LA MAGIA DE LA NAVIDAD EN ALEMANIA Y ALSACIA ✏️ Blogs de Alemania

Nuestra terraza amanecía nevada pero no como la habíamos dejado la noche anterior, y aunque el día estaba nublado tenía pinta de despejar a lo largo de la mañana.

Preparamos las cosas y nos abrigamos porque hoy dan mucho frío y nos ponemos rumbo a COLMAR.
Aunque hace unos años que visitamos esta preciosa ciudad en verano, le tenía muchas ganas en navidad; son las imágenes idílicas que te bombardean en las redes sociales cuando llegan estas fechas, y aunque nos hizo hacer muchos kilómetros desde Frankfurt mentiría si no dijese que era uno de mis objetivos este viaje. Y no me arrepiento, aunque fue tal el volumen de gente que había que le restó unos cuantos puntos. Quizá fue porque era un sábado, quizá porque era puente y los españoles habíamos invadido Alemania y parte de Francia y parecía que en nuestras fronteras no se ponía el sol, pero sigo prefiriendo el encanto de mercados chiquititos y familiares como el de Bernkastel Kues. Además, en cuanto pisas Francia y para mi gusto, sus mercados navideños bajan el nivel respecto a los alemanes.
Pero con todo y con eso os voy a mostrar una ciudad a la que sólo le faltaba ser de chocolate, de cuento auténtico...bienvenidos a la navidad en Colmar!!

Para aparcar nos fuimos directos a un Intermarché, al ser sábado y en pleno puente presagiamos (y no nos equivocamos) que estaría a tope, éste está en Route d`Ingersheim y a pie hasta los mercados navideños hay unos 10 o 15 minutos.
El día parecía que despejaba y nos iba a dejar disfrutar la jornada, aunque hacía un frío...

El caso histórico de Colmar se adorna e ilumina como un cuento de hadas. Aquí y allá se ven ramas de acebo y abeto adornadas con cuatro velas que simbolizan cada una de las semanas que preceden la navidad y que según la tradición protegen de los maleficios.
Y es que los habitantes y comerciantes de Colmar compiten cada año por ver quien decora más y mejor sus fachadas.

5 son los mercados que nos ofrece esta ciudad. Es fácil localizarlos, unas indicaciones con estrellas te van indicando en cual estás y la dirección hasta el siguiente:

-Place des Dominicains

-Marché des artisans Koïfhus: tiene unas escaleras privilegiadas para sacar fotos...aunque había cola para subir así que desechamos la idea...era muy agobiante. Arriba creo que estaba el museo del juguete y una maqueta de trenes, y abajo un mercado de comerciantes artesanos.

-Place de Jeanne d´Arc: aquí comimos alrededor de la fuente de Juana de Arco, es donde mayor concentración hay de puestos de comida y bebida.

-Marche Petite Venise: es donde está toda la zona infantil. Allí tienen ubicado el súper buzón de Papá Noel. Cada día sacan una carta al azar y se lleva un premio. Y aunque la nuestra no fue elegida nos llevamos sorpresa igualmente, porque justo después de Nochebuena recibimos en casa contestación del mismísimo Papá Noel!!


-Place de L´Ancienne Duoane, sus puestos recorren el canal.

Os dejo fotos de todos ellos, algunas ya de noche, que si bien adquieren una magia especial, duplicaban los turistas...









En la oficina de turismo tanto de Colmar como de Ribeauville y algún que otro pueblo más, disponen de mapas para realizar con los niños La caza del tesoro. Consiste en buscar en un mapa diferentes secretos escondidos en los mercados navideños, y al terminar les dan un premio a los niños. El precio no lo recuerdo porque no lo hicimos pero no era caro. A juzgar por cómo estaba Colmar de gente bastante teníamos con no perder a los muchachos, como para buscar secretos escondidos...

Cansados de caminar y con la hija mayor de nuestros amigos con décimas de fiebre decidimos volver al Intermarché donde nos tomamos un chocolate caliente en la cafetería. Concretamos acercarnos a ver Ribeauville solo, porque ya era tarde y nuestra chica mayor se encontraba fatal la pobre...si es que hemos tenido de todo en este viaje!!!
Conseguimos salir de Colmar sin mucho tráfico y tras darle un par de vueltas a la rotonda de la estatua de la Libertad tomamos dirección RIBEAUVILLE

Allí...más de lo mismo...gente, gente y más gente, una locura.
Nos bajamos nosotras para echar unas fotos mientras el resto de la tropa aparcaba, algo que parecía misión imposible a juzgar por como estaba todo.
Esta villa alsaciana también la habíamos visitado hace unos años en verano, pero ahora en estas fechas, entre el halo medieval que la envuelve y los adornos navideños hace que parezca sacado de un auténtico cuento. Hacía tanto frío que había hogueras para calentarse un poco.






Aquí la navidad va acorde con lo medieval: los abetos se decoran con escudos, encuentras en la calle trovadores que narran relatos navideños, malabaristas con fuego, música de laudes entre luces navideñas...vamos que te trasladas al medievo sí o sí.








Este mercado creo que solo abre los dos primeros fines de semana de diciembre, así que aquí es complicado evitar las aglomeraciones.
Dejamos atrás la marea humana y nos vamos a nuestra casita, hace mucho frío, el mercado de Ribeauvillé está a punto de cerrar y ya tenemos hambre.
Montamos una cenita en casa todos reunidos en la mesa y a descansar, máñana salimos para Frankfurt...

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Amanece nevando en Rust, no demasiado, pero en vistas de que más tarde las carreteras se compliquen dejamos la casa a eso de las 10 de la mañana.
De regreso a Frankfurt queríamos parar a ver el mercado de Gegenbach, en plena selva negra, pero tal y como veíamos el paisaje preferimos continuar, la nieve lo cubría todo.
Es muy idílico pensar en una navidad nevada, pero para verlo desde tu casa. Cuando tienes que conducir con un coche que no es tuyo, cargado de gente y maletas y por carreteras desconocidas...entra un poco de canguis...al menos a mi.


Nuestro vuelo salía a las 7 de la tarde, así que disponíamos del tiempo suficiente para llegar a Frankfurt, dejar el coche, comer y tranquilamente irnos al aeropuerto.
A punto estuvimos de acercarnos al aeropuerto al llegar a Frankfurt para dejar las maletas, puesto que volábamos con Latam y nos incluía dos maletas facturadas gratis, y así nos quitábamos bultos de encima. Pero finalmente deshechamos la idea...(error)

En algo más de dos horas llegábamos a Frankfurt, que nos recibía con esta estampa:


Tuvimos que dar unas cuantas vueltas para llegar a la calle por la que se accedía al parking donde se dejan los coches de alquiler. De nuevo subimos a la décima planta y allí no hay nadie que nos reciba, que nos revise el coche ni que nos recoja la llave. Así que bajamos los bártulos, sacudimos un poco asientos, guardamos los dos de los niños y nos vamos a llevar la llave a la oficina.
Otros 15 o 20 minutos esperando allí porque no hay nadie. Finalmente nos recogen la llave pero ni nos preguntan nada sobre el vehículo; incluso tuvimos que pedir justificante de haber hecho la entrega.

Nuestros amigos se quedaban una noche más. En sus trabajos pudieron pedir el lunes después de puente y el vuelo de vuelta bajaba considerablemente de precio, así que les acompañamos a su hotel, que está justo enfrente de la estación central.
Como no para de nevar y apenas se ve al caminar, y su hija está con fiebre, decidimos subir un rato a calentarnos a su habitación y hacer algo de tiempo, ya que en la calle es imposible estar.
Cuando el apetito llama a nuestra puerta nos bajamos a la estación central y comimos en el mc donalds que hay allí. Solo ir del hotel a la estación ya fue una locura con la nieve que caía, las maletas, los niños, la silla de Hugo...
Y después de comer decidimos irnos al aeropuerto. Nos despedimos de ellos y cogemos el metro que nos dejará en nuestra terminal. La nevada continúa.

El caso es que encontramos una terminal desierta, pero bueno, lo achacamos a que de allí solo salen vuelos de Lufthansa, Latam y otras compañías de menos renombre. Poco a poco nos dimos cuenta que todos los vuelos de Lufthansa estaban cancelados.
Nuestro vuelo ya viene anunciado en las pantallas que trae retraso, así que nos acercamos a los mostradores a ver si nos pueden ofrecer algo de información sobre la espera.
Y...sorpresa!!nos dicen que el vuelo está cancelado.
Nos dicen que el avión no ha podido salir de Madrid porque el aeropuerto de Frankfurt está prácticamente cerrado, y la zona que tiene operativa es solo para compañías que dispongan de hangar donde guardar los aviones y que no se congelen las alas (cuento chino). Nos piden que esperemos allí un par de horas para ver si encuentran un nuevo momento para volar pero desde luego, ese día, domingo, imposible.

Yo la verdad que al principio me disgusté bastante, yo no puedo coger días en el trabajo, y me da mucho coraje dejar a mis 25 niños de 3 añitos sin su profe solo porque un país como Alemania y un aeropuerto como el de Frankfurt no estén preparados para una nevada....qué hacen entonces en los países escandinavos o en Rusia??

Bueno pues dos horas allí esperando y nos comunican que nuestro vuelo saldrá al día siguiente a la misma hora, las 19:30. Y que nos presentemos allí con más de 3 horas de antelación porque el check in que hemos hecho no nos vale y no estará operativo online.
Nos hacen entrega de un justificante para nuestros trabajos y por supuesto nos informan que como la cancelación es por causas climatológicas la compañía no nos cubre ni hotel ni gastos ni nada...

Así que muy cabreados, a tirar de booking, y a reservar un hotel. Buscamos lo más cercano a nuestros amigos. Ya de pasar en Frankfurt 24 horas más al menos hacerlo en buena compañía y disfrutar de la ciudad.

También buscamos alternativas de vuelo, ya os digo que a mi no me gusta faltar a trabajar y mi objetivo era llegar a Madrid como fuera esa misma tarde-noche. Encontré a través de edreams un vuelo de iberia y que por 200 euros escasos teníamos los 3 billetes, pero no nos atrevimos a reservarlo, no siendo que también lo cancelasen y perdiésemos más todavía. Al día siguiente, en el hotel, nos enteramos que ese vuelo de iberia salió, y que mucha de la gente que viajaba en él, llegó vomitando y llorando de la cantidad de turbulencias que tuvieron. Así que no me arrepentí de no haberlo reservado.
Indignación generalizada entre todos los pasajeros que iban llegando a los mostradores, y vuelta todo el mundo al metro.

Nosotros elegimos el ADLER HOTEL FRANKFURT, junto a la estación central. Fueron 74 euros por una noche con desayuno para los 3, así que perder, lo que se dice perder, no perdimos mucho.
Además al llegar, el dueño que era un encanto, nos dió dos habitaciones que se comunicaban entre sí (pero solo se podía entrar y salir por una), en el ático, con vistas a un gran rascacielos. Además a Hugo le llenó los bolsillos de chuches y nos regaló 3 botellas de agua.
El disgusto poco a poco se me va pasando. Ha dejado de nevar, nuestros amigos están con nosotros y no conocemos los mercados navideños de Frankfurt, así que ya de tener que pasar 24 horas más, al menos las disfrutaremos...

Caminando tenemos como 20 minutos hasta Römerberg, donde está el mercado más bonito de la ciudad. Como ya no nieva vamos caminando, pero en esta ocasión llevamos la silla de paseo de Hugo, él no ha parado en toda la tarde y sabemos que el cansancio pronto hará mella.

Al llegar a la Römerberg nos quedamos con la boca abierta...os dejo esta foto que he sacado de la web de turismo de Frankfurt porque las mías no hacen justicia a tanta belleza:







El mercado de Navidad de Frankfurt es de los más antiguos y bellos de Alemania, y al principio era algo exclusivo para los habitantes de la ciudad y los extranjeros no eran bienvenidos; por suerte esto ha cambiado y podemos disfrutar con libertad de estas maravillas.
En el centro de la plaza hay un tiovivo de dos plantas donde montamos a los pequeños mientras nosotras hacíamos fotos como locas.
Había mucha gente, pero después del gentío de Alsacia, aquello no era nada.
Cenamos en los puestos de allí, salchichas, crepes, y unos bretzel bañados en chocolate que estaban deliciosos. Recorrimos tambien los puestos de la Neue Kräme y decidimos volver a nuestros respectivos hoteles, hacía un frío horrible y la hija mayor de mis amigos se había quedado en la habitación porque la pobre ya no podía más.



Descansamos de maravilla, ni un solo ruido; al día siguiente el desayuno fue correcto, y agotamos las horas en el hotel porque diluviaba...uff qué aburrimiento ya de mal tiempo.
A la 1 nos bajamos a la estación central, compramos unos bocatas y nos fuimos todos al aeropuerto.
Allí fuimos pasando las horas jugando a algunos juegos de mesa de viaje que llevábamos, viendo dibujos en los móviles, alguna carrera por los largos pasillos,...hasta que finalmente nos separamos para coger cada familia su vuelo.
El nuestro salió puntual, tentenpie a bordo y pantallas para cada uno donde fuimos entretenidos viendo las pelis que quisimos. Alguna turbulencia en la zona de Montpellier y llegamos a Madrid a la hora prevista (casi beso el suelo al bajar).

Hasta aquí nuestra aventura, que en un tiempo quedará en meras anécdotas del viaje pero que en esos días nos trajeron más de una preocupación.
Aún así el año que viene repetiremos, no tardaremos en buscar destino, y es que no hay viaje que por bien no venga!!

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