Creta en coche (7 días) ✏️ Blogs de Grecia

Nos esperaba el viaje más largo en coche que hicimos en la isla, así que lo primero que hicimos fue desayunar fuertemente en uno de los chiringuitos al lado del hotel y con terraza en la playa. Comimos un par de crepes enormes con chocolate y un gran vaso de zumo que estaba buenísimo. Después nos relajamos un rato en la playa con la amiga que habíamos hecho el día anterior y nos pusimos en marcha hacia nuestro próximo destino: Rethymnon.

Esto llevará unas 2 horas en coche que se hacen muy amenas gracias a que es todo por la autopista y tienes que ir apartándote para que pasen los que van más rápido. Una vez que le coges el truco ya lo empiezas a hacer tú sin ningún problema.

En Rethymnon es un poco más complicado aparcar porque la zona centro es todo peatonal y no se puede circular. Nosotros encontramos un parking gratuito al aire libre donde dejamos el coche las dos noches que pasamos allí. Está al lado de la Delegación Regional de Gobierno, de la costa y de un campo de fútbol. Os dejo las coordenadas de Google Maps: 35.370113, 24.469112

Como íbamos a estar dos noches con una pequeña excursión de por medio, elegimos un estudio para quedarnos que estuviera cerca del coche pero, a su vez, cerca del centro. El Pepi Studios es un “adults only” muy tranquilo cuya entrada está un poco escondida al lado de un bar, pero que tiene una tranquilidad absoluta. Las habitaciones cuentan con cocina y en el patio tiene una mini piscina que te sirve para refrescarte un poco cuando aprieta el calor.

Estuvimos toda la tarde paseando por Rethymnon, visitando su fortaleza y disfrutando del buen ambiente que se respiraba en el centro, donde hay una gran cantidad de bares y restaurantes donde comer alguna especialidad griega. Ese día cenamos en un italiano (Italian Job) cuya especialidad eran las pizzas y que estaba a reventar de gente. Conseguimos sitio en la terraza y nos comimos dos deliciosas pizzas enormes y realmente baratas, un sitio perfecto.

Después de cenar, nos fuimos a probar el famoso yogur griego en un establecimiento que está al lado de la fuente Rimondi. Era como el típico “Llao llao” de España pero con yogur griego (muchísimo más sabroso y cremoso) y pudiendo echar todos los toppings que quisieras. Un buen postre para finalizar un largo día.

Hotel Pepi Studios (104,40 € / 2 noches): www.booking.com/ ...3a8c5abf6d

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Este día nos tocaba una nueva excursión con el coche y, esta vez, íbamos a cruzar la isla de norte a sur desde Rethymnon para acercarnos a la playa de Prevelli, una de las más bonitas y salvajes de toda la isla.

Cogimos el coche del aparcamiento que os comentaba en la etapa anterior y pusimos rumbo sur atravesando la cadena montañosa que atraviesa gran parte de Creta de este a oeste. Una carretera muy bonita, bien asfaltada en su mayoría y atravesando pueblos de lo más variopinto: desde desérticos hasta algunos con calles tan estrechas que costaba pasar con el coche.

Tras un viaje de aproximadamente una hora, llegamos al aparcamiento (de pago, poca cosa) de la playa. Es el último punto donde se puede dejar el coche porque para acceder a la playa hay que darse un paseo, escaleras incluidas, de unos 45 minutos más o menos. Pero merece la pena. Y mucho.
Según vas bajando las escaleras, ya se puede ver todo el esplendor de Prevelli. Es una playa acotada por un bosque, vegetación y la propia montaña. Además, la playa está atravesada por un río que le da un aspecto maravilloso.

Una vez en la arena, descubrimos que hay un chiringuito y compramos una botella de litro y medio de agua por … ¡60 céntimos! Realmente increíble lo de los precios en esta isla. Posamos las mochilas en un árbol y extendimos nuestras toallas ya preparados para disfrutar de un buen día de relax en la playa.

El agua del mar estaba calentita, puro Mediterráneo, pero el agua del río que atravesaba la playa estaba fría como cualquier otro río. Esto daba para elegir donde te querías bañar y nos dio para mil y una fotos en el río, el mar y el bosque con el paisaje espectacular. Cabe destacar también que no había mucha gente, por lo que se respiraba mucha tranquilidad.

Como anécdota, os contaré que el día antes habíamos comprado pan de molde y chorizo, jamón y queso para hacernos unos sándwiches para pasar todo el día en la playa. Al llegar, nos fuimos a bañar y menuda sorpresa nos llevamos cuando fuimos a por los bocatas para comer … ¡estaba todo lleno de hormigas rojas! Así que nos quedamos sin comida y nos tuvimos que ir antes.

A la vuelta subir las escaleras es aún más difícil que bajarlas porque parecen más y vienes cansado de todo el día en la playa … además, estábamos sin comer por culpa de las hormigas así que, una vez que cogimos el coche, paramos en el primer pueblo que nos cruzamos para comer un par de gyros y reponer fuerzas antes de volver a Rethymnon.

Al llegar al hotel, nos relajamos un poco en nuestra mini piscina y salimos a cenar. Picamos unas croquetas de queso (cheeseballs) con una cervecita en un bar y, como nos habíamos quedado con ganas de probar más, volvimos al italiano de las pizzas de la noche anterior para seguir catando las especialidades y nos fuimos a dormir para el día siguiente seguir descubriendo esta maravillosa isla.

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Dejábamos atrás Rethymnon con tristeza, pues era uno de los pueblos que más nos había gustado, no solo de este viaje, sino de todos. Gran ambiente, buena comida y un buen hotel … ¿qué más se puede pedir? Tocaba visitar la “otra capital” de la isla, así que pusimos rumbo oeste hacia Chania.

El viaje nos llevaría sobre una hora, más luego todo lo que tardáramos en encontrar el hotel dentro de la ciudad y encontrar aparcamiento que, según habíamos leído, no era nada fácil. Pero antes, haríamos una pequeña parada en el espectacular paraje del Lago Kournas, a mitad de camino.

Para llegar al lago, basta con tomar la autopista dirección oeste y después de unos veinte minutos de camino, os encontraréis con una salida que indica “Kournas Lake”. Siguiendo las indicaciones no tendréis problemas para llegar al lago y, una vez allí, aparcar es sencillo porque tienen varios parkings gratuitos.

Allí encontramos un lago enorme en medio de las montañas pero donde aprieta el sol una barbaridad. Después de hablar con varias “empresas” de allí, nos decidimos a alquilar una barca de pedales para recorrer el lago y darnos un par de chapuzones. No recordamos con exactitud, pero sí que era bastante barato en comparación con los precios que suele haber en España para estas cosas.

Estuvimos dos horas pedaleando y, a pesar de que la barquita tenía “techo”, el sol te daba por todos los lados y nos fuimos de allí sudando y rojos por culpa del sol a pleno rendimiento. Os recomendamos echar bien de crema, o ir a otras horas más benevolentes.

Nos pusimos en marcha de nuevo hacia Chania y al llegar a la ciudad fue el caos máximo. A la habitual forma “peculiar” de conducir que tienen en Creta, se le unió un tráfico horrible propio de cualquier ciudad. Llevábamos apuntadas mil y un indicaciones que no nos sirvieron de nada una vez entramos en el centro de la ciudad.

No sabemos cómo, pero con toda la suerte del mundo, aparecimos en la calle de al lado del hotel que reconocimos gracias a un ZARA que hay en Chania. Con más suerte aún, aparcamos en la puerta del hotel y, por fin, respiramos tranquilos.

Para esta noche, buscamos un hotel que estuviera cerca de la estación de autobuses puesto que al día siguiente nos tocaba madrugón para coger un bus que nos llevaría hasta la salida de la Garganta de Samaria. Optamos por el Hotel Kidonia que no era nada del otro mundo pero estaba bien ubicado, cerca de la estación y del puerto, y tenía desayuno incluido. Como al día siguiente nos íbamos antes de que comenzara el desayuno, nos prepararon una bolsita con un pequeño desayuno que fue muy de agradecer.

Una vez instalados en el hotel, nos dirigimos a la estación para comprar los billetes de tren para el día siguiente. Tenéis que comprar billetes de ida a Omalos y de vuelta de Hora Skafion. Y si tenéis pensado quedaros una noche en Agia Roumeli (en la siguiente etapa os explico el porqué), no os preocupéis, el billete de vuelta sirve para el día siguiente.

Una vez comprados los billetes, nos fuimos a dar un paseo por la ciudad. Lo primero que hicimos fue acercarnos al puerto para ver el faro veneciano y el gran ambiente que existe por la zona. Hay gran cantidad de bares y tienditas de souvenirs y nos decidimos por comer un kebab en una terraza muy agradable desde la que sentías el agua del mar romper contra la roca.

Después de comer, seguimos paseando con total tranquilidad intentando descansar un poco para lo que nos esperaba al día siguiente. Comimos un par de yogures helados y aprovechamos para entrar al supermercado a comprar víveres para la excursión: pan para bocadillos, fiambre y plátanos para que las piernas nos respondieran bien porque habíamos leído que era bastante duro (y damos fe de ello)
Cenamos en una crepería al lado del puerto y nos fuimos pronto para el hotel para que no se nos hiciera demasiado duro el madrugón.

Hotel Kidonia (45 €): www.booking.com/ ...280f4f1439

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