6:45 y ya estábamos en pie. Nos quedaba por delante un día intenso de visitas! Como a mi me gusta!
El barco estaba atracado. De momento, había parado la navegación. Miramos por la ventana, y hacía sol! Bien! Eso también quería decir más calor, pero al menos, los paisajes lucen más que con las nubes. Y ese iba a ser un día de bonitos paisajes; lo presentía.
Fuimos a desayunar a la hora que abría el restaurante, a las 7:45. Como siempre, el desayuno era completamente variado y buenísimo. Ideal para cargar las pilas para todo el día. Mi estómago ya estaba perfecto, así que tocaba atacar en condiciones normales el bufet! La mejor prueba es que no pude resistirme a los encantos de la Nutella! Soy absolutamente adicta al chocolate (en octubre me voy a poner las botas en Suiza!). Así que cayeron, como quien no quiere la cosa, dos bocadillos con embutido, dos tostadas con Nutella, zumo de naranja y una manzanilla (para digerir bien. Jejejejejeje!).
Tiko nos dijo que ese día no nos servía por la mañana, porque estaba reponiendo las cosas que se iban terminando del bufet. Pasaron pidiendo qué queríamos comer de segundo plato en la cena. Podíamos escoger entre ternera asada, bacalao con salsa, o pappardelle (pasta) con salsa de champiñones. Yo escogí la pasta.
Con toda la calma del mundo acabamos a las 8:30. Fuimos a recoger cuatro cosas a la habitación, para la visita de Espira, y al entrar… ya nos habían hecho la habitación! Qué rapidez! El servicio es espectacular en el barco.
Con sol se apreciaba mejor la habitación, así que os dejo unas fotos para que veáis que realmente estaba muy bien.
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Cogimos nuestras radioguías y un mapa de la ciudad en recepción (cada día teníamos mapas gratuitos de las ciudades que visitábamos), pero al llegar al embarcadero donde nos esperaba Javier para empezar la excursión a las 8:45, me había dejado el móvil en la habitación. Corre que te corre y en un instante ya volvía a estar con el grupo azul.
Y puntuales empezamos nuestro paseo por la ciudad. Era a pie, porque estábamos atracados muy cerca de la zona histórica de la ciudad.
Javier nos volvió a explicar que habíamos salido antes de Estrasburgo porque venía una gran ola que podría haber hecho que nos quedáramos en una esclusa.
Espira (o Speyer en alemán) es una ciudad de unos 51000 habitantes, que tiene una catedral importante, ya que se considera una de las Tres Perlas del Rhin, juntamente con las de Worms y Maguncia. Las tres ciudades tienen tres catedrales imperiales de época medieval.
Speyer, Worms y Meinz fueron tres ciudades importantes de sacro imperio romano-germánico (del 962 al 1806). Durante el viaje escucharíamos muchas veces las historias de tan importante imperio.
A su vez, las tres ciudades eran capital cultural del imperio. En estas ciudades la presencia de los judíos era muy importante.
Y poco a poco, mientras paseábamos con Javier, nos plantamos en la catedral. Impresionante!
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La primera piedra fue situada en el año 1030, así que es una buena muestra del llamado románico renano. Se acabó de construir en el año 1061. Según nos dijo Javier, se trata del edificio románico más grande del mundo.
La piedra utilizada para su construcción es arenisca rosada.
Pero lo que diferencia esta catedral con la de las otras dos ciudades, es que es la única que ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad. Y también es la única de las tres que tienen un solo altar. Esa afirmación de Javier nos sorprendió, pero por la tarde comprendimos perfectamente qué quería decir con eso.
En ella están enterrados 8 emperadores. Pero en época de Luís XIV perdió el baptisterio y el claustro, y la fachada también fue destruida, para ser posteriormente reconstruida en el siglo XVIII.
Javier nos destacó algunos detalles de la fachada, como las esculturas que hay que corresponden a San Esteban (el santo a la que está consagrada), San Miguel (el patrón de Alemania), María, San Juan Baptista y Bernard de Clairvaux.
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Sobre las 9:05 Javier nos dejó que visitáramos tranquilamente la catedral y lo que quisiéramos de la ciudad, teniendo en cuenta que poco antes de las 10h teníamos que estar en los autocares, porque teníamos la excursión opcional a Heidelberg.
Entramos en la catedral y nos llamó la atención la gran austeridad. Ante nuestros ojos el edificio estaba prácticamente desnudo, a no ser por unas pinturas del siglo XVIII.
Cuando comparábamos la catedral, con las pequeñas iglesias del románico catalán del Pirineu, nos asombraba la enorme diferencia de concepción.
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La decoración de la enorme puerta, tanto en el interior como en el exterior, era espectacular.
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Vimos este enorme recipiente ceremonial del siglo XIII, que se llenaba con vino cada vez que venía el emperador, o cuando se consagraba un nuevo obispo.
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Como aun nos quedaba algo de tiempo paseamos por la calle principal, con tiendas, la Maximilanstraße.
Era temprano y en la calle había varios cafés con gente en las terrazas viendo el tiempo pasar. El tiempo era inmejorable. La ciudad se veía bonita, pero teníamos poco tiempo. Era casi una visita testimonial.
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Yo ya empezaba a tener mis primeros contactos con el idioma, porque ya empezaba a ver carteles en alemán. Uuuuuuuuuy! Lo que iba yo a practicar!
A lo lejos veíamos la antigua puerta de la ciudad del siglo XIII.
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Y como la hora de partida de los autobuses se iba acercando, nos fuimos dirección al barco, pasando por unas grandes extensiones de césped, que según nos había contado Javier, si había crecida del rio a veces se convertían en una especie de piscinas artificiales. En ese momento había gente disfrutando del bonito día.
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Llegamos donde estaba el autobús 2, Roser estaba en la puerta pasando lista y cuando ya pasamos el control oportuno en la lista subimos. Poco a poco iban llegando el resto de compañeros.
A las 10h, puntualísimos pusimos rumbo hacia Heidelberg. Ese día nos acompañaría Roser en todas la visitas que quedaban (Heidelberg y Worms). Y el conductor del bus era Joseph.
Roser nos dijo que teníamos unos 35-40 minutos hasta Heidelberg, dependiendo del tráfico. El día sería intenso, así que esa noche dormiríamos bien seguro!
Subiríamos hasta el castillo en bus y haríamos una panorámica de la ciudad también desde el autocar. Roser nos indicaría donde estaban los comedores universitarios, para los que comíamos de picnic. Podíamos ir allí a comer sin ningún tipo de problema.
Visitaríamos el castillo hasta las 12:15, hora en que bajaríamos a la ciudad, dejaríamos el autocar, nos darían el picnic y haríamos una vueltecita de unos 30 minutos por el centro de Heidelberg. Después ya tendríamos la comida (picnic o restaurante, según la elección que hicimos la primera tarde) y el tiempo libre hasta las 15:45 en que quedaríamos por el centro para estar a las 16h en el autocar, para ir hacia Worms. El barco ya estaría atracado en Worms (si alguien no se había apuntado a la opcional de Heidelberg, navegaba desde Speyer hasta Worms). En Worms visitaríamos la catedral, el cementerio judío y una escultura de Martín Lutero. Todo, durante una horita, más o menos, porque a las 18:45 sería el Todos a bordo!
Poco a poco, mientras nos alejábamos de Speyer, vimos una bonita imagen de la catedral y de nuestro Swiss Crown en la orilla del rio.
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Roser nos informó que el conductor vendía bebidas: agua a 1 euro, coca-cola, cerveza y zumo de manzana a 1’5 euros. Y nos pidió que si le comprábamos algo, le devolviéramos el envase, porque ellos reciclan y tienen un pequeño beneficio.
Poco a poco íbamos recibiendo información variada de la zona y otros aspectos de interés. Entrábamos en la región de Baden Württemberg, uno de los 16 estados federales de Alemania. En cambio en la región de Renania Palatinado estaban Speyer o Worms.
Heidelberg se encuentra al norte de Baden Württemberg, que es el tercer estado federal más importante en cuanto a dimensiones y población. Tiene 10’7 millones de habitantes y la capital es Stuttgart, con unos 300000 habitantes.
El estado de Baden Württemberg tiene un gran desarrollo industrial, con empresas como la Bosch, Porsche, IBM, Hugo Boss, la petroquímica más grande del mundo BASF.
En este estado hay mucho turismo, por la gran cantidad de castillos que alberga. Y también gracias a la Selva Negra (tenemos una visita pendiente, seguro!). Es la cuna de dos grandes dinastías alemanas: los Hohenzollern (en Colonia veríamos un puente que llevaba su nombre) y los Hohenstaufen (Federico Barbaroja fue uno de los monarcas de esta dinastía).
Os suena la Mercedes Benz? Se creó en 1881. Los señores Daimler y Benz crearon el primer motor de combustión interna. La hija de uno de los distribuidores se llamaba Mercedes y marcó el nombre de esta conocidísima marca. Uno de los ingenieros fue Ferdinand Porsche, que en 1931 creó su propia compañía.
En cuanto a la gente que nació o vivió en Baden Württemberg tenemos a Albert Einstein, Johannes Kepler (astrónomo de los siglos XVI-XVII), Ferdinand von Zeppelin, Robert Bosch (inventor de la bugía).
Como íbamos por autopista, Roser nos explicó un poco la historia de estas vías rápidas. Construidas por Hitler y los nacionalsocialistas para conectar bien el país. Enlazan norte y sur, y este y oeste. Lo curioso es que no hay límite de velocidad, aunque es aconsejable ir a 130km/h. Las estadísticas parece ser que confirman que tienen pocos accidentes. Curioso…. Qué pasaría si se hiciera aquí?
Heidelberg recibe unos 3’5 millones de turistas al año. El castillo es el segundo lugar más visitado de Alemania. En primer lugar está la catedral de Colonia, y en tercer lugar la Drosselgasse de Rüdesheim (una de las mecas del vino. Va gente de todo el vino para beber vino). Vaya! Visitaríamos las 3! Seríamos las perfectas turistas!
Durante el viaje nos irían dando pequeños apuntes sobre la historia de Alemania. Y en ese momento tocaba la parte relacionada con Heidelberg. Cerca, está la ciudad de Mauer, donde en 1907 se encontró una mandíbula del llamado Homo Heidelbergensis. Los romanos también estuvieron en la ciudad. El Rhin fue limítrofe con el pueblo germánico (a un lado estaban los romanos, y al otro los bárbaros). Después del imperio romano vino el imperio franco con Carlomagno, que también llegó a Alemania.
En la Edad Media en Baden Württemberg y Heidelberg vivían los condes del Palatinado (uno de los 7 príncipes electores del sacro imperio romano germánico, que tenía más de 700 estados).
En el año 1386 en Heidelberg, Ruperto I fundó la universidad más antigua de Alemania. También es cuna del protestantismo.
En 1689 el rey Luís XIV (el rey sol) entró en los territorios germánicos. En ese momento el conde era el hermano de su cuñada (menudo culebrón!), y murió sin descendencia. Él entró y se lo llevó todo por delante. Llegó hasta Heidelberg.
En el siglo XIX, durante el romanticismo, muchos artistas acudían al rio Neckar para inspirarse, crear obras, y la ciudad fue ganando importancia. De hecho, viajaban por varias ciudades europeas para inspirarse.
Durante la segunda Guerra Mundial Heidelberg no fue destruida porque se rindieron, así que los americanos se establecieron, y como consecuencia es uno de los pocos lugares no destruidos por los bombardeos.
Poco a poco ya íbamos entrando en la ciudad, y vimos las casas del siglo XIX, de los profesores de la universidad. Nada! Eran pequeñitas! Qué bien vivían los profes! Hoy en día Steffi Graf tiene una casa allí con su marido André Agassi. De hecho, según nos comentó Roser, un guía de Politours los vio en una ocasión paseando por la ciudad. Tendríamos la misma suerte?
Ya veíamos el famoso puente de Karl Theodor; uno de los más característicos de la ciudad.
Entrando a la ciudad vimos también la Mensa; una antigua fortificación. Antiguamente había sido un establo para caballos, pero hoy forma parte de la universidad. De hecho, dentro están los comedores universitarios, donde los que hacíamos picnic, si queríamos, podíamos ir al mediodía. En el recinto hay incluso baños, así que es una buena opción para ir a comer si se quiere, y además te puedes empapar del ambiente estudiantil y universitario por el que es tan conocida la ciudad.
Desde el autocar vimos la Hauptstraße, la calle más larga de Alemania, de 1’7 km. Madre mía! Está llena de tiendas.
También pasamos por la antigua universidad, con la fuente con el león del condado del Palatinado delante. Dentro del edificio está el museo de la universidad, que se puede visitar. Está el Aula Magna, e incluso una cárcel de estudiantes! Si, si! Como leéis! Parece ser que hay grafittis en las paredes y todo.
En la Iglesia de San Pedro, gótica y protestante, hay algunos monumentos dedicados a profesores célebres de la universidad.
En la ciudad hay unos 140000 habitantes, de los cuales unos 35000 son estudiantes. Estudian muchos alumnos extranjeros con las famosas becas Erasmus. La universidad de Bonn (que también la veríamos otro día) y la de Heidelberg son dos de las más significativas de Alemania.
La universidad empezó en 1386 y solo tenía 21 alumnos! Solo había 4 facultades: latín, teología, filosofía y ciencias. Hoy en día tiene unos 35000 alumnos! Menuda diferencia!
Ya íbamos subiendo hacia el castillo! Cogimos un acceso exclusivo para autocares y algunos coches particulares. El acceso al castillo es restringido a los coches de turistas, porque el espacio que hay arriba es muy pequeño. Así que se puede subir andando. El acceso del autocar era realmente estrecho! Menudos conductores experimentados estábamos teniendo!
El castillo de Heidelberg no es el típico castillo medieval en lo alto, para poder vigilar (que en Alemania se llamaría Burg), sino que es más un palacio (o Schloss). En este caso son varios palacios, ya que tiene varios edificios.
Nos fijamos que a medida que íbamos bajando el Rhin, el color de las piedras usadas en las casas iban cambiando (e irían cambiando a lo largo del viaje). Allí eran rojizas o “rosas”. Pero bajando el Rhin, más en Linz, Bonn o Colonia, el color de la piedra es más oscura. Evidentemente, tiene que ver con el color de las piedras de las canteras más próximas a las diferentes zonas por las que pasaríamos.
Durante la subida, había momentos en que ya veíamos unas bonitas vistas de Heidelberg. Realmente espectacular! Al otro lado del rio Neckar estaba lo que llamaban la Montaña Sagrada.
Finalmente llegamos al sitio donde el autocar tenía que aparcar. Bajamos y estaba bastante lleno! Nos colocamos la radioguía para escuchar a Roser. El punto de encuentro para posibles despistados sería en el autocar a las 12.15h.
Cuando ya estuvo todo el grupo listo, subimos en dirección a la entrada del castillo. En la subida teníamos que ir algo con cuidado, porque el terreno estaba cubierto por unos adoquines un poco traicioneros, que podían ser algo resbaladizos. Los guías tenían que coger las entradas para todos, así que nos dieron tiempo para asomarnos a ver las vistas desde allí. Si alguien quería hacer parada técnica, también había servicios.
MADRE MÍA! Nos encantó lo que veíamos! Habíamos visto alguna foto por internet, pero nada como verlo en directo! Juzgad vosotros mismos!
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Roser nos recordó que había sido la residencia de los condes del Palatinado desde el siglo XIV, hasta que llegaron los franceses en el siglo XIX. Así que esta familia vivió unos 500 años allí! No está nada mal…
El edificio donde vivían las familias nobles tenía que ser muy vistoso. Pues este lo era! Mostraban claramente la riqueza que tenían, ya solo con la ubicación, en lo alto de la ciudad. En el pueblo, amurallado, apenas debería haber espacio. Así que una de las funciones del castillo era dar grandeza a la familia, y que todos vieran la riqueza que tenían.
Vimos la puerta de Elisabeth (Elisabeth Tor), que parece un arco de triunfo.
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Uno de los condes del Palatinado, Federico V, dicen que no fue demasiado buen político, pero si un buen amante y un buen esposo. Se casó con la hija del rey inglés James I, Elisabeth. Para su 19 cumpleaños le regaló esta puerta. No me negaréis que el regalo es, al menos, original. Dicen que la puerta se construyó en una sola noche. Parece ser que el regalo le encantó a la mañana siguiente (el día del cumpleaños) y que el matrimonio fue muy bien, porque tuvieron 13 hijos. Nada!
Estábamos a la sombra de un árbol algo especial, porque Goethe tuvo una amante de una familia noble de la ciudad, Marianne.
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Se dice que bajo ese árbol tenían sus encuentros y se leían poemas. Antiguamente ese árbol era un Ginko Biloba.
Mark Twain o Victor Hugo también estuvieron en la ciudad; fuente de inspiración para artistas.
Federico V fue también el que mandó construir los jardines que hay detrás de la puerta.
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Fueron llamados Jardines de Artillería, porque a parte de hacerlos para que su mujer pudiera pasear por allí, también era un punto estratégico por si había un ataque. El jardín estaría preparado con sistemas de defensa.
Y ya nos dirigimos a la entrada del castillo, para llegar al patio central donde veríamos los principales edificios construidos desde el año 1400 hasta 1620. No es que estén demasiado enteros los edificios, que digamos; lo que queda, sobretodo, es la fachada.
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Recordemos que Luís XIV llegó hasta Heidelberg, hasta el palacio, porque estaba reclamando los derechos sucesorios en cuanto al título de Conde del Palatinado de su cuñada Liselotte, sin el consentimiento de ella. Cuando llegó al castillo, destruyó todo lo que pudo (desde Versalles a Heidelberg fueron sembrando la destrucción en varios pueblos).
En la puerta estaban los leones típicos del escudo del Conde del Palatinado.
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El puente que cruzábamos ahora era de piedra, pero en su momento sería levadizo y de madera, por si venían enemigos. También había una puerta de hierro que se podía bajar si querían entrar. También vimos un agujero en lo alto de la entrada, por donde decían que tiraban aceite caliente. Pero es bastante difícil que fuera así, porque era caro y no se desperdiciaba. Así que deberían tirar agua caliente, o incluso mantequilla, según decía Roser.
La parte del puente también estaría con agua por debajo. La gente en ese momento no sabía nadar… Así que los sistemas de protección del edificio no estaban mal.
En 1693 los franceses volvieron a destruir algo más del castillo y del pueblo. En 1764: hubo una tormenta y un rayo provocó un incendio durante 3 días. El interior de los edificios que estaban hechos de madera, quedó destruido (lo que había quedado de la anterior “visita” de los franceses).
Se optó por dejar el palacio en ruinas y no restaurarlo, así que por este motivo se ve así hoy en día. Cada edificio tiene el nombre del conde que lo mandó construir. Ay, esos condes, que siempre querían tener un edificio mejor que el del anterior y con su nombre…! Pero el espacio disponible no es que sea muy grande, no os penséis!
Vimos el edificio de Ruperto III (Ruprechtsbau) del siglo XV (gótico), el más antiguo que se conserva en pie, sin demasiados adornos. Pero si que había dos elementos que llaman la atención. Encima de la puerta hay un relieve con dos ángeles iguales que en las manos tienen una corona de rosas; dentro de la corona hay un compás.
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Detrás hay una historia del maestro de obras que hizo el edificio: estuvo muchos años trabajando allí. Tenía dos hijos gemelos que a veces iban al edificio mientras él trabajaba. En una de las ocasiones, tuvieron la mala suerte que una parte del andamio cayó y ellos murieron aplastados. El maestro de obras, muy triste, estuvo una larga temporada sin trabajar. Cada día iba a llevar rosas blancas a la tumba de sus hijos. Se cuenta que una noche los hijos se le aparecieron en un sueño en forma de ángeles, y la mañana siguiente cuando despertó, encontró las rosas que había llevado el día anterior al lado de su cama. Pero ya no eran blancas, si no rojas. Parece ser que eso le hizo reaccionar, y acabó el edificio, y puso el relieve en la puerta para recordar a sus hijos. El compás era para recordar su profesión.
El otro adorno es un águila.
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Es el águila imperial. El conde del Palatinado no era emperador, pero tenía influencia dentro del imperio porque era príncipe elector. Debajo del águila hay dos escudos más pequeños: el de la izquierda es el león del condado del Palatinado, y el de la derecha son los rombos que pertenecen a Baviera (azul y blanco).
También vimos a nuestras espaldas, la Sala de la Fuente. Dentro hay un pozo, no una fuente. Para un castillo era muy importante tener un punto de agua por si había algún ataque. Si el castillo quedaba encerrado, podía ser durante semanas o meses. Así que necesitaban agua.
También vimos el edificio de Ludwig V (Luís V). Para futuros viajeros, dentro hay un bar, por si necesitáis repostar. Donde hoy está el bar, sería donde los criados habían tenido sus aposentos (muy reducido) y la cocina. También había una panadería y una carnicería.
También estaba el Edificio de las Doncellas, donde dormían las mujeres.
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En el subterráneo era donde estaban los animales. En invierno hacía mucho frio, así que las mujeres (algo más frioleras) necesitaban algo de calor. Como los animales desprenden calor, parece ser que era normal que arriba estuviera la parte de las mujeres.
A parte del establo, también estaba la bodega.
También vimos el edificio de la antigua biblioteca, que realmente está muy estropeado. En ese momento, tener una biblioteca era tener riqueza, porque el saber leer conocimientos nuevos solo estaba al alcance de una pequeña parte de la población. Los que podían leer y escribir, podían descubrir mundos nuevos, aprender cosas. Otra parte del edificio era la casa de la moneda, donde las fabricaban o las guardaban. Y otra parte tenía una sala de arte, de exposiciones.
Delante teníamos un edificio ya posterior; del siglo XVII. Barroco.
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Del conde palatino Federico IV. Cuando decidió hacer el edificio, aquí no había sitio, pero había una capilla en ruinas. Se tiró, se construyó su edificio y dentro, una pequeña capilla. En la fachada puso figuras importantes; hay 4 hileras de antepasados o príncipes electores de toda la historia del castillo. Arriba, en el tejado, a mano izquierda está Carlomagno. En medio está la diosa de la Justicia, con una espada y una balanza.
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En la segunda fila hay reyes como el segundo de la izquierda que es Ruperto III del que ya hemos hablado. En la fila inferior, el primero de la izquierda es Ruperto I (que en 1386 funda la universidad). Abajo está Federico III y al final, con una espada está Federico IV (el propietario del edificio). Encima suyo está Otto Heinrich (el propietario del siguiente edificio que veríamos).
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Otto Heinrich solo fue conde durante 3 años. Pero fue uno de los condes más conocidos y el que creó el palacio más destacado, porque es renacentista. La escalera de doble tramo lleva a la escalera. Encima de la puerta hay unas letras con todos los títulos que tenía este hombre: Príncipe elector, conde del Palatinado, Mayordomo del imperio, Duque de Baviera, etc. Por si a alguien se le olvidaba. Encima está su escudo y el de su mujer.
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Este príncipe era un gran amante de las ciencias y las letras. Así que en la fachada hay muchas esculturas. La primera fila tiene los 4 héroes del Antiguo Testamento: David (derecha), Hércules, Sansón y Josué. La parte central tiene las virtudes: Fe, Esperanza, Caridad, Justicia. La parte superior y las dos figuras que sobresalen, representan antiguos dioses griegos, con nombres de planetas: Saturno, Marte, Venus, Mercurio y Diana (la Luna). Arriba está Apolo (que representa el sol) y Júpiter. En el Renacimiento se recuperaba la cultura griega.
Como este edificio por dentro estaba lleno de madera, se quemó por el rayo, y por eso se ve directamente el cielo a través de él. Había una sala con espejos venecianos de gran lujo.
Debajo del edificio está el Museo de la Farmacia. Hay tratados de medicina, frascos antiguos, probetas. Se puede visitar.
Por último quedaba un edificio de transición entre el gótico y el renacimiento.
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También había una sala de espejos. Los arcos redondeados y la torre con el reloj de sol destacan. Para construir el edificio de Otto Heinrich fue en parte destruido. Así que aunque no tuvieran espacio, hacían lo imposible para intentar meter su edificio!
Atravesamos a la parte trasera del edificio del conde Federico IV. Antes de pasar al otro lado, Roser nos indicó que en la parte baja teníamos baños, una cafetería y el barril de vino más grande del mundo. En concreto hay dos: uno primero, de unos 200000 litros, y después está el más grande de unos 220000 litros. Se puede subir encima del barril y hay una pequeña pista de baile. También hay una figurita de un señor llamado Perkeo, que era el vigilante de la bodega, que era italiano, y que dicen que cuando le preguntaban si quería vino, decía: “Per ché no?”. De ahí se le quedó el nombre. Dicen que murió porque le engañaron dándole una copa de agua.
Llegamos al mirador que Federico IV decidió construir. Las vistas no tenían precio! Espectaculares!
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Roser nos habló del Paseo de los Filósofos que queda al otro lado del rio. Dicen que los artistas paseaban por allí y charlaban. Nos lo aconsejó; o al menos cruzar el puente, para ver las vistas desde el otro lado.
Nos quedaba una última curiosidad. Había una huella en el suelo.
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Dicen que la mujer de Federico IV fue sorprendida por su marido con su amante. Como él no podía salir por la puerta, dicen que saltó desde la ventana y dejó la huella en el suelo. Dicen que el señor que pone el pie allí y le coincide la huella es un buen amante. Quien se anima a probarlo en su visita a Heidelberg? Jejejejejejeje!
Cuando Roser miró el reloj, eran las 12! A las 12.15 habíamos quedado en el autobús! Madre mía! No teníamos tiempo de nada! Fue consciente de ello, y nos dio 5 minutos de gracia.
Nosotras tomamos unas fotos rápido del paisaje desde el mirador y nos fuimos a ver el barril.
Bajamos por una rampa, siguiendo las indicaciones y llegamos al primer barril.
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Hombre, grande lo era, eh? Un poco más adelante ya vimos el grandote!
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No estaba mal! Mi madre y yo subimos las escaleras hasta la pista de baile y hombre, muy grande no es, pero un bailecito se podía hacer. Había bastante gente viendo el barril.
Bajamos y nos encontramos de frente con Perkeo.
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Muy simpático él! Vimos la copa de vino típica de la zona, que veríamos en otras ocasiones en nuestro viaje.
Se acercaba la hora de ir al autocar. Roser nos había dejado muy poco tiempo, y necesitábamos ir al baño. Fuimos y había una mujer de charreta con otra. Estaban preguntándose de donde era cada una, y los baños estaban abiertos para que entraran. Les dijimos si iban a entrar y entraron. Después ya nos tocó a nosotras. Qué estrés! Ya era la hora! Así que yo me avancé para que no se fuera el bus sin nosotras, mientras mi madre y nuestra amiga bajaban.
Tuve que correr, porque me pareció que el bus cerraba las puertas. Al llegar ya estaban todos en el bus y le dije a Roser que en el baño había mucha cola. Me dijo que era consciente que nos había dejado poco tiempo, y que no pasaba nada.
Llegaron mi madre y nuestra amiga, subimos y nos fuimos hacia el centro de Heidelberg.
Mientras bajábamos del castillo, Roser nos leyó uno de los poemas de Goethe que escribió a Marianne von Willemer.
Íbamos a la única plaza del centro histórico donde los autocares podían parar. Allí bajaríamos, recogeríamos nuestro picnic y haríamos un paseo por Heidelberg. Acabaríamos en el punto donde nos encontraríamos todos a las 15:45, en la plaza al lado de la iglesia del Espíritu Santo, cerca del Ayuntamiento.
Ups! Joseph nos pidió que nos pusiéramos el cinturón!
Roser nos indicaría un café cerca de la iglesia que es propiedad de una chica de Jaén. Parece ser que el sitio era muy bonito, y evidentemente hablaban español.
Roser nos contó que el príncipe Karl Theodor no era muy querido por los habitantes de Heidelberg porque construyó un arco de triunfo que fue más caro de lo que había dicho en un principio. Lo tuvo que pagar el pueblo y no les gustó. Claro! Los últimos días los pasó en un palacio que tenía en Frankfurt, porque fue casi expulsado de la ciudad.
Llegamos a la plaza donde aparcó el autocar en unos 12 minutos, desde el castillo.
Recogimos el picnic en el maletero del autocar. Pesaba un poquito! Teníamos que hacer el paseo con el picnic en la mano. Bueno, no pasa nada! Señal de que hambre no pasaríamos!
Y nos pusimos en marcha para conocer un poco Heidelberg!
Roser nos habló de las fraternidades o hermandades, vinculadas a la existencia de la universidad. Son como unos clubes, o asociaciones de estudiantes, donde hay que reunir unos requisitos para entrar. Hacen fiestas, conciertos, comparten experiencias, etc. En Heidelberg existe durante muchos años. Tienen ventajas y obligaciones. Pagan una cuota para el resto de su vida. Nos habló del ritual de la mensura, que dicen que hoy en día aun se hace: a veces hay gente con una marca en la cara; pueden ser reyertas entre ellos por temas de honor.
El catecismo de Heidelberg también es característico de la ciudad. Se hizo a finales del siglo XVI, después de la reforma de Lutero. Cada territorio alemán practicaba una de las religiones según la voluntad del monarca de ese territorio. Se dictaron unas nuevas normas. Los domingos por la tarde se enseñaban las normas del catecismo de Heidelberg.
Llegamos al puente de Karl Theodor. Era una de las antiguas puertas de entrada. Vimos la figura del príncipe elector; no era muy agraciado que digamos…
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Hay figuras que representan diferentes ríos del territorio, como el Rhin, el Neckar, el Mosela…
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Dicen que en el puente había un vigilante que tenía una mascota. Pero que no era un perro, ni un gato, ni nada por el estilo, si no un mono. En el puente hay esta escultura.
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Dicen que quien toca esta especie de espejo vuelve a Heidelberg (lo tocamos por lo que pudiera ser!), y si pone la cara por debajo de la cabeza del mono, ve reflejada su cara y la de un mono (todos somos monos). Qué cosas más raras…. Tengo que reconocer que no lo probé. Detrás del mono hay unos ratones, que son la firma del artista Rumpf que hizo el mono. En Maguncia también veríamos una escultura suya.
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Estaba haciendo un calor! Tenía la espalda completamente mojada.
Roser nos enseñó la cafetería de la chica de Jaén, Ana, que queda justo delante de la bombonería donde vendían los famosos “Besos de Heidelberg”. En la esquina está el Café Knösel, donde iban antiguamente los chicos estudiantes de la universidad y las chicas de buenas familias (que no iban solas, si no con sus institutrices, para vigilarlas). Las chicas intercambiaban muchas miradas con los chicos, pero no se podían decir nada porque estaba mal visto. Así que el pastelero de la cafetería Knösel pensó que una de las maneras que podían tener de “hablar” era creando una chocolatina de galleta en forma de corazón, para que los chicos la pudieran regalar a las chicas y fuera como el beso que hubieran querido darse y no se podían dar. Qué bonito!
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Finalmente llegamos a la iglesia del Espíritu Santo, que fue construida en estilo gótico, pero después fue remodelada. Llaman la atención las tiendecitas entre los contrafuertes. Ya aparecen documentadas desde el siglo XV. Hoy hay tiendas de souvenirs, restaurantes…
En la iglesia se enterraban a los príncipes electores, pero cuando llegó Luís XIV, destruyó la mayoría de las tumbas. Solo quedan las de Ruperto III y su mujer. Ahora es una iglesia protestante, pero antiguamente tenía un muro en el interior, que separaba la parte protestante y la parte católica.
Finalmente vimos el Hotel Ritter, que había sido la casa de un hugonote francés que había huido en el siglo XVI de Francia, porque los católicos perseguían a los reformistas.
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En Heidelberg acogían a muchos protestantes. Él era un comerciante de telas y vino con su familia. En la parte de abajo tenía el almacén de telas, y en las ventanas una especie de mostrador donde las vendía. El edificio es precioso y arriba aparecen él y su mujer. También hay un carnero, porque su apellido era carnero en francés.
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El hotel, hoy en día es bastante importante. El restaurante nos dijo Roser que no era tan bueno.
Justo estábamos en la Hauptstraße y terminamos la visita. Allí mismo en el hotel nos encontraríamos a las 15:45.
Nos fuimos a comer. Así que las tres fuimos en dirección al puente, y muy cerquita, en la orilla del rio encontramos un banco a la sombra (importante!) donde poder comer nuestro picnic. Lo que nos habían preparado en el barco no estaba nada mal: 2 bocadillos (uno era tipo fajita con queso, lechuga, jamón, y el otro era de pan con queso, lechuga y tomate). Estaban muy buenos. También teníamos un plátano, zumo de naranja, agua y una barrita de cereales. Seguro que no nos pondríamos las botas como los que comían el codillo, pero hambre tampoco pasamos.
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Al terminar, decidimos aprovechar el tiempo para pasearnos por la ciudad.
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Cruzamos el puente Karl Theodor bajo una solana considerable! Menudo día nos estaba haciendo!
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Desde el otro lado del puente había una bonita vista del castillo.
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Bueno, en general, las vistas no tenían desperdicio!
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Vimos también una especie de monumento donde la gente ponía los típicos candados del amor. La idea es buena: tienen este monumento y así no llenan el puente.
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También vimos la escultura de Palas Atenea.
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Volvimos a cruzar el puente bajo el sol espectacular, y seguimos por la orilla del rio hasta Marstallstraße.
Pudimos ver en el puente las marcas del nivel que el agua del rio había conseguido en varias subidas. A estos alemanes les gusta marcarlo todo!
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Pasamos por el comedor universitario al aire libre, que estaba llenísimo de estudiantes, y todos al sol como lagartijas! Ya habíamos hecho bien de comer en la orilla del rio a la sombra…
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Llegamos a la Hauptstraße, llena de tiendecitas.
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Estuvimos fisgando por ahí un rato. Aprovechamos para ir a los baños del C&A, cerca de la Providenz Kirche. Los baños están en la primera planta y están muy limpios! Así que si estáis por allí y necesitáis unos baños públicos ya sabéis donde tenéis unos. Además, estábamos muy fresquitas allí dentro, porque fuera caía el Lorenzo que daba gusto!
Ya que estábamos allí entramos en la Providenz Kirche. Era protestante y muy austera. En el interior está el órgano más antiguo de Heidelberg del siglo XIX.
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Llegamos otra vez a la antigua universidad, que ya habíamos visto con el mini-tour que nos hizo Roser.
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Y como andaba loca por encontrar wifi, vi un Starbucks y allí que me fui. Intenté conectarme desde la calle, pero no hubo manera; no lo encontraba! Intenté conectarme a una red libre de la universidad y tampoco había manera! Probé con otra del ayuntamiento, y tampoco. Pues sí que estábamos bien! Quería mandar algún mensajito a la familia, pero no podría ser. Después de unos cuantos intentos ya lo dejé por imposible.
Por Kettengasse llegamos a la Jesuiten Kirche. Qué grande era!
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El exterior era bonito, ya que había una especie de patio con flores.
El edificio era bastante imponente.
Volvimos a la Hauptstraße que seguía llenísima de gente, y el calor seguía siendo sofocante. Por ahí nos encontramos a Ferran y a Roser paseando, aprovechando su rato libre.
Fuimos a la Heiliggeistkirche (la iglesia del Espíritu Santo), en medio de la Markplatz.
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Vimos las tumbas de Ruperto III y su mujer.
En el curso de su historia fue usada por católicos y protestantes, pero desde 1936 es exclusivamente protestante.
También deambulamos por las tiendecitas que hay fuera alrededor de la iglesia. Me llamó especialmente la atención un pequeño restaurante italiano, pegado a la misma pared de la iglesia. Muy coqueto!
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Desde la Marktplatz veíamos el ayuntamiento (Rathaus) que es precioso.
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Y como nos había gustado la historia de los besos de estudiante, nos fuimos a la Haspelgasse, a Knösel, para comprar una cajita y así poder probarlos. Bueno, llegaba el momento de comprobar si los 4 años de estudio de la lengua alemana estaban dando sus frutos. Me iba a enfrentar a mi primera conversación real (nada de los compañeros de clase o el profe) en alemán!
Entramos a la tienda y la mujer estaba atendiendo a una clienta. Miramos que había y enseguida nos tocó el turno. Le dije a la señora que intentaría hablar en alemán, porque lo estaba estudiante. La señora, muy amable, me dijo que adelante! Que encantadora era! Me dijo que era consciente que era un idioma difícil. Le pregunté que me enseñara lo más típico, y lógicamente me mostró los besos. Me explicó que tenía praliné, galleta y cobertura de chocolate. Ñaaaaaaaaaaaaaam! Podía comprarlos individualmente o en cajitas de 3.
Decidimos comprar una caja de tres (ideal! Un beso para cada una). Valía 6’95 euros. La señora me explicó que dentro de la caja había un papel con la historia de los besos explicada.
Y me preguntó de dónde éramos. Le dije que de Barcelona. Se le abrieron unos ojos como unas naranjas! Me dijo que nuestra ciudad es muy bonita, y que qué hacíamos en Heidelberg, teniendo una ciudad tan preciosa como Barcelona! Jajajajajajajajajaja! Qué maja la mujer! Le dije que como era lógico, estábamos de vacaciones, conociendo lugares nuevos. Ella dijo que, claro, unos venimos y otros vamos. Muy filosófica ella! Nos dio tres postales de la tienda. Y me felicitó por mi alemán! Bieeeeeeeeeeeeeen! Prueba superada! Le dije que ya se lo diría a mi profe, y ella me comentó que si quería, mi profe la podía llamar y ella misma se lo diría. Qué salada! Le di las gracias y ella también. Qué mujer más amable!
En resumen: quedé muy satisfecha con los resultados que estaba dando mi “dominio” del idioma germánico! Había podido llevar perfectamente la conversación, haciendo incluso bromas con la mujer! Hasta el momento no había tenido la oportunidad de poder llevar una conversación real, sino con mi profesor, o con los compañeros de clase. Ya tendría más oportunidades, ya, de practicar!
Os dejo unas fotos de los “besos” por si alguien se anima a comprarlos. Están muy buenos.
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Y más contenta que unas pascuas, nos fuimos hacia la Marktplatz, donde habíamos quedado con Ferran y Roser. Ya había gente del grupo esperando.
Le expliqué a Roser que no había habido manera de encontrar wifi. No me había funcionado ninguno de ellos.
Mientras esperábamos tomé unas fotos de la iglesia del Espíritu Santo.
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Cuando ya estuvo todo el grupo, volvimos hacia el autocar andando. Eran las 16h y estábamos a 31 grados! Menuda solana y qué calor! Y qué vistas del castillo!
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Subimos al autocar y dejamos la ciudad. Mientras salíamos Roser nos puso una marcha militar típica de Heidelberg, que se ha convertido en el himno oficioso de la ciudad. Es una canción de amor a la ciudad, que se llama Perdí mi corazón en Heidelberg. La canción era curiosa, muy militar para ser una canción de amor.
Y ya nos íbamos hacia Worms. Tardaríamos unos 30-45 minutos, así que Roser nos dejó descansar durante el trayecto.
De camino a Worms pasamos por la petroquímica BASF.
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Poco antes de las 17h ya estábamos llegando a Worms. Roser nos explicó algunas cosas de la ciudad desde el autocar. Gran parte de Worms fue destruida durante la segunda Guerra Mundial. Así que la mayoría son edificios modernos. Actualmente tiene unos 80.000 habitantes.
Worms es conocida por El Cantar de los Nibelungos, o el Tesoro de los Nibelungos. Es una historia anónima. Resalta la exaltación nacional alemana y se escribió durante la Edad Media. Sigfrido mata un dragón y se baña en su sangre, que le hace inmortal, pero con tan mala suerte, que una hoja le tapa una parte de la espalda, que no será bañada por esa sangre. Se enamora de una mujer, etc etc etc. Vamos, un culebrón! Richard Wagner hizo una ópera que dura 14 horas! Es el Anillo de los Nibelungos. Una de las partes, las Valquirias, es muy conocida. En la ciudad hay varias esculturas que remiten a la historia.
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Bajamos del bus, nos pusimos el pinganillo, y empezamos la visita por la ciudad a pie.
En la ciudad se ve muchas veces representado el dragón que mató Sigfrido.
Llegamos a la Catedral de Worms.
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El color de la piedra, como en Heidelberg era rojiza. A medida que nuestro viaje fuera avanzando, el color de las piedras iría cambiando hacía una piedra mucho más negra.
La Catedral de Worms es una de las tres catedrales imperiales: Spira, Worms y Maguncia. Son las llamadas Las Tres Perlas del Rhin. Para nosotros, las catedrales normalmente son góticas, muy altas. Y en cambio el románico tiene más iglesias, bajitas y pequeñas. En cambio estas tres catedrales son de estilo románico renano, y son muy altas. Esta se empezó a construir en el siglo XII.
Roser nos llevó hasta la maqueta de la catedral.
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La catedral no tiene una fachada principal, sino que las cuatro partes son diferentes. Tiene 4 torres circulares; dos a un lado y dos al otro. También hay otras torres de 8 lados.
Otra característica de las catedrales imperiales (aunque la de Spira no, pero la de Worms y Maguncia si), es que tienen dos cabeceras, o dos altares (uno para representar el poder de la iglesia, y el otro el poder del emperador). Así el emperador y el obispo tenían sus altares diferenciados. Aunque el emperador no vivía en Worms o en Maguncia, y era extraño ver al emperador siguiendo una misa en la catedral. Dentro, los dos altares son distintos: uno es más recargado, más barroco, y el otro es más austero. Roser nos dijo que cuando entráramos, los miráramos y pensáramos cual era el del emperador y cual el del obispo, y por qué.
Nos acercamos a la una de las fachadas que fue reconstruida, ya que los franceses destruyeron gran parte de ella.
Al lado de las vidrieras había 4 vírgenes (dos virtuosas y dos necias).
También vimos una cúspide con un animal que tiene encima a una mujer.
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Es un animal que representa 4 en uno; los 4 símbolos de los 4 evangelistas (león, águila, toro y ángel). La mujer representa la Iglesia.
Roser nos dijo que en toda la decoración de figuras de la puerta había un perro salchicha. Cómo? Pues sí!
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Es como la historia del maestro de obras al que se le murieron sus dos hijos en un accidente, que Roser nos había explicado en Heidelberg. En este caso el maestro de obras llevaba a su perro salchicha. A los trabajadores les molestaba y le pidieron que lo atara. En el momento de bajar del andamio, cuando ya estaba abajo, el andamio cayó. Así que como se había salvado decidió poner al perro en la fachada, pero un poco escondido para que no destacara mucho.
Eran las 17.15 y Roser nos dejó unos 10 minutos para entrar y ver la catedral. Vimos los dos altares.
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Dentro de la catedral había una maqueta donde aparecía el antiguo claustro, que fue destruido por los franceses.
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Al salir Roser nos resolvió el enigma de los dos altares. El recargado era el de la Iglesia, y el austero el del emperador.
Seguimos nuestra pequeña ruta por Worms andando. Dejábamos el catolicismo y empezábamos a hablar del judaísmo. Los judíos sabían leer y escribir, eran gente culta, y muchos de ellos se dedicaban al comercio (habían acumulado riqueza). A veces también eran los prestamistas de los reyes, así que los defendían. En las ciudades vivían aislados, separados de la comunidad cristiana. En Worms había una población muy importante de judíos (como en Praga y Viena). Durante la segunda Guerra Mundial, los restos que habían quedado de la antigua parte judía desapareció. Pero por suerte, el cementerio judío se conservó. Allí nos dirigíamos.
Entramos al cementerio. Había muchas tumbas repartidas por el espacio!
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Nos paramos en dos tumbas que tienen un significado especial. Hoy aun hay gente que viene a hacer los honores a los difuntos. Pero hoy en día ya no se entierra gente aquí.
Choca no ver flores en las tumbas. Para los judíos no es habitual esta práctica, porque se marchitan. Su manera de honrar a los muertos, es con papeles que escriben y ponen piedras encima.
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Uno de los dos difuntos, durante la Edad Media, fue un gran doctor en judaísmo. Le llamaban Maharam el Maestro. Nació en Worms y fue educado en distintas ciudades europeas. Al volver a Worms se encontró un momento de crisis entre la comunidad católica y la judía. Como muchos otros judíos marchó a Tierra Santa. En un viaje que hizo a Europa fue secuestrado por el emperador Rodolfo que pidió mucho dinero para poderlo rescatar. Pero él se negó a que pagaran esa cantidad, para no sentar precedente. Estuvo encerrado 7 años en la cárcel y murió. Pero Rodolfo dejó su cuerpo allí.
Pero una persona de Worms, Alexander ben Salomon tenía dinero y decidió pagar el rescate. Llevaron el cuerpo al cementerio judío de Worms y lo enterraron. Él pidió que cuando él muriera, lo enterraran junto al maestro. Pocos meses después de pagar el rescate, murió.
Salimos del cementerio y seguimos andando al tercer y último punto de nuestra visita a Worms, el monumento a Lutero.
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Roser nos dijo que Lutero, en ningún momento quiso crear una religión nueva. Él creía en el catolicismo. De joven vivió una tormenta en la que creía que iba a morir, y pidió a Dios que si sobrevivía, dedicaría su vida a la religión. Así fue e ingresó en un monasterio de agustinos. Creía en un Dios bueno, y no castigador, aunque el Papa hablaba de otro tipo de Dios castigador, y que los fieles son pecadores que irán al infierno. A Lutero le parece extraño lo que se decía a nivel teórico (lo que estaba escrito) y la realidad práctica. Pasa el tiempo, es párroco, y hay muchas cosas en las que no está de acuerdo. Más tarde ve que la iglesia pone a la venta las indulgencias (regalo que la iglesia daba a su gente, a cambio de pagar un dinero, que se gastaba en reformar y construir iglesias. Una reforma visual). Para Lutero el buen cristiano era humilde y vivía con lo justo y necesario. En ese momento escribe las 95 tesis que cuelga en la puerta de la iglesia de Wittenberg. Son propuestas de reforma para la iglesia cristiana dirigidas a Roma. En Roma no sienta bien lógicamente. Tanto el Papa como el emperador le ofrecen una oportunidad para que se retracte. Fue convocado en Worms en 1521 a un sínodo. Por esto hay la escultura en la ciudad. Lutero no se retracta; no puede ser infiel a su consciencia. El emperador y el arzobispo se enfadan, lo excomulgan y le dan pocos días para que abandone el territorio. Por el camino lo raptan los hombres de su protector, el duque de Sajonia. Cree en él y lo ayuda. Le lleva a su castillo y allí traduce la Biblia del latín al alemán, en la lengua del pueblo para que todos lo entendieran. Vuelve a Wittenberg y empieza a aplicar las reformas. Poco a poco el emperador es más fuerte y prohíbe a Lutero que siga haciendo lo que hace. Los siete príncipes electores se ponen en contra del emperador y hacen una protesta contra la prohibición. Por eso se les llama protestantes.
Y así acabamos la visita a Worms. Nos fuimos hacia el autocar y de allí al barco.
Llegamos al barco poco antes de las 18.45h. En recepción teníamos te frio esperándonos. Qué bueno estaba! Y como se agradecía después del calor! Menudo detalle!
Como hacía tanto calor decidí ponerme el bikini e irme al jacuzzi de la cubierta del barco. Había un señor dentro. Me metí y se estaba taaaaaaaaaan bien! Además, con el sol poniéndose, el paisaje era precioso!
Estuvimos hablando un rato, y resultó que era el padre de Dani Mateo, que sale en el programa de Wyoming. El mundo es un pañuelo!
Puntuales a las 19h ya salimos de Worms. Ver la salida desde el jacuzzi no tenía precio. Estuve un ratito más y ya bajé a la habitación para darme una buena ducha.
A las 19.30h subimos a cubierta. Hacía un poquito de viento, pero se estaba muy muy bien. En el rio había gente haciendo surf, pescando… El paisaje era precioso, con casitas.
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A las 20h bajamos al comedor para la cena. Era servida. La cena del chef. Comimos: ensalada verde con tiras de pollo, beicon crujiente, huevo duro, tomates, aceitunas y picatostes con salsa César. Consomé de ternera con tiras de crepe y verduras. Y un plato principal a escoger: ternera asada con salsa de cebolla Madeira, verduras y patatas a la parrilla, o bacalao con salsa de oliva y tomate, patatas con hierbas y verduras mixtas, o pappardelle con salsa cremosa de champiñones y aceite de trufa. De poste, crepes con queso y salsa de chocolate o fruta fresca. Como veis, hambre no pasamos! Estaba todo muy bueno, pero…. eran taaaaaaan lentos sirviendo! Era desesperante! Cuando ya estábamos acabando de cenar, llegamos a Maguncia. Vimos como atracábamos.
Me pedí una manzanilla, porque aunque ya estaba mejor del estómago, no se podía abusar.
Tardamos 1h y 40 minutos en cenar! Una eternidad!
Quedamos con Pere y Trini a las 22h en el vestíbulo para salir a dar una vuelta por Maguncia. Fuimos a la habitación para coger cuatro cosas y fuimos a recepción. Cogimos un mapa. Roser nos indicó donde estaba el Hilton, para tenerlo como referencia. Justo detrás, está la catedral.
Salimos 9 personas a pasear por la ciudad. Mientras, en el barco había fiesta, pero nosotros preferíamos tener una vista nocturna de Maguncia.
Andando por las calles había poca gente, y llegamos a la catedral. Qué bonita!
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Pero a las 23h cerraron las luces! Tuvimos la suerte de verla iluminada. En la plaza de la catedral había una farmacia muy bonita y muy decorada.
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La plaza era muy bonita y tenía un pozo.
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Había terracitas para tomar algo (y eso que Roser nos había dicho que en Maguncia no encontraríamos nada abierto a esas horas).
Vimos el ábside de la catedral.
Después el paseíto ya volvimos dirección al rio. El paseo realmente fue muy agradable. Al lado del rio había una terracita muy animada, con tumbonas, música, etc!
A las 23.30 ya estábamos de vuelta al barco. Cuando fuimos a pedir la llave, el recepcionista nocturno estaba al teléfono. Me preguntó si yo hablaba inglés y español. Quería que lo ayudara. Me puse al teléfono. Una mujer me dijo que quería llamar a España y no podía. Se lo expliqué al recepcionista y me dijo que las chicas de la mañana le tenían que activar la línea. Madre mía! Me tocaba hacer hasta de traductora!
Bueno, pues así acababa el día, atracados en Maguncia, y preparados para seguir nuestra travesía por el Rhin!
Después del palizón del día anterior, dormimos como troncos y el despertador nos avisó a las 7h. Hacía sol! Pese a la lluvia de Estrasburgo, el tiempo ya mejoraba.
Una vez listas, aseadas y perfumadas, bajamos a desayunar a las 7.45. Como el estómago ya respondía bien, comí un bocadillo con embutido, otro con mantequilla y mermelada, una rebanada de pan de pipas con Nutella (prueba más que clara de que ya estaba bien bien bien). Un buen zumito multivitaminas, y una manzanilla eran un buen complemento para arrancar bien el día.
Después de desayunar fuimos a la habitación. Nos lavamos los dientes, recogimos las cosas necesarias para la excursión, y a las 9h ya estábamos listas con nuestra radioguía preparada, esperando en la orilla para empezar la excursión por Maguncia.
Esa mañana el grupo azul iríamos con Javier, de Madrid. Mientras esperábamos al resto del grupo, Javier nos indicó que el edificio rosado que teníamos cerca era el Palacio Arzobispal (reconstruido, porque el edificio del siglo XVII quedó muy destruido por la segunda Guerra Mundial). Hoy en día es un museo.
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Vimos las dos cúpulas de la iglesia de San Pedro, la iglesia barroca más antigua de la ciudad.
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Muy barroca, muy recargada. En un altar están los ratoncitos del artista Rumpf (del cual habíamos visto el mono en el puente de Heidelberg). Seguramente después de nuestra visita con Javier, entraríamos en ella por verla, aunque también es una reconstrucción, porque también fue destruida en la segunda Guerra Mundial.
Veíamos también dos edificios oficiales, con banderas. Uno es el parlamento del estado de Renania Palatinado (cuya capital es Meinz, o Maguncia).
Maguncia es una ciudad grande, tiene unos 200.000 habitantes. La visita que haríamos duraría una hora y media más o menos. En la ciudad hay una de las universidades más antiguas de toda Alemania.
Javier nos paró delante de una fuente con 8 personajes: el emperador (el de la izquierda, que tiene el águila imperial) y los 7 príncipes electores.
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Vimos unas banderas con dos ruedas de carretero unidas por una cruz, que es la bandera de la ciudad de Maguncia desde el siglo X.
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Javier nos contó que en ese punto, el Rhin tenía unos 4 metros de profundidad, porque había habido lluvias y había algo de crecida.
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Veíamos varios aviones que volaban bastante bajo, y es que estábamos más o menos a unos 30 minutos de Frankfurt. De hecho, Javi nos dijo que mucha gente vive en Maguncia y trabaja en Frankfurt.
Como estábamos en la orilla izquierda del Rhin, quiere decir que Maguncia fue fundada por los romanos sobre el año 13 a.C. En 1982 se descubrieron restos de embarcaciones romanas (por eso, en la ciudad hay el Museo de la navegación antigua).
En el año 747 d. C. es erigida como sede arzobispal y a principios del siglo XII se convierte en ciudad libre del imperio, cosa que le da derecho a construir una muralla medieval, a tener su propio ejército y su propia aduana.
Durante los 30 ataques aéreos de la segunda Guerra Mundial un 80% de la ciudad quedó destruida. Así que veríamos una mezcla entre lo antiguo y lo moderno. Estábamos en una plaza donde ya lo podíamos ver. Por un lado teníamos el escudo tan antiguo de la ciudad (es así porque el arzobispo Willigis, que puso la primera piedra de la catedral, venía de una familia muy humilde de carreteros. Al llegar al poder la gente se reía de él y pintaban ruedas de carretero en las paredes. Así que el hombre pensó: No quieres caldo? Pues dos tazas!), y por otro lado el Rheingoldhalle (edificio de los años 70, que es centro de convenciones y sala de conciertos, con buenísima acústica. Unido al Hotel Hilton) y el ayuntamiento (de los años 60).
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Desde allí también veíamos una antigua torre de la muralla medieval, llamada la Torre del Hierro. En el siglo XVIII fue prisión. Hasta allí llegaba antiguamente el rio.
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Delante del ayuntamiento hay una escultura muy moderna del escultor valenciano Andreu Alfaro, porque las ciudades de Maguncia y Valencia están hermanadas, porque Valencia fue la primera ciudad en España en tener una imprenta moderna (la imprenta de tipos móviles creada en Maguncia).
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Empezamos a andar por la ciudad, pasando por una galería comercial muy moderna, donde no faltaba ZARA.
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Pasamos también por el Gutembergmuseum, sobre la historia editorial. Gutemberg inventó la imprenta moderna, la imprenta de tipos móviles. Pero el nombre real de este hombre no era Johannes Gutenberg, sino Johannes Gensfleisch (carne de oca. No me extraña que se cambiara el nombre!).
Y finalmente llegamos a la catedral de Maguncia. También catedral imperial.
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Estábamos en la Liebfrauenplatz. En la plaza hay un edificio donde se ven dos cañonazos de cuando vinieron los franceses.
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La catedral también está construida en piedra arenisca como las otras dos de las tres perlas del Rhin. La primera piedra se puso en el año 975. Pero en el año 1009, el año de la consagración, hubo un gran incendio y tuvieron que reconstruirla (hasta mediados del siglo XIII). Como la de Worms, es una mezcla de diferentes estilos arquitectónicos, románico y gótico. La única plenamente románica es la de Espira.
Y llegamos a la Marktplatz (en Alemania sería el equivalente a las plazas mayores de ciudades y pueblos). Allí estaba el pozo que habíamos visto la noche anterior.
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Fue levantado el año 1526 y fue un regalo del arzobispo de Maguncia al rey Carlos I de España y V de Alemania.
La misma plaza también era una gran mezcla de estilos en los diferentes edificios, muchos de ellos reconstruidos y hechos como serían antiguamente (pero muchos de ellos son del año 2008!).
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Vimos también una columna que se tenía que utilizar en la catedral, pero que no fue así, porque en el interior hay columnas cuadradas.
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Tiene esculturas de Rumpf, que con cuatro cubrecabezas narra la historia de Maguncia. Hay una corona (como ciudad del sacroimperio romanogermánico).
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También un casco de un gladiador romano (habla de la presencia de los romanos en la ciudad, como fundadores).
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También están las dos ruedas de carretero y la cruz.
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Si se mete la cabeza dentro de uno de los cubrecabezas hay un zorro y los tres ratoncitos como firma del artista. También hay una mitra papal (por la importancia del arzobispo).
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Y por último hay un sombrero de bufón (habla de la importancia del carnaval de la ciudad).
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De allí, Javi nos contó cuatro cosas que podíamos ver de la catedral y así podíamos entrar.
La puerta de bronce es la única que queda en pie.
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También veríamos los dos altares: el cargado y el austero. En las columnas de la catedral hay esculturas que eran tumbas de la catedral; es una gran colección de escultura funeraria.
Los franceses utilizaron la mayoría de tallas de madera de la catedral para hacer fuego y calentarse. Pero aun se conserva la llamada La Bella Maguntina.
También podíamos visitar el claustro.
Y cosa importante para todo viajero apurado. En el interior hay aseos! Quien los pueda necesitar, ya lo sabe.
Javier nos dejó 15 minutos. Volvíamos a quedar a las 10h. Así que entramos para ver lo que nos había aconsejado Javier.
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El claustro era bellísimo! Qué calma! Qué paz!
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Encontramos esta curiosa escultura que digamos que había perdido un poco la cabeza…
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Vimos incluso una pequeña cripta.
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Después de la visita al interior de la catedral, Javier nos contó una anécdota de la bandera de Maguncia. Era raro que un hombre humilde llegara a arzobispo, así que sus enemigos le acusaron de practicar magia negra. Decían que en su casa tenía una habitación donde se pasaba largas horas, y de la cual salía como más fortalecido. Estos comentarios llegaron a oídos del emperador, así que fue a Maguncia y le pidió a Willigis que le enseñara esa sala. Este accedió, y cuando el emperador entró vio una rueda de carretero pintada en la pared con el escrito “Nunca olvides tus orígenes humildes”. De ahí, el arzobispo sacaba toda la fuerza.
Javier nos recomendó que para nuestro rato libre fuéramos por la Schöffestraße, hasta la Agustinerstreße, a la derecha hay unas casitas de entramado de madera del siglo XV-XVI, que llaman el jardín de los cerezos (Kirschgarten), y a la izquierda la iglesia de los agustinos, barroca y muy bonita.Tomamos buena nota de ello.
Seguimos andando. A la derecha teníamos un edificio renacentista, del siglo XVI, la universidad Gutemberg.
Gutemberg había trabajado como herrero del príncipe elector. Pero necesitaba dinero para poder llevar a cabo su proyecto de imprenta. Así que se unió a un judío que le prestó el dinero. Pero con los años Johannes Fust echó a Gutemberg del proyecto, así que murió solo, pobre, triste… El proyecto que tenían conjunto, era hacer Biblias; las biblias de las 42 líneas.
Estábamos delante de una escultura de Gutemberg.
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Y delante de la escultura nos esperaba una pequeña sorpresa. Hasta aquí puedo leer, porque los futuros viajeros vivan también su sorpresa.
También pasamos por el teatro municipal de la ciudad, el Staats Theater. Íbamos andando por la Ludwigsstraße.
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Nos dirigíamos a la Schillerplatz. Schiller fue uno de los poetas alemanes más importantes. Escribió el poema Oda a la Alegría, que Beethoven musicalizó para hacer la 9ª Sinfonía. Pero parece ser que ahora todos conocen esa plaza como la Plaza del Carnaval. En Maguncia el pistoletazo de salida del carnaval es el día 11 del mes 11 a las 11 horas y 11 minutos (en Colonia también). En alemán “once” se llama “elf”. Os suena “Egalité, Liberté et Fraternité”? Pues dice la leyenda que se hace así para recordar la presencia de los franceses, ya que fueron tiempos de gran alegría y gran libertad. En 1792 se creó la República Maguntina, una república independiente bajo protectorado francés. Aunque después llegaron los prusianos y echaron a los franceses.
Pasamos por el lado de un huerto en medio de la calle.
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Nos paramos en una escultura que llevaba uno de los disfraces más populares del carnaval: un tamborilero. Si llevan la chaqueta verde son prusianos, si es azul son franceses y roja de las “chispas rojas” “Die roten Funken”, el ejército de Colonia.
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Y llevaba el 11!
El carnaval de Colonia y el de Maguncia son los más importantes de Alemania. Parece ser que va gente de todo el mundo.
En 1967 se puso en la plaza una bonita fuente.
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Tiene 250 figuras relacionadas con el carnaval.
Desde ese punto Javier nos explicó una curiosidad de la ciudad. Los carteles de las calles tienen dos colores distintos: azul o rojo.
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En Maguncia nadie se pierde. Las calles azules van paralelas al rio Rhin y las rojas, perpendiculares.
Llegados a ese punto Javier nos planteó dos alternativas. Si alguien estaba cansado, tenían ya tiempo libre para descansar o hacer lo que quisieran. A las 13.15 era el “Todos a bordo!”. Él iba a subir a la iglesia de San Esteban (5 minutos) donde había unas vidrieras de Chagall.
Nosotras decidimos ir a ver las vidrieras ya que había oído hablar de ellas. Per y Trini también vinieron.
Subimos por la Gaustraße hasta la M. Wardstraße, para llegar a la St. Stefanskirche.
Las ciudades alemanas se terminaron de reconstruir después de la segunda Guerra Mundial en los años 70-80. Cuando empezaron a reconstruir la iglesia de San Esteban, el padre Claus Meyer le pidió a Mark Chagall que hiciera las vidrieras. Chagall nació en lo que hoy sería Bielorrusia. Era judío sefardí. Fue pintor y escultor abstracto. Y yo no sabía que durante un tiempo había estado viviendo en Tossa de Mar.
Así que un cura alemán, pide a un judío sefardí (que fue perseguido por los nazis) que haga las vidrieras de una iglesia. Se considera como un gesto de reconciliación hermoso después de la segunda Guerra Mundial. Pero solo tuvo tiempo de hacer 5 vidrieras, ya que tenía unos 90 años. Murió y su taller y otros artistas siguieron con vidrieras parecidas a las suyas.
Habrá a quien le gustará más y a quien menos. Hay que recordar que es arte abstracto. Tienen un color azul eléctrico que crea un ambiente especial.
Allí nos dejó Javier y nosotros entramos a la iglesia.
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Uau! El efecto de las vidrieras azules es muy especial! Habrá a quien no les guste, pero a mí me fascinó! Vosotros mismos lo podéis juzgar, aunque las fotografías no hacen justicia a la realidad.
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Después de ese rato de éxtasis decidimos seguir visitando algo más de la ciudad. Así que nosotras, Trini y Pere, y otros compañeros fuimos por Maria Ward Straße abajo hasta la Ballplatz. En la plaza había una escultura muy bonita y curiosa.
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Y unos curiosos patitos de goma muy alemanes.
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De ahí llegamos a Ludwigsstraße y fuimos hasta la esquina de Schöfferstraße.
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Fuimos por esta calle hasta la esquina con Hollagäßchen y allí nos encontramos con lo que nos había recomendado Javier. El llamado Jardín de los cerezos (Kirschgarten). El entorno, con casitas de madera era precioso. Muy bucólico. Un pequeño oasis en medio de la ciudad y cerca de la catedral.
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Seguimos por la Augustinerstraße para poder visitar la Augustinerkirche. A ver si teníamos suerte y estaba abierta, ya que Javier nos había dicho que la abrían cuando querían…
Y si, tuvimos suerte! Las pinturas del techo eran fantásticas!
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La iglesia es de estilo barroco, súper recargada! No fue destruida durante la segunda Guerra Mundial. Realmente es bastante imponente, y un estímulo para los sentidos del viajero.
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Decidimos volver a Ludwigsstraße por Schöfferstraße, y nos paramos en una tienda donde vimos unos cerditos muy curiosos. Eran para ahorrar para diferentes cosas importantes: para la boda, para las cosas de casa, para las vacaciones (este era interesante!). Decidimos comprar un par: uno para mi prima y uno para mi tía.
Entramos en la tienda. Otra oportunidad más para practicar mi alemán! La mujer de la tienda me estuvo explicando todas las variedades.
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Cada cerdito pequeño valía 9’50 euros. La mujer nos los envolvió bien para el viaje. Al final me felicitó por mi alemán! Ole ole! Qué contenta y satisfecha estaba!
Fuimos por la Ludwigsstraße hasta la Schillerplatz donde había un bar en el que Javier nos había dicho que había wifi gratis. Nos sentamos en el interior. Vino el chico y nos escribió la contraseña para poder acceder al servicio. Pero a ninguno de los del grupo nos funcionó. Así que como tardaban mucho en venir a pedir qué queríamos tomar, y como el wifi no nos funcionaba, nos levantamos y nos fuimos.
Hicimos unas cuantas fotos a la bonita plaza.
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Y seguimos por Schillerstraße hasta Große Bleiche, y giramos a la derecha, en dirección al barco. Ya empezaba a hacer calor!
Esa calle ya era otra cosa, porque se veía mucho más comercial. Dejábamos atrás la parte antigua de Mainz.
Andamos un buen trozo hasta la St.Peters Kirche, que también nos había recomendado Javier. Si la de los agustinos nos había parecido cargada, esta era mucho más decorada! Ande o no ande, caballo grande!
Cuando entramos estaban tocando música, y nos quedamos un momento a escucharla.
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Y como seguíamos con nuestra investigación, decidimos intentar ver el edificio de la cancillería que estaba allí mismo, y del cual nos había hablado Javier al salir del barco. Así que entramos en el Landtag Staatskanzlei.
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Había un montón de gente en el vestíbulo; habría algún acto. Así que nos cortamos un poco y decidimos no intentar entrar, porque habría sido un poco difícil. Jejejeje
Así que nos fuimos hacia el barco, que estaba allí mismo, porque ya eran las 13h y a las 13.15 era el “Todos a bordo!”. Este era nuestro Swiss Crown. Nuestra casa.
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Nos había gustado la visita a Mainz. Vale la pena dedicarle una visita.
Pedimos nuestra llave en recepción y fuimos a la habitación para prepararnos para la hora de la comida.
A las 13.30, puntualísimos, zarpamos rumbo a Rüdesheim. Cumplíamos los horarios a rajatabla.
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Parecía que empezaba a nublarse un poco. En Maguncia habíamos tenido bastante calor, pero nada que no fuera soportable, claro.
Como pertenecíamos al turno B, ese día nos tocaba comer en la segunda tanda. Como teníamos hambre, puntuales a las 13.45 ya estábamos en la puerta del comedor.
Gabriel estaba haciendo un juego con cada pasajero. Tenía un juego de cartas en la mano, y tenías que intentar adivinar si la siguiente carta en levantar sería mayor o menor que la anterior. Así con cuatro cartas distintas. Me tocó probarlo y acerté en todas las ocasiones, así que me tocó premio: una gorrita Politours (que son plegables y van de maravilla para la lluvia). Mi madre también acertó! Otra gorra más!
Nos sentamos en nuestra mesa, y atacamos el bufet. Pedimos crema de puerros con picatostes a Tico. En el bufet había de todo, como siempre. Varios tipos de ensaladas, quesos, embutidos y jamón, pescado ahumado y marinado, escalopa empanada, croquetas de patata, filete de caballa, canelones con queso… Y de postres había budín de pan, flan de arroz, pasteles y fruta fresca.
Mi madre y nuestra amiga pidieron una botella de vino Riesling blanco. 18 euros la botella. El que les sobró Tico lo guardó para la siguiente comida.
Durante la comida llovió un poco. Pero el paisaje era precioso: viñas, casas enormes… En el crucero por Rusia quizá los paisajes no eran tan impactantes, pero en este crucero estaban siendo preciosos!
Después de la comida nos fuimos a la habitación a coger las cámaras, porque queríamos ver como atracábamos en Rüdesheim. Eran las 15.15h y subimos a cubierta. Lo vimos perfectamente.
Qué paisaje! Qué calor también!
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Este era nuestro capitán, atracando el barco, como si fuera un coche teledirigido.
A las 15:20 bajamos a la habitación para descansar un poquito, ya que a las 15.50 teníamos que volver a ponernos en marcha! A las 16h empezábamos excursión por Rüdesheim.
Al grupo azul nos tocó con Ferran. Nos conectamos la radioguía y empezamos a andar. Estábamos en la orilla derecha del Rhin (la orilla germana). Así que el nombre de Rüdesheim no tiene origen romano, como las ciudades de la otra orilla. El significado, en alemán antiguo, sería algo así como “El hogar del remero”. Porque aquí se tenían que parar los barcos antes de enfrentarse al estrecho de la Loreley; antiguamente un lugar de navegación peligrosa (al día siguiente pasaríamos por allí! Madre mía! Jajajaja), desde Rüdesheim hasta Boppard. Tenían que tener cuidado de no embarrancar, no naufragar, no darse con las piedras del fondo. De esta peligrosidad, nació la leyenda de la Loreley, una especie de sirenas que encantaban a los marineros con sus cantos, y les hacían naufragar o embarrancar.
Los navegantes a veces decidían llevar las mercancías por tierra (por las Taurusgebirge, las montañas de allí) desde Rüdesheim hasta Boppard. Utilizaban una grúa, que es esta torre de color blanco, la Torre del Águila o Adlerturm (como la Torre del Hierro de Mainz). Antes el agua estaba más cerca de la torre.
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La torre formaba parte de la muralla. Y al lado hay un edificio reformado que había sido una pensión, donde dicen que se había alojado Goethe. Dicen que aquí escribió parte de su novela más conocida, Fausto.
Ferran nos llevó un trozo por el lado de la vía del tren, porque pese a que hay pasos elevados, un poco más adelante teníamos un paso subterráneo, que era más seguro. Pasan muchos trenes de mercancías que van muy rápido.
Menudo calorcito hacía para el paseo por Rüdesheim!
Ferran nos dijo que pese a que Rüdesheim es pequeña, por la noche se anima, porque hay muchas tabernas, mucha música en directo. La hora fuerte de diversión es entre las 22 y las 24h.
Vimos un ferri donde ponía Bingen, porque es el nombre del pueblo de delante. No hay puentes, ya que después de la segunda Guerra Mundial, como los puentes habían sido volados, no se reconstruyeron, solo los de ciudades mayores de 50.000 habitantes. Pero gracias a los ferris hay comunicación, y son continuos. Bingen es conocida porque es la patria de Santa Hildegarda, lo que sería como la Santa Teresa de Jesús alemana. También le llamaban La Sibila del Rhin, porque tenía visiones sobre el futuro. Llegó a ser muy apreciada por la iglesia y el emperador, porque les decía lo que querían oír (muy lista ella!). Además, en el siglo XII fue una mujer de ciencias. Ella, como monja tenía la capacidad de leer y escribir. Escribió libros sobre ciencia, anatomía, sexología, medicina. Incluso tradujo muchos libros clásicos al alemán. También fue la primera mujer que predicó. Y fundó varios monasterios.
Ferran nos dijo que en Rüdesheim hay unos 8.000 habitantes. Es destino turístico para muchos alemanes. De hecho, sobretodo viven del turismo enológico: hay casas rurales donde se ofrece hacer la vendimia.
Llegamos a Marktstraße.
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Había una fuente hecha en gres con tres figuras: un viticultor, un ciudadano romano (que aunque no llegaron allí, trajeron el vino) y un peregrino (porque estábamos en la ruta del camino de Santiago. En Alemania hay muchos ramales. Por eso en el escudo de la ciudad hay una concha de peregrino).
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Llegamos a la iglesia de Santiago (St. Jakobus Kirche), reconstruida muchas veces. La torre tiene una veleta muy particular; en lugar del típico gallo, hay una media luna islámica, y al otro lado hay una estrella.
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No son símbolos habituales en una iglesia. Se dice que fue mandada construir por un noble local, el señor Bromser. Fue a la segunda cruzada y quedó preso de Saladino. Prometió que si conseguía escapar de la prisión, construiría una iglesia en honor a Santiago. Y así lo hizo. La veleta que hay ahora no es la original. En recuerdo a su estancia en tierras musulmanas hay la media luna, y en recuerda a la estrella que lo guió por el mar Mediterráneo está la estrella. Esa es la leyenda.
Delante de la iglesia había una fuente con un hombre con una copa en la mano.
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Es la copa del Rhin. Y a mi madre y a mí se nos quedó una cara de pasmadas! Sin saberlo, teníamos un juego de estas copas en casa! Son preciosas, porque tienen el pie con cristal verde, y tienen la parte de la copa toda tallada. Y nosotras sin saberlo….
La copa es muy resistente, porque no beben una o dos copas. Jajajajaja
Y Ferran nos enseñó una curiosidad que hay en las puertas de las casas, tanto en Alemania, como en Suiza o Austria. Hay una costumbre de pintar unos símbolos con números y letras en tiza en las puertas de las casas. Aparecen por navidad.
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20+C+M+B+14. Hay dos explicaciones sobre el significado. La de los adultos y la de los niños. Espero que no haya ningún niño leyendo… A los niños les dicen que son los reyes magos que han pasado. En alemán Gaspar es Caspar. Así que tendríamos a Gaspar (C), Melchor (M) y Baltasar (B). El 20 y el 14 sería el año: 2014. Cada año llegan los reyes magos y dejan su firma. La otra versión: hay unos niños que son la Congregación de la Estrella que cantan villancicos en las casas, y reciben un aguinaldo. Cuando han recibido el aguinaldo dejan su firma. Christus Mansionem Benedictat (C, M, B) quiere decir “Dios bendiga esta casa”. Así se da por bendecida. Si no les dan el aguinaldo, no renuevan la firma. Así que se puede ser un poco cotilla y saber quien ha pagado y quien no!
A veces, en lugar de tiza lo hacen con una especie de etiquetas, para que no les manchen las puertas.
Yo tengo que decir que pese a haber estado en Alemania y Suiza, no lo había visto nunca.
Fuimos subiendo hacia la Oberstraße.
Ferran nos dijo que hay dos buenas maneras de pasárselo bien en Alemania: bebiendo cerveza y bebiendo vino blanco. Desde el barco ya habíamos visto muchos viñedos, y en el Mosela veríamos más.
El equivalente del pub británico o el club social de España, el lugar donde se reúnen las familias, se come, hay exposiciones, se bebe, es el Biergarten alemán. Son espacios con jardines y casas con entramado de madera.
Vimos un Biergarten con las características copas del Rhin pintadas en la fachada. Y un gato muy gracioso!
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A la derecha dejamos el Museo de la Tortura (Mittelalteriches Foltermuseum). Es habitual en localidades con pasado medieval. En la ciudad también hay un museo del vino, y el Siegfried’s Mechanisches Musikkabinett (museo de instrumentos mecánicos) que Ferran nos dijo que era bonito, pero que cerraba a las 18h.
Había bastante gente paseando por la calle. Muchos turistas, como nosotros.
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Ferran nos dijo que el café de Rüdesheim también es muy conocido. Se quema con una especie de coñac. Sería una mezcla entre carajillo y café irlandés. Es una bomba y calienta mucho.
Pasamos por delante de una tienda con adornos de navidad y artesanía alemana muy bonita, y tomamos buena nota de ella para verla en nuestro tiempo libre.
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Había muchos cascanueces (que también tenemos uno en casa sin saberlo) y relojes de cuco. No es barata, porque todo está hecho a mano.
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Estaba justo al pie del teleférico (que Ferran nos aconsejó cogerlo después por las buenas vistas. Son cabinas para dos personas, y unos 10 minutos de recorrido).
Y llegamos al inicio de la famosísima Drosselgasse. Drosselgasse quiere decir “La calle del tordo”.
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Dicen que es la calle con más marcha de toda Alemania, por todas las tabernas que tiene. Es muy estrecha y repleta de gente! Cosa rara en Alemania porque normalmente no hay calles tan estrechas, sino más anchas. Hace 3 metros de ancho y 144 metros de largo. Tiene tabernas a lado y lado. Una de las más interesantes está a la derecha y era el patio de un antiguo castillo del arzobispo de Tréveris.
En la pared de la calle había una especie de pintura con un dicho típico de Alemania. Dice algo así como: “del racimo a la barrica, de la barrica al tonel, del tonel a la botella, que delicia el vino en la copa”. En otra calle hay otra pintura que pone: “amigo bebe y deja los problemas para mañana”, y unas líneas más abajo pone “o pasado mañana”.
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Seguimos andando por la Oberstraße. Llegamos al antiguo castillo de los Bromser que hoy es la sede del museo de los instrumentos mecánicos. Y delante del museo había un instrumento que con 1 euro, Ferran lo puso en marcha para nosotros.
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Tocaba la canción de Loreley. Realmente precioso y curioso!
Allí acaba normalmente la visita, pero Ferran recomendó que quien no tuviera miedo a las alturas, valía la pena coger el teleférico, para llegar hasta el monumento a la Germania. Él nos acompañaría hasta allí. El precio de grupo son 6 euros por persona, en vez de los 7 euros para el resto. Así que los que nos animamos fuimos allí todos juntos.
Los que querían se podían quedar por allí tranquilamente, porque el barco no salía hasta la mañana siguiente. Así que podían ser malos y disfrutar de la noche! Jijijijiji
Mientras íbamos hacia el teleférico oímos otro instrumento callejero tocando la canción de la Loreley.
Mientras esperábamos vimos este curioso buzón.
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Ferran recogió el dinero para ir a la taquilla. Pagamos religiosamente nuestras entradas. Fue a pagar y con las entradas en la mano, nos fuimos hacia donde se accedía. Os dejo una foto de los precios, de los horarios y de la estación del teleférico.
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Las cabinas eran para dos personas.
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Pere y Trini subieron en la cabina de delante nuestro, después subimos mi madre y yo, y detrás nuestra amiga.
Y al empezar a subir….. UUUUUUUUAAAAAAAAUUUUUUU!!!!! Menuda vista! Pasábamos por encima de las viñas, que estaban muy bien alineadas. El paisaje era maravilloso! Y el Rhin se veía precioso!
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Y el trayecto fue muy relajante.
Iban llegando unas nubes negras bastante amenazadoras…
Llegamos al final del trayecto y esperamos todos a que llegara Ferran, para ir al monumento a Germania. En la estación del funicular había unos baños gratuitos.
Mientras íbamos, nos estuvo explicando que la vendimia allí se empezaba a finales de septiembre. Hacen un buen vino blanco y lo tienen que mimar mucho para que salga bueno, ya que el clima no es el más apropiado. Las plantas las orientan al sur. Como hay mucha humedad, las plantas tienen mucho vigor y hay que podarlas mucho para que al racimo le dé el sol. Con unas máquinas las podan de ancho y de alto y por eso se ven tan perfectas en línea.
Y también nos empezó a hablar sobre el monumento a la Germania. Germania obviamente significa Alemania.
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Es un monumento nacionalista alemán. Se colocó en 1883, por una celebración del segundo imperio (que se forma en 1871, y acaba en la primera Guerra Mundial. Es el de Bismark). El tercer imperio comenzó cuando Hitler intentó recomponerla (el tercer Reich).
La historia del segundo imperio tiene mucho que ver con España. En 1868 se destrona a Isabel II de España. El primer ministro del momento era el General Prim y se dedicó a buscar un sustituto, que fuera de una dinastía europea. Tuvo varios, pero el que acabó ganando fue Amadeo de Saboya. Pero otro candidato era Leopoldo Hohenzollern Sigmaringen. Ferran nos dijo que el chiste del momento era que como en España no se sabían decir los dos apellidos alemanes, la gente le decía “Leopoldo ole ole si me eligen”. Humor, humor. A Napoleón III no le interesaba que saliera él, porque si no estaría rodeado de dinastías alemanas. Así que le mandaron un telegrama amenazador a Leopoldo para que retirara su candidatura. Pero eso no asustó a los alemanes, si no que encontraron al enemigo para reunificarse. Por el telegrama ofensivo, Bismark dirigió a todos los pequeños estados, los reunió y marcharon hacia París. Fueron las guerras franco-prusianas (1868-1871), con final feliz para los alemanes. En Versalles se coronó emperador a Guillermo I.
Así que el monumento lo pusieron por el segundo imperio. Y fue justo aquí, porque en Rüdesheim se reunieron los diferentes ejércitos alemanes para marchar hacia Versalles.
Representa a Alemania. La modelo parece ser que fue la hija del artista.
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Lleva la corona de emperador en la mano, la espada en el suelo como fin de la guerra, un ángel con una trompeta a la izquierda como ángel de la guerra, i el de la derecha con la rama de olivo como ángel de la paz.
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Encima está el águila imperial.
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También hay relieves con el káiser Guillermo sobre el caballo y Otto von Bismark con los papeles en la mano (como artífice de la reunificación).
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También hay soldados a la derecha y generales a la izquierda llegando a sus casas victoriosos.
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Había una escultura de un hombre entregando un cuerno (el cuerno de la vigilancia) a una mujer. Representa al padre Rhin personificado entregando el cuerno de la vigilancia a la Mosela.
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Y así acabó la explicación de Ferran. Nos recordó que teníamos que conservar el tiquet para poder bajar, pero cuidado con la hora de bajar!!! Cerraban poco después de las 18h.
Nos quedamos un poco admirando el bello paisaje, casi sin palabras.
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Subimos a los pies de la escultura. Era imponente!
El Rhin desde allá se veía perfecto. Y al cabo de un rato decidimos bajar, porque muchas tiendas cerraban a las 18h, y eran las 17.20. Andamos hasta la parada del funicular e iniciamos el descenso.
Precioso! Bellísimo! Espectacular! Relajante!
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Inevitable tomar más fotos ante aquel espectáculo!
Y llegamos al final del trayecto. Realmente valía la pena subir. Completamente recomendable!
Fuimos a ver la tienda de motivos navideños. Era monísima! Y como no, había cascanueces y copas como las que tenemos en casa. Pero como nos había dicho Ferran, era una tienda cara.
Aprovechamos para ir a comprar vino antes de que cerraran las tiendas. Vimos una tienda que se llamaba Drossel Kellerei, casi delante de la tienda de cositas navideñas.
Era otra oportunidad para hablar alemán! Había muchas variedades, pero acabamos decidiéndonos por un Riesling de 7’90 euros. Otra vez me entendieron bien, y pude mantener una conversación más o menos fluida!
Decidimos pasar por la Drosselgasse para ver los Biergarten y los Weingarten. Había bastante gente!
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Empezaba a nublarse y ponerse bastante negro, así que decidimos ir hacia el barco. Eran las 18.10h y algunas tiendas ya empezaban a cerrar. Seguimos el camino que nos había indicado Ferran. Pasado el paso subterráneo se puso a llover. Por suerte llegamos rápido al barco.
Aprovecho para mostraros la tarjeta que teníamos que coger cada vez que dejábamos el barco, y que teníamos que volverla a poner en una pizarra imantada cuando volvíamos. Era la manera de llevar el control de si faltaba alguien.
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Nos fuimos a la habitación y aprovechamos para darnos una buena ducha.
Paró de llover y empezó a hacer sol. El tiempo estaba loco loco.
Desde la ventana de nuestro camarote podíamos ver cisnes durmiendo, tan a gusto.
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De 19 a 20h en el salón panorámico se podían hacer complementos piratas, pero nosotras ya llevábamos alguna cosa de la cena del año pasado en el crucero de Rusia.
Estuvimos en la habitación hasta las 20.15h, que era el turno de cena B. Nos pusimos nuestros pañuelos piratas y nos fuimos a cenar.
En la entrada del restaurante estaba Gabriel haciendo un photocall. Había banderas piratas por todas partes, los camareros iban muy bien disfrazados, los cubiertos los encontramos puestos de cualquier manera. Menuda invasión pirata!
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Para comer teníamos sopa “piratas del Caribe” con pollo, verduras exóticas y patata. También ensaladas variadas, carnes y pescados, arroz. Yo tomé ensalada y arroz con azafrán, patatas asadas, tortelloni verdi ricotta, calamares fritos y jamón. De postre, fruta (melón, naranja), flan de frutas y mouse de coco. Y para hacer bien la digestión, una manzanilla que nos trajo Tico. Estaba todo buenísimo, y ese día no tardamos tanto en cenar porque no era servido, si no bufet.
Poco a poco se iba poniendo el cielo bastante negro.
Después de cenar subimos un momento a cubierta para ver como se veía la cosa, ya que queríamos dar una vuelta por Rüdesheim de noche. Pero cuando subíamos, un señor alemán (no sé si os he dicho que en el barco también teníamos a unos cuantos pasajeros alemanes) me dijo (en alemán, cómo no!) que la cubierta estaba llena de mosquitos!
Decidimos arriesgarnos y salir, pese al tiempo.
Trini y Pere prefirieron quedarse al juego “Mira quién baila”.
Sobre las 21.30h salimos del barco. Vimos la torre iluminada.
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Hicimos el mismo camino que habíamos hecho con Ferran, para comparar la ciudad con la luz del sol y por la noche.
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La iglesia de Santiago estaba poco iluminada.
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Mucha animación no había…
En la Oberstraße encontramos alguna tienda abierta. Y aprovechamos para comprar unos saquitos con hierbas aromáticas.
La verdad es que estaba todo muy muerto. No había nada de la animación que había dicho Ferran. A ver en la Drosselgasse.
Pasamos también por la tienda de adornos navideños.
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Y llegamos a la Drosselgasse. Nada de nada de nada…
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Por la tarde habíamos visto una torre con unas campanas. Y justo cuando estábamos pasando por ahí, empezó a sonar y unos muñequitos empezaron a dar vueltas. Era una especie de carrillón. Muy bonito.
Como no había animación ni que la pintáramos al óleo, y como empezaba a llover, decidimos ir al barco.
Eran las 22.15h y el día nos brindó esta bonita despedida.
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Eran las 22.20h y nos fuimos a descansar. Aproveché para ver la tele en la habitación en alemán. Vamos, estaba haciendo una inmersión al idioma, que no veas!
A las 23.20h, un poco saturada ya, lo dejé y me fui a dormir.
Bonito día, pero intuía que el día siguiente sería especial.
Madre de dios, que señor diario. Voy a ir este verano a Renania, pero en tren (coincido con tu viaje en el tramo Mainz-Colonia) y me lo voy a llevar impreso yo creo. Que cantidad de información. Muchísimas gracias por compartirlo.
Te estrello y te seguiré leyendo
Muchas gracias vinadas1! Sí, estoy intentando hacerlo lo más completo posible. Y lleva un trabajo...! Pero se hace con mucho gusto, para que pueda servir a futuros viajeros. Veo que a ti te va a ir de perlas! Me alegro!
Poco a poco habrá más etapas! Lo que el trabajo me permita. Saludos! Y gracias por las estrellas!
hola.. buenas tardes.
voy a hacer un crucero por el Rhin desde Amsterdam hasta Basilea con Aqua rosa. salimos dia 18 de Agosto.
me gustaria tener informacion sobre las visitas que haremos y sobre las opcionales, pero no enciuentro nada en el foro..
Oodriais ayudar,me ?
gracias
A ver...
Mirate itinerario..
A partir de ahi, preegunta lo que necesites..
Pero cosas concretas.
Nostros hicimos desde Colonia hasta Basilea..
Lo mejor, los dos guias, Iker y Cristina...
La información que tengo esta a tu disposición, pero dime por donde vas y que escalas tienes.. Igual hay algunas que no hicimos.
A partir de ahi, tu dirás.
No obstante, tu tienes que tener el itinerario, lo que si entra y lo que es opcional.
saludos cordiales desde la divina girona
Hola Edu...
mi crucero empieza en Amsterdam ..visitamos despues Colonia..Coblenza ( con tiempo libre alli)...Rudesheim con tiempo libre por la noche... dia 5..Manheim con visita opcional a Heidelberg
dia 6 ..Estrasburgo y por la tarde opcional a Badem-Badem, que como ya lo conocemos no iremos y estaremos en EStrasburgo para conocerlo mejor.
Dia 7.. Breisach por la mañana.. por la tarde opcion a Colmar,,
Dia 8.. Basilea y vuelta.
crees que es posible que vayamos a Heidelberg y Colmar por nuestra cuenta?? o cojemos la del barco?? no me gusta la idea, pero quiza no quede mas remedio... Leer más ...
Yo viaje en el Alemania, botado en 1971. Como viajar en el tiempo a lo que seria un crucero en los años 80. Eramos el cascaron mas viejo de todo el Rihn, pero tambien el mas barato.
En "Foros sitios web de viajes" de este Foro, cuento el viaje con detalle y fotos; "Crucero Amsterdam Basilea (Crucemundo)"
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Selva Negra
Un paseo de seis días por que parte de esta espectacular zona de Alemania
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Tema: CRUCERO FLUVIAL RHIN - COLONIA / ESTRASBURGO
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