Hoy vamos hacia Gyeongju. El trayecto hasta Gyeongju son 4 horas, así que el plan es visitar dos puntos interesantes antes de llegar: el templo de Haeinsa y la aldea de Yangdong. Había mirado un teleférico que sube a una montaña y hacer una rutilla de senderismo, pero al final lo hemos descartado porque lo del teleférico no termino de ver claro cómo funciona, necesitaríamos un taxi y tampoco consigo confirmar si sería factible. Así que cambiamos el teleférico por la aldea de Yangdong, que seguramente sea algo más distintivo que trekking.
Nos hemos levantado con las calles heladas. Hemos desayunado en la habitación tranquilamente y hemos arrancado. El camino hasta el templo de Haeinsa son dos horas. El tráfico es aceptable y se hace incluso cómodo. Lo bueno que tienen es que el navegador del coche funciona perfecto, y aquí en Corea, cuando hay salidas de autovía, le ponen una línea continua de color por el medio del carril para que la vayas siguiendo. Si son dos salidas que se bifurcan, una salida es rosa y la otra verde, y tú solo tienes que seguir el color que te dice el GPS. Lo que ya es otro misterio es el sistema de peajes. Tienen lo del Hi-Pass, que es como lo de España, que te detecta el coche y pasas sin parar, pero sin dinero en el Hi-Pass, como nos pasa a nosotros, no tengo ni idea de cómo se paga. Al final lo que estamos haciendo es pararnos en la salida que tiene una barrera, intento pagar de forma infructuosa y termina saliendo una coreana a cobrarme desde un edificio que está al lado. No veo otro modo, porque a veces nos han pedido un ticket que no tenemos, y otras veces a la hora de pagar no me acepta ninguna de las tarjetas que llevo, incluida la Revolut. Un misterio.
Llegando al templo de Haeinsa, la carretera pasa a ser de montaña con unas vistas muy chulas. Aquí empezamos a ver los primeros pueblos coreanos. Hasta ahora solo habíamos visto núcleos poblacionales llenísimos de rascacielos, como Benidorms por todas partes. Aquí, por fin, hemos visto lo que son oficialmente pueblos. El templo se encuentra en el parque nacional de Gayasan. Se paga al entrar al parque y dentro se encuentra el templo y muchas rutas de senderismo. Aquí podíamos haber echado fácil un par de días. Aparcamos el coche tras pasar por varios minitemplos y estatuas, y nos reciben 3 grados de temperatura con un sol muy rico. Al templo se llega andando por senderos interpretativos. Hay una calma total. Llegamos al templo con el sonido de un tambor. Entramos y un monje está tocando un tambor gigante para dar paso a otro monje que se ha puesto a tocar la campana gigante. Seguidamente han empezado a salir monjes de un templo en procesión y se han metido todos en la zona residencial. Imagino que hemos llegado justo cuando estaban anunciando el final de la oración. Pasado el festival de estímulos budistas, recorremos el templo ya tranquilos. Tiene un primer patio con su tambor, campana y laberinto de meditación; otro segundo patio con la zona residencial; y la parte alta con los templos de oración.
El templo fue construido en el siglo IX pero lo lo que hace este templo famoso es que es donde se guardan unos textos sagrados llamados Tripitaka Coreana: son 80.000 tablillas de madera del siglo XIII que se guardaron aquí, resistiendo toda guerra e invasión. Las tienen guardadas en una especie de biblioteca en la parte alta del templo. Son como 4 templetes alargados donde están todas clasificadas y con ventilación, además de varios sistemas tecnológicos que no termino de entender y que imagino sirven para monitorear las tablillas.
De la biblioteca nos hemos tomado un té en la cafetería del templo. Qué casualidades de la vida que en la cafetería del templo tienen una librería para leer con vistas al templo. Nada más sentarnos veo que hay un manga al lado, empiezo a ojearlo y resulta que es el manga en el que se inspira la serie que justo estamos viendo ahora: Navillera, una serie muy bonita de un hombre mayor que quiere aprender ballet. No tenía ni idea de que se inspiraba en un manga coreano hasta que justo he empezado a ver escenas idénticas del manga que salen en la serie.
Tras tomar el té hemos vuelto siguiendo el río, pasando por otros templos menores a orillas del río. Imagino que, al ser lunes y época baja, ayuda a que no haya ni un alma en ningún lado. Pero viendo la dimensión del aparcamiento, esto debe ser muy popular. Al final hemos echado 3 horas en el templo.
Del templo nos hemos dirigido a la aldea tradicional de Yangdong. Por el camino hemos pasado por una tienda de 24 horas para pillar algo de comer, y nuevamente el jaleo de los peajes. Hasta Yangdong son 1:40, y se encuentra al lado de Gyeongju. Yangdong resulta ser una aldea tradicional coreana que aún se conserva con población local. Actualmente solo quedan dos así en Corea: Yangdong y Hahoe. La aldea está sacada de un cuento. Está enclavada en las faldas de una montaña junto a un río. Está conformada por casas bajas, muchas con techos de paja y otras con techos tradicionales Hanok. En la parte baja están el colegio y la zona de huertas. Es una aldea construida en el siglo XV y que actualmente tiene como 600 casas. Es mucho más grande de lo que me imaginaba. Hemos llegado para las 15:00 y la hemos estado recorriendo hasta el atardecer. Muy bonita la aldea. Se va recorriendo desde la parte alta hasta la baja, pasando por casas que son más icónicas. Se ve gente viviendo en ellas e incluso un hombrecillo ha salido orgulloso a enseñarnos su casa. Su inglés era justito, pero la expresión de orgullo es internacional. Las casas tienen casi todas su huertecito y su zona de vasijas donde maceran el kimchi. Hay una escuela de primaria, una escuela confucianista, templos, etc. Todo ello con el atardecer, los pajaritos y solo un grupo del Imserso coreano de 8 abuelitos, con el que nos hemos cruzado un par de veces. Hemos dado un paseo de un par de horitas muy agradable.
De la aldea hemos llegado en 20 minutos a Gyeongju, ya anocheciendo. Tenemos el alojamiento cerca de los famosos túmulos. Hemos dejado las cosas y nos hemos ido a cenar a un sitio que había leído que era local y tradicional, "Hongsi Hanjungsik". Se encuentra a unos 20 minutos andando, fuera de la parte turística. Si no llega a ser porque había leído que es muy auténtico y porque Corea es segura, en ningún otro país nos meteríamos por esas calles de noche. Al menos en América y, viendo el callejón donde está el restaurante, tampoco en Europa.
El restaurante está chulo porque hay una zona enorme donde hay mesas bajas y uno come sentado en el suelo. Tiene dos tipos de menú, uno con 5 entrantes y el otro con 7. Hemos pedido el menú de 7 entrantes y de beber Makgeolli. A los 15 minutos de pedir ha empezado a venir la chica con una cantidad de platos que había un momento que ya nos entraba la risa. Bulgogi, sopa de champiñones, de soja, de pimientos, lenguado, caballa, cazón, ensalada de abulón, pastel de pimientos, pastel de arroz, ensalada de wasabi con cerdo, ensalada de cerdo con soja, kimchi, nueces garrapiñadas, etc. Una barbaridad de comida. El sitio chulísimo y por 35 euros me parece tirado de precio. Un éxito. Hemos terminado como pelotas, tomando el postre justo cuando entraba una familia con una niña pequeña que nos miraba como extraterrestres y se comunicaba con nosotros diciendo Pikachu y partiéndose de risa.
Con la barriga llena hemos vuelto para el centro. Hemos dado una vueltecilla, pero no hay casi ambiente. Lo tienen todo muy bonito iluminado, pero ni un alma. Una calle principal con algo más de gente, fotomatones, tiendas varias, pero la gran mayoría cerradas. Hemos andado por los alrededores del parque de los túmulos. Imagino que la parte más turística será más para abajo, pero lo dejamos para mañana.
Al final, con la tontería, se nos ha hecho tarde y terminamos cayendo fundidos.