Hoy hemos podido aprovechar el desayuno del alojamiento: tostadas, huevos, cereales y marchando. Viendo el mapa me doy cuenta de que Gyeongju no es como Jeonju, la verdad que no había leido mucho previamente. No es un pueblo Hanok por el que se anda, sino que es como un gran parque enorme, y el interés turístico es principalmente arqueológico y con templos que por la noche iluminan bonitos. Así que vamos a ver primero Gyeongju de día y luego de noche, aunque la parte nocturna, viendo las distancias, la vamos a hacer en coche.
La primera parada ha sido el Parque de los Túmulos, que tenemos al lado del alojamiento. Los túmulos son unas antiguas tumbas del reino de Silla en forma de montones de tierra enormes, al estilo de las pirámides, pero más toscos y pequeños. El parque, como todo en Corea, lo tienen al detalle. Árboles de membrillo, persimón y cerezo chino le dan el color con el fruto junto con los arces japoneses con hojas naranjas otoñales. Los túmulos están bonitos desde la fotogenia del entorno. Hay un túmulo que en su día excavaron y con el que se descubrió que dentro había una cámara funeraria con su ajuar. Luego lo reconstruyeron habilitando un acceso para que se pudiera visitar. Está interesante. A primera hora de la mañana está todo tranquilo y echamos el rato con los pájaros y con las fotos en el camino: muchos colirrojos y una abubilla con poco miedo que ha posado a placer.
Del parque de los túmulos hemos seguido andando hasta una especie de estructura arqueológica que se llama Observatorio Cheomseongdae. No termino de verle yo esa función, pero bueno, curioso. Hasta el Palacio Donggung y el Estanque Wolji se va andando constantemente por zona verde, gran parte de la cual está vallada y con trabajos de excavaciones arqueológicas. Es una buena pateada llegar hasta el palacio.
El palacio, lo suyo es visitarlo de noche, pero teniendo todo el día, pues nos hemos pegado el paseo. El sitio, de día, sin más: un estanque con cuatro templetes bonitos. A buen seguro que de noche gana mucho más. Por el día desluce un poco que todo está rodeado de excavación arqueológica y, aun siendo algo interesante, parece que estén en obras por todas partes. Al lado del templo hay un parque de lotos al que nos hemos acercado para descubrir que, en diciembre, el loto está más seco que la mojama y es un barrizal. Hemos vuelto andando por el río, por un paseo que hay por el bosque. El bosque está totalmente otoñal y el paseo termina en un puente llamado Puente Woljeong, precioso. Es un puento reconstruido en 2018 respetando el estilo antiguo, muy colorido y con mil florituras. De noche debe ser aún más bonito. Al lado del puente hay un pequeño barrio Hanok llamado Gyochon. Es pequeñito y todos los Hanok están dedicados a la restauración. Ahora, siendo temporada baja, todos los restaurantes están cerrados, por lo que el único ambiente que hemos podido ver era una pequeña escuela infantil paseando con la profesora.
Con la tontería llevamos toda la mañana andando, así que hemos buscado un sitio para comer y nos hemos metido en un chino-coreano para pedir dos platos que aún no habíamos probado: el jajangmyeon y el jjampong. El jajangmyeon es una especie de pasta con salsa de frijol negro, y el jjampong, una especie de ramen de marisco muy picante. Estaban los dos platos tremendos, muy buenos. Para comerte el jjampong te dan hasta un babero. Aquí se los comen sorbiendo y se lía una importante mientras sorbes e intentas comerte los fideos con los palillos. Lo malo de esto es que, aunque la comida esté muy buena, como te toque al lado alguien sorbiendo los fideos como si no hubiera mañana, se hace un poco surrealista y al no estar acostumbrados incluso incomodo. Al hombre que teníamos detrás, le estaba encantando el jjampong. El restaurante Hwangnam Jjamppong muy recomendable.
Después de la comida hemos estado andando por la calle comercial que hay junto al Parque de los Tumulos. Es una calle bonita con varias casitas tipo Hanok alrededor y mucho ambiente. Está llena de tiendas que venden mil cosas innecesarias pero tremendamente bonitas. En cuanto te descuidas te estás comprando un boli absurdo, un pasador de pelo hecho de crochet, una foto haciendo el tonto... El capitalismo elevado a su enésima potencia. Es imposible no caer.
Tras comprar varias tonterías, hemos pasado a descansar 15 minutillos en el alojamiento y de ahí hemos ido para el Mercado Seongdong. Antes de llegar al mercado nos hemos echado una partida en los recreativos a la maquina de buscar las diferencias y de ahí hemos pasado, por una calle comercial, ya fuera de la parte turística llena de tiendas de cosmética. Aquí Belén ha salido loca un rato y hemos seguido hasta el mercado. El mercado está curioso y por fin hemos conseguido encontrar una de las comidas que veíamos en las series: una especie de huevos de codorniz marinados en salsa de soja llamados gyeran-jangjorim. La mujercita que nos los ha vendido, yo para mí que me ha timado un poco, pero es el único sitio en el que los hemos visto hasta el momento, así que se acepta que me haya rascado un par de euros. El mercado, como siempre, lo más impactante es la zona de pescados: con pulpos de un tamaño enorme metidos en miniacuarios dentro de redes, peces gato a centenares en peceras minúsculas, mujoles, lechas, etc. Cuesta no empatizar con los pobres animales viendo las condiciones donde los tienen. Venden todo vivo los coreanos.
Del mercado hemos salido anocheciendo, así que hemos ido a por el coche para ver lo mismo de esta mañana, pero con lucecitas. Hemos ido primero al Museo Nacional de Gyeongju, donde tienen una campana famosa y varias exhibiciones. Hemos pasado a ver la del reino de Silla, que para un vistazo rápido está interesante por los ajuares y las ánforas. Del museo nos hemos metido al Palacio Donggung y Estanque Wolji. Si esta mañana estábamos dos monos, ahora está a tope. El palacio es 100 veces más bonito iluminado: iluminan tanto los templetes como los árboles y se queda precioso.
Del palacio hemos ido al "Observatorio Astronómico" y del observatorio al puente. El puente, sin duda, es lo más espectacular iluminado. Vale que es una reconstrucción del 2018, pero ya podrían en España reconstruir monumentos con el estilo antiguo y no los monstruos que hacen ahora bajo la bandera del modernismo.
Visto Gyeongju por la noche, nos hemos vuelto a dejar el coche. Nueva visita a la tienda de cosmética y a cenar unos ramen. Ya con el frío que cae y siendo tarde, no invita a un último paseo, así que después de cenar nos hemos vuelto para el alojamiento. Antes hemos pasado por una panadería que se ve que es famosa que venden un pastelito tipico de aqui el Hwangnam. Un pastel redondo y relleno de... Pasta dulce de frijoles. Les encanta la pasta esta de frijoles. A todo lo dulce se lo echan, el pan estaria objetivamente mas bueno con chocolate. Son sus costumbres y tampoco esta malo, muy parecido a todos los dulces que hace con esta pasta como el famoso pez.
Recta final del viaje. Mañana visitamos el vigésimoquinto templo y dormimos en una aldea tradicional como la de Yangdong: Hahoe. En un principio había pensado la posibilidad de megamadrugar mañana para acercarnos a un templo que hay en Busan junto al mar. Está a una hora el templo, pero al final lo he descartado porque, viendo en internet, el templo está en restauración con andamios y lo que lo hace distintivo es la imagen del amanecer con el templo. Estando en reconstrucción, no me merece la pena el madrugón y el coche. Así que habrá que volver a Corea para visitar Busan, quizá el día de mañana junto a Japón.