El Suroeste de Estados Unidos en invierno ✏️ Blogs de USA

Como última etapa de un viaje alrededor del mundo, en febrero de 2.023 hicimos un recorrido de una semana por el suroeste de los Estados Unidos.

Llegamos a Los Ángeles desde la Polinesia Francesa, pasando de estar en bañador y chanclas a tener que sacar del equipaje toda la ropa de abrigo, ya que nuestro primer destino era el Gran Cañón del Colorado, que se sitúa a más de 2.000 metros de altitud.

Esta era la única etapa del viaje en que no habíamos hecho reservas previas de hotel, pues no sabíamos qué condiciones climáticas y estado de las carreteras nos íbamos a encontrar. De hecho, la semana anterior a nuestra llegada hubo un temporal de nieve que dejó muchas rutas intransitables.

Afortunadamente, el pronóstico del tiempo a nuestra llegada era soleado, aunque con frío, y pudimos realizar el itinerario que teníamos previsto.

Nuestro recorrido para una semana fue: Aeropuerto de Los Ángeles-Gran Cañón del Colorado-Monument Valley-Antelope Canyon-Sequoia National Park-Aeropuerto de Los Ángeles, unos 3.000 Kilómetros que realizamos en siete días en coche de alquiler.


Llegamos a Los Ángeles ya anocheciendo y, tras coger un coche de alquiler en el mismo aeropuerto, nos pusimos en carretera para hacer una hora y media de viaje y dormir en Ontario Mills, ya fuera de todo el tumulto de la gran ciudad.

A la mañana siguiente, tomamos la Interestatal 15, con la idea de llegar por la tarde a Tusayan, donde teníamos nuestro alojamiento para ver el Gran Cañón.

Hicimos una parada que suponíamos breve para comprar una tarjeta de teléfono en unos grandes almacenes y terminamos perdiendo casi dos horas hasta que conseguimos poner en marcha un móvil que nos vendieron por 35 dólares.

Cuando nos acercamos a Tusayan, ya anocheciendo, empezamos a ver nieve en la carretera y, al llegar allí, nos encontramos un paisaje completamente nevado y muchísima más gente de la que esperábamos.



A la mañana siguiente, nos levantamos muy temprano, con 10 grados bajo cero de temperatura y, bien abrigados, nos pusimos en marcha para dirigirnos al parque. En este trayecto pudimos ver bastantes ciervos rebuscando qué comer entre la nieve.



En invierno, el Parque Nacional del Gran Cañón sólo está abierto al público en el sector sur, el denominado South Rim, al que se accede desde Grand Canyon Village. Y desde aquí empieza la siguiente etapa de este diario

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Después de pasar por la puerta de ingreso al parque por la carretera 64, llegamos a la localidad de Grand Canyon Village, en la cual se encuentra el Centro de Visitantes y se pueden hacer algunos senderos que llevan a miradores como Mohave Point, Hopi Point, Grand Canyon South Rym o Mather Point.

Como geólogo, empleé un buen tiempo en el Centro de Visitantes ver todos los modelos explicativos de la formación y evolución del cañón.


Junto al Centro de Visitantes, se encuentra el Mirador Mather, donde hay una placa dedicada a Stephen Tyng Mather, fundador del parque en el año 1.868.


La temperatura era realmente gélida, pero, afortunadamente, no soplaba viento y el día lucía espléndido, con un sol radiante y sin nube alguna. Los amaneceres y atardeceres dan las mejores tonalidades, con sus contrates de sombras, para tomar buenas fotografías.




Desde Grand Canyon Village, se puede continuar la carretera 64 en dirección Este, que lleva a los sucesivos miradores. Las máquinas quitanieves habían hecho un buen trabajo y se podía circular sin necesidad de cadenas.

En esta época del año, con bastantes menos visitantes que en verano, no hay limitaciones para poder llegar con vehículo propio a los distintos miradores con las mejores vistas del cañón. En temporada alta es obligatorio dejar el vehículo propio en los aparcamientos y utilizar los autobuses que hacen un recorrido circular.

Al igual que en las carreteras, en los senderos de acceso a los miradores más apartados, el trabajo de retirada de nieve había sido muy eficiente y, con cuidado de no pisar alguna que otra placa de hielo, se podía caminar perfectamente.




Recorrimos relajadamente la carretera 64 y nos tomamos nuestro tiempo en los miradores, charlando e intercambiando impresiones con la gente con la que coincidíamos, especialmente de habla hispana. Había muchos sudamericanos de vacaciones de verano en su país.




Al atardecer, la temperatura cayó bruscamente y retornamos a nuestro hotel en Tusayan, que también tiene algunos restaurantes de comida italiana, oriental o mexicana donde tomar algo a precio razonable

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Como para tomar la carretera AZ-64, que nos lleva del Gran Cañón al Norte de Arizona, es necesario pasar por la puerta del entrada del parque en Grand Canyon Village, habíamos comprado pase de acceso para más de un día, así que todavía paramos en algún que otro mirador esa mañana antes de dejar atrás definitivamente el parque.






El último mirador se sitúa en una atalaya de piedra llamada Desert View Watchtower, que tiene 21 metros de altura y fue construida en los años 30. Desde las ventanas de su última planta se puede tomar una vista de 360º de todo el Gran Cañón.

Finalmente, dejamos el parque por su puerta Sureste y continuamos por la AZ-64, adentrándonos en territorio Navajo. En realidad, el parque está dentro de la reserva pero la gestión -y por tanto sus ingresos- es federal. A pocos kilómetros está el mirador Little Colorado River al que se puede acceder con permiso de los indios que allí tienen sus puestos de artesanía. A nosotros no nos cobraron nada por acercarnos y tomar unas fotos.


De tanto en tanto, a orillas de la carretera veíamos los poblados de los indios, nada parecidos a los de las películas: más bien son asentamientos de caravanas y coches con chabolas. Según he leído, muchas de ellas siguen hoy día sin agua corriente y electricidad.

Paulatinamente, la carretera se va haciendo más y más solitaria con interminables rectas donde tienes tiempo de parar para tomar fotos.


Hasta que empiezan a aparecer las famosas formaciones rocosas de las películas del Oeste. El Monument Valley se sitúa en el límite entre los estados de Arizona y Utah, está gestionado por la tribu Navajo y su acceso es de pago. Nuestra visita la describo en la siguiente etapa de este diario.

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