Nueva York en verano. ¡12 días dan para mucho! ✏️ Blogs de USA

Hemos comprado los vuelos con 6 meses de antelación, para viajar en agosto, y el vuelo directo desde Barcelona nos ha costado 650€ cada uno. Lo compramos a través de la web de AirFrance para volar con Delta Airlines.

Nos hemos alojado en el hostel Broadway Lodge, por 80€ por noche en una habitación doble con baño compartido. Es casi lo más barato que encontramos en Manhattan (Había hotelitos por 60€ la noche, pero no nos daban confianza).
Está en el Lower East Side, muy cerca de Chinatown.
Hemos reservado a través de Hostelbookers haciendo un pago del 15% en el momento de la reserva y el resto se paga en el hotel directamente.

De hecho, en realidad es un apartamento con tres habitaciones dobles y se comparte el baño y la cocina. No lo puedo recomendar porque nos parecía muy limpio hasta que a partir del noveno día vimos una araña y dos cucarachillas en la habitación y otra en el baño. Ecs.

Hemos llevado reservado de casa la excursión de Contrastes con Andrew, (que tiene mucha demanda y en agosto las plazas se acaban rapidísimo), las entradas para el Empire State, para evitar colas (que luego no había) y las bicis de alquiler por Central Park (porque encontramos una buenísima oferta en Amazon Local).

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El primer día llegamos a las 4 de la tarde al apartamento y vamos a dar una vuelta por Chinatown, que está sólo a dos calles.
La calle más conocida del barrio es Mott St, que está llena de negocios (tiendas con comida exótica) pero vale la pena acercarse también a Columbus Park y ver a los lugareños (chinos) jugar al ajedrez y pasar el rato. Hay mucho ambiente en las calles.

*** Imagen borrada de Tinypic ***

Los dos tramos de la calle Mulberry entre las calles Grand y Broome es Little Italy. Sólo hay restaurantes italianos para turistas. El barrio de NoLiTa (que corresponde a “North Little Italy”) se encuentra subiendo por la calle Mulberry. Hay varias tiendas de ropa de diseño y bares y cafeterías modernos.

Al oeste de Chinatown está Lower East Side. Antiguamente una de las zonas más pobres de Manhattan, ahora hay muchos locales modernos y bonitos. Por la noche es una zona muy activa, con cantidad de restaurantes y bares, sobretodo en la calle Orchard.

Para hacer algo típicamente turístico y probar algo distinto, vamos a cenar al mítico Katz’s Delicatessen, lo más típico de la casa, un bocadillo de pastrami (viene a ser un embutido de ternera grasiento y sabroso). Pedimos uno a compartir entre los dos, porque son raciones grandes.

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Este deli es famoso porque aquí hace un montón de años se grabó una escena de una peli, (en Nueva York se han grabado escenas de pelis en casi todas las esquinas) pero cabe decir que ni habían turistas, ni había que hacer cola, ni el precio era abusivo. El interior está lleno de fotos de famosos que han visitado el local, el espacio es agradable y el agua del grifo, como en todos los restaurantes, es gratis.

Y de aquí a descansar que estamos cansados del viaje y nos queda mucho trote por delante.

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Por la mañana vamos a hacer una ruta por Midtown, el centro de Manhattan, que nos hemos diseñado nosotros, y por la tarde haremos el tour guiado de Sandeman que recorre los mismos lugares pero más rápido y con los comentarios del guía, y así aprendemos más cosas.

Vamos en metro hacia Paley Park, dónde he leído que tienen un trozo del muro de Berlin y me hacía ilusión que mi novio, que nunca ha estado en Berlin, viera un trozo del muro. Nos cuesta un poco encontrarlo porque el nombre engaña, nosotros buscábamos un parque y el muro en cuestión está en el vestíbulo de un edificio de oficinas. Se ve desde fuera, los porteros y los ejecutivos nos miran, pero yo pienso que estarán acostumbrados a ver turistas en ese lugar, o quizás no. La cuestión es que entramos y no nos dicen nada.

Seguimos nuestra ruta bajando la 5ª avenida, y visitamos la Catedral de Saint Patrick. La acaban de reformar y está reluciente. De estilo neogótico, enorme y bonita, en el altar todavía queda un andamio. Es un remanso de paz.

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Justo enfrente está el Rockefeller Center, que es un complejo de edificios que este ricachón mandó construir para alojar empresas. En los bajos hay varias tiendas. Lo más famoso es la escultura del “Atlas sosteniendo el mundo”, justo en frente de la catedral, y la plaza del centro del complejo dónde se encuentran la fuente y la escultura dorada de Prometeo. Es aquí dónde se pone la pista de patinaje sobre hielo en invierno.

En el Rockefeller Center también está el observatorio Top of the Rock, desde dónde se puede ver la ciudad desde las alturas, pero nosotros no subimos. (De los tres observatorios famosos de la ciudad, elegimos el Empire State - el tercero es el One World, el edificio que ha sustituído a las torres gemelas-).

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Seguimos bajando la 5ª avenida, llena de tránsito, turistas, carritos de comida y newyorkinos con prisa, hasta llegar a Bryant Park. Un espacio verde dónde en el cesped central se hacen un montón de actividades gratuitas, desde yoga por las mañanas hasta cine al aire libre, y en los laterales del cesped se encuentran sillas y mesas en la sombra de los árboles, ideal para descansar y para conectarse al wifi gratis.

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Se tienen unas bonitas vistas del edificio Chrysler y del Empire State.

Dentro del parque está la biblioteca pública, New York Public Library. Tomamos uno de los tours gratuitos que ofrecen de lunes a sábado a las 11h y una señora encantadora nos va mostrando distintas salas, cada una con sus pinturas, sus techos trabajados, sus reliquias expuestas... y nos explica la historia del edificio y su funcionamiento actual. La biblioteca fue fundada con la unión de las colecciones privadas de los ricachones Astor y Lennox. Lamentablemente la famosa sala principal Rose Room está cerrada por reformas.

De aquí seguimos hacia el sur hacia la Morgan Library & Museum. JP Morgan fue otro ricachón que tenía una mansión en Madison Avenue y decidió convertirla en museo. Actualmente el museo consta de la parte antigua, con la biblioteca de principios del siglo XX, toda una maravilla, y la sala de lectura y otras estancias de la antigua mansión, y de una zona moderna con exposiciones temporales y cafetería. La entrada vale 18 dólares y el audioguía es gratuita.

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Y ahora hemos hecho hambre, y como es el último día de la NYC Restaurant Week, hay que aprovecharlo. Vamos a un restaurante japonés muuuuy elegante, que sólo nos podemos permitir porque esta semana especial ofrecen un menú con primero, segundo y postre por 25 dólares por persona. Hay que contar siempre que en los restaurantes, las tasas y las propinas van a parte, así que acaba subiendo un 25-30% más como mínimo.

Y ya es la hora del tour Midtown con Sandeman, que por 20 dólares daremos una vuelta de casi tres horas con un guía en español. El lugar de encuentro es Grand Central Terminal. El tour pasará por Park Avenue, Bryant Park, la 5ª avenida, Rockefeller Center, la catedral de Saint Patrick, Times Square… y el guía nos va contando la historia de los puntos más emblemáticos de la ruta, como el hotel Waldorf Astoria, el Diamond District, el edificio Chrysler y el Empire State, la Biblioteca Pública… Para nosotros los tours guiados siempre son recomendables porque se aprenden más cosas de las que se pueden ver sólamente visitando los sitios por tu cuenta.

Una vez finalizado el tour todavía nos queda energía para acercarnos a ver el famoso edificio Flatiron. En la época de su construcción (principios del s. XX) fue controvertido por su forma triangular, pero hoy en día hay muchos con esta forma. Justo enfrente está el Madison Square Park, un parquecito con bancos a la sombra de los árboles que va muy bien para descansar, huir del calor y de las atiborradas calles de Manhattan. (Ah, no confundir con Madison Square Garden, que es un pavellón dónde se celebran eventos deportivos y conciertos).

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Justo en Broadway, una de las calles que suben por un lateral del Flatiron, está Eataly, un foodcourt de comida italiana, con paraditas de especialidades: quesos, pasta… Se puede comer aquí también, hay unas mesitas, y en uno de los pisos superiores hay un bar en una terraza, se llama la Birreria. Ïbamos allí pero había cola en los ascensores para subir. Todo el Eataly estaba llenísimo de gente así que decidimos no hacer cola y seguir nuestro camino.

Que nos llevaría a la High Line, en el barrio de Chelsea, la antigua línea elevada de tren convertida en parque. Me confundí porque pensaba que era los martes (Tuesdays) que la asociación astrológica pone a disposición del público telescopios para hacer un “stargazing” (mirar las estrellas) pero era los jueves (Thursdays). Ups. De todas formas, dimos un buen paseo agradable de noche, cuando por fin disminuyó el calor. Entramos al Chelsea Market, el famoso mercado de comida y restaurantes (conocido por haber sido anteriormente la fábrica Nabisco, creadora de las populares galletas Oreo), para buscar comida y comernosla en el parque. No había mucha gente, quizás por ser ya tarde (pasaríamos otra vez por el Chelsea Market el sábado a la hora de comer y estaba lleno de turistas).

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Después de cenar bajo las estrellas (sin telescopio, eso sí), volvemos al apartamento. Vaya día, da la impresión de que hemos visto medio Manhattan en un día.

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