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Relatos de Angola, Namibia y Santo Tomé

Relatos de Angola, Namibia y Santo Tomé ✏️ Blogs de Africa Africa

Relatos de mis viajes por Angola, Namibia y Santo Tomé
Autor: Juliomad  Fecha creación:  Puntos: 5 (3 Votos)
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Luanda I

Luanda I


Mi particular punto de vista de Luanda
Localización: Angola Angola Fecha creación: 10/07/2019 11:42 Puntos: 0 (0 Votos)
Empezamos el descenso hacia el aeropuerto 4 de Febreiro cuando en el horizonte comienza a clarear. Afortunadamente el cielo está despejado y a diferencia de otras veces no preveo ningún tipo de contratiempo en el aterrizaje. Según descendemos la inmensidad de Luanda se extiende ante mis ojos. Como muchas otras ciudades alrededor del globo ha sido víctima de un crecimiento desmesurado, desorganizado e inasumible de su población y en pocos años ha pasado de ser una ciudad de poco más de un millón de habitantes a ser una mega urbe donde luchan por sobrevivir más de diez millones de personas. ¿Las causas? Una cruenta guerra de independencia que se entremezclaba con una interminable y agotadora guerra civil, la falta de oportunidades en el interior del país, el efecto llamada, la falsa sensación de seguridad de las ciudades sobre la sensación de desamparo que representa el campo. Aunque, en realidad ¿Quién sabe?
El avión de Air France, casi está tocando tierra y me fijo en las chabolas tan cercanas a la pista, no nos separan más de 20 metros, que si fuera posible sacar la mano por la ventanilla de la nave da la sensación de que podría tocarlas con los dedos. Son casas bajas, hechas en adobe, sin ventanas y de una sola puerta por donde escapa un débil hilo de luz, algunas quizás las que pertenecen a los más pudientes de entre los desheredados tienen un pequeño patio delantero, donde corretea alguna gallina y en el que hay un puchero puesto al fuego. El avión recorre toda la pista mientras frena y poco después de estar detenido, se abren las puertas y empezamos a descender al pequeño autobús, jardineras se llaman, que nos acercara al terminal para realizar el trámite de inmigración.

Nunca es fácil ni agradable, por lo menos para mí, un trámite de este tipo y Angola en este aspecto no es la excepción. Nada más entrar en el edificio te encuentras con que lo primero es que hay que parar en el puesto médico donde debo enseñar mi pasaporte de vacunas, en el que se refleja que estoy vacunado contra la fiebre amarilla y otro par de enfermedades tropicales, el oficial lo mira, me devuelve el pequeño documento amarillo y me hace un gesto, avanzo un poco y me coloco al final de la larga cola que se ha formado bajo la única garita de las diez existentes que atiende a las personas que no son ni angolanas ni, pertenecen a la asociación de países lusófonos de África. La cola avanza desesperadamente despacio, pero por fin llega mi turno así que ante un gesto del policía me acerco al mostrador y le tiendo mi pasaporte. Lo mira detenidamente, busca la hoja con el visado y teclea algo en su ordenador, tras ello me indica que me quite las gafas y que separándome del mostrador me coloque sobre una raya que hay pintada en el suelo y que mire a la cámara para que me hagan la foto que se incorporará imagino a mi ficha de inmigración. Después con un gesto enérgico pone un sello en una hoja del pasaporte y me permite la entrada a Angola, así que tras cruzar una pequeña puerta me dirijo a la cinta y espero hasta recoger mi equipaje. Poco después cruzo la puerta automática y salgo a la pequeña sala de espera que conforma la terminal internacional del aeropuerto. Allí me está esperando Adriana. Nos besamos, nos sonreímos, nos abrazamos y nos volvemos a besar. Después me presenta a Nelo, nuestro logista y conductor, nos saludamos con un apretón de manos. Salimos de la terminal y nos quedamos esperando a que Nelo acerque el vehículo, tras deja la mochila en la caja de la camioneta y cubrirla con una lona, montamos y nos dirigimos a casa. Una vez que salimos de la zona aeroportuaria que está marcada por un pequeño arco que cruza la calle y que te da la bienvenida a Angola en varios idiomas, termina toda la modernidad de esta zona de Luanda y casi de la ciudad en general.

La imagen de la ciudad es la misma que la última vez que pase por aquí, los mismos edificios a medio terminar, que a estas alturas está claro que nunca se terminaran, los mismos bloques de viviendas de diez u once plantas de altura, con balcones corridos, de fachadas desvencijadas y descoloridas que les dan un aspecto deprimente, impresión que es aumentada por la maraña de cables que salen del interior de los distintos pisos para ir hasta la farolas o a los postes del tendido eléctrico y que proporcionan de esta forma electricidad a las casas y por los aparatos de aire acondicionado que sobresalen de las ventanas y que gotean incesantemente sobre la calle y los peatones. Avanzamos lentamente por las atascadas calles y los recuerdos de anteriores visitas acuden de nuevo a mi mente al mirar por la ventanilla del coche. Basuras amontonadas en las esquinas donde los perros rebuscan quien sabe qué, calzadas llenas de baches, aceras destrozadas, vendedoras de plátanos fritos que cocinan en unos infernillos colocados directamente en el suelo, descampados de tierra roja llenos de desperdicios. Las calles están llenas de gente; gente camino de su trabajo, gente sin trabajo, paseantes, discapacitados, tullidos, locos, gente que habla, que ríe, hombres, mujeres, niños, pero con la particularidad de que todos ellos son jóvenes, no ves gente de mucha edad en Angola. En la calzada, se cruzan gigantescos todoterrenos con frágiles motocicletas, marcas de lujo europeas con pequeños utilitarios japoneses y siempre los omnipresentes candongeuiros, los pequeños, viejos y destartalados microbuses azules y blancos y que pertenecientes a empresas privadas son el único transporte público de esta ciudad. Nada en esta ciudad cuadra con la imagen que debería tener la ciudad con los precios más desorbitados del planeta, pero la realidad es tozuda y Luanda ha sido nombrada nuevamente la ciudad más cara del mundo por encima de cualquier ciudad europea, americana o asiática que puedas imaginar. Ante mis ojos pasan colegiales en uniforme que ríen una vez han terminado sus clases, veo nuevos edificios de diseño atrevido con sus fachadas de un blanco inmaculado o pintadas de vivos colores que albergan en su interior zonas comerciales y centros de negocios que comparten espacio con pequeños talleres donde vender neumáticos recauchutados y tiendas de fotocopias. Pasamos por un cruce donde un policía gesticula intentando inútilmente organizar el tráfico.

Me llama poderosamente la atención la imagen de sus manos enguantadas en blanco. Se me asemeja a un atisbo de orden dentro del caos.

Después de tomar una rotonda, y un giro a la izquierda, llegamos a la calle donde Adri tiene la casa y que desde ahora será mi hogar también. Es una calle de clase media, en un barrio de clase media. Me fijo en los comercios, en la esquina hay una tienda que vende disfraces y artículos para fiestas infantiles, frente a ella un economato militar, un poco más abajo una peluquería y un spa uno frente al otro y que más tarde descubriré pertenecen al mismo dueño. El edificio principal de la calle es un edificio blanco, piramidal de unas seis plantas que es la sede de una de las principales constructoras angolanas, el resto de las casas son casas bien construidas de dos o tres plantas, con antena parabólica en el techo, y un pequeño jardín que está cerrado por altos muros coronados por alambre de espino, que evitan que se pueda observar el interior. Todas las casas y la nuestra no es una excepción tienen el seguranza de rigor sentado en una silla delante de la puerta vigilando, y haciendo funciones de prevención. Pared con pared de nuestra tapia hay un taller mecánico y de lavado de coches. Enfrente justo de la casa están los restos abandonados de dos quads quemados. Mirando los restos achatarrados observo por primera vez el riachuelo de agua sucia que hace un pequeño encharcamiento bajo lo que una vez fueron las ruedas, y ahora no son más que hierros abrasados. Un poco más adelante a unos escasos 25 metros del muro de nuestra casa termina el barrio de clase media y comienza el inmenso barrio de chabolas.

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Luanda II

Luanda II


Mi personal visión de Luanda
Localización: Angola Angola Fecha creación: 10/07/2019 11:44 Puntos: 0 (0 Votos)
No creo que ni con la mejor de las intenciones haya manera de poder decir que Luanda es una ciudad bonita, amable o agradable de pasear. Más bien todo lo contrario es fea, incomoda y a veces no solo desagradable si no muy desagradable. Es difícil poder elegir algún monumento destacable o edificio singular en el que fijarse más allá de la fortaleza portuguesa, que en su momento guardaba la entrada a la bahía de Luanda y que ahora es el museo de las FFAA Angolanas, en una ciudad en la cual los edificios y palacios coloniales están descuidados o abandonados y algunos de ellos sufren de ambos males y por otro lado la mayoría de los novísimos rascacielos están a medio terminar o quizás, quien sabe a medio empezar. Ni siquiera el gran mausoleo en forma de altísima aguja donde reposan los restos del héroe de la independencia y padre de la patria Agostinho Neto y sus jardines aledaños y que es visible desde gran parte de la ciudad se escapa de la impresión de dejadez y deterioro que invade al curioso o al visitante. Dejando un poco a parte la conocida zona de la Marginale, el renovado y pijo paseo marítimo de la ciudad y una de las contadísimas zonas privilegiadas de la misma, llena de rascacielos estos si acabados, y que albergan hoteles de lujo con exclusivos bares en las altas azoteas desde donde se ve el mar y en los que hombres y mujeres de negocios, los escasísimos turistas, si es que podemos decir que hay turismo en Angola y desde luego yo no me puedo contar en esa categoría, y angolanos pudientes comparten risas, copas y sobornos en un ambiente relajado, exclusivo y excluyente que evita que desde esa altura se perciban los deteriorados bloques de pisos con los que únicamente comparten acera y barrio unos metros por debajo suyo. Viviendas que tienen ventanas con los cristales rotos, de puertas inexistentes con jambas rotas que permiten ver el interior de las casas, con habitaciones oscuras donde no llega la luz y las paredes rezuman humedad en unos hogares sin agua, en los que sus habitantes, gente pobre y sin recursos hacen fuegos en medio de las estancias que lo mismo les sirve para calentarse que para poner a hervir un puchero con agua y unas verduras y con portales llenos de gente más pobre aún que los inquilinos de los pisos y que malviven en esos minúsculos espacios.

Pero que no haya edificios interesantes no quiere decir que no se pueda rescatar alguno en especial. Si no por su belleza y armonía si por su gigantismo y fealdad y es curioso como esos dos adjetivos suelen ir juntos cuando nos referimos a la arquitectura.

El edificio del parlamento nacional de Angola, está claro que no ha sido construido intentando encontrar su proporción aurea, tampoco para pasar desapercibido y ni siquiera ha sido construido como un edificio eminentemente funcional y discreto. Se levanta sobre una colina ajardinada con vistas al mar y empequeñece al resto de los edificios de su entorno. Todo en este parlamento, el edificio parlamentario más grande de África y seguramente uno de los más grandes del mundo, es absurdamente gigantesco, feo y faraónico. Es un edificio colosal todo pintado de rosa oscuro casi granate, recorrida su fachada por altas columnas de mármol blanco que hacen juego con la gran escalinata también de mármol blanco que da acceso a una primera planta que se abre en un gran cuerpo central semicircular donde está la sala de plenos y los asientos para los cuatrocientos y pico diputados que componen el cuerpo legislativo angolano y que se extiende hacia ambos lados con dos alas repletas de ventanas que se corresponden con los despachos de los diputados. Encima del cuerpo central se levantan tres niveles superpuestos, todos pintados de rosa y blanco que se ven cerrados por una inmensa cúpula también rosa y que esta coronada con un cimborrio blanco. El palacio, está rodeado de mástiles pintados de blanco donde ondean grandes banderas angolanas, negras rojas y amarillas, y está cercado por una valla pintada del mismo color rosa. El edificio destaca sobre toda la zona como una mosca en un pastel de merengue.

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Luanda III

Luanda III


Mi personal visión de Luanda
Localización: Angola Angola Fecha creación: 10/07/2019 11:46 Puntos: 0 (0 Votos)
Desde la llha, Luanda tiene un cierto aire manhataniano con sus modernos rascacielos de acero y cristal. Edificios que por la noche se iluminan con neones de colores y luces parpadeantes que hacen que se reflejan en las oscuras aguas de la bahía y que recortan contra las fachadas de los mismos las siluetas de los barcos cargueros atracados en el muelle, dándoles a estos monstruos de acero un falso aire liviano y fantasmal.

La llha es una lengua de tierra de unos tres kilómetros de largo y no más de 600 metros de ancho que cierra la bahía de Luanda por el oeste. Esta recorrida en su totalidad por una carretera asfaltada sin muchos baches que la divide en dos y no solo físicamente. Su lado interno, el que mira hacia Luanda y a la bahía es una zona popular. Aparte del un poco decadente club de yates de Luanda, del cuartel general de la armada angolana con sus altos muros pintados de blanco y coronados por un destensado y oxidado alambre de espino que más que disuadir invita al asalto, y de los restos abandonados y semiocultos por la vegetación de lo que una vez fue un pequeño parque de atracciones toda el espacio está abarrotado de casas de cómo mucho dos plantas de altura, de humildes tiendas de todo tipo, algún que otro hotel y de pequeños restaurantes que lucen nombres como Churrasquería “A Teimosa” , “Piri Piri da ilha” o “A Quinta de tía Guida”, escritos en pequeños letreros pegados a la pared, o pintados directamente los nombres sobre la puerta de entrada. Son locales populares y de precios accesibles y sobre todo y lo más importante donde se come muy bien.

Así en la "A Quinta...” nada más cruzar la puerta, te encuentras con un patio cubierto por un techo de uralita y planchas onduladas hechas de plástico de colores. Es un patio con suelo de tierra apisonada, y en el que hay diseminadas algunas mesas de plástico cubiertas por hules también de colores, con sillas también de plástico, blancas o con el logo de alguna marca de cerveza en el respaldo y en el cual desde un rincón elevado una televisión emite telenovelas brasileñas, y es en este patio donde incluso antes aún de haberte sentado en alguna de las mesas, un hombre alto, fibroso, guapo, de pelo ondulado, que parece el gemelo guapo del exfutbolista del Madrid Karembe, vestido de la manera tradicional, camisa de una pieza sin botones y una falda larga ambas de vivos colores y decoradas con motivos africanos, después de saludarte te muestra en una bandeja los distintos pescados del día: carapaue o jurel, lubinas, chicharros… que disponen y en la que tú debes elegir cuál es el que te apetece comer. Una vez seleccionado el pescado el hombre desaparece en dirección hacia la cocina.

Es entonces cuando te sientas en una mesa y te dan la carta, una simple hoja de papel plastificada. En ella y bajo la mirada inquisitiva de la única camarera puedes elegir algunos entrantes como almejas, gambas, berberechos, pulpo o ensaladas para ir abriendo el apetito (aquí entre nos las almejas aunque pequeñas eran riquísimas y los berberechos cocinados al vapor y con cilantro una delicia) los vinos - Douros y Vinhos verdes portugueses- o cervezas nacionales, Eka o Cuca o de importación Carlsberg que acompañaran al pescado que en esos instantes están cocinando a la brasa en la cocina. Es también en este momento cuando eliges la guarnición con la que quieres acompañar el pescado. Verduras de diversos tipos - judías verdes, brócoli, zanahorias - champiñones o patatas y también las salsas con que lo vas a acompañar. Esto último y para mí es un verdadero crimen ya que el pescado te lo sirven en su punto justo y no necesita ningún acompañante para disfrutar de su sabor. La única excepción quizás pueda ser un poco de Piri-Piri, la picante salsa casera que siempre está disponible en todas las mesas de cualquier restaurante angolano. ¿Su público? de lo más normal y diverso. Angolanos de clase media, portugueses que llevan aquí toda la vida y gente sin pretensiones pero que disfruta comiendo un buen pescado.

Pero es cruzar los dos carriles de la calle para dirigirse al lado que dar al mar abierto y el panorama cambia totalmente. No hay casas bajas, solo algún hotel de lujo, ni ningún tipo de tienda, solo amplias y extensas playas, grupos de palmeras, el sonido de las olas y algunos garitos con nombres como Look All, Macau, Caribe o Café del Mar. Son lugares de lujo y exclusivos con largas fachadas cubiertas en madera, o materiales nobles y delante de las cuales hay aparcados vehículos todoterreno de lujo. Son lugares en los cuales nada más entrar el jefe de sala, normalmente una angolana de tipo y belleza deslumbrante, te atiende y siguiendo tus indicaciones te asigna una mesa en la inmensa terraza con suelo de tarima y cubierta por toldos retractiles de suaves colores para proteger a los comensales del sol. Las mesas de madera están cubiertas con manteles de tela, y las sillas igualmente de madera comparten espacio con cómodos sillones y macetas con plantas tropicales. Todo esto, la agradable sombra, los colores, el verdor de las plantas junto a la brisa del mar proporcionan una sensación de frescor muy de agradecer en el asfixiante verano luandés. Igualmente te asigna un camarero impecablemente vestido que estará atento a tú más mínimo gesto. Son lugares que funcionan como restaurantes por el día y clubes de copas por la noche, con acceso a playas privadas donde europeas en biquini toman el sol tumbadas en hamacas y que no tienen nada más que levantar la mano para que un solicito camarero acuda a atenderles. Trabajadores de multinacionales petroleras, funcionarios de organismos internacionales, altos cargos angolanos y sus familias, famosos y celebridades locales todos guapos y de sonrisas deslumbrantes, tienen aquí su refugio.

Todo rezuma dinero y exclusividad.

La brisa del mar hace que las muselinas que cuelgan aquí y allá se muevan suavemente y esto junto a la suave música del chill out que suena por los altavoces hace que te relajes fácilmente mientras disfrutas de una cerveza de importación helada. En la carta de varias páginas y primorosamente encuadernada puedes encontrar brochetas de camaroes, variedad de arroces con bogavantes, de sangrías blancas hechas con champagne francés, cebiches de cualquier pescado, langostas preparadas de diversas maneras, mariscadas, ensaladas hechas con frutas exóticas, filetes de 1 kilo de carne de buey, parrilladas inmensas, vinos portugueses, sudafricanos, españoles, argentinos y licores de todos los países del mundo, todo son recetas elaboradas e internacionales. Todo ello a precios mareantes. Eso sí, en la mesa no hay piri-piri.

Unos metros más allá, invisibles y ajenos a esta fantasía, unos niños angolanos ríen felices mientras se bañan desnudos en el mar.

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Total comentarios: 3  Visualizar todos los comentarios
Imagen: Yennefer  Yennefer  09/07/2019 18:00   📚 Diarios de Yennefer
Buen comienzo para el relato de tus viajes por aquí y por allá. Espero poder seguir leyendo. Saludos.
Imagen: Agus1973  Agus1973  03/08/2019 07:22   📚 Diarios de Agus1973
He disfrutado leyendo tus impresiones del continente africano. Gracias por compartir.
Imagen: Juliomad  juliomad  06/08/2019 07:45   📚 Diarios de juliomad
Gracias por los comentarios. Me alegro de que os gusten
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Deviajevoy
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16-11-2007
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Fecha: Vie Mar 14, 2025 01:25 pm    Título: Re: ¿Qué país de África elegir?

Hola forer@s!

¿Dónde encontráis en qué mes se recomienda viajar a cada país y que acompañe el tiempo? Con google hay demasiada información y no muy clara muchas veces con el tema lluvias.

Estoy buscando mi primer viaje a África y descarto Botswana y Tanzania por los precios que he encontrado (viajo sola y el suplemento individual es terrorífico). Creo que optaré por Kenia sin playas, Namibia o Sudáfrica. ¿Para el típico viaje con todo organizado, cuál recomendaríais si puedo coger 2 semanas en noviembre, enero, febrero o marzo?

Muchas gracias de antemano!
leviatan
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28-04-2007
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Fecha: Vie Mar 14, 2025 02:47 pm    Título: Re: ¿Qué país de África elegir?

El tiempo es muy diferente en cada pais yo lo miro la ap de micro sof tiene el tiempo con estadisticas y te orientas
Deviajevoy
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Super Expert
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16-11-2007
Mensajes: 407

Fecha: Dom Mar 16, 2025 05:51 am    Título: Re: ¿Qué país de África elegir?

Gracias. Me refería a que si no he entendido mal, noviembre es un buen mes para ir a Namibia pero no para Kenia. Para esta última..e parece que es enero y marzo.

Pero puedo haberlo entendido mal. Acabo de empezar a informarme.


Cualquier opinión es bienvenida!



venecia1
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26-04-2009
Mensajes: 13552

Fecha: Mar Abr 01, 2025 12:45 am    Título: Re: ¿Qué país de África elegir?

Mensaje trasladado a Viajar a Namibia por Libre o con Agencia Local.
Saludos.
Javilon88
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New Traveller
19-01-2017
Mensajes: 5

Fecha: Lun Abr 14, 2025 08:55 am    Título: Re: ¿Qué país de África elegir?

Hola Luli,

Viajas este año finalmente? que conseguiste? alguna agencia que recomiendes?
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