RODANDO EL OESTE ✏️ Blogs de USA

*** Imagen borrada de Tinypic ***

Partimos desde Alameda a San Francisco, con cierto reparo, por si la ciudad estaba siendo invadida por el hecho de ser el tan anunciado y conmemorado Memorial Day, lo cierto, es que había jaleo pero mucho menos del esperado. Nos fuimos a recorrer parte de la Scenic 49 Milles Drive, el complejo de edificaciones del antiguo Presidio, en las que muchas no se puede entrar, pero donde encuentras planos y maquetas o paneles informativos de por dónde moverte y qué ver. Destacan por su fama: las Oficinas Lucas Film, todo un alegato para los seguidores acérrimos de la Guerra de las Galaxias, con su Yoda-fuente a tamaño real, y el Museo Walt Disney Family.

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Nos sorprendió el Cementerio Nacional de San Francisco, por tres motivos fundamentalmente: la sencillez de sus lápidas todas blancas, su enorme extensión (no veíamos su final) y que cada tumba estaba engalanada por una o varias banderas Estadounidense. Fue ese el distintivo que más nos hizo comprender que era el Memorial Day.

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Recorrimos lugares emblemáticos como: Greenwich Steps (andando), quisimos subir a la Coit Tower (desistimos porque estaba nublado y las vistas estaban deslucidas), bajamos las curvas en pendiente de la Lombart street (en coche).En la Lombart me sentí como en la cola de un tobogán, todo un regreso a la infancia.

Decidimos ir a la zona de Plaza Union y aledaños para comprobar las tan anunciadas rebajas en todos los comercios del Memorial Day, y francamente, no me parecieron tan maravillosas.

Como estábamos cerca del viejo y turístico Tranvía (Powell and Mark Cable Car)., nos pasamos casi una hora para poder montar en él. El tique se compra en un quiosco que está a lado. Hay opciones de billetes de solo ida o de ida y vuelta, y se puede pagar con tarjeta. Nosotros sacamos de ida, hicimos unas “risas”, casi nos expulsan por hacer “el mono” y nos bajamos enseguida, para no tener que esforzarnos demasiado deambulando por tan pronunciadas pendientes. Comimos genial en el Loris Diner.

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Descansamos a modo de sobremesa en el césped de Alamo Squart viendo las Painted Ladies. Y en seguida llegó la hora de nuestra visita a la “Roca”, bien abrigados porque hacía un frío tremendo, el ferry nos llevó a Alcatraz. Pasamos la tarde recluidos en la PRISIÓN, dejando volar nuestra imaginación, podía sentir el rol de cualquiera de los cientos de presos que habían habitado en ella. Sólo nos faltaba el traje rayado de presos, aún así, no podía parar de pensar en la imposibilidad de escapar y en la famosa película de Siegel la Fuga de Alcatraz o la dirigida por Bay la Roca. Todo en la isla inspira para el rodaje de nuevas historias o incluso de documentales.

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De vuelta a la ciudad, dimos unas vueltas por el Pier 39, donde volvimos a buscar alguna cena caliente y que mejor opción que repetir con la crema de cangrejo pero sin un pan entero.

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