![]() ![]() 45 días viajando por Perú, Bolivia, Chile y Argentina. ✏️ Blogs de America Sur
Un recorrido increible por estas maravillosas tierras disfrutando de sus paisajes y sus gentes. Abiertos a resolver las dudas que podáis tener si tenéis previsto viajar por la zona.Autor: Perdi2porelmundo Fecha creación: ⭐ Puntos: 4.5 (2 Votos) Índice del Diario: 45 días viajando por Perú, Bolivia, Chile y Argentina.
Etapas 10 a 12, total 12
![]() ![]() Por fin íbamos a comenzar el deseado crucero por la Patagonia, desde Puerto Montt a Puerto Natales. Como nos lo habían retrasado tres días, fuimos a confirmar nuestro billete, y de paso les dijimos que podían tener un detalle con nosotros por habernos hecho esperar tanto. La verdad es que la chica que nos atendió se portó muy bien, y sin apenas discusión, nos cambió el camarote más sencillo, que habíamos pagado, por uno de los mejores y más caros, con su baño privado y su ventana exterior, por el mismo precio. Buen comienzo, pues. Así que el lunes zarpamos sin más demora rumbo al sur, un itinerario magnífico, sorteando islas e islotes a través de canales, unas veces enormemente anchos y otras peligrosamente estrechos. Todo a través de una naturaleza absolutamente despoblada de seres humanos, pero con muchos animalitos para entretenerte por el camino. ![]() ![]() Durante los casi cuatro días que duró la travesía, vimos muchos más animales, pero que son casi imposibles de fotografiar, pues se dejan ver por unos instantes tan breves, que cuando vas a hacer la foto, ya han desaparecido. Entre ellos, dos ballenas, varios delfines y leones marinos. Aparte de animales, en el trayecto te encuentras alguna otra sorpresa. Parece que los fiordos son muy profundos, pero hay que tener cuidado porque puede haber zonas de bajo calado donde los barcos pueden encallar. Eso es lo que le pasó al Capitán Leónidas, y allí sigue el pobre, que se ha convertido en una atracción turística. ![]() El barco, en realidad es un ferry cargado hasta los topes de mercancías y camiones, con unos cuantos camarotes para pasajeros. En total no seríamos más de cien pasajeros, incluidos los camioneros. El pasaje era una especie de torre de Babel, con gentes de todas las procedencias, aunque con gran presencia de alemanes. La representación española estaba compuesta por tres chicos de Ibiza, uno de Segovia y nosotros. ![]() El único sitio habitado en todo el recorrido es una pequeña localidad llamada Puerto Edén. Es una población de tan solo 76 personas y cuyo único contacto con el exterior es este ferry, ya que no hay ninguna carretera ni camino en cientos de kilómetros a la redonda. En el ferry le llegan suministros, y sus habitantes lo usan como medio de transporte para ir al médico o realizar gestiones en Puerto Natales. ![]() El ferry ni siquiera se amarra al puerto, sino que fondea a unos metros, y los vecinos de Puerto Edén lo abordan con sus pequeños barcos, para recoger mercancías, cargar paquetes diversos y llevar a alguno como pasajero. ![]() Los paisajes son tan diversos que se puede llegar a disfrutar incluso de un gran glaciar. Desgraciadamente, el barco no se acerca lo suficiente para saborearlo de cerca, pero es impresionante ver las cumbres nevadas, la pared del glaciar, y los témpanos de hielo que se van desprendiendo y que flotan a la deriva por las aguas heladas del fiordo. ![]() En algunos islotes, observamos unas extrañas avecillas que apenas se movían, y ninguna salía volando. Después de fotografiarlas, y ampliar la imagen con el zoom, nos dimos cuenta de que eran pingüinos. Así que, también los vimos, pero no nos dimos cuenta. ![]() Aquí el tiempo cambia en cuestión de minutos. Puedes estar felizmente tomando el sol en cubierta mientras admiras el paisaje, y de repente, cubrirse el cielo y ponerse a llover, o levantarse un viento endemoniado. Así que hay que estar preparado con todo tipo de ropa: para el sol, para la lluvia y para el frío. ![]() ![]() El último día de navegación teníamos que llegar a Puerto Natales hacia las nueve de la mañana. Pero a esa hora, aún estábamos muy lejos de nuestro destino, y nos percatamos de que el barco estaba dando vueltas y vueltas siempre en el mismo lugar. Al parecer, se había roto uno de los motores, y no podíamos seguir adelante porque había que atravesar un pequeño estrecho, llamado Angostura White, y necesitaba usar todos los motores para maniobrar por aquí con seguridad. La incertidumbre fue grande durante unas horas, pues nadie sabía qué pasaba, ni nos daban explicación alguna. Eso sí, salió un bello arcoíris para hacernos más amena la espera, y todos nos fotografiamos. ![]() Aunque ya no estaba incluido ni previsto, nos dieron de comer, y felizmente, nos comunicaron que el problema estaba resuelto, y poníamos rumbo al paso de la Angostura para luego seguir camino de Puerto Natales. ![]() El último escollo que necesitábamos superar, era que no estuviese cerrado el puerto de Puerto Natales, pues si el viento es muy fuerte, no dejan atracar a los barcos. Aunque efectivamente, Eolo sopló con fuerza poco antes de la llegada, al final se calmó lo suficiente para que nuestro barco atracase. ![]() Así que aquí estamos, casi en el fín del mundo. Nuestra intención era haber llegado aún más al sur, hasta Punta Arenas y el Estrecho de Magallanes, pero debido a los tres días de retraso en el zarpe del barco, ya no tenemos tiempo suficiente. A partir de aquí, subimos hacia el norte. Aún nos quedan dos joyas por visitar:el parque nacional Torres del Paine, y abandonando Chile, el glaciar Perito Moreno, en Argentina. Etapas 10 a 12, total 12
![]() Puerto Natales está lleno de agencias que te organizan la visita a Torres del Paine. Mucha gente, especialmente jóvenes, solo usan el transporte para llegar allí y disfrutar del lugar haciendo senderismo y acampando durante tres o cinco días. Como nosotros no somos tan jóvenes, y además, teníamos tiempo limitado, nos apuntamos a una excursión de día completo dónde nos recogían en el hotel y nos llevaban a ver los lugares más destacados accesibles para automóviles. En la furgoneta íbamos, aparte del conductor y la guía colombiana, seis parejas. Curiosamente, tres chilenas y tres españolas. Todos mayores que nosotros, salvo una de las parejas de chilenos. ![]() La ruta está asfaltada desde Puerto Natales, hasta que llega a un punto en que se convierte en camino de grava, que aquí llaman ripio, más apto para todo terrenos, aunque por aquí circulan todo tipo de vehículos. ![]() ![]() La sorpresa fue grande cuando, en una vuelta del camino, vimos que había una gran concentración de animales. La causa era la existencia de un guanaco muerto, del que estaba dando buena cuenta un zorro, y alrededor, acechando, una gran cantidad de cóndores y otras rapaces. El cóndor es un animal carroñero, así que tiene que esperar su turno para disfrutar del festín. ![]() ![]() Como pudimos comprobar unos kilómetros más adelante, en el parque viven una gran cantidad de guanacos que suelen agruparse en grandes manadas. Son animales protegidos y dóciles. Te puedes acercar a ellos y no se asustan demasiado. Pero hay que tener cuidado porque si se enfadan, te pueden llegar a escupir. Nos contaron que como la población de guanacos es grande, está aumentando también la población de pumas en la zona, ya que es el único depredador que los puede cazar. Eso sí, el puma es más complicado de encontrar, pues no suele hacer buenas migas con los turistas. ![]() ![]() ![]() ¿ Por qué se llama “Torres del Paine” ?. Al parecer, Paine quiere decir “Azul” en la lengua de los antiguos habitantes de estas tierras. Las montañas, tan verticales, parecen auténticas torres. Así que se podría concluir que son las “Torres Azules”. Lo cierto es que las Torres no son los únicos picos de este imponente macizo. También cuenta con numerosas montañas tales como los Cuernos del Paine y otras de cuyos nombre directamente no nos acordamos. Para eso están los mapas. Se llamen como se llamen, es un lugar de imponente belleza. ![]() ![]() La excursión incluía un almuerzo sencillo, preparado por el conductor y la guía, que se convertían en cocinero y camarera para la ocasión. En un gran hornillo de gas, nos cocinaron diversos tipos de carne, que podíamos acompañar con arroz, ensalada de tomate o maíz, y regar con Coca Cola o vino tinto de la tierra. Por cierto, magníficos los vinos chilenos. ![]() Para bajar la comida, una ligera caminata para llegar al lago Grey, donde desemboca el glaciar del mismo nombre. Para llegar a verlo, primero hay que atravesar un bonito puente colgante que, además está sometido al soplido de fuertes vientos laterales. El viento patagónico es un enemigo constante, sobre todo en verano. Puede llegar a tirarte si te pilla por sorpresa, así que hay que andar siempre con mucho cuidado. ![]() ![]() De regreso a Puerto Natales, queda por visitar la cueva del Milodón. Esta profunda y ancha caverna fue, en tiempo prehistórico, el hogar de animales y humanos. Aquí se encontró el esqueleto de un milodón, una especie de oso perezoso, pero de dos metros. ![]() Al día siguiente tocó madrugar, pues a las siete de la mañana salía el bus con destino a El Calafate, ya en Argentina. Tocaba traspasar nuestra última frontera, y decir adiós a Chile después de 24 días por esas hermosas y diversas tierras. Etapas 10 a 12, total 12
![]() ![]() Uno de los sitios que toda la vida hemos deseado visitar, es el glaciar Perito Moreno. Afortunadamente, los sueños se convierten a veces en realidad. Y la realidad no defrauda. La grandiosidad del lugar es realmente espectacular, para dejarte sin respiración. Todo el mundo debería visitarlo al menos una vez en la vida. ![]() Ahora empecemos por el principio: llegamos a El Calafate procedentes de Puerto Natales, tras atravesar la frontera chileno-argentina y más de cinco horas de viaje en bus. El Calafate es una pequeña población, pero que en los últimos 12 años, ha pasado de 5000 a 25000 habitantes por el incremento del turismo. El visitante no solo viene a ver el famoso Perito Moreno. Éste se encuentra dentro del Parque Nacional de Los Glaciares, un conjunto de montañas, glaciares y lagos que se concentran en esta zona. Los glaciares bajan desde el Campo de Hielo Sur, una extensión enorme que vimos por su cara oeste desde el barco, en Chile, y que ahora hemos disfrutado por su vertiente este, la argentina. Desde El Calafate a el Perito Moreno hay más de sesenta kilómetros de buena carretera que se pueden recorrer en coche o autobús. Nosotros optamos por el bus, ya que los coches de alquiler aquí, son exageradamente caros. ![]() La visita está muy bien organizada, con varias rutas posibles a través de cómodas pasarelas desde las que contemplar el glaciar desde distintos miradores. Bien aconsejados, primero hicimos una aproximación en barco para verlo desde abajo, aunque debido a los continuos desprendimientos, no se puede acercar demasiado para que no te caiga un bloque de hielo en la cabeza. A la vuelta del barco, una micro te sube hasta el punto más alto de observación, y desde ahí fuimos bajando por las mencionadas pasarelas. ![]() ![]() Una de las ventajas de venir en esta época del año, que aquí coincide con el final del verano, es poder observar los constantes desprendimientos de enormes pedazos de hielo que se precipitan en el agua. Según el tamaño de lo desprendido, la caída produce un sonido que se puede calificar de disparo, cañonazo o atronadora explosión. Aparte de eso, el glaciar está crujiendo constantemente, ya que no deja de moverse, y la presión interna debe ser increible. ![]() ![]() Uno de los mayores espectáculos que ofrece el Perito Moreno es el derrumbamiento del puente que se forma al chocar el frente del glaciar contra la lengua de tierra que se encuentra enfrente. Esto sucede cada cuatro o cinco años. El último derrumbamiento había sido en 2013…. y cuatro días antes de llegar nosotros !!. Nos lo perdimos por los pelos. ![]() El Perito Moreno es difícil de fotografiar. El blanco es tan intenso y el reflejo tan grande, que hay que estar ajustando la cámara continuamente a las condiciones de luz. Lo más difícil es hacerse un selfie, para lo que es imprescindible poner el flash. Si no, el hielo absorbe toda la luz, y los rostros quedan en completa oscuridad. ![]() El tiempo se portó bien con nosotros, ya que lució el sol durante todo el día, algo casi imprescindible para disfrutar del glaciar en todo su esplendor. Eso sí, el viento, huracanado, el mismo que sopla en toda la Patagonia. De vuelta a El Calafate, y para descansar de hielos, se puede dar un paseo por la laguna Nímez, junto al Lago Argentino, que es uno de los lagos glaciares más grandes de Sudamérica. Allí se pueden contemplar una gran diversidad de aves espectaculares. ![]() Compañeros de viaje en el ferry de Puerto Montt nos habían hablado de El Chaltén. Ellos iban a ir, y era un lugar ideal para visitar. Desde El Calafate había autobuses que iban y volvían en el día, así que nos acercamos, aunque ya nos avisaron de que era la capital argentina del trekking, y que la gente lo visitaba para hacer rutas mochileras. Nosotros nos limitamos a ir, ver el panorama y dar una vuelta por los alrededores más accesibles. ![]() ![]() ![]() ![]() El último día en El Calafate y, por extensión, de todo el viaje, lo dedicamos a navegar. Nuestra última excursión fue en catamarán para visitar los glaciares Upsala y Spegazzini. Hay que decir que fue de lo más sorprendente. No pensábamos que fuese a ser tan espectacular como resultó ser. El glaciar Upsala es el más extenso de Sudamérica, con más de 50 km. de longitud y 10 km. de anchura cuando llega al lago. En esta época de final de verano, le frente del glaciar suele romper, desprendiendo grandes icebergs. Tuvimos la suerte de que en los días previos se produjeron grandes desprendimientos, pudiendo navegar entre los bloques de hielo y acercándonos a ellos más de lo que habíamos podido imaginar. El tamaño, el color y las formas que adoptaban eran simplemente espectaculares. ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() El Spegazzini, segundo glaciar que se visita con el catamarán, no llama la atención como el Upsala por los hielos desprendidos, sino porque su frente es el más alto de la zona, y el barco se acerca mucho más. La cantidad de hielo que se amontona se debe a la confluencia de tres glaciares que lo alimentan. En definitiva, una inmensa tarta de merengue helado. ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() Tras la visita a los glaciares, cerramos con broche de oro nuestro viaje, celebrando la última cena a base de buena carne argentina en un restaurante de El Calafate, cogiendo fuerzas para el largo camino de regreso a España. Tres vuelos y escalas en Buenos Aires y Sao Paulo. ![]() En fín que, colorín, colorado, este viaje se ha acabado. Han sido 45 días repletos de nuevas experiencias, lugares increibles y momentos inolvidables. A destacar, el encanto de todas las personas que nos hemos ido encontrando por el camino. Gracias a esta maravillosa lengua que tenemos en común, hemos podido comunicarnos con todas ellas, con sus diferentes acentos pero sin problema alguno. Nos hemos entendido muy bien con todo el mundo y sentido muy bien tratados. Gracias especialmente a Alicia, John, y sus hermanos, que hicieron de nuestra estancia en Chile un verdadero placer. Ahora toca recogerse, esperando el próximo viaje. Se aceptan porras para ver cuanto tiempo aguantamos sin salir. Etapas 10 a 12, total 12
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