Fiordos con el Empress del 28 de Junio al 5 de Julio de 2014 ✏️ Blogs de Baltico y Fiordos

Otro día soleado. Tras un par de horas de navegación por el Fiordo, atracamos en Flam puntualmente. Nosotros teníamos la excursión del tren contratada con la naviera (enorme error) a las 16:00 con lo que decidimos hacer un poco de turismo por la zona. A pie de barco nos hicimos con un mapa del lugar que nos daba diversas opciones para caminar, desde rutas cortitas hasta senderismo en toda regla. Optamos por acercarnos hasta la iglesia de madera de Urnes. Son casi tres kilómetros por carretera pegados al río que desemboca en Flam. El camino sencillo hace que puedas hacerlo con tranquilidad, tomado fotos. Al llegar a la iglesia, te das cuenta de que no te has equivocado. Pequeña y acogedora, toda de madera y pegada a ella su cementerio (cosa bastante común en Noruega). Te tomas un respiro en uno de los bancos que tiene a su alrededor y tomas el camino del regreso. Al regresar un amable noruego, nos invita a conocer su molino de agua a cambio de la voluntad. Este molino está situado en la ribera del río a un kilómetro de Flam. Una vez dentro y en inglés, nos explica el funcionamiento, su construcción y lo que es mejor, nos invita a un vasito de cerveza hecha por el utilizando el agua del río y la cebada molida en su molino. La cerveza es de lo mejor que he probado nunca, el índice de alcohol lo desconozco, pero tuve la sensación de que se me ponía el pelo como a los Jackson's Five. Ufff que pelotazo. Ya recuperado del impacto, continuamos hacia Flam pegaditos a la cascada Kjosfossen (que difícil es escribir en noruego). Pequeño paseo por las tiendas y seguimos en la misma rutina, precios exagerados en souvenirs, y ya piensas... Sí mi familia quiere recuerdos, que vengan ellos. Terminado el recorrido turístico por las estanterías, subimos al barco a intentar acabar con todo lo que pongan en el bufet. Ya por la tarde, la naviera nos reúne en el teatro del barco para llevarnos hasta la estación del tren. Hemos pagado 120 euracos por persona por un viaje que cuesta cerca de 50. El viaje comienza a las cuatro en punto de la tarde. Nada que destacar casi hasta el final del recorrido que es cuando para en una preciosa cascada durante unos tres minutos. Una parada más tarde, bajamos hasta un hotel donde nos ofrecen un café con pastas, por el precio de la excursión que menos... Como tenemos una hora hasta coger el tren de regreso, exprimo la wifi del hotel hasta extremos insospechados, wasapeo, actualizo, feisbukeo, tuiteo y me desbaterizo todo de una sentada. Descenso a Flam y fin de la excursión. Ahora mi opinión. El tren de Flam merece la pena? Pues si eres un enamorado de los paisajes, NO! Ahora bien, si te flipas por el mundo del tren como es mi caso, pues sí, ya que las rampas a las que se enfrenta, no las verás en otro sitio. Me cuentan mis compis que el crucerito es muchísimo más espectacular que el tren. No puedo opinar porque no lo hice. Ah! Que no se me olvide. Junto a las tiendas de Flam y pegado al barco hay un edificio que parece vikingo, entrar sin falta.... Hasta aquí puedo leer...

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Por primera vez en el viaje, amanece cubierto y amenaza lluvia. El barco inicia la maniobra de atraque mientras estamos acabando el desayuno. Hemos decidido conocer Bergen por libre y patearnos la ciudad hasta el último minuto antes de embarcar. Nada más salir del Empress, encontramos un pequeño dispensador de publicidad que incluye mapas de la ciudad y nos hacemos con uno. El recorrido es sencillo. Al abandonar el puerto, tienes que tomar la calle hacia la derecha. No hay perdida. Tras unos cientos de metros llegamos a las famosas casas de pescadores, uno de los símbolos de la ciudad. Para mi sorpresa, estas casas tienen varios pasadizos plagados de tiendas de todo tipo: arte, recuerdos, ropa, etc. Nuevo contacto con los precios noruegos ¡¡qué barbaridad!! No hay manera de comprar nada sin hacer sufrir tu tarjeta Visa. Después de sopotocientas fotos y exagerado minutaje de video (es una zona preciosa) acordamos que es hora de acercarnos hasta el archifamoso mercado de pescado. Las carpas en donde está situado nos vienen de perlas para refugiarnos de la lluvia que acaba de aparecer. Mientras sondeas puesto por puesto el precio del salmón y catas tan preciado manjar, veo detrás de uno de los puestos una cara conocida. ¡Pero si es el chico que salió en Españoles por el mundo!. Breve charla con el que incluye degustación del famoso salmón salvaje de Noruega y nos encaminamos hacia la oficina de turismo para cambiar unos eurillos en NOK (coronas noruegas) ya que va a ser la última oportunidad de comprar algo en Noruega, al día siguiente toca Púlpito y dudo que en el alto me vaya a encontrar tiendas. Ya con las coronas en nuestro poder, seguimos ruta por la ciudad. No llevamos rumbo fijo, calle por aquí, calle por acá, plaza por un lado, parque por otro. No tengo una recomendación de lo que hay que ver en esta ciudad, simplemente pasearla. Son las dos de la tarde y decidimos gastarnos las coronas que nos sobran en comida, y ya que vamos a comer en Bergen, que mejor que volver al mercado de pescado y hacernos un variado que incluya salmón, ballena y cangrejo real... Cuantos capítulos de pesca radical se me vienen a la cabeza. Como afortunadamente en todos los puestos hay españoles trabajando, podemos pedir sin problemas. Acabada la comida, es hora de comprar para llevar... Salmón, cecina de ballena y alguna cosilla más. Ya desperrado y planteandome el cantar en la calle para reponer lo gastado, tomamos el camino hacia el mirador de Bergen para el que hay que subir en el funicular o floibanen. Tras poquitos minutos de cola, sacamos los billetes (unos 11 euros por persona ida y vuelta). La vista es grandiosa, la niebla y parte de las nubes han desaparecido y eso nos permite ver la ciudad en todo su esplendor. La tienda de recuerdos que se encuentra en el alto, es de las más baratas que hemos visto en Noruega, o mejor diré de las menos caras. Apuro compras, descendemos de nuevo en el trenecito y cansados, regresamos al barco. Mañana toca Preikestolen y las piernas piden reposo.

A los viajeros del Empress les voy a dar un consejito. Oiréis durante la noche anterior a la llegada a Bergen y durante muchas veces que no podéis meter comida en el barco. No es cierto, nosotros lo que compramos, lo entregamos antes de subir al barco y nos lo devolvieron la noche antes de acabar el crucero. Eso si, envasado al vacío. No hagáis caso a las múltiples advertencias que os hagan

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Por fin llegó el gran día de nuestro crucero. Llegamos a Stavanger y por lo tanto, llega el Púlpito. El día es estupendo y veo a todos mis compañeros de excursión con la misma emoción que yo siento. Nada más desembarcar, la guía nos reúne a todos los componentes del autobús de Argimiros (grupo creado en este mismo foro y lleno de gente maravillosa). Tras unos 50 minutos de carretera, tomamos el Ferry. Son 7 minutos de navegación solamente y de nuevo otros 25 kilómetros en bus. Por fin estamos en el comienzo de la senda que nos ha de llevar tras unos 4,5 kilómetros a la culminación de un sueño. Paran afrontar la subida yo recomiendo vestuario completo de treking y bastones si es posible. No vayáis con zapatillas de deporte que se resbala... Luego no digáis que no os lo advertí. La subida esta catalogada de categoría 3 sobre 5 en senderismo, o sea, es dura.

La ruta va de menos a más. Rampas aceptables, pequeños llanos y rampas que te hacen plantearte si lo conseguirás, pero sigues adelante. Cada cierto tiempo, te encuentras mapas que te indican donde estas y cuanto te falta. Esto a unos les sube la moral y a otros no tanto. Sigues caminando o más bien trepando y preguntas a la gente que baja...."falta mucho?" "No, unos 15 minutos...." Piensas "que estupendo, ya no queda nada". Pasan unos minutos y vuelves a preguntar..."falta mucho?"... Respuesta:"unos 20 minutos".... pensamiento que se te pasa por la cabeza..."en el siguiente barranco que vea, me tiro". Pero llegas. La última rampa es cortita pero dura, dura. Tomas una curva y allí aparece, 25X25 de pura piedra y llena de gente. Parece la Gran vía de Madrid, la Rambla de Barcelona y la Quinta Avenida de NY juntas. Veo gente llorando de emoción, valientes que se sientan en el borde, menos valientes que reptan (yo, por ejemplo) chinas haciendo Tai Chi...
Fotos y más fotos... Sueño conseguido al final del viaje. Da igual a la cantidad de dolores a los que te enfrentes, mañana es día de navegación y tienes todo el día para descansar.
A los que leáis este diario. El Púlpito se puede hacer, no hay que ser Frank de la Jungla o el último superviviente, simplemente ir bien preparado en cuanto a vestuario. Sin prisa pero sin pausa, todos llegaréis. De verdad, subir... Del paisaje que allí se ve, mejor ni hablar.... Vosotros seguro que lo veréis.

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