Después de visitar el Parque Arqueológico de Siracusa, seguimos hasta Catania, donde nos alojamos esa noche, en el mismo hotel que los dos primeros días. Al día siguiente, pudimos visitar la ciudad durante toda la mañana, ya que nuestro vuelo no salió hasta cerca de las siete de la tarde. El avión de Iberia despegó y aterrizó en hora, sin ninguna incidencia.
Conclusiones.
No me voy a extender mucho en este apartado, puesto que ya he ido poniendo lo que me han parecido los lugares que visitamos en las etapas correspondientes. Como he comentado también, nos ha gustado mucho Sicilia y tenemos intención de volver de otra manera, con coche, para visitar sitios nuevos –sobre todo las islas Eolias- menos típicos y, quizás, menos concurridos; y, si es posible, hacer alguna ruta de senderismo.

Lo que menos nos ha gustado ha sido la masificación de algunas localidades, las más turísticas, Taormina y Ortigia, sobre todo, algo que no es exclusivo de Sicilia, por supuesto, así que se trata de un inconveniente con el que hay que lidiar. Tampoco me ha convencido septiembre como mes de visita. Por un lado, estuvo bien en el sentido de evitar el calor (julio y agosto deben ser terribles), ya que las temperaturas fueron benévolas, pero nos encontramos con las tormentas típicas del comienzo del otoño en el Mediterráneo, lo que nos fastidió algunos planes. Además, en esa época también anochece pronto, más que en España al ser la misma hora y estar Italia más al este que nosotros. Y eso no me hace gracia estando de vacaciones, pues limita bastante. La próxima vez procuraré ir en abril, mayo o principios de junio.

En cuanto al paisaje, me han impresionado sus colores, unos amarillos y azules sumamente intensos, esos grises y negros de los cielos durante las tormentas; y, en especial, las diferentes tonalidades de un verde que no esperaba tan exuberante a esas alturas del año. Me pareció precioso, pero al mismo tiempo lógicamente resulta un escenario mediterráneo, más próximo a lo que conocemos y, por tanto, menos sorprendente que los panoramas que podemos encontrar en otras latitudes, lo que no quiere decir que unos sean más bellos que otros.

Sin embargo, el legado cultural es inmenso y digno de disfrutar más a fondo de lo que pudimos hacer nosotros, sobre todo en Palermo, una ciudad que nos pareció fascinante y de la que nos faltó mucho por ver. Me encantó Monreale recién restaurado y me gustó Catania más de lo que me imaginaba. Los templos griegos son una maravilla, aunque a los no muy aficionados quizás les sea suficiente con visitar uno o dos parques arqueológicos, el Valle de los Templos de Agrigento, por ejemplo, aunque sea el más concurrido; mientras que Segesta y, sobre todo, Selinunte me parecieron más… no sé cómo definirlos, ¿íntimos? Bueno, voy a confesar que Selinunte quizás sea mi favorito, pero a muy poca distancia de Agrigento.

Para los amantes de los mosaicos romanos, la Villa del Casale es irrenunciable: una auténtica maravilla que solo por verla, para mí, ya merecería la pena ir a Sicilia. A quienes no les seduzcan tanto, puede que solo les compense desviarse hasta allí si disponen de bastante tiempo. Ragusa y Noto gustarán tanto a los aficionados a la arquitectura como a los visitantes en general, pues son ciudades muy bonitas y fotogénicas, quizás mejor Noto para los últimos, pues no tiene tantas cuestas. Las playas no eran nuestro objetivo, así que no puedo opinar porque no las visitamos. Cefalú, Taormina y Siracusa son destinos típicos en una primera visita a Sicilia y pocos serán los que no se aventuren a ir pese a las multitudes. Personalmente, me gustó más Cefalú, aunque el parque arqueológico de Siracusa sin gente y con la exposición de Igor Mirotaj fue un plus inesperado después de la tromba de agua de Ortigia.

Respecto al Etna, ya lo he contado: indudablemente es un imprescindible, pero cuidado con las actividades que se realizan, ya que el teleférico es muy caro y probablemente resulte una decepción si hay niebla, lo que quizás no se pueda saber por anticipado, pues nadie te lo va a decir en el Refugio Sapienza. Así que solo queda arriesgarse o desconfiar si el cielo está nublado. Los paseos por los volcanes apagados, abajo, resultan una opción interesante aunque también muy concurrida.

En cuanto a los precios, nos parecieron más altos que en España, pero tampoco prohibitivos en comparación. Respecto al tráfico, resulta terrible en las ciudades, en los pueblos turísticos y en las zonas de playa, pero en las carreteras interiores se circulaba bastante bien,siempre teniendo en cuenta que adelantan a su forma particular. Sobre seguridad, ningún problema guardando las precauciones lógicas.

La comida merece un comentario aparte. Fuimos a tres restaurantes rurales con menús degustación de productos y vinos de cosecha propia. Nos gustó mucho todo. Por lo demás, en Italia resulta imposible quedarse con hambre, pues es difícil encontrar gente a quien no le guste la pasta, y pasta hay de todos los estilos y en todas partes. Sin embargo, la cocina siciliana tiene sus peculiaridades. Los platos más tradicionales son:


Pasta a la norma, con salsa de tomate, berenjenas y albahaca. Caponata, guiso preparado con cebolla, aceitunas, alcaparras y berenjenas. Cannolo o cannoli, una pasta frita, que se enrolla y se rellena con ingredientes distintos, que suele ser queso ricota si se toma como postre, aunque también los probamos con verduras, pescado o carne, incluso uno, enorme, con jamón y queso. Arancina, una bola de arroz rellena de carne, mozzarella, jamón, espinacas o queso, con o sin pistachos, y luego empanada y frita. Pasta a la trapanese con pesto rojo (diferente del verde, genovés), preparado con tomate, albahaca, ajo y almendras. Granita e Brioche, un granizado con brioche. Además, pescados, carnes, sopas, legumbres… Tampoco hay que perderse las aceitunas aliñadas, ¡qué ricas! Y los quesos, ¡qué buenos! Por lo demás, me sorprendió que casi todas las pastas tradicionales sicilianas lleven tomate. No sé, esperaba más variedad, pero no… Si es siciliana, la pasta llevará tomate, aunque, claro está, en los restaurantes sicilianos se puede encontrar pasta preparada de mil formas diferentes.


Lo dejo aquí con un arrivederci, Sicilia
