![]() ![]() Alpes: zona de Briançon - Valle de Aosta - Chamonix ✏️ Blogs de Europa Sur
14 noches en Los Alpes, disfrutando de unos paisajes increíbles.Autor: Ymyr Fecha creación: ⭐ Puntos: 5 (6 Votos) Índice del Diario: Alpes: zona de Briançon - Valle de Aosta - Chamonix
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Etapas 1 a 3, total 5
Tras volver, mi mujer y yo, de nuestro magnífico viaje al Parque Nacional Kruger, nos pusimos a pensar a dónde podríamos ir en el verano de 2024. Llegamos a plantearnos seriamente volver al parque sudafricano, pero después de intercambiar pareceres decidimos no ir tan lejos y, esta vez, intentar viajar con toda la familia. Es decir, iríamos con nuestra perrita Nova, que ya está a punto de cumplir 10 años. La decisión fue rápida: visitaríamos los Alpes, ya que el trayecto en avión sería corto y, como primera experiencia para nuestra mascota, sería ideal.
Me puse de inmediato manos a la obra. Mi idea inicial, sin apenas conocimiento, era visitar todos los Alpes: franceses, italianos, austriacos, suizos… Adquirí unas guías de caminatas (las de Cicerone) y, tras una semana de indagaciones en la web, me di cuenta de que mi plan era demasiado ambicioso. Lo reduje a visitar la parte occidental: la zona de Briançon, el Valle de Aosta, Suiza y Chamonix. Dejaríamos para otra ocasión, si la experiencia nos gustaba, la parte más oriental: los Dolomitas, los Alpes Julianos y Austria. La idea era volar a Lyon, alquilar un coche y dirigirnos a Briançon para dar la vuelta completa. Empecé a investigar en profundidad las zonas y pronto surgieron los primeros problemas. Mi plan inicial era madrugar casi todos los días, realizar una excursión exigente en solitario y, después, dedicar el resto del día a algo más ligero junto a mi mujer y nuestra perra. Por otro lado, cuando uno piensa en los Alpes, suele pensar en Suiza. Sin embargo, al buscar alojamientos que admitieran mascotas, todo me parecía carísimo. Además, muchas de las excursiones que quería hacer por mi cuenta requerían utilizar teleféricos, cuyos horarios de apertura eran demasiado tardíos para mis planes (quería comenzar a caminar a las 7 de la mañana). Por último, la zona del Valle de Aosta me atraía cada vez más, y no podía evitar dedicarle más días. Así que, al final, decidimos dejar Suiza fuera del itinerario y darle esos días adicionales al Valle de Aosta. En septiembre ya empezamos a reservar los alojamientos para nuestro viaje en agosto del año siguiente: 4 noches en Briançon. 3 noches en Châtillon (Valle de Aosta). 3 noches en Aymavilles (Valle de Aosta). 4 noches en Chamonix. La primera noche en Briançon sería el jueves 8 de agosto, ya que en el verano de 2023 había vuelos directos de Málaga a Lyon con Vueling, que admiten mascotas, en ese día. Sin embargo, llegó el momento y, para el verano de 2024, Vueling no había programado vuelos directos a la ciudad francesa. Así que, tras pensarlo, decidimos prescindir del avión y viajar en coche desde Almería. De este modo, también ahorrábamos en el alquiler del coche y evitábamos posibles inconvenientes con las empresas de alquiler respecto a llevar una mascota. Por supuesto, el viaje de ida y vuelta no podría hacerse en un solo día, así que reservamos una habitación en Salt (Girona) para la ida y otra en Perpiñán para la vuelta. Y, tras esta introducción, pasamos al viaje en sí. Día 07/08/2024
Poco que contar. Los casi 900 kilómetros que nos separaban de nuestro destino los hicimos sin apenas percances. Paramos a mitad de camino, en un pueblo cercano a Valencia, para comer, pero tuvimos mala suerte. Prácticamente todos los bares estaban cerrados y, en el único que encontramos abierto, nos informaron de que no tenían comida porque cerraban ese día por vacaciones. Al final, nos dirigimos a Valencia capital para comer en un McDonald's. Me recordó por qué había evitado este establecimiento durante al menos una década: qué comida más mala.
Al atardecer llegamos al B&B Girona 2, el hotel que habíamos reservado. Día 08/08/2024
Tras un buen descanso y un desayuno, nos disponíamos a volver a la carretera para llegar por la tarde a Briançon, ya que el trayecto era de unas seis horas. Ese era el plan, pero el destino tenía otros planes para nosotros. Para empezar, al meter las llaves del coche y girarlas para arrancar, el cuadro de mandos comenzó a brillar como una feria y el coche ni siquiera intentó arrancar. Me acordé de todo lo habido y por haber, especialmente porque hacía solo una semana que había llevado el coche a revisión. Llamé al seguro, agradeciendo que esto nos hubiera pasado todavía en España. Enviaron una grúa, que tardó algo más de media hora en llegar. El conductor me advirtió que, si el problema era grave, podríamos quedarnos sin coche varios días debido a la falta de citas en talleres en pleno verano. Afortunadamente, resultó ser solo la batería. El gruista arrancó el coche y me recomendó ir a Norauto, que estaba cerca. Allí me cambiaron la batería, pero nos hicieron esperar una hora. Aprovechamos para visitar una tienda de animales cercana mientras esperábamos. Finalmente, con el coche listo, nos pusimos en marcha, aunque con dos horas de retraso respecto a lo previsto. Sin embargo, los problemas no habían terminado. Ese mismo día, 8 de agosto, Puigdemont apareció en Barcelona, lo que llevó a las autoridades a organizar controles masivos, incluyendo uno en La Junquera, que nos hizo perder cuatro horas en retenciones. Si el coche no hubiera tenido problemas, habríamos cruzado la frontera antes de los controles. Llegamos a Briançon casi a las 10 de la noche. Nuestro alojamiento, este, resultó estar muy bien, destacando especialmente el patio con vistas, que disfrutaríamos en los días siguientes. Dominada por picos escarpados en todas direcciones y situada sobre un espolón rocoso en el corazón de cinco hermosos valles, Briançon se erige como una joya alpina casi en el extremo más meridional de la principal cadena montañosa de los Alpes. Esta ciudad, la más alta de Francia con sus 1326 metros sobre el nivel del mar, es el alma del Briançonnais, la región que lleva su nombre. El Briançonnais es un paraíso montañoso que reúne todo lo que uno puede soñar de un entorno alpino: picos nevados que parecen tocar el cielo, valles verdes atravesados por senderos serpenteantes, pastos donde los cencerros de las vacas ponen la banda sonora, relucientes lagos alpinos habitados por truchas, una diversidad extraordinaria de flores silvestres y una red interminable de caminos perfectos para los amantes del senderismo. No obstante, a pesar de su belleza, esta región no recibe la misma cantidad de visitantes que los Alpes del Norte, más ricos y glamorosos. Su aislamiento geográfico, al estar más lejos de autopistas y grandes centros de transporte, como Ginebra, la hace menos accesible. Además, a menudo queda eclipsada por otras zonas alpinas que, al estar dentro de parques nacionales, resultan más fáciles de promocionar. Esto es un tanto paradójico, ya que parte del Briançonnais está integrada en el Parque Nacional de Écrins, uno de los más impresionantes de Francia. Por otro lado, el Briançonnais es un destino icónico para los amantes del ciclismo. A lo largo de los años, Briançon ha sido un punto clave del Tour de Francia, que atraviesa famosos puertos de montaña como el Col du Galibier, el Col du Lautaret o el mítico Col d’Izoard. Cada uno de estos lugares guarda historias de esfuerzo y gloria, atrayendo a ciclistas de todo el mundo que sueñan con recorrer estas rutas legendarias. Desde el punto de vista geográfico, el Briançonnais se organiza en torno a cinco valles principales, nombrados según los ríos que los atraviesan, y que se extienden como los radios de una rueda con Briançon en el centro. Al norte se encuentra el idílico Valle de Clarée, con su belleza pintoresca. Girando en sentido horario, encontramos las montañas menos transitadas de los valles de Cerveyrette y Ayes, al este. Al sur, el poderoso Valle de Durance domina el paisaje, acompañado por tres afluentes menos conocidos pero igualmente encantadores: el Fournel, el tranquilo Freissinières y el Valle de Vallouise, este último considerado la joya de la corona. Al oeste, el amplio Valle de Guisane completa este magnífico panorama. Finalmente, hacia el noreste, cerca de Montgenèvre, se extienden montañas coronadas por antiguos fuertes y con vistas que se pierden más allá de la frontera italiana. Cada rincón del Briançonnais guarda un encanto único, esperando ser explorado. ![]() Etapas 1 a 3, total 5
Día 09/08/2024
Poco después de las 6 de la mañana, ya estoy en pie preparándome el desayuno, mientras la noche aún trata de resistir. Mi primera ruta es una de las más cortas que tengo planeadas. Es conocida por varios nombres, entre ellos, Les Arêtes de la Bruyère o Le Grand Lac. Tiene unos 10 kilómetros, con 750 metros de desnivel, y pertenece al estilo “chupachups” Desde Briançon se coge la carretera D1091 que se dirige al Col du Lautaret. Poco después de la villa de Lauzet, se llega a Port de l’Alpe, se cruza un puente e inmediatamente hay una zona habilitada para aparcar el coche. Antes de las 7:30 ya estoy dando mis primeros pasos, volviendo hasta el puente recién cruzado con el coche y girando a la izquierda por un sendero marcado como l’Alpe du Lauzet. El sendero asciende con bastante pendiente desde el principio, y pronto empiezo a ganar altura. Me detengo un momento para admirar la cascada del torrente du Rif. Al mirar atrás, en dirección a las montañas del Parque Nacional de Écrins, comienzan a distinguirse los glaciares. ![]() Continúo caminando, el terreno se nivela y llego al refugio de l'Alpe du Lauzet, donde las vacas pastan libremente al pie de les Arêtes de la Bruyère. Tomo el sendero que bordea la montaña por el oeste. Aquí empiezan a aparecer marmotas por todas partes, y ya puedo divisar el tramo más complicado de la ruta. ![]() ![]() Écrins de fondo. Subidón que me espera hasta el hueco El camino sigue subiendo hacia el norte por un sendero rocoso, aunque relativamente bien definido. Zigzaguea por la ladera y, a medida que asciendo, la pendiente se hace más pronunciada. Finalmente, el sendero termina en una pared rocosa con cables de acero anclados en ella. Guardo mis bastones de senderismo, ya que necesito ambas manos libres para trepar por las rocas usando los cables como apoyo. Es necesario tener cuidado: una caída aquí podría tener consecuencias graves. Mi vértigo se asoma ligeramente, pero me armo de valor y continúo ascendiendo. Después de una emocionante subida por los cables, llego a un pequeño collado. Me tomo un momento para disfrutar del paisaje montañoso al sur, hacia Écrins. Al norte, me espera otra recompensa: le Grand Lac. ![]() ![]() Ya pasado el tramo de cable. Le Grand Lac Rodeo el borde este del lago. Ahí unos senderistas han pasado la noche. Estoy totalmente impresionado por el paisaje y además hace un día inmejorable. Me dirijo hacia el lado norte del lago, el camino comienza a zigzaguear por una pendiente cubierta de hierba hacia el noreste (alejándose del lago). ![]() Finalmente, cerca de un mojón en la cima de una roca, el camino se une a otro sendero bien definido (el GR57). Giro a la derecha en este sendero subiendo hasta llegar a un collado, el punto más alto del día (2440 m). Todo este tramo es increíble, con le Grand Lac a mis pies y las Aretes de Bruyere casi a alcance de mi mano. ![]() ![]() ![]() Le Grand Lac y las Aretes. Directos a las Aretes de Bruyere. Vistas desde el collado Desde aquí, tomo un sendero que inicialmente se dirige al sureste (señalizado hacia l'Alpe du Lauzet). Luego, el sendero desciende hacia el este, entrando en un valle, y eventualmente gira hacia el sur. Cuando el sendero desciende hacia un arroyo cerca de un mojón, cruzo el arroyo y sigue hacia el sur por el sendero. El camino es un poco difuso en algunos tramos. ![]() Cuando llego a un poste indicador, tomo el camino que desciende hacia l'Alpe du Lauzet. A partir de aquí empiezo a ver mucha más gente y una vez alcanzado el refugio y haber bordeado toda la montaña, el regreso es prácticamente el mismo camino que a la ida. ![]() Ruta Llego al alojamiento un poco antes de las 11:30. Después de una ducha reparadora, los tres nos subimos al coche y nos dirigimos por el valle del Durance hacia la plaza fuerte de Mont-Dauphin, que domina desde lo alto de una meseta rocosa la confluencia de los ríos Guil y Durance. Construida por el famoso arquitecto Vauban a finales del siglo XVII, esta fortificación forma parte del Patrimonio Mundial de la UNESCO. ![]() ![]() ![]() Tras una visita de unos 45 minutos, volvemos por la misma carretera hasta llegar al cruce del valle de Vallouise, que nos introduce directamente en el Parque Nacional de los Écrins. Como ya es la hora de comer, nos detenemos en una pequeña zona de picnic. Aprovechamos para disfrutar de nuestras provisiones bajo un sol implacable. ¡Qué calor hace por aquí! Pensaba que en los Alpes el clima sería más fresco. ![]() Continuamos hasta el final de la carretera, donde se encuentra el Refugio du Pré de Madame Carlé y un amplio aparcamiento. Solo estiramos un poco las piernas y aprovechamos para ir al baño. En los parques nacionales los perros no son bienvenidos. A pesar de todo, el paseo nos permite vislumbrar la punta de la lengua del famoso Glaciar Blanco. ![]() Regresamos a Briançon y nos dirigimos al valle de Ayas. La carretera hacia este valle es un poco difícil de encontrar y, más adelante, se convierte en un camino de tierra estrecho y, en algunos tramos, en muy mal estado. Nos tomamos nuestro tiempo, pero finalmente llegamos a nuestro destino: Plan Peyron, donde hay bastante espacio para aparcar. Son las 5 de la tarde y ya quedan pocos coches. Me encanta esta tranquilidad; la soledad en el campo siempre es un plus para mí. La ruta que queremos hacer es la del Lac de l’Orceyrette. Existe una versión circular algo más exigente que lleva hasta las praderas alpinas de Chalets de la Taure, pero, conociendo a mi mujer, optamos por la que va directamente al lago. El recorrido tiene unos 4,5 kilómetros y 150 metros de desnivel. La verdad es que quedamos más que satisfechos. El sendero está bien señalizado y simplemente hay que seguir el torrente de Orceyrette por la orilla este (izquierda) desde Plan Peyron, a través de un bonito bosque. ![]() ![]() Sendero siempre próximo al torrente Casi al llegar al lago, cruzamos un pequeño puente sobre el torrente y quedamos completamente maravillados: el lago es una auténtica joya, con un color verde intenso y un fondo montañoso digno de postal. Es increíblemente hermoso. Bordeamos el lago tranquilamente por la orilla este hasta encontrar el camino de tierra que discurre por su lado oeste. El regreso a Plan Peyron lo hacemos por esta pista forestal, disfrutando de los últimos momentos de una jornada inolvidable. ![]() ![]() ![]() ![]() El increíble lago Orceyrette. El fondo montañoso. Plan Peyron al regresar Ruta Cogimos el coche y para Briançon tras un gran primer día en los Alpes. Ya en el alojamiento relax, cena y serie. Etapas 1 a 3, total 5
Día 10/08/2024
Antes de las 6 de la mañana me levanto para tomar un rápido desayuno y dirigirme al valle de Clarée, concretamente al aparcamiento situado más allá de Laval. Allí tengo planeada una ruta que me llevará por una serie de lagos de la zona. Para llegar desde Briançon, tomo la N94 en dirección a Montgenèvre. Tras unos pocos kilómetros, me desvío hacia Névache y, desde allí, sigo una estrecha carretera que sube hasta más de 2000 metros de altitud, donde comienza la excursión. En total, son unos 45 minutos en coche. Al llegar, aparco y noto inmediatamente el frescor de las 7 de la mañana a esta altitud. Sin perder tiempo, me pongo en marcha y tomo el amplio camino que lleva al Refugio des Drayères. Recorro un kilómetro hasta alcanzar un cruce señalizado que indica el desvío hacia los primeros lagos que quiero visitar: Lac Long y Lac Rond. Giro a la derecha, donde el camino se estrecha y se vuelve bastante empinado, lo cual no me viene mal para entrar en calor. Además, las vistas son espectaculares, con el sol iluminando las cimas de las montañas. ![]() Después de unos 2,5 kilómetros, llego al Lac Long. Lo bordeo por su parte oeste y luego giro al este, comenzando de nuevo una subida fuerte. Las paradas son obligatorias para disfrutar del paisaje. Cruzo una zona pedregosa, donde el camino se difumina un poco, pero siguiendo los mojones de piedra no hay problema. ![]() ![]() Lac Long Poco después empiezo a divisar el siguiente lago, el Lac Rond, que aparece a mi izquierda. Giro hacia el oeste, por encima del lago, y cruzo el torrente de Brune saltando de piedra en piedra. Desde lo alto, tengo una vista impresionante del Lac Rond. Hago varias fotos, ¡es inevitable! ![]() ![]() Lac Rond En esta zona hay rebaños de cientos de ovejas. Comienzo a descender siguiendo el torrente, en dirección al Refugio des Drayères. Mientras bajo por el sendero empinado, las marmotas me reciben con un escándalo al notar mi presencia. Finalmente, llego a la altura del refugio. ![]() ![]() Caída de agua. Refugio des Drayères Desde allí, sigo el río La Clarée aguas arriba. Paso por una zona pantanosa, donde unas losas de piedra facilitan el paso. Llevo algo más de 9 kilómetros recorridos cuando llego al bonito laguito al pie de la Pointe des Blanches, el Lac Le Clarée. ![]() ![]() ![]() Zona pantanosa. Pointe des Blanches. Lac Le Clarée Tras hacer las fotos de rigor, sigo ascendiendo y enseguida alcanzo otro lago, también llamado Lac Rond (parece que no había muchas opciones a la hora de elegir nombres). Lo bordeo por su parte noroeste y llego al mirador de Lac du Grand Ban. Allí me tomo unas galletas y decido dar media vuelta, ya que se está haciendo tarde. Me he entretenido bastante sacando fotos, grabando vídeos y disfrutando del paisaje. ![]() ![]() Lac Rond. Lac du Grand Ban En el regreso, bordeo el Lac Rond por el lado opuesto y desciendo hasta el Refugio des Drayères por el mismo camino que había tomado antes. Desde el refugio, sigo el amplio camino de tierra que conecta con el aparcamiento, disfrutando mucho del valle y observando que, en el lado opuesto, hay un sendero que parece mucho más atractivo y que lleva al mismo destino. ![]() ![]() Bordeando la otra orilla de Lac Rond. Lac Le Clarée, precioso Al volver a Briançon, me encuentro con una valla que corta la carretera entre Névache y Laval. Al parecer, solo se puede acceder en vehículo privado a primera hora de la mañana, como hice yo, o a última hora del día; en caso contrario, es necesario utilizar los minibuses habilitados. Al final, la ruta ha sido de casi 17,5 kilómetros y algo más de 800 metros de desnivel. La ruta De camino a Briançon, me encuentro con una pequeña retención a la entrada del pueblo. La zona alta de la ciudad, que es monumental, atrae a muchos turistas. Ya en el alojamiento, después de la ducha de rigor, nos preparamos en familia para salir de nuevo. Decidimos volver al valle de Clarée. Había planeado una excursión que partía más allá de Névache y seguía paralela al río hasta Fontcouverte, terminando en una bonita cascada. Sin embargo, como ya había visto que más allá de Névache no era posible continuar en coche, decidimos explorar el próximo valle, el valle de Étroite. La carretera hasta el paso es tranquila y, en la parte alta, hay unas praderas muy agradables donde muchas personas están haciendo picnic. Eso sí, el descenso es complicado, con numerosas curvas cerradas y bastante pronunciadas. En una de las últimas curvas estaba el desvío al valle, pero… también el acceso estaba cerrado. Unos chicos controlaban la entrada y me informaron (en español, porque uno de ellos lo era) de que el acceso estaba restringido hasta las 16:30, pero que a partir de esa hora sería libre. Decidimos bajar hasta Bardonecchia, un pueblo italiano al otro lado de la frontera que claramente vive del esquí y que ahora parece un paraíso para los amantes de las bicicletas de montaña. Damos un paseo y terminamos comiendo un picnic en un parque, haciendo tiempo hasta que el acceso al valle se abra. ![]() A las 16:30 volvemos a subir y, efectivamente, ya está permitido el paso. La carretera, mitad asfaltada y mitad de tierra, asciende hasta unos aparcamientos habilitados. Tras dejar el coche, nos ponemos en marcha. Pasamos por el Refugio del Rey Mago, a los pies de las Punta Melchor y Punta Gaspar, y seguimos un sendero bien marcado que parece dirigirse hacia el Mont Thabor, una de las montañas más destacadas de la zona. Hay bastantes excursionistas haciendo esta sencilla caminata. ![]() El camino asciende durante el primer kilómetro y medio, luego se nivela, convirtiéndose en una pista forestal que nos lleva hasta un puente sobre el río del valle. Al cruzar el puente empieza la parte más exigente: el sendero se estrecha y asciende por la ladera, entre raíces, para luego descender directamente hasta el conocido lago. ![]() ![]() El lago no está mal, pero la verdad es que esperaba mucho más. Allí, entre decenas de personas, hacemos las fotos de rigor y regresamos por el mismo sendero al punto de partida. Sin embargo, al consultar el mapa, vemos una alternativa: una pista forestal que nos lleva de vuelta al inicio. La tomamos, y es todo un acierto si buscas algo de soledad por un rato. ![]() ![]() En definitiva, una rutilla de 4,5 kms y unos 180 metros de desnivel. Aquí la ruta Y de vuelta para Briançon. Aprovechamos el pedazo de terraza de la casa para echarnos unos naipes y dominó picando algo mientras disfrutamos del atardecer. Tras ello, lo que será nuestra rutina nocturna habitual, cena y serie. ![]() Etapas 1 a 3, total 5
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