![]() ![]() Italia en 13 días ✏️ Blogs de Italia
Napoles, Pompeya, Roma, Florencia, Pisa, Siena, Venecia, Vicenza, Verona y Milán. En tren y en 13 días.Autor: Ingelmo Fecha creación: ⭐ Puntos: 4.8 (5 Votos) Índice del Diario: Italia en 13 días
01: Resumen del recorrido
02: Día 1: Nápoles.
03: Día 2: Pompeya.
04: Día 3: Roma.
05: Día 4: Roma.
06: Día 5: Roma.
07: Día 6: Florencia.
08: Día 7: Florencia.
09: Día 8: Florencia.
10: Día 9: Pisa y Siena.
11: Día 10: Venecia.
12: Día 11: Venecia y Vicenza.
13: Día 12: Verona y Milán.
14: Día 13: Milán.
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Etapas 7 a 9, total 14
13 de julio de 2007, viernes.
A pesar de que madrugamos, perdimos el intercity que a las 8:55 partía de Roma Termini con destino Florencia, Santa Maria Novella (SMN), y tuvimos que esperar hasta el de las 10:57, que aunque no tenía parada en SMN sí lo hacía en las estaciones florentinas de Campo di Marte y Rifredi, desde donde es muy sencillo conectar, en pocos minutos, con la céntrica SMN. Entre un intercity y otro salieron varios regionales pero no nos interesaban, pues hacen numerosas paradas, cubriendo el trayecto Roma-Florencia en tres horas y media, cuando un intercity lo hace en menos de dos y media. En este tiempo que estuvimos esperando también salió un eurostar, que en tan solo hora y media llegaba a Florencia; pero viajando con interrail, que es como viajábamos nosotros, no tienes acceso a los trenes de alta velocidad, así como tampoco tienes reservado el asiento en ningún tipo de tren, lo cual íbamos a notar de camino a Florencia, teniéndonos que cambiar de compartimento en varias ocasiones; pero al menos fuimos sentados todo el camino. Al llegar a Florencia nos dirigimos al hotel en que habíamos reservado, Relais Florence, en via della Scala 48, a unos pocos metros de la estación de Firenze SMN. Allí nos dieron la llave de la habitación, que en realidad estaba en otro edificio, caminando un par de manzanas por la via della Scala en dirección al centro, en via Benedetta. Se trataba de un pequeño apartamento que incluía una práctica cocina con nevera, horno, microhondas, fregadero y fuegos dentro de un armario de la propia habitación, el cual disponía incluso de un sistema que te permitía descolgar una mesa de una de las puertas. Nosotros no llegamos a utilizarla, ni la cocina ni el aire acondicionado por el cual habíamos pagado un precio adicional. En este hotel pasaríamos cuatro noches, con lo cual teníamos tiempo más que suficiente para visitar la ciudad. Deshicimos la maleta y salimos a comer tranquilamente en el único sitio que seguía abierto a las tres de la tarde, uno de esos restaurantes nada recomendables por estar dirigidos a una clientela de paso, principalmente turística, y no a una clientela local. Después volvimos al apartamento para echarnos la siesta. Por la tarde aún tuvimos tiempo para pasear relajadamente. Decidimos no llevarnos ni el plano ni la guía turística, dejándonos llevar por las viejas calles florentinas cargadas de historia. Florencia, como es sabido, fue la cuna del Humanismo y del Renacimiento y testigo sin igual de las más bellas letras de la lengua italiana. Deambulando por sus calles uno no puede dejar de pensar que por esos mismos lugares pasearon Dante, Boccaccio y Petrarca, Maquiavelo y los Medici, Botticceli, Leonardo y Miguel Ángel, y también Brunelleschi y tantos otros celebres personajes que cambiaron completamente la forma de pensar y el arte de la época, dejando una huella imborrable en la cultura europea. Ubi sunt? Un rato largo nos detuvimos en la piazza del Duomo para contemplar la espléndida catedral de Santa María del Fiore, famosa por su enorme cúpula de 40 metros de diámetro y 56 de altura y considerada la primera obra arquitectónica renacentista. En aquella época la soportación de una cúpula de tales dimensiones era un problema irresoluble que Brunelleschi supo afrontar superponiendo dos bóvedas esquifadas octogonales, una dentro de otra, lo cual permitía un reparto de esfuerzos junto con una ligereza excepcional de la plementería. Mención especial merece también la fachada, cuya decoración, del siglo XIX, a base de mármoles policromados rosas, blancos y verdes causan una gran impresión a quien la visita por primera vez. Desde allí caminamos hasta el río Arno y, siguiendo su curso, hasta el Ponte Vecchio. Luego tomamos la via Por Santa Maria y llegamos a la Piazza della Signoria. Una bulliciosa plaza convertida en museo de escultura al aire libre. La fuente de Neptuno de Ammannati se encuentra junto al Palazzo Vecchio, en cuya entrada se levantan copias del David de Miguel Ángel y el Marzocco de Donatello. La Loggia della Signoria, al sur de la plaza, además de cobijar del sol a músicos ambulantes y turistas, expone gratuitamente algunas magníficas esculturas. A la izquierda de la entrada se puede admirar el magnífico bronce de Perseo alzando la cabeza de Medusa realizado por Benvenuto Cellini, y a la derecha el Rapto de las Sabinas de Giambologna. El mencionado Palazzo Vecchio, al este de la plaza, es la sede tradicional del gobierno florentino. Su Torre d'Arnolfo de 94 metros de altura es un símbolo de la ciudad comparable a la catedral. Ya de noche, regresamos al apartamento. Allí, antes de acostarnos, leímos en la guía lo que habíamos visto y marcamos sobre un plano las visitas que teníamos pensado realizar al día siguiente. Podéis ver las fotos de esta etapa en: atuaire-ingelmo.blogspot.com/ ...encia.html Etapas 7 a 9, total 14
14 de julio de 2007, sábado.
Desayunamos unos capuccinos con bollería en la via della Scala y nos cobraron un ojo de la cara por ocupar una pequeña mesita. Después nos acercamos a la estación de trenes Santa Maria Novella, queríamos informarnos a cerca de las posibles combinaciones con Pisa y Siena, ya que pensábamos realizar una excursión a estas dos ciudades el siguiente lunes. En la ventanilla de información amablemente nos indicaron que la mejor combinación es: Florencia-Pisa, Pisa-Siena con transbordo en Empoli y Siena-Florencia. En cuanto a los horarios no hay demasiados problemas, pues son bastantes los trenes que comunican Florencia con estas ciudades. Después, junto a la estación, tomamos el autobús nº 13 que tras un larguísimo y pesado trayecto, ambientado por el vocerío y las risas de un grupo de adolescentes españoles hiper-hormonados, nos dejó en la Piazzale Michelangelo. Desde esta plaza, situada sobre una colina en la orilla izquierda del Arno, se disfrutan unas vistas maravillosas de la ciudad. Luego bajamos caminando hasta el Palazzo Pitti y en una frutería de barrio compramos unas riquísimas uvas, gordas y amarillas. Todavía me estoy preguntando de dónde vendrían en temporada tan temprana estas primeras uvas del año. Nos conformamos con ver la plaza y la fachada del palacio que fuera construido para la familia Pitti, rival de los Medici, pero es que son tantas las cosas que ver en Florencia que lo mejor es seleccionar si uno no quiere terminar saturado. Desde la Piazza dei Pitti fuimos hasta la catedral de Santa Maria del Fiore, atravesando el Ponte Vecchio y la Piazza della Signoria, donde paramos a comer en un turístico restaurante. Luego, en la plaza del Duomo visitamos el Museo dell'Opera del Duomo, de visita imprescindible, pues en él se pueden ver, a parte de los tesoros escultóricos que se fueron retirando de la catedral en sus sucesivas reformas, el equipo que utilizó Brunelleschi para construir la cúpula, dos maquetas y varios planos. Además, en el entresuelo se encuentra la pietà inacabada que Miguel Ángel esculpió para su propia tumba. La escultura realmente representa el descendimiento de Cristo sujeto por la Virgen, la Magdalena y José de Arimatea, dispuestos de forma piramidal con el vértice en este último, que podría ser un autorretrato del artista. Cuando salimos del museo visitamos el interior de la catedral, cuya escasa decoración contrasta con la rica fachada. Mención especial merecen los frescos de la enorme cúpula, comenzados en 1568 por Vasari y Zuccari y terminados por éste último y otros colaboradores en 1579. La parte superior, obra de Vasari, representa a Los 24 Ancianos del Apocalipsis. Otras secciones son, de arriba a bajo, los Coros de Ángeles, Cristo, María y los Santos, Virtudes, Regalos del Espíritu Santo, Beatitudes, Pecados Mortales e Infierno. Consideradas de calidad desigual debido a las colaboraciones de distintos artistas y a la utilización de diferentes técnicas. (Para información a cerca de la cúpula ver capítulo anterior). Salimos del Duomo camino de la Basilica di San Lorenzo, reconstruida por Bruneleschi en 1425 por encargo de los Medici, pero eran las cinco de la tarde y ésta ya se encontraba cerrada. Entonces continuamos nuestro camino hasta la Galleria dell'Academia, donde después de ver la tremenda cola que había para entrar decidimos dejar el David, junto con la Capilla Medici de San Lorenzo, para el día siguiente. Cuando llegamos al apartamento aún era pronto. Descansamos un rato y después aprovechamos para lavar la ropa sucia en un Wash & Dry cercano. Para mi era la segunda vez que utilizaba una de estas lavanderías self service. La primera fue en Amsterdam, hace ya seis años, después de recorrer media Europa en tren. Estas lavanderías suelen ser un buen lugar para conocer viajeros de cualquier parte del globo o para charlar relajadamente con bohemios habitantes locales. Diana, en un "te cambio este poco jabón por el suavizante que te sobre", se hizo amiga de un simpático japonés. Después de hacer la colada decidimos darnos un homenaje. Nos pusimos guapos y fuimos a cenar a una trattoria que nos había recomendado el propietario del apartamento. Su nombre: Il Giardino, en via della Scala 61. Yo pedí una bistecca alla fiorentina con guarnición de patatas, una botella pequeña de vino toscano Domasco Chianti y de colofón un digestivo limoncello. Diana, osobucco y de postre tiramisù. Todo ello servido además en español por una simpatiquísima mulata de Ciego de Ávila (Cuba). Calidad-precio excelente. En comparación con Nápoles y Roma (ya sé que las comparaciones son odiosas y esta además es simplista) la gente que hemos encontrado en Florencia es mucho más agradable. Siempre te atienden con una sonrisa. Además la ciudad por su pequeño tamaño y su gran belleza resulta muy agradable para pasear. No hay un tráfico excesivo de vehículos y la mayor parte del centro es peatonal. Lástima que su ambiente más tradicional se vea aveces empañado por la masificación turística. Podéis ver las fotos de esta etapa en: atuaire-ingelmo.blogspot.com/ ...encia.html Etapas 7 a 9, total 14
15 de julio de 2007, domingo
Salimos muy temprano del apartamento para evitarnos las interminables colas de uno de los monumentos más visitados de Florencia: El David. De camino a la famosa escultura de Miguel Ángel visitamos las Capillas de los Medici en la Basílica de San Lorenzo. La Capilla de los Príncipes fue el principal lugar de sepultura de los Medici y sobrecoge su profusa decoración a base de mármoles policromados y piedras semipreciosas. Junto a esta capilla se encuentra la Sagrestia Nuova, que fue el primer trabajo arquitectónico del polifacético Miguel Ángel. En ella destacan las esculturas de La noche y el día, La aurora y el crepúsculo y La Madona con el niño, que adornan las tumbas de los Medici. Continuamos nuestro camino hasta llegar a la Galería de la Academia donde se encuentra el monumental David. A penas eran las diez y ya una larguísima cola de turistas se extendía a lo largo de la acera que rodea el edificio. Estuvimos más de dos horas esperando a pleno sol, y hubiésemos estado otras dos si no hubiera sido por una pareja de españoles que, conscientes del tiempo que allí llevábamos, nos indicaron que junto al acceso principal había otra puerta para visitas con reserva y personas impedidas. Tal vez por esa entrada, al estar Diana embarazada, nos dejaran pasar directamente. La verdad es que Diana tan sólo estaba de cuatro meses, pero parecía que estuviera de seis. Nos acercamos hasta el mencionado acceso y dicho y hecho: en cinco minutos nos encontrábamos frente al enorme David de cinco metros de altura, enormes manos y torso perfectamente humano. Está prohibido tomar fotografías, pero nosotros conseguimos sacar una. Cuando salimos de la galería ya era la hora de almorzar y nosotros lo hicimos en un Burger King cercano. Después caminando en dirección al Arno llegamos a la Santa Croce, la mítica basílica franciscana ante la cual parece ser que el escritor francés Stendhal, deslumbrado por la magnificencia de la iglesia, se sintió desfallecer y a penas fue capaz de seguir andando. Lo curioso es que Stendhal no ha sido la única persona en sufrir tal colapso de los sentidos, ya que cada año los médicos florentinos tratan una decena de casos de este fenómeno, conocido como síndrome de Stendhal. Aunque es posible que tan sólo se trate de exageraciones pues, aunque la Santa Croce es de una gran belleza, lo cierto es que se trata de una belleza sumamente austera -a excepción de la fachada del siglo XIX- debido a la orden monástica a la que pertenece. En su interior destacan las tumbas de varios italianos universales: Rossini, Maquiavelo, Galileo y Miguel Ángel entre otros. Especial interés tiene también la estatua de la libertad que decora la sepultura de Niccolini y que sirvió de modelo al artista francés Frederick August Bertoldia para la creación de la gigantesca estatua neoyorquina. Después de pasear durante algo más de una hora por la basílica, visitando cada una de sus capillas y el Museo dell'Opera di Santa Croce, nos dirigimos a la Gallería degli Uffizi. Este museo alberga una basta colección de arte de los Medici, considerada como la colección de arte italiano y florentino más importante del mundo. Un buen lugar para recordar muchas de las obras y conceptos que me enseñaron mediante diapositivas -hace ya años- en la asignatura de historia del arte del bachillerato. Paseando por sus distintas salas podemos encontrar: la Anunciación y la Adoración de los Magos de Leonardo da Vinci, el Nacimiento de Venus y la Alegoría de la primavera de Botticelli, el deslumbrante Tondo Doni de Miguel Ángel y además pinturas de Rafael, Paolo Veronese, Tintoretto, Caravaggio y Canaletto. Entre los artistas no italianos que en la Galería se encuentran representados cabe destacar a Rubens, Van Dick y Rembrandt, pero también a los manieristas españoles Luis Morales, Coelho y El Greco, así como algunas pinturas de Ribera, Velázquez y Goya. Cuando salimos del museo ya estaba anocheciendo y de camino a nuestro apartamento pasamos por delante de la casa en que vivió Dante. ¡Lástima que ya se encontrara cerrada! No se me quita de la cabeza la idea de cómo una ciudad tan pequeña pudo, en un momento determinado de la Historia, dar al mundo una nueva perspectiva de la vida tan importante como es el Renacimiento y tantísimos personajes ilustres. Podéis ver las fotos de esta etapa en: atuaire-ingelmo.blogspot.com/ ...encia.html Etapas 7 a 9, total 14
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