Croacia: de Zagreb a Dubrovnik ✏️ Blogs de Croacia

22 de julio. Volvemos a darnos un paseo matutino por Zadar. Antes de marcharnos nos tomamos un café (9 knr) y algo de comer en una pastelería (16 knr).

Ponemos rumbo a Sibenik, la ruta es de 1 hora por la autopista de peaje (26 knr). A la llegada a Sibenik nos cuesta muchísimo aparcar, pero al final tenemos suerte en el parking de la entrada de la ciudad. Nos damos una vuelta por Sibenik, que es una ciudad costera con mucho encanto, subimos hasta el castillo, aunque decidimos no entrar y aprovechamos para comer allí antes de irnos a Trogir. Cervezas y comida: ensalada y filete empanado (174 knr). Parking a la entrada 30 knr/3 horas. Desde allí nos encaminamos a Trogir por la autopista de peaje (19 knr).

*** Imagen borrada de Tinypic ***

La carretera por la que llegamos a Trogir es realmente bonita, hay miradores para pararse a hacer fotos panorámicas de esa zona de la cosa, merece la pena.

*** Imagen borrada de Tinypic ***

Aparcamos en un parking y nos damos una vuelta por Trogir. Es una ciudad pequeña y se ve ràpido, pero es ciudad patrimonio de la humanidad y es una delicia pasear por sus callejuelas (en la guía Lonely Planet decía que se veía en 15’, pero creemos que da un poco más de sí, ya que nosotros nos quedamos una hora). El parking donde dejamos el coche cuesta 8 knr/hora.

*** Imagen borrada de Tinypic ***

Seguimos camino a Split, esta vez no tomamos ninguna autopista con peajes y fuimos bordeando la costa. Nuestro alojamiento en Split es Rooms Duran (bregovita 13) 400 knr. Es el peor de todos los alojamientos del viaje, la habitación tiene un baño y una ducha prefabricada, una incomodísima cama de muelles, sin persianas, decoración que podríamos denominar como ‘diogenésica’; sí que es verdad que en la búsqueda de alojamiento, Split era un poco más caro y elegimos éste como 'menos malo' dentro del precio que teníamos como tope.

Aun así, también tiene ventajas: está a un paseo de 10 minutos del centro, hay sitio para aparcar de forma gratuita, está al lado de las playas de Split para darte un chapuzón (aunque nosotros no lo hicimos) y estás al lado de los ferrys que van a las islas, que en ese caso sí que nos resultó útil.

En vistas de que no queríamos pasar mucho tiempo en la habitación, nos fuimos a visitar el centro, enmarcado en el impresionante Palacio de Diocleciano, una construcción de los S. IV y V d.C. que contiene entre sus muros una ciudad completa y que es el corazón de Split. A nosotros nos sorprendió y nos encantó a partes iguales...aquí sí que apreciamos bastante turismo.

Para terminar el día, como al día siguiente teníamos que madrugar mucho para coger el ferry a Havar, cenamos en una pizzería (bebidas y 2 pizzas 212 knr) y volvimos al alojamiento a pasar la noche.

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23 de julio. Nos levantamos muy temprano para comprar los tickets del ferry a Hvar (412 knr) coche + 2 personas, los precios varían de temporada alta a temporada baja así que atentos porque nosotros íbamos con la idea del precio que habíamos visto en la web, que eran los de baja y nos llevamos una sorpresa.

Los horarios y precios de los ferrys se puede consultar en la web de Jadrolinija, la compañía más importante. Para los ferrys con coche no se pueden comprar los tickets por internet, sino que hay que comprarlos allí mismo, de todas formas, comprar los billetes tampoco te da derecho a un sitio a una hora determinada, sino que tienes que estar allí y ponerte a la cola con el coche, si entras en el ferry, bien, si no, te toca esperar al siguiente.

Se puede llegar pronto y dejar el coche colocado en la fila hasta que llega la hora de embarcar. Nos habían dicho que en verano había que ir muy pronto para asegurarse un hueco, así que, ya que el alojamiento no es precisamente un lugar donde apeteciera quedarse mucho tiempo, bajamos al puerto a las 7 con la idea de coger el ferry de las 8'30. No éramos los primeros, pero sabíamos que entrábamos seguro. Dejamos el coche en la cola y nos fuimos a desayunar (57 knr), es un atraco pero hay que reconocer que desayunamos en el paseo que hay a las puertas del Palacio de Diocleciano y todo se paga.

A las 8 empiezan a meter los coches en el Ferry, cuidado al meter el coche y sobre todo al sacarlo, los espacios están planificados al milímetro y es muy fácil rozar el coche, es lo más parecido que hay a un tetris. La travesía en ferry dura 2 horas y el viaje es bastante cómodo.

Nosotros reservamos el alojamiento en Stari Grad porque como íbamos con coche, nos resultaba más económico alejarnos de Hvar que es más caro y además, como el ferry sale desde Stari Grad, nos resulta cómodo para levantarnos al día siguiente y tardar apenas 5 minutos en llegar al puerto.

Desembarcamos en Stari Grad a las 11,30 y directamente nos dirigimos a visitar Hvar. Fuimos a la oficina de turismo, donde nos atienden con cierta desgana y nos dan un mapa, vemos la ciudad y las pequeñas zonas en las que la gente se baña, la zona del puerto y comemos en el Sport bar del puerto, (2 cervezas y 2 hamburguesas, 199 knr).

*** Imagen borrada de Tinypic ***

Después de comer y de deleitarnos con las vistas de los yates que amarran en Hvar volvemos al coche (10 knr/h. parking de entrada a Hvar) y volvemos a Stari Grad, donde tenemos el alojamiento: Apartaments marija, un poco difíciles de encontrar pero muy nuevos, de hecho, en booking no había opiniones por ser tan nuevo y nos pareció una elección acertadísima ya no sólo para una noche, sino para pasar más tiempo. Limpísimos y con cocina, parecía que lo estrenábamos nosotros.

Tras una siesta nos dirigimos a pasar la tarde a Jelsa y nos bañamos en una playa junto al puerto. Cervezas en Jelsa y parking (8 knr/h). Volvemos a Stari Grad para cenar en el restaurante Jurin produm, también muy recomendable: ensalada de pulpo y calamares a la plancha, todo riquísimo, con 2 copas de un vino blanco local delicioso (178 knr), además, las camareras eran simpatiquísimas. Nos compramos unos helados de lavanda en el paseo (2 helados 14 knr).

Hvar es una isla con mucha vegetación, calas y muy pocas ciudades, las que hay son muy pequeñas, es conocida por sus campos de lavanda, que nosotros buscábamos y por los que preguntamos en la oficina de turismo de Hvar pero que finalmente no vimos porque no supieron darnos indicaciones precisas (ya hemos comentado que no tenían muchas ganas de dar explicaciones). A nosotros nos encantó, de hecho, si volviéramos a planificar el viaje pasaríamos en la isla al menos una noche más y quitaríamos tiempo en Dubrovnik, donde pasamos casi 3 días.

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24 de julio. Hoy es el día más intenso del viaje, debemos salir de una isla para llegar a otra. No hay manera de ir con el coche directamente de Hvar a Kórcula, sí que hay un Ferry que admite coches pero sólo los martes y los sábados y nosotros necesitamos llegar un jueves. Si no se va con coche sí que las conexiones son más fáciles. No nos queda otra que volver a tierra hasta Split, hacer parte del trayecto en coche hasta Orebic y allí volver a coger otro Ferry, realmente luego nos dimos cuenta de que el camino en sí también merecía la pena.

Así que cogimos el Ferry que sale de Hvar a las 11,30 y llegamos a Split a las 13,30. Desde allí tomamos la carretera hasta Orebic para coger el Ferry a Kórcula. Queríamos ir por la autopista, pero al final nos equivocamos y acabamos yendo por la carretera de la costa, las vistas son preciosas por la sucesión de calas y pueblos de costa, la circulación es más lenta, pero el paisaje es mucho más bonito.

Paramos a comer en un pueblo llamado Omis y desde allí sí que iremos en busca de la autopista para avanzar más rápido; resulta que el camino hasta la autopista es carretera entre montañas con unas vistas muy bonitas y nos alegramos de habernos equivocado. Al final llegamos a la autopista (35 knr tramo), tomamos el desvio hacia Polce para volver a tomar la carretera de la costa y atravesar Bosnia para llegar a Ston y a partir de ahí ir hacia Orebic.

En el paso de la frontera de Bosnia no hay nadie, paramos medio segundo para que nos vean las caras desde la garita y continuamos sin que nos pidan documentación, lo mismo a la salida.

El camino entre Ston y Orebic es precioso, se ven los criaderos de ostras de Ston y la gran muralla, así como la preciosa zona de viñedos de Peljesac, donde se puede parar a degustar y comprar vino.

Cuando llegamos a Orebic dejamos el coche en un parking porque finalmente decidimos no llevarnos el coche a Kórcula ya que nos va a suponer un problema al no poder dejarlo cerca del alojamiento.

Tomamos el ferry de Jadrolinija de las 19,30 (16 knr/ persona) (hay uno casi cada hora). El trayecto dura 15 minutos. No te deja en la misma ciudad de Kórcula, sino a un par de km., así que cogemos un taxi solitario que había por allí (60 knr) hasta el alojamiento, no fue nada barato pero es que no teníamos otra opción para llegar. No sabíamos que hay un servicio de ferry sin coches que también funciona cada hora y que te deja en el mismo puerto de Kórcula, así que el ferry para coches sólo hay que usarlo en caso de que, efectivamente, se lleve coche.

*** Imagen borrada de Tinypic ***

El alojamiento Marco Polo apartaments no puede estar más céntrico (59€), llamamos a la dueña que nos viene a abrir y nos instala en una habitación bastante normal, limpia, decorada de forma muy sencilla con muebles Ikea, suficiente para una noche. Salimos a darnos una vuelta por la ciudad, que es una auténtica preciosidad, aunque es muy, muy pequeña; la muralla que bordea la ciudad está llena de terrazas llenas, así que nos sentamos en una que tenía sitio (ensalada de pasta, rissotto (bastante mediocre en este caso) y una botella de vino local, 220 knr).

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