Normalmente, al terminar un viaje, cuelgo el diario que he ido realizando día a día y el vídeo con lo mejor que he podido sacar de la cámara. Lo dejo por aquí para que os hagáis una idea de lo que relato en el diario.
Corea del Sur es un país que nunca me había llamado la atención. Compré los billetes porque los encontré baratos, a 550 euros ida y vuelta con Air China. Los pillé con 8 meses de antelación solo sabiendo que la capital era Seúl e historia de la guerra pero de intereses turísticos cero. En esos meses nos hicimos una inmersión cultural en lo coreano gracias a Netflix y los K-dramas que al final llegamos al día del viaje con más ganas que a muchos otros. Aunque suene friki pero esta bien verse unas cuantas series para ir metiéndose el país en vena antes de ir.
A la hora de hacer la ruta nos decidimos por visitar la isla de Jeju, Seul, Jeonju, Gyeongju y puntos de interés cercanos que había entre destinos. Por ello decidimos coche de alquiler tanto en Jeju como en la península. Tuvimos que descartar dos cosas que por tiempo no encajaban y que ya habrá tiempo de volver: Busan y el parque Nacional de Seoraksam.
Corea del Sur es muy pequeño, poco más grande que Andalucía. De la parte más al norte a la parte más al sur es como ir de Madrid a Valencia, básicamente. Es un país muy montañoso, con el 70% del territorio cubierto de montañas. Son montañas antiguas, bajas y redondeadas, llenas de bosques, que dan un paisaje muy característico del país.
Climatológicamente tiene un clima continental húmedo y monzónico, lo que se traduce en veranos muy calurosos y lluviosos e inviernos fríos y secos. Nosotros fuimos a finales de otoño, y pudimos disfrutar de los paisajes otoñales, algo de nieve y, sinceramente, un frío tremendo. Corea tiene cambios estacionales muy marcados, así que la experiencia de visitarlo en primavera, verano, otoño o invierno puede ser radicalmente diferente.
En cuanto a naturaleza, los paisajes de Corea del Sur son espectaculares. No es que tenga una variedad enorme de paisajes, pero entre sus montañas, las costas y cómo todo se mezcla con las ciudades, el país tiene un punto de naturaleza importante. Mucha montaña y parques nacionales para hacer rutas, y las costas, especialmente en la isla de Jeju, no se quedan atrás. Ahora, en cuanto a fauna, no es algo por lo que destaque. Algún ciervo como el mamífero más grande, pero lo que destaca algo es en las aves.
Culturalmente, el país es una maravilla. La influencia confucianista impregna todo y se nota en el respeto, la jerarquía y cómo interactúan con uno. El K-pop está por todas partes, literalmente. La arquitectura, aunque muy restaurada tras las múltiples guerras e invasiones, es preciosa, sobre todo los palacios y los templos budistas. También sorprende la gran presencia de templos cristianos, algo que no esperábamos ver tanto.
La gastronomía, resumiéndolo mucho, es TOP. Picante pero de las que te deja un buen recuerdo, el viaje gastronómicamente es una gozada. Tiene muchísima cultura de comida callejera y aunque la comida callejera está bien, no deja de ser un matahambres, donde realmente comimos de lujo fue en los restaurantes.
Moverse por el país
Para movernos por el país decidimos alquilar coche. Todo el mundo dice que si los trenes, que si los autobuses son buenos, pero la experiencia de ir con coche propio por Corea me resultaba infinitamente más atractiva. Por Seúl no hace falta coche. Allí con el metro es más que suficiente. El metro no tiene ningún misterio, funciona como cualquier otro. Usas una tarjeta tipo bonobús, T-Money, que te dan al comprar la SIM o que puedes pillar en cualquier tienda 24 horas, como los Seven Eleven o los Nice to CU. La recargas en las máquinas del metro y listo. Es muy barato, fácil y sin complicaciones.
El tema del alquiler del coche también fue bastante sencillo. En Jeju, creo que es imprescindible visitarlo con coche. No tengo ni idea de cómo será moverse en transporte público allí, pero con tanto sitio interesante cada dos por tres, depender de un bus debe ser pesadísimo.
En Jeju alquilamos con Lotte Rental Car y en la península, en el aeropuerto de Gimpo, con SK Rent a Car. Ambos procesos de alquiler fueron muy fáciles, más fáciles que en Europa. Está todo tan mascado que parece que te tratan como a un borreguillo al que van guiando. Te dan fotos para que te orientes de la terminal, el aparcamiento y los pasillos para llegar a los mismos, instrucciones y hasta líneas en el suelo que literalmente tienes que seguir para llegar a tu coche. El servicio allí es otro nivel. En ambos sitios hablaban inglés y me aceptaron la tarjeta Revolut para los pagos. Eso sí, ojo, porque pone que es necesario llevar una tarjeta de crédito, igual te pueden llegar a poner pegas si solo llevas la Revolut. Te piden el carnet internacional de conducir obligatoriamente.
Conducir en Corea puede intimidar al principio, pero la verdad es que es muy sencillo. Lo más complicado son los alrededores de Seúl, donde hay bastante tráfico, pero con el navegador del coche o la app Naver, te apañas sin problemas. En las autopistas tienen un sistema de colores para las salidas: el navegador te dice “sigue la línea rosa” o “sigue la línea verde” y no tiene pérdida.
El tema de echar gasolina tampoco tiene más misterio. Si la gasolinera pone "Self" en grande, es autoservicio, y ahí nadie te atiende. Las terminales suelen estar solo en coreano, pero con Google Translator te apañas perfectamente para rellenar el depósito.
Ahora, tres cosas que son especialmente reseñables:
Los radares: Es un espectáculo. Hay millones. Cada 500 metros tienes uno, y si no, te meten radares de tramo de 20 kilómetros con radares fijos dentro. Y para rematar, en todas las zonas escolares tienes radares a 30 km/h con resaltos incluidos. La conducción termina siendo pesadísima por esto.
Los peajes: Aquí ya me rendí. Tienen un sistema tipo Via-T, pero nadie me explicó cómo recargarlo ni cómo vincularlo al coche. Si consigues recargar la tarjeta de los peajes, no tendrás ningún problema, pero yo ni sabía que existía. Fue coger el coche y pum, el primer peaje que me salto sin querer. Tras saltarme dos más, entendí que tenía que evitar los pórticos azules de la izquierda que te indica el navegador y meterme en los carriles de la derecha, donde a veces hay barreras. Ahí, muchas veces te piden un ticket que nunca tenía, así que tocaba el botón de ayuda. Te hablan en coreano, no entiendes nada, y al final siempre aparece una mujer súper amable que te cobra el peaje y los acumulados por habértelos saltado. Los peajes no aceptan casi nunca tarjetas de crédito extranjeras, ni Visa ni Mastercard. Lleva efectivo, porque si no, ahí sí que tienes un problema. En Jeju, al menos, no hay peajes. Un consuelo.
Los semáforos: Aquí viene el caos. En Corea no existe el concepto de "rotonda", así que te comes semáforos interminables en todos los cruces. Ahora, lo surrealista: si quieres girar a la derecha y el semáforo está en rojo, puedes girar igual. Cómo lo sabes? Porque si te quedas parado, te llevas la pitorrada del siglo. Si yo veía que no tenía nadie detrás, me quedaba parado hasta que se ponía en verde, pero si llegaba alguien, SIEMPRE me pitaban, así que giraba aunque estuviera en rojo. En cuanto al giro a la izquierda, esto es aún más absurdo. No puedes girar aunque el semáforo esté en verde, tienes que esperar a que aparezca una señal específica para girar a la izquierda. Como no hay ninguna señal previa que te avise de esto, te lo acabas comiendo con patatas un par de veces hasta que aprendes y la lías parda intentando girar con el semáforo en verde, cuando realmente solo es en verde si sigues recto. Al final, todo fluye, pero girar siempre tiene un toque de inseguridad constante.
En resumen, alquilar un coche en Corea tiene sus ventajas y sus pegas, pero merece la pena, sobre todo en sitios como Jeju. Eso sí, paciencia con los radares y lleva efectivo para los peajes porque, de otro modo, puede haber problema. Al menos siempre te atienden con una sonrisa, eso no falla.
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Dinero
Me parece un país barato. Puede sorprender porque tendemos a asemejarlo a Japón, pero para nada: Corea es más barato, incluso que España en muchos aspectos. Puedes encontrar alojamientos muy buenos por 60-70€ la noche, comer como un rey en restaurantes por 20€ por cabeza (y a veces menos), y darte el lujo de comer en sitios muy top por unos 50€ por persona.
Los pagos por peajes son pequeñísimos, y las entradas a palacios y otros sitios turísticos son casi simbólicas, en plan 2-4€ como mucho. Eso sí, donde realmente puedes dejarte una pasta es en las múltiples tiendas de cosas monísimas que hay por todas partes. Si te gustan las pijadas coreanas, ten por seguro que saldrás cargado de cacharritos, peluches, cuadernos y mil tonterías más. Si tu idea es viajar en plan mochilero y ahorrar al máximo, estoy seguro de que puedes minimizar gastos comiendo comida callejera, que es relativamente barata, y quedándote en hostales, donde puedes pagar auténticas gangas. Cuidado con la comida callejera y la de los mercados porque a veces, creyendo que es más barata, terminas pagando lo mismo que si te fueras a un restaurante, donde se come mucho mejor.
Para pagar, la tarjeta de crédito es válida en casi todos los sitios, pero hay excepciones como cargar la T-money del metro, los peajes y los recreativos. Para el resto, pagar con tarjeta es súper cómodo. Eso sí, en algún mercado o restaurante muy local no aceptaban tarjeta, pero siempre te avisan antes de que pidas. Es buena idea llevar siempre algo de efectivo encima, porque en más de una ocasión me pasó que el datáfono no me daba por válida la Revolut, aunque esto fue algo muy puntual.
En resumen, Corea del Sur es un destino que no te va a arruinar, y puedes adaptarlo a tu presupuesto, ya sea viajando como mochilero o dándote algunos caprichos sin remordimientos. Es de esos países donde cada euro que gastas te parece bien invertido.
Seguridad
Es, con diferencia, el país más seguro en el que he estado. Antes de Corea, el ranking de seguridad en mi experiencia personal lo encabezaban Islandia o Noruega, pero Corea está en otro nivel. El nivel de seguridad y civismo es tal que hace que España parezca indiscutiblemente de segundo mundo. Corea del Sur es primer mundo, pero de lejos.
La seguridad es total. Llega a niveles loquísimos, y es cierto que hay cámaras por todas partes, lo que seguramente influye mucho en mantener este ambiente de orden. Un ejemplo que me dejó loco: en los mercados o en muchas tiendas, cuando están abiertas, tienen el material a la venta, ya sean cafeteras, ventiladores o cualquier cosa, colocado fuera de la tienda. Lo impresionante es que, cuando cierran, no guardan el material. Pasas a la una de la noche y está todo ahí, al alcance de cualquiera.
Otro detalle son las paradas de autobús y el metro. En invierno, muchas paradas son cerradas y tienen calefacción, igual que las estaciones de metro. Pero no encontrarás ni mendicidad, ni gente durmiendo en esos sitios, ni vandalismo, ni olor a pis, ni grafitis. En Corea, la cultura del grafiti no existe, al menos en las ciudades principales. Todo se mantiene limpio, funcional y ordenado, lo que en España, siendo sinceros, sería imposible de imaginar. El tema de la ausencia de signos visibles de pobreza en las ciudades es un debate aparte. Es evidente que pobreza tiene que haber, porque ningún país está libre de ello, pero como turista, no la ves, ni rastro de esa parte más cruda de la sociedad.
Estando allí, nos pilló el golpe de estado del 3 de diciembre. Pues si no llega a ser por internet ni nos enteramos. La repercusión social de cara al turista fue prácticamente inexistente, y las manifestaciones en Seúl eran lo más pacífico que te puedas imaginar: gente sentada con banderas. Ningún altercado, cero drama.
En resumen, este nivel de seguridad me generó una envidia tremenda como país. No solo por la tranquilidad de poder caminar a cualquier hora por cualquier lugar, sino por cómo gestionan el civismo y la convivencia. En este aspecto, la calidad de vida en Corea del Sur es superlativa, y eso, como visitante, se siente desde el minuto uno.
Internet
Sin más misterio, al llegar al aeropuerto buscas el stand donde están las compañías que ofrecen tarjetas SIM. Pagas por días de internet ilimitado, y aunque puede parecer caro, el servicio es excelente. Por ejemplo, 15 días de internet ilimitado me costaron unos 40 euros, pero compartiendo datos entre dos personas, sale bastante rentable. Además, te suelen regalar la T-money para el metro, lo cual es un detalle. Se publicita mucho eSims como HolaFly pero me parecen que no son rentables. Es carísimo y, según me contó un familiar que lo usó, utilizan un VPN con base en Hong Kong o algo parecido, lo que le provocó mas problemas que otra cosa. En comparación, las compañías locales funcionan como un reloj. En Corea, la conectividad es una pasada. Hablamos de uno de los países con el internet más rápido y fiable del mundo. Da igual si estás en un restaurante, en el metro o incluso en zonas más rurales: la cobertura es excelente, y rara vez te quedarás sin conexión. Si en algún momento no tienes internet, que es rarísimo, en todos lados hay wifi super rápido. Cero problemas.
Voy poniendo las etapas y las iré subiendo poco a poco, ya que lleva trabajo. Tened en cuenta que el diario lo he ido escribiendo día a día durante el viaje.