Chipre: con Norte pero sin rumbo ✏️ Blogs de Chipre

Sobre la marcha he descubierto que el Cabo Greco, aunque sea una de las zonas más turísticas de Chipre, es también un espacio natural que tal vez merezca la pena descubrir, de manera que me detendré allí antes de pasar a la zona turca.

Lo primero es ir de Lárnaca a la localidad, más turística aún, de Agia Napa. Aunque me hago un lío con los autobuses que salen de la estación y los que pasan por las travesías urbanas y se abordan sobre la marcha, no tardo mucho en encontrar uno. En la zona griega de Chipre absolutamente todo el mundo parece hablar muy bien inglés, y además son muy amables y colaborativos.

El viaje en un cómodo autobús de larga distancia dura poco menos de una hora para recorrer los 50 kms del trayecto, pasando a toda velocidad por los terrenos de la base británica de Dhekelia, donde no hay ninguna barrera al tráfico. Una vez en Ayia Napa no tardo tampoco en encontrar otro autobús (el 101) que bordea la costa del Cabo Greco para dejarme a las afueras de Protaras, en la misma puerta del hotel que he reservado para dos noches.
El Hotel Aqua Blue, de la empresa local Atlantica, es un mamotreto moderno destinado a las familias británicas que vienen en masa a estas costas no bien acaba el invierno. No lo he elegido porque me gusten ese tipo de hoteles (casi que más bien los odio ), sino porque era el que más cerca queda de la zona protegida del Cabo Greco, que quiero recorrer a pie sin perder tiempo en desplazamientos. De manera que por 105€ la noche (gran desayuno buffet incluido) me quedaré dos noches en una moderna habitación con vistas al mar (aunque un poco alejado). www.atlanticahotels.com/ ...aqua-blue/

La característica más llamativa de este hotel es que está literalmente plagado de piscinas; hay varias en el patio central, una a los pies de cada bloque de habitaciones, un parque acuático infantil en el terreno anexo y también un pequeño spa, que no voy a visitar porque lo veo caro (25€) para lo que ofrece. El mayor inconveniente es que hay que pedir las toallas a una señora que casi nunca está en su puesto, y menos aún para recogerlas al final del día. De hecho al final de mi estancia me tocó perseguirla para poder recuperar la fianza (sí, en ese aspecto son así de ratas, cobran fianza por las toallas).





Dedico el dia siguiente completo y la mañana del posterior a recorrer pistas y senderos de la zona protegida del Cabo Greco. Puesto que la carretera pasa no muy lejos y hay varios accesos bien señalizados, el primer día me hago todo el recorrido desde la Playa de Konnos hasta el cabo propiamente dicho (que por cierto es zona restringida y solo se ve desde fuera del vallado); y a la mañana siguiente hago una visita más rápida a los miradores del lado de Agia Napa, acantilados de las cuevas marinas, etc.
No es difícil encontrar información detallada de los puntos interesantes de esta zona; por ejemplo en este blog he encontrado un buen resumen, además con una captura de plano en el que se ven muy bien situados: www.milviatges.com/ ...e-larnaca/


Así pues, siguiendo el recorrido más típico, paso primero junto al acceso a la Cueva de los Cíclopes, que solo pueden ver los submarinistas; de allí sigo distintos senderos para llegar al mirador de la Ermita “de los santos sin paga” En realidad son los santos Cosme y Damián, que ejercían la medicina sin pedir nada a cambio y por eso se les llamaba así, Agioi Anargyroi. La ermita no es gran cosa y solo los gatos parecen encontrar atractiva la sombra del pórtico para dormitar, pero está situada en un lugar privilegiado con amplias panorámicas del litoral rocoso. A partir de ahi el camino sigue muy cerca de la orilla, con rocas de caprichosas formas como la del Puente del Amor.

Lo realmente importante es que a lo largo del recorrido se ven muchos rincones de costa escarpada con aguas limpísimas, de increíbles tonalidades azules y verdes (cuando hay sol, claro, pero eso es casi siempre). Playas propiamente dichas creo que no hay en torno al cabo, aunque en algunos rincones se podría saltar al mar desde rocas poco elevadas. Solamente al regreso, ya sofocado y hasta algo quemado por las reverberaciones solares, me doy un baño en la playa de Konnos, que se queda pequeña ante la gran afluencia de turistas que se registra ya. Luego tengo las innumerables piscinas del hotel para desentumecerme y refrescarme antes de la cena.

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Me pongo en marcha con mi equipaje, que es muy llevadero, una mochila mediana con 6kg o poco más. Lo ideal para llegar incluso andando a Famagusta, que es lo que al final haré. Pero por el momento puedo usar los autobuses que llevan de Protaras a Paralimni, la actual capital administrativa de la zona tras la ocupación turca de Ammojostos (Famagusta en griego). Esta costa está urbanizada igualito que la mayor parte del Mediterráneo español, es un paisaje conocido y enteramente diseñado para el turismo, por lo que no me interesa especialmente.
En la plaza de Paralimni abordo un segundo autobús que lleva casi hasta el check point de Deryneia, pero me bajo en el núcleo urbano para ver algo el ambiente. Todas las salidas están cortadas por anuncios de que se entra en una zona de acceso prohibido; aunque no da la impresión de que haya minas o francotiradores ni nada de éso, está claro que aquí hay una frontera.

En una de estas puertas al no man’s land se levanta lo que llaman el Famagusta Viewpoint Café, un negociete que algún vecino listillo se montó a costa de la ya lejana guerra de 1974 www.tripadvisor.com/ ...trict.html
La consecuencia más aparatosa de aquella guerra para Famagusta fue el abandono del distrito llamado Varosha, o Maras en turco. Su historia se resume perfectamente aquí: es.wikipedia.org/wiki/Varosha
Como se ve, hay una especie de mirador hacia la ciudad fantasma… O no tan fantasma, si es cierto que la administración turca, tras 50 años de respetar una moratoria exigida por la ONU, ha comenzado ya a reconstruir y explotar la zona. Las tarifas de este viewpoint están expuestas en la entrada; por 12€ incluye el uso de prismáticos, un café y hasta una pizza No estoy interesado en nada de eso, por tanto Avanti, avanti…

Pronto llego al puesto fronterizo propiamente dicho; aquí decido no hacerme el chuleta y no saco fotos El paso de vehículos es fluido; cada uno se detiene en la entrada a la zona turca hasta 3 o 4 minutos, así que pido permiso al que voy a adelantar y me cuelo.
Para información de quienes pasen por allí, las casetas que conforman el checkpoint turco son éstas:
- la que ofrece suscribir una extensión de seguro para vehículos, con las tarifas expuestas (creo recordar que 25€ por un mes, para un turismo)
- la de control de documentos propiamente dicha, donde examinan mi pasaporte pero no lo sellan, ni tampoco se recrean mucho.
- por último hay otra rotulada “Turizm”, donde supongo que podría pedir un taxi para llegar a la ciudad.

Me abstengo de preguntar nada, porque sospecho que, dada la distancia y los precios que he visto en la zona griega, el trayecto me iba a costar no lejos de los 50€, y sé que no me va a suponer demasiado esfuerzo llegar a pie. En el lugar desde luego no hay ningún transporte esperando, ni taxis ni dolmus.

La carretera entre el checkpoint y el centro de Gazimağusa es recta, con firme bien mantenido y arcén en casi todo el trayecto, que se alarga hasta 7 u 8 kms. En los primeros kilómetros sólo veo edificios en ruinas y campos yermos, vallados y con los típicos carteles de zona militar restringida, que conozco de sobra tras una decena de viajes a Turquía (un país muy militarizado).

El único problema es que no dispongo de datos móviles para orientarme; sigo lo mejor que puedo el camino hacia la parte nueva de la ciudad, donde he reservado un hotel, gracias a lo cual también hice un par de capturas de plano para tener una idea de su situación. Solo al final de la caminata, en medio de avenidas con tráfico agobiante y sin indicaciones útiles, tengo que preguntar a uno o dos transeúntes para llegar a mi destino; me encuentro que aquí por suerte la gente también entiende algo de inglés, aunque no sea con el nivel del sur de la isla.



Por fin llego a mi hotel a la hora de más calor, con lo que puedo ducharme, hidratarme y descansar un poco. El hotel es moderno y confortable, casi de lujo por unos 70€ la noche con desayuno. Se llama Ekor Elegance y lo primero que llama la atención es que en la planta baja ofrece una típica pastane turca, magníficamente surtida de dulces y tentempiés, con un salón elegantísimo que parece tener un éxito tremendo entre la gente del lugar. Lástima que no voy a tener ocasión de disfrutarlo ni una sola vez, aunque la verdad es que tampoco me gustan los dulces www.ekorelegancehotel.com/

No hay que olvidar que, al igual que en Turquía, en el norte de Chipre no existe acceso a los servicios de la plataforma Booking, a menos que uno pueda navegar a través de una VPN que enmascare la posición del navegador. Yo nunca lo hago, por eso he tenido que arriesgarme a hacer un par de reservas desde la zona griega, con la limitación de no poder anular ni cambiar nada desde que he entrado en la turca.


Cuando me decido a salir del hotel no me queda apenas tiempo de hacer las gestiones que podrían ser más necesarias. De momento decido no comprar una tarjeta SIM; y más tarde tampoco lo haré, me fiaré de orientarme sin datos y navegaré solo en los hoteles. Voy a un centro comercial cercano pero no encuentro lo que busco: una döviz u oficina de cambio, que tanto abundan en las ciudades turcas y en cambio aquí deben de ser muy raras. Al final, para no estar obligado a pagar todo con tarjeta o en euros, me resigno a sacar una cantidad en liras turcas de un cajero automático, a sabiendas de que las comisiones que los bancos turcos cobran a las tarjetas extranjeras pueden ser abusivas.

Por último, para acabar de concienciarme de que he llegado a Turquía sin estar legalmente en Turquía salgo a buscar un restaurante donde despachar un buen Adana kebab acompañado de un ligero mezze y una cerveza Efes. En el paseo posterior me detengo a inmortalizar la moderna mezquita de estilo Sinan, en el momento en que su letrero luminoso me apostrofa llamándome “pecador” en plan Chiquito de la Calzada en turco

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Dispongo de un día completo para ver la ciudad antigua de Famagusta, a la que entro por uno de los accesos monumentales al interior de las murallas venecianas: el Bastión Ravelin.
Esta jornada coincide con alguna celebración local; nada más entrar al barrio me encuentro con un desfile cívico, también voy a ver actuaciones musicales junto a las ruinas del palacio es.wikipedia.org/ ...ovveditore y un festival folclórico aún mayor en la zona del ábside de la Catedral de San Nicolás (en la actualidad es una mezquita) es.wikipedia.org/ ...(Famagusta). En todos los eventos hay un fuerte componente nacionalista, los chipriotas del norte no dejan pasar ocasión de reafirmar su identidad turca y la soberanía de su estado no reconocido: la República Turca del Norte de Chipre, o KKTC es.wikipedia.org/ ..._del_Norte


La historia de Chipre es densa e intensa; en su etapa medieval juegan un gran papel las visitas de los cruzados cristianos. Una de las grandes familias francesas de la III Cruzada, los Lusignan de la región del Poitou, dejarán una huella indeleble en la isla cuando, convirtiéndola en reino, consiguen asociarla nada menos que al Reino de Jerusalén, que gobernarán durante más de 100 años a partir de finales del siglo XII. Aunque su capital oficial es Nicosia, en Famagusta los Lusignan construyen en el siglo XIII una magnífica catedral en el más puro estilo gótico, para celebrar con el mayor esplendor sus sucesivas coronaciones. Los turcos otomanos, conquistadores de la isla en el siglo XVI, la convierten en mezquita añadiéndole incluso un estilizado minarete, gracias a lo cual el templo ha llegado a nuestros días muy bien conservado, pudiendo visitarlo simplemente quitándonos los zapatos a la entrada.
Además de la mezquita-catedral, en la vieja Famagusta se encuentran diseminados un gran numéro de edificios medievales, en distintos grados de conservación. En estos dos blogs he encontrado una lista bastante completa y buenas descripciones y explicaciones sobre el carácter de la ciudad:
eldiwan2010.blogspot.com/ ...gusta.html
elatlasdemb.com/ ...s-pasados/


Fuera de la ciudad, otro gran centro de interés es el conjunto formado por las ruinas de la ciudad griega de Salamis y el monasterio de San Bartolomé. Sé que no están demasiado lejos, pero no he visto ningún atisbo de transporte público que me pueda acercar hasta alli. Existe una oficina de turismo en el interior de la Puerta Ravelin, pero allí el personal está de adorno, ni ofrecen folletos ni saben de nada que no sea mirar telenovelas turcas. Pregunto en la parada de taxis y me dicen que la visita me costaría a partir de 35€, sin especificar el tiempo del que podría disponer… En resumen, que renuncio a visitar esos sitios que por otra parte tampoco me interesan demasiado. Apuro la tarde recorriendo las bonitas calles de la ciudad, llenas de vida local y salpicadas de restos históricos… y me preparo para viajar al día siguiente hacia Kyrenia.

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