ambiente, se agradece.
También damos con la pastelería Malkorra, donde venden dulces típicos de la zona como el chocolate con avellanas y los famosos Txantxigorris a raíz de la triología. Curioso comentar que es un dulce que se comía antaño pero que actualmente no se consumía tanto, pero a raíz de basar parte de la trama de las novelas en estos dulces, han vuelto a aparecer en los aparadores.
No lo puedo probar ya que lleva manteca de cerdo, pero ahí estan.
Tras el paseo por Elizondo, se nos pone a llover de lo lindo, así que decidimos dejar a la Sofi en casa un rato y cenar hoy a cubierto.
No parece estar muy en desacuerdo, está super cansada y nos mira con cara de “haced haced, yo me quedo aquí roncando...” .
Salimos de nuevo para Elizondo y tras buscar lugar, acabamos en el restaurante Eskisaroi, en pleno centro.
Cenamos menú del día; borrajas para mi, macarrones para él, arroz con verduras para mi, salmón para él, postres y vino donostiarra, 24 euros. Nada destacable, pero cenamos.
Tras la cena, volvemos para casa que estamos cansados. Mañana más. A ver si el tiempo se comporta....