ESCAPADA MALAGUEÑA: ANTEQUERA, RONDA Y CAMINITO DEL REY ✏️ Blogs de EspañaPuente de octubre visitando algunos de los tesoros de la provincia de Málaga: Antequera, el Torcal, el Caminito del Rey y Ronda. Despedida en uno de los pueblos más pintorescos de Cádiz: Setenil de las Bodegas.Autor: Marimerpa Fecha creación: ⭐ Puntos: 5 (25 Votos) Índice del Diario: ESCAPADA MALAGUEÑA: ANTEQUERA, RONDA Y CAMINITO DEL REY
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Cuando se reabrió el Caminito del Rey y se le dio publicidad me pareció un lugar muy interesante al que tenía que ir más temprano que tarde. La ocasión se presentó en marzo de 2017, aprovechando un día festivo por San José. Reservé hotel en Antequera, un apartamento en Ronda y las entradas del Caminito del Rey, organizando un fin de semana largo bastante interesante. Pero debido a mi mala pata me hice un esguince de rodilla justo una semana antes del viaje, así que lo tuve que cancelar. Escribí a la organización del Caminito, les dije que no podía ir por motivos médicos, y tras justificarlo debidamente, me permitieron canjear las entradas para otra fecha. Y el momento elegido fue el puente de octubre. Reservé el mismo apartamento por Airbnb en Ronda para dos noches, muy recomendable (www.airbnb.es/rooms/5654629). Y una noche en el hotel Las Villas de Antikaria, en Antequera (www.hotellasvillas.com/), quedando el planning de la siguiente manera: Día 12: Torcal de Antequera y pueblo. Día 13: Caminito del Rey y miradores sobre los embalses. Día 14: Ronda. Día 15: Setenil de las Bodegas y vuelta a casa. Imagenes relacionadas Etapas 1 a 3, total 5
TORCAL DE ANTEQUERAVisita al Torcal de Antequera recorriendo la ruta amarilla, y un paseo por el bonito pueblo de Antequera.
Ese día madrugamos y a las 10 y media de la mañana estábamos en Torcal de Antequera. El acceso en coche al Torcal alto estaba cortado, porque los aparcamientos de arriba se llenan muy pronto en días festivos. Así que dejamos el coche en el aparcamiento del Torcal bajo, en el que en esos momentos había sitio, pero que poco más tarde se llenó. Nos pusimos a la cola para montarnos en el autobús que te sube al centro de visitantes del Torcal alto, que cuesta 1,50 euros por persona, ida y vuelta.
Hay tres rutas para recorrer el Torcal de Antequera: Ruta verde: Circular corta (1,5 km) Ruta amarilla: Circular larga (3 km) Ruta naranja: ruta lineal de subida al Torcal Alto (3,6 km) Además hay rutas guiadas en días específicos. www.torcaldeantequera.com/ Nosotros hicimos la ruta amarilla, que sale del aparcamiento del Torcal Alto, junto al centro de visitantes, ya que es la que hace un recorrido más completo por el paraje natural. La primera parte de la ruta coincide con la ruta verde, y a ratos parecía una romería de la cantidad de gente que hay. Se nota que es un día festivo y hay muchas familias con niños y excursionistas de todas las edades. Pero con paciencia vamos recorriendo el camino. Que no es un sendero como tal, ya que es terreno es muy irregular y hay que subir y bajar piedras con frecuencia. El paisaje es muy bonito, ya con los primeros colores del otoño. En el momento en que la ruta verde y la amarilla se separan el tránsito de gente es menor, y aprovechamos para sentarnos a comer un bocadillo en un lugar tranquilo y con buenas vistas. A partir de aquí hay un tramo muy interesante, en el que el sendero pasa por un estrecho pasadizo formado por las piedras. Y algunas rocas interesantes, como la que llaman “el burladero”, donde nos hicimos las fotos de rigor. Vimos muchas formaciones rocosas que semejaban cosas o animales, como un camello, o caras de personas. De hecho, parece ser que hay piedras con nombre, pero no está indicado en ningún lado. La forera @artemisa23 cuenta en su diario que en el centro de visitantes compró un mapa donde venían indicadas, pero nosotros preguntamos y nos dijeron que no tenían mapas y que no era necesario. Algunas imágenes del camino, que no me cansé de hacer fotos. Poco antes de llegar de nuevo al centro de visitantes subimos a un alto donde hay algunos fósiles de amonites. No está indicado en ningún sitio, pero vimos que mucha gente venía de allí y subimos a ver qué había. Y mereció la pena, porque además de los fósiles hay unas vistas preciosas desde allí. Junto al centro de visitantes hay un bar/restaurante con una terraza donde repusimos fuerzas con un par de cervezas y un pincho de tortilla que nos supo más que bien. Después fuimos al mirador de Las Vistillas, con un nombre muy acorde, ya que las vistas son estupendas. No queríamos irnos sin ver “el Tornillo”, la formación rocosa que es el emblema del Torcal, considerado como Monumento Natural. El Tornillo está en la ruta naranja, caminando unos 10 minutos desde el centro de visitantes. Un lugar de lo más interesante, donde nos tumbamos al sol a descansar y disfrutar de tan fantástico paraje. Un paisaje que parece de otro mundo. Volvimos al centro de visitantes y esperamos al siguiente autobús, que nos bajó hasta el aparcamiento. Cansados pero contentos nos fuimos a Antequera. Dejamos las cosas en el hotel, nos dimos una ducha rápida y enseguida salimos a turistear, porque los principales monumentos cerraban a las 6 de la tarde. Así que fuimos directos a lo que más nos interesaba ver, la Alcazaba y la Colegiata de Santa María. A la Alcazaba no llegamos por los pelos, eran las 17:35 y nos cerraron las puertas en las narices. Así que entramos a la Colegiata, pagando los 3 euros que cuesta la entrada. Te dan una audioguía, bastante flojilla, pero es que tampoco hay mucho que ver dentro. Lo más llamativo es el techo con un impresionante artesonado de madera. Nos quedamos un rato en la Plaza de Santa María, viendo los restos de unos baños romanos que hay allí y las vistas de la Peña de los Enamorados. Volvimos a cruzar el Arco de los Gigantes, por el que ya habíamos pasado antes, pero sin detenernos y nos sentamos en el mirador de las Almenillas, con una panorámica sobre la ciudad. Desandamos nuestros pasos hasta la Plaza de San Sebastián, que estaba en obras, y entramos en la iglesia del mismo santo, la Iglesia Colegial y Mayor Parroquial de San Sebastián, con un interior bastante interesante. Caminamos sin rumbo por el centro, parándonos en algunas de las numerosas iglesias que hay en Antequera, y llegamos hasta la Plaza de Toros y la Puerta de Estepa. Consideramos que era hora de hacer un alto en el camino, así que nos sentamos en una terraza a tomar algo y descansar. Y como nos entró hambre nos fuimos a tomar unas tapas para cenar. De los lugares que recomendaban por el foro, el que más cerca nos caía era el Bar Castilla y allí nos sentamos en la barra. Es el bar que hay junto al hotel del mismo nombre, si no fuera porque lo llevaba anotado no hubiese entrado nunca. Pero estuvo bastante bien, es un bar al que van muchos lugareños. Tapas gratis con la caña (1.20 euros) y tapas adicionales a un euro. Nos tomamos unas cuantas tapas y una ración de porra antequerana, que no nos podíamos ir sin probarla. Sigo sin saber exactamente cuál es la diferencia entre la porra y el salmorejo. Le preguntamos a un camarero y generamos un debate en el bar entre los camareros y algunos clientes. Todos tenían claro que eran cosas diferentes, pero no se ponían de acuerdo en los motivos. Que si por el pimiento, que si la consistencia, el huevo... En definitiva, que salimos de allí con el estómago muy lleno después de haber pasado un buen rato. Dimos por terminado el día y nos fuimos a descansar. El hotel Villas de Antikaria es un hotel correcto, con las habitaciones un poco antiguas y sin lujos, pero con una situación muy buena si se visita Antequera en coche, ya que dispone de aparcamiento gratuito y está a dos pasos del centro. Y con vistas a la Peña de los Enamorados. Imagenes relacionadas Etapas 1 a 3, total 5
Nos levantamos temprano, desayunamos en la cafetería del hotel (por supuesto, con un mollete de Antequera) e hicimos el check out. Pasamos por un supermercado recién abierto a comprar agua y provisiones para el día, y pusimos rumbo a la zona de los embalses.
El Caminito solo se puede hacer en una dirección, de Ardales a Álora, pero es posible dejar el coche en cualquiera de los dos sitios, haciendo uso del bus lanzadera que une los dos extremos del camino. Nosotros aparcamos en Ardales, a la hora que llegamos nosotros ya no había aparcamientos gratuitos junto al restaurante El Kiosko, y lo dejamos en el aparcamiento de pago (2 euros) en el que ya quedaban pocos sitios. Para acceder al punto de control del Caminito desde el parking hay dos caminos, uno entrado por el túnel corto habilitado para los coches que hay junto al restaurante El Kiosko. Este sendero es más largo, unos 2,7 kilómetros. El otro acceso es por el túnel estrecho peatonal que hay cerca del aparcamiento de pago, y es más corto, 1,5 kilómetros. A pesar de tener más cerca el túnel peatonal decidimos ir por el otro camino, al ver la gran cantidad de gente que estaba entrando en el túnel. El camino es fácil y muy bonito, y lo hicimos prácticamente solos, con una tranquilidad muy agradable. A ratos soplaba el viento y me hacía tener lo peor, ya que si el viento es muy fuerte cierran el acceso al Caminito. Antes de llegar al punto de control el camino, que va bordeando el embalse del Gaitanejo, pasa por un lugar muy llamativo, el conocido como "arco gótico" (erróneamente, pues su forma no corresponde a ese estilo arquitectónico). En realidad es un "tafoni", una formación alveolar que ha adquirido esa forma al comprimirse la arcilla entre conglomerados de arenisca por procesos externos (agua y viento). Llegamos al punto de control y había muchísima gente. Las entradas del Caminito han de reservarse para una hora concreta y por lo general no se deja pasar a más de 50 personas a la vez, aunque ese día estaban pasando más. Nosotros teníamos unas entradas canjeadas, que no tienen hora concreta, así que llegamos y nos entraron en el siguiente turno que iba a pasar. Nos dieron el caso obligatorio, las normas básicas (lo típico, no dejar basura, no salirse del camino,…) y para adentro, a caminar. A mí el paisaje ya me impresionó desde el comienzo del sendero, que discurre por pasarelas en la pared de un desfiladero profundo y estrecho. Y eso que al principio todavía los grupos de gente estaban muy juntos y solo se podía caminar en fila india. Estaba tan ensimismada, mirando hacia abajo y haciendo fotos, que no me importó. La primera mitad del camino discurre casi íntegramente por pasarelas del Desfiladero del Gaitanejo, y en un punto hay posibilidad de elegir caminar por unas escaleras o por un túnel junto a un canal de agua. En muchos momentos se ve el antiguo camino unos metros por debajo del actual, y pone los pelos de punta pensar que la gente lo recorría bajo su responsabilidad, con medidas de seguridad nulas. En camino actual puede causar vértigo en algunas personas, pero la sensación de seguridad es máxima. Hacia la mitad hay un tramo de camino que discurre por un sendero en la tierra, por el conocido como Valle del Hoyo. En este camino abierto hay bancos y merenderos donde sentarse a descansar o a reponer fuerzas. Nosotros paramos junto a un ensanchamiento del canal de agua donde estuvimos observando un buen rato el paisaje mientras dábamos buena cuenta de un tentempié. Ya nos habíamos terminado el bocadillo cuando oímos moverse la vegetación detrás de nosotros. Y cual fue nuestra sorpresa cuando apareció un macho montés que había bajado a beber allí. Nos alejamos para dejarle beber tranquilo, y por allí aparecieron también un par de cabras montesas. Parece ser que no es habitual ver machos monteses en el Caminito del Rey, tanto que un guía que había por allí no paraba de hacerle fotos. Así que muy contentos de haber podido ver este imponente animal de cerca. El camino continúa junto al canal hasta entrar en el Desfiladero de los Gaitanes, que constituye la última parte del recorrido, y la más espectacular a mi modo de ver. Antes de entrar nos hicieron esperar un rato, ya que había mucha gente en las pasarelas. Aquí de nuevo caminamos por pasarelas, pegadas a la pared que por esta zona va haciendo un recorrido ondulado. Es posible ver la vía del tren que va por un túnel excavado en la roca, y pude capturar el momento en el que pasaba el tren. Ese trayecto en tren tiene que ser precioso, con esas vistas desde la ventana. Esta parte del camino es muy interesante geológicamente, ya que se ven los estratos verticales que forman las paredes del desfiladero. Además, aquí están dos de los elementos más impactantes del recorrido. Por un lado, hay un balcón con el suelo transparente, en el que no dejan estar a más de 4 personas a la vez. A mí personalmente este mirador me decepcionó, ya que el suelo no es totalmente transparente, el paso del tiempo lo ha vuelto casi opaco. Recuerdo un mirador similar en Madeira, en el Cabo Girão, que sí se veía con total claridad lo que había debajo de los pies. Para mí, el elemento más impactante del Caminito del Rey es el puente colgante para cruzar de un lado a otro del desfiladero. A muchas personas le daba vértigo o miedo cruzar y tenían que ser ayudadas. A mí me encantó. Reconozco que se me encogió un poco el cuerpo con una pequeña sacudida de viento (cuando hace mucho viento lo cierran), pero crucé disfrutando, admirando las vistas a un lado y a otro y haciéndole fotos a mi marido que caminaba delante de mí. Pasado el puente está el último tramo de pasarelas, con vistas abiertas al embalse y a la Central Hidroeléctrica de El Chorro. Me pareció espectacular. Hay que subir unas escaleras para pasar por encima de las vías del tren, una imagen impresionante. Una vez se acaba el Caminito del Rey aún quedan dos kilómetros hasta llegar a la Estación de El Chorro, donde se coge el bus lanzadera. Este tramo se me hizo un poco pesado. Habiendo disfrutado de lo más espectacular, ya teníamos ganas de llegar. Hay algún elemento interesante, como un acueducto, pero con el calor que hacía nos resultó largo. Llegamos y nos subimos al bus lanzadera. El camino de vuelta al aparcamiento se hace por una carretera estrecha y con curvas, por la que casi no cabían dos autobuses cuando se cruzaban. Es muy bonita, bordeando los embalses, y es posible ver el puente colgante de frente. Nos dejaron frente al restaurante El Kiosko, y allí mismo nos sentamos a tomar algo y reponer fuerzas. Después bajamos al embalse, que daba pena por el nivel bajísimo del agua y el descuido y suciedad del entorno. Estábamos cansados y hacía mucho calor, pero nos habíamos propuesto ir al Mirador de los Embalses. Cruzamos por el puente peatonal, que estaba completamente a oscuras. Al principio se veía bien, pero después tuve que encender la linterna del móvil. Según se sale del túnel hay que girar a la derecha, avanzar unos metros hasta llegar a la pista de tierra y volver a girar a la derecha. Al final de la cuesta nos asomamos a mirar el paisaje, que era precioso sobre uno de los embalses (no recuerdo cuál era, lo siento). Y avanzando un poco más por el camino llegamos al mirador oficial. Desde allí se ven varios de los embalses de la zona, aunque la vista estaba un poco deslucida por la escasez de agua. Tras esto dimos por concluida la visita. Nos hubiese gustado recorrer el sendero del Gaitanejo o la subida al Pico Convento, pero hacía mucho calor y yo tenía la rodilla un poco resentida de estar saltando piedras el día anterior en el Torcal. Tardamos poco menos de una hora en llegar a Ronda, donde íbamos a pasar las dos noches siguientes. Pedro nos estaba esperando para darnos las llaves y enseñarnos el apartamento. Totalmente recomendable, un apartamento pequeño ideal para dos personas, al que no le falta detalle. La situación ideal si se viaja en coche, ya que hay lugar disponible para aparcar si se tiene suerte, y si no, un parking de zona azul bastante económico, con restaurantes y sitios de tapeo cerca y a pocos pasos del centro. Esa noche nos quedamos por allí cerca y fuimos a cenar al Kamelot, uno de los restaurantes que nos recomendó Pedro. Es un local para tapas y raciones, las croquetas estaban muy buenas y el nivel de las tapas en general era bueno. Pasamos un rato muy agradable sentados fuera, el local estaba lleno y no se veían turistas por allí. Imagenes relacionadas Etapas 1 a 3, total 5
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