Salimos del baptisterio y volvemos a la habitación, es la ventaja de tenerla al lado, desayunamos que aún no lo habíamos hecho.
Tras desayunar nos disponemos a subir al campanile, para ello no hay cola ninguna, según se llega se sube. En este caso son un total de 414 peldaños, es una subida más dura en parte porque hay tramos más largos, por suerte entre la entrada y la cubierta hay 3 plataformas intermedias qué sirven de descanso y además ofrecen vistas. Siempre ventanas con malla metálica para evitar caída de objetos.
Al llegar arriba se accede al pasillo perimetral de la cubierta, desde la que se ve de nuevo toda la ciudad y en primer plano la cúpula de la catedral, un poco más alta. De la misma manera está totalmente bordeada por un enrejado.
A la vuelta se baja por el mismo sitio, te cruzas tanto subiendo cómo bajando con los demás, caben dos justos pegándose bien a las paredes, no hay el menor problema.
Las vistas son semejantes a las de la cúpula aunque estás ligeramente más abajo, y ahora en vez de tener en frente el campanile tienes la cúpula de la catedral.
Las vistas son semejantes a las de la cúpula aunque estás ligeramente más abajo, y ahora en vez de tener en frente el campanile tienes la cúpula de la catedral.