15 días en República Dominicana ✏️ Blogs de Dominicana Rep.

La excursión a Los Haitises me pareció muy interesante, a pesar de que el guía que llevábamos sabía menos que yo. Completar la visita por mar con una por el interior a pie sería lo ideal. Esta excursión a pie se hace desde Caño Hondo, cerca de Sabana del Mar, al otro lado de la bahía.

Llegar a Los Haitises desde Samaná lleva unos 30 minutos. Después paseas con la barca entre manglares, visitas varias cuevas, ves alguna playa y, sobre todo, divisas muchas aves.





Hay cantidad de mogotes, que hacen que aún sea más atractiva la visita. Lo peor fue el recorrido desde Los Haitises a Cayo Levantado. La mar se embraveció y los cuarenta y cinco minutos se hicieron interminables. Acabamos con dolor de espalda y cervicales.



Todo el mundo te ofrece la visita a Cayo Levantado que, desde mi punto de vista, es totalmente prescindible. Cayo Levantado tiene dos playas, la pública y la privada del hotel. La playa pública está bien, pero no es mejor que Playa Bonita, por ejemplo. Esta isla es famosa porque allí se rodó el famoso anuncio de Bacardí con la palmera paralela al mar. Esta palmera ya no existe, creo que se la llevó un tornado. Lo que sí que valió la pena fue la comida. Sin salirse del pica pollo típico, el lambí y el pescado, pero estuvo bien.

Volvimos a las Terrenas, y aún hubo tiempo de hacer un baño en playa bonita. Al día siguiente iríamos a hacer el Salto del Limón y carretera a Jarabacoa.

Cuando estuvimos en Bayahibe hicimos amistad con una familia. Nos intercambiamos números de teléfono y Jesús, que así se llamaba el padre, nos fue dando algún consejo durante el camino. Uno de ellos fue que hiciéramos la excursión del Salto del Limón con “Parada la Manzana”. Costaba 30 US$ (1450 pesos) e incluía paseo desde la Parada hasta el Salto del Limón a caballo (unos 30 minutos), con guía, y comida bastante completa, que constaba de self-service de varios platos, bebida, frutas y café.


El paseo a caballo es muy entretenido. Se puede hacer a pie, pero es un buen rato. Hay pasajes muy bonitos que se ven en el paseo a caballo. Además, los guías te van enseñando los diferentes árboles, frutos, y todo lo que ellos saben que nosotros desconocemos y que nos llama la atención.


Algo que yo no sabía es que los guías no cobran (eso fue lo que ellos nos dijeron y un amigo me lo corroboró) y, claro, les acabas dando una propina, con lo cual al final no son 30$. Esto también pasa en muchos restaurantes, donde los camareros solo cobran las propinas, independientemente del 10% de servicio que te cobran en la factura.

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Una vez comimos en Parada La manzana, hicimos ruta hacia Jarabacoa. El paisaje poco a poco iba cambiando, y no tenía nada que ver con la idea de paisaje caribeño que tenemos preconcebida.

Llegamos a Jarabacoa a primera hora de la tarde y nos instalamos en el hotel Gran Jimenoa, un buen hotel que estaba en oferta por internet. El hotel tiene buenas instalaciones y unas vistas impresionantes sobre el río.


En Jarabacoa nos llevamos varias decepciones con las visitas que habíamos programado. Para empezar, no pudimos ver el salto Jimenoa, que hace un recorrido por pasarelas bastante interesante, porqué por unas lluvias las pasarelas habían caído. Unos días después supimos que esas lluvias habían sido hacía meses y que aún no habían arreglado el camino.

Según la web www.jarabacoard.com/ ...-que-hacer , otra cosa que podíamos visitar era la Ruta del Café. Fuimos dirección Manabao y no encontramos dicha ruta, pues, para variar, no estaba señalizada. En Manabao nos dijeron que tenímos que desandar la ruta y tomar el desvío a Los Dajaos. Allí fuimos hasta que se acabó el camino. Encontramos a una pareja, Nati y José Cruz, que se habían trasladado allí, desde Santo Domingo, hace unos cuarenta años. Los dos estaban muy orgullosos de haber sido partícipes de la reforestación de la zona, de haber acogido a los primeros médicos españoles que llegaron a la zona como cooperantes, de haber ayudado a construir los primeros retretes en las casas o de cooperar en el Sonido del Yaque (cabañas turísticas dirigidas por personas de la zona). Compartimos con ellos un buen rato, pero de ruta de café… nada de nada. Según nos dijeron, las lluvias habían estropeado el camino y ahora estaba impracticable.


Allí José nos llevó a dar una vuelta por los alrededores y a visitar la catedral de Bambú, que él mismo había plantado.

En la web anterior también aparecía el Balneario La Cortina, que estaba en el camino a Jarabacoa. Así pues fuimos a hacer la visita. Otra decepción, pues el balneario es una tomadura de pelo. Consta de una fuente de agua que parece una cortina, porque el agua se distribuye uniformemente en una anchura de un par de metros. La caída de agua es pequeña, quizá un metro, no como se ve en la foto. Esta agua va a parar a una piscina pequeña en la que cuesta 100 pesos bañarse. Nos quedamos tan perplejos que ni nos bañamos.

Pocos quilómetros después estaba el balneario Las Guazaras, pero lo vimos desde la carretera, pues ya habíamos tenido suficientes decepciones aquel día.


Lo que sí que vimos fue el Salto de Baiguate, que está bien, y La Confluencia, que es la confluencia de los ríos Jarabacoa y Yaque del Norte, pero a la que no le vi la gracia. El pueblo de Jarabacoa está bien, tiene todos los servicios que un turista puede necesitar, pero no sé si vale la pena ir si no es que se quiere hacer deportes de aventura. También hay paisajes espectaculares, sobre todo yendo por la carretera hacia Constanza. Espero que algún día actualicen la página web de Jarabacoa y no hagan perder el tiempo a los turistas.

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Hicimos el recorrido de Jarabacoa a Paraíso en unas cinco horas. En aquella parte del país no hay muchos hoteles, sobre todo después de Barahona. Cerca del hotel, que estaba en la carretera, cerca del pueblo de Paraiso, visitamos la Playa y el Balneario Los Patos. La playa de Los Patos es bastante incómoda ya que no hay arena, todo son guijarros, y suele haber bastantes olas. Así que nos fuimos al balneario, que está al lado.


Es curioso que el balneario esté hasta arriba de gente y en la playa no haya nadie. A los dominicanos, por lo general, les gusta más el agua dulce que la playa. Es muy común que las familias vayan a los balnearios con neveras y comida y pasen allí el día bañándose, comiendo y bebiendo.
Los balnearios son como piscinas municipales que aprovechan el agua de los ríos. Siempre hay zona para sentarse y comer, y algún chiringuito para poder comprar comida y bebida. Hay balnearios en muchos pueblos de República Dominicana. Son curiosos de ver, pues ves como viven los dominicanos y es fácil mezclarse con ellos, pues son muy afables. Por otro lado, la conciencia ecológica deja mucho que desear: lo tiran todo al suelo o al río y se bañan con jabón en esas aguas tan limpias.



A la mañana siguiente fuimos a la Playa de San Rafael. Había unas olas tan grandes que el primer revolcón fue al entrar a la playa. Así que decidimos que si no nos podíamos bañar, allí no hacíamos nada. Nos dirigimos a Villa Miriam, que está a 500 metros de la playa.

Villa Miriam es un balneario que está en una propiedad privada. Es un lugar precioso, dónde hay varias piscinas y desde abajo se ven unas cuantas cascadas envueltas de vegetación. El paisaje es de aquellos idílicos. Tuvimos suerte de que nos dejaran entrar, pues eran días de fiesta y mucha gente alquila las piscinas para ir con toda la familia. El hombre de la entrada nos dijo que nos diéramos un baño y que no tardáramos mucho que tenía que venir la familia que había alquilado aquella piscina (la de abajo). Estuvimos un buen rato bañándonos en aquella agua congelada. Es recomendable llamar antes de ir para cerciorarse que se puede entrar.


Una vez hecho el baño cogimos el coche en dirección sur. Comimos en Oviedo, en el único comedor que hay, que se puede ver desde de la carretera. La comida, como no, fue pica pollo y ensalada. Eso sí, muy barata, tan solo 500 pesos los cinco. Después de comer fuimos a la Laguna de Oviedo. Hay varias posibilidades para visitar la laguna. Nosotros escogimos la más completa, que cuesta 3500 pesos por barca (entre 1 y 5 personas), dura unas dos horas y media y consta de visita a islas, petroglifos, avistamiento de aves y ver los flamencos. Todo ello con un guía. Hay posibilidad de hacer visitas más cortas, de una hora, por 2500 pesos. Además, hay que tener en cuenta que se pagan 150 pesos por persona como entrada al parque. Dejo una foto de las excursiones que se hacen desde Laguna Oviedo (en la siguiente etapa).

La visita a Laguna Oviedo es totalmente recomendable, pues ves es poco tiempo gran cantidad de aves, flora curiosa, pinturas tainas, visitas una isla plagada de iguanas y la curiosidad de ver un agua tan verde (culpa del azufre).

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