Dia 4. De regreso a casa. ✏️ Diarios de Viajes de España

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Hoy toca retirada. El día ha amanecido nublado pero sin lluvias. Como ya tenemos casi todo preparado no queda mas que desayunar, entregar las llaves del apartamento y guardar el equipaje en el coche.

Para aprovechar un poco el último día del puente y no hacer todo el viaje del tirón, programamos un par de paradas en territorio asturiano. Nuestro primer destino es Ribadesella, localidad costera famosa por dos razones, la primera es que en el mes de agosto termina aquí el famoso descenso del Sella. El segundo es que en la localidad se encuentra la famosa cueva de Tito Bustillo, con sus pinturas rupestres. Teníamos la intención de visitar la cueva pero no quedaban entradas. En la misma localidad y a apenas medio kilómetro de distancia se encuentra la Cuevona de Ardines. En ella no hay pinturas rupestres pero se trata de una espectacular cueva que fué habitada por nuestros antepasados, su altura es de 50 metros y su diámetro de más de 100. La entrada a la cueva es conjunta con la del Centro de Arte Rupestre Tito Bustillo y para los cuatro nos ha salido por el módico precio de 17,50 €.

www.centrotitobustillo.com/ ...dines.html

La entrada a la Cueva la tenemos para las 11:45, hasta Ribadesella tenemos 40 minutos de conducción por lo que sobre las 10:30 arrancamos. Aparcamos junto al centro rupestre y como es temprano todavía para entrar a la cueva hacemos una rápida visita.



Cuando nos damos cuenta se nos está echando el tiempo encima, salimos zumbando del centro y caminamos los 300 metros que nos separan de la entrada a la Cuevona. El guía ya nos está esperando, somos los penúltimos del grupo. Para llegar a la entrada de la cueva tenemos que subir 150 escalones. Cuando la cueva estaba habitada la entrada estaba a nivel del mar, pero el guía nos cuenta como el nivel del mismo ha descendido desde entonces.



Para llegar al espacio habitado tenemos que descender ahora otros 150 escalones, con cuidado porque la humedad lo impregna todo. La cueva es espectacular, el guía nos explica detalles de su formación, de los descubrimientos que se hicieron y de sus características, muy interesante aunque el hombre parece que no tiene un buen día.

Finalizada la visita a la cueva, cogemos el coche para cruzar el puente que cruza el río y nos encamina al casco antiguo de Ribadesella, pueblo vacacional de la costa asturiana con edificios y ruas de aspecto señorial. Paseamos un poco y hacemos unas fotos antes de parar en un mesón que tiene buena pinta y meternos unas croquetas y algo de líquido para bajarlas, entre pecho y espalda.







El bareto se llama Casa Juanito y las croquetas estaban bien buenas. Ahora que ya hemos abierto el apetito nos vamos buscando en donde saciarlo y damos con una espectacular tienda de embutidos, productos asturianos y comestibles en general. El local se llama Aramburu y se denomina carnicería delicatessen, está en la calle Gran Vía de Agustín Arguelles. Vale la pena entrar aunque sólo sea a regalarse la vista con el género.

www.aramburu-tienda.es/

En unos minutos nos despacha, compramos un poco de jamón ibérico para comer, un queso afuega el pitu, mas queso, pan y alguna conserva que otra. Salimos de allí felices pero con 50 € de menos en el bolsillo :roll:. Ahora que ya tenemos víveres decidimos buscar un lugar tranquilo en donde comerlos, pero antes de llegar al coche pasamos por el barrio marinero de Ribadesella, muy coqueto.



Buscando en Google vemos que cerca hay una playa conocida como Playa de Tereñes, hacia allá nos dirigimos dejando atrás la playa de Santa Marina. Dejamos el coche en donde nos indica el navegador que está el mirador y encontramos un sendero que, entre prados, desciende hacia el mar. No tiene mucha pinta de haber ninguna playa pero nosotros seguimos bajando. Cuando llevamos recorridos unos cientos de metros llegamos a una especie de plataforma metálica desde la que se ven unos bonitos acantilados. La playa es de rocas e inaccesible. El sitio es precioso por lo que sacamos los viveres de las mochilas y nos damos un homenaje con vistas al mar.





Después de comer toca continuar camino. Circulamos por preciosas carreteras locales hasta alcanzar la N-632, entre el mar, verdes prados y ganado pastando en las colinas. Al fondo, Ribadesella. Tomamos ahora la A-8 para desviarnos tras un rato en dirección Tazones, nuestro próximo destino.



Menos de 40 minutos despues de salir de Tereñes estamos aparcando en el parking público de Tazones, situado junto a la pequeña Iglesia de San Miguel. Bajamos caminando hasta la localidad marinera, encajada entre el mar y las colinas. El pueblo es precioso, apenas tres docenas de casas tradicionales marineras, de las que la tercera parte están ocupadas por restaurantes especializados en mariscos del Cantábrico.















Después de un buen rato paseando por sus callejuelas y de unos cafés emprendemos el regreso a casa. Como en casi todos los viajes, nada mas dejar atrás la última parada ya estamos pensando en el próximo destino..... creo que tenemos ganas de sur.

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