DIA 2. ORCHHA-KHAJURAHO ✏️ Diarios de Viajes de India

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Afortunadamente, ese botón (todavía) no existe.

El tren llega puntual a su hora a Jhansi. Son las 4 y pico de la mañana, es noche cerrada y la estación está a tope de gente, como si fueran las 4 de la tarde: Hay gente durmiendo, gente esperando, gente comprado cosas para comer,... y por supuesto, una legión de conductores de rickshaw esperándonos.
Nuestro próximo destino es Orchha, a unos 15-20 kilómetros de allí, así que negociamos la tarifa hasta que me canso de regatear y aceptamos pagar 150 rupias. Hace buena temperatura, pero en cuanto el vehículo comienza a coger velocidad (es un decir) pega un fresquete matinal que nos despierta del todo. Son aproximadamente las 5 de la mañana cuando llegamos a Orchha, un pueblo del que yo había leído que era pequeño... pero es que realmente son sólo dos calles.

La única actividad en esos momentos parece emanar de un templo situado en el centro del pueblo, de donde salen cánticos, música,...; nos acercamos a echar un vistazo pero como no hay casi luz sólo distinguimos bultos, así que decidimos esperar a que amanezca para ver las cosas mas claras, y nos sentamos en una especie de banco de piedra a esperar la luz del día. Ante nuestros ojos va pasando el amanecer de todo el pueblo: gente que sale a lavarse, a hacer sus necesidades, a lavar al niño, a ordeñar la vaca, procesiones de gente que se dirigen al templo en la oscuridad... todos nos saludan amablemente. Una vaca no tiene mejor sitio para mear que en los zapatos de mi madre, así que nos levantamos de nuestro cómodo asiento.

Desayunamos en la cafetería del hotel Shees Mahal, que se encuentra en un ala del palacio Jehangir Mahal, en una gran sala con un aire a novela decimonónica que a mi madre le encanta. Con las primeras luces del día nos dedicamos a patearnos Orchha y descubrimos un pueblo bastante agradable.
El templo del pueblo parece tener bastante reclamo entre las gentes del lugar y atrae a cientos de personas que se acercan a él de las maneras mas variopintas (no faltan los que llegan vete tú a saber desde donde arrastrándose o de rodillas, supongo que a modo de penitencia) entonando cánticos. Las cercanías del templo son un hervidero de gente (y de animales, ¡cómo no!) donde abundan puestos que venden una especie de pastelitos que no veo a nadie comer, luego entiendo que serán ofrendas para algún goloso dios.

A pesar de su reducido tamaño, Orchha cuenta con varios palacios abandonados que se visitan con una única entrada que se adquiere en la “oficina de tickets” (un señor que se sienta con una silla a venderlos).
Si no recuerdo mal, 250 rupias, mas el suplemento por cámara, tan habitual en la India. Nosotros visitamos el Jehangir Mahal, un laberíntico palacio de varias plantas, el adyacente Raj Mahal, y algún otro que no recuerdo el nombre, así como algunos templos del pueblo.

*** Imagen borrada de Tinypic ***
Interior y exterior del Jehangir Mahal

En la zona sur existe un río desde donde, tras atravesar un maltrecho puente de hormigón, se puede observar una bonita imágen de unos vistosos cenotafios, que luego visitaremos “in situ”. Hay que decir también que esta zona donde el río casi puede vadearse es utilizada por los lugareños como letrina, así que cuidado con donde pisas que la idílica ribera está minada. Del mismo modo, se puede pasear por los alrededores del pueblo en un ambiente bastante agradable.

*** Imagen borrada de Tinypic ***
Bonita vista de los cenotafios

Orchha nos deja un buen sabor de boca después del caos de Delhi, un buen lugar donde observar con bastante tranquilidad el día a día de la India, y donde los turistas se pueden contar casi con los dedos de una mano.
Nuestro siguiente destino es Khajuraho, y la única manera de recorrer los 150 kilómetros que nos separan de allí es por carretera. Descartamos la opción del autobús y preferimos un cómodo taxi que, aunque caro, nos permitirá alcanzar nuestro destino en 4 horitas de nada a la escalofriante media de unos 40 km/hora. Los motivos de semejante velocidad son el lamentable estado de las carreteras y la caótica manera de conducir de los indios. Los trayectos por carretera me decepcionan un poco: quizás por mi ignorancia yo esperaba un paisaje más atractivo, mas variado,... pero es una continua llanura de campos de cultivo, sin apenas arbolado, y las poblaciones que van apareciendo no tienen nada de especial, así que el viaje se hace algo aburrido.

A media tarde llegamos a la puerta de nuestro hotel en Khajuraho, el Hotel Surya, donde nos acomodamos en una amplia y limpia habitación con balconcito a agradable jardín por 750 rupias. Precio un pelín alto, pero bueno, a mi madre le agrada alojarse en sitios agradables. Ya vendrán sitios peores.
Como pronto anochecerá posponemos cualquier visita para el día siguiente y nos dedicamos a descansar, cenar y retirarnos a nuestros aposentos.

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