TIKAL: LA CIUDAD DE LAS VOCES DE LOS ESPÍRITUS ✏️ Blogs de Guatemala

Al día siguiente, tras desayunar, salíamos a las 7 hacia Yax-Há (1 hora en coche, 500Q los dos).

El complejo Yaxhá (80Q la entrada), “Agua azul” en maya, es un antiguo centro ceremonial maya, en el corazón de la selva del Petén, a orillas de la laguna que lleva su mismo nombre, que forma parte de la Reserva de la Biósfera Maya. Un sitio bellísimo con la selva circundante, las pirámides y la laguna de fondo. Ciudad maya de gran tamaño con majestuosos templos, edificios de gobierno, plazas ceremoniales, palacios, campo de juego de pelota... y que perduró durante 1.500 años (hasta el siglo X).


Abren a las 8 AM y fuimos los primeros en entrar, aunque había muy pocos visitantes y casi recorrimos el complejo nosotros solos a lo largo de todo el día. Está bien señalizado y cada edificio cuenta con breves paneles explicativos. Es tremendo el rugido de los monos aulladores mientras lo recorres.

Se puede subir al Observatorio Astronómico, sin desenterrar todavía, por una escalera de madera. Y desde allí arriba las vistas son espléndidas.


Siguiendo el camino se llega a la Acrópolis Norte, una plaza con varios edificios. Y se puede subir a la pirámide principal, pudiendo apreciar desde lo alto la plaza, la selva, la laguna... increíbles vistas que bien hacen merecer la pena la sudada que requiere la subida.


Y como colofón final la subida al Templo de las Manos Rojas, una construcción que con 30 metros de altura sobresale por encima de los árboles. Como se puede subir, desde arriba se tienen unas vistas impresionantes de la selva por todo el horizonte, la laguna y el río que sirvió de abastecimiento a Yaxhá y por donde mantuvo un gran comercio con otras ciudades.


La entrada a YaxHá incluye también la entrada a los complejos mayas de Nakum y Naranjo, que están a unos kilómetros de allí, y que deben estar también bastante bien.

De regreso nos tomamos una Gallo en unos billares al lado de la carretera, rodeados de gente local, y nos dirigíamos de nuevo a El Remate para, al día siguiente, tomar el bus de regreso a Belice City.


Conocer el mundo maya, la civilización que reinó en Mesoamérica durante más de mil años, y contemplar lo que ellos vieron desde lo alto de sus pirámides, es una experiencia sublime.

Sin duda, para mí, lo mejor de esta parte del viaje: subir y sentarse en lo alto de alguna de esas edificaciones mayas y contemplar desde allí el infinito manto verde de la selva, descubriendo las cresterías de algunos otros templos que emergen, por su altura, de la espesura. Sencillamente espectacular.

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