Hemos despertado con todos los tejados nevados. Ayer ya nos acostamos nevando y debe haber estado cayendo un poquito toda la noche. Se ha quedado una capa finita que imagino que se irá con el sol, así que mientras aguante, a disfrutarla.
Hemos desayunado tranquilamente en el Airbnb y nos hemos ido para el centro histórico a visitar el palacio, que abre a las 9. En la calle no hay un alma y parece que estemos abriendo nosotros el palacio. El palacio es pequeñito, pero muy bonito. La nieve aguanta en los tejados y, junto a los colores otoñales, las hojas cayendo y el jaleo de los pájaros a primera hora de la mañana, se hace una visita muy bonita. Le falta un estanque para bordarlo. Saliendo del templo ha empezado a llegar ya algo de gente vestida de forma tradicional, pero sigue todo bastante desangelado. Yo creo que aquí la gente no es muy de madrugar porque la mayoría de los comercios abren en torno a las 10-11. Lo bonito es que las calles están llenas de hojas de otoño y los pocos niños que se ven salen locos con las hojas, y la gente loca con las fotos. El otoño le da un punto al escenario. Nos hemos metido en una cafetería bonita dentro de una casa tradicional a tomar un café y un té, y a recuperar un poco de calor. Mientras he visto que se puede hacer una miniruta hasta un templo por la montaña que hay al lado de Jeonju, no mucho desnivel y con varios puntos interesantes.
Aqui dejo el TRACK DE LA RUTA que hicimos.
Después del té hemos ido haciendo la ruta que empieza subiendo a un parque que hay sobre Jeonju desde el que se ve todo el Hanok, con algunos tejados aún aguantando la nieve. En el parque hay un templo con su correspondiente árbol otoñal, donde la gente posa de mil y una maneras y nosotros no íbamos a ser menos. Parece que sea atrezo de lo perfecto que está. Del parque se baja a lo que llaman "Mural Village", una zona de casas tradicionales en la ladera llena de murales que representan dibujos de manga y anime, así como cantantes y demás. Tiene un paseo bonito y, por momentos, me recuerda a la Comuna 13 de Medellín, pero en microscopico y sin musicote. Atravesando el pueblo llegamos a un pequeño templo budista y desde ahí se va subiendo montaña arriba por un castañar que sirve de cementerio. Es curioso porque la gente está enterrada según la tradición confucianista, independientemente de si son católicos o budistas. Se entierra bajo un montículo de tierra y algunos ponen una piedra con alguna frase bonita, alguna estatua o simplemente el montículo. El paseo por esta parte merece mucho la pena. Se alternan montículos funerarios con bosque y zonas de huerta con vistas a la ciudad de Jeonju. Arriba del todo se llega a un nuevo templo budista muy fotogénico y, finalmente, en la cima hay una cruz junto a una piedra que sirve en honor a un supuesto milagro acaecido ahí, que ha pasado a ser lugar de peregrinaje cristiano. Buena mezcla tienen aquí entre los budistas y los cristianos.
De la parte cristiana, la senda vuelve a Jeonju para ir andando junto al río hasta entrar de nuevo al Hanok. Se ha quedado una ruta muy chula que no tenía mirada, de dos horillas largas, mitad paseo mitad rutilla. El paseo por el río lleva hasta una escuela confucionista chulísima con varios árboles de ginkgo centenarios. Sin tener mucha idea de confucianismo, la escuela parece casi como los palacios que hemos visitado: casas tradicionales con patios preciosos. Hemos estado callejeando por el Hanok hasta llegar a un restaurante que tenía muy buena pinta, donde nos hemos comido un plato típico que consiste en carne cruda con sésamo, acompañado de gimbap y una sopa de costillas. Buenísimo.
Después de comer hemos echado el rato viendo a la gente pasear con los trajes típicos y nos hemos acercado al alojamiento a descansar un rato.
A la tarde hemos vuelto al centro, pasando por la plaza principal. En la plaza principal hay una pequeña manifestación contra el presidente por el autogolpe de estado y varios ancianos jugando a una especie de ajedrez que no termino de saber cuál es. Junto a los ancianos hay una carpa que sirve de memorial a los fallecidos en la estampida de Halloween en Itaewon en 2021. Bastante emotiva la carpa, con las fotos de todos los fallecidos.
Callejeando, nos hemos vuelto a meter en una cafetería. Esta vez es una casa tradicional y te sirven el té en unas mesas sentados en el suelo frente al jardín. Los jardines de los Hanok tienen la característica de amontonar un montón de vasijas en una esquina, que sirven de almacenaje de alimentos y que nosotros hemos bautizado como "Kimcheria", yo creo que muchas tienen más un fin decorativo. Sea como fuere, quedan preciosas.
De la cafetería hemos dado la quinta vuelta al Hanok y hemos tirado siguiendo el río para el mercado. El mercado ha sido un poco bajón. Imagino que al ser domingo cierra casi todo porque había ambiente cero. Aun así, nos hemos topado con un restaurante que parecía muy local y popular porque estaba hasta arriba, así que viendo que era la hora de cenar, ahí que nos hemos metido. Yo me olía que lo que ahí se comía era una especie de morcilla que llaman sundae. Solo tienen 3 cosas para pedir: sundae en sopa normal, en sopa picante o sundae a solas. Hemos pedido una sopa normal y otra picante. Lo que yo no me esperaba es que la sopa llevara tres trozos de sundae y mil trozos de tripas... Cuando lo he visto me he callado porque Belén, si se lo digo, no se lo come. Yo la he visto marear la sopa y, antes de que preguntara, le he dicho que era tocinillo. Ella se ha comido unos trozos y al rato ha dicho que le daba grimilla. Ha seguido comiendo la sopa mezclándola con arroz y morcilla, esquivando los trozos de tripa. Yo me he comido mi sopa, que al ser picante solo sabe a picante y un remanente de morcilla. Cuando hemos terminado y Belén se ha dado cuenta de que eran tripas, casi vomita la pobre. Menos mal que se ha coscado al final, que si no, ni se come la sopa. Yo me partía el culo viéndola comerse las tripas desde el principio con una cara de mosqueo importante.
Ya cenados y de noche hemos vuelto al centro y poquito más. Nos hemos pillado unos dulces para quitarnos el sabor a tripas y nos hemos metido en unos recreativos a echar un Bubble Bobble. Antes de dormir, la foto del día en el fotomatón y a descansar.
Se ha quedado un día chulo. Más relajado que en Jeju, pero bien bonito con su rutilla y todo. Jeonju merece la pena bastante.