![]() ![]() Un mundo llamado China ✏️ Blogs of China
Día a día, paso a paso. Aventuras y desventuras en un país increible.Author: Superpollo Input Date: ⭐ Points: 4.6 (22 Votes) Index for Blog: Un mundo llamado China
01: Preparativos
02: Madrid-Shanghai (1ª parte)
03: Madrid-Shanghai (2ª Parte)
04: Madrid-Shanghai (3ª parte)
05: Shanghai (llegada)
06: Shanghai Día 1º
07: Shanghai Día 2º
08: Suzhou
09: Bye, bye, Shanghai...
10: Hangzhou
11: Adiós, Hangzhou ¡Hola, Guilin!
12: Guilin (1ª parte)
13: Guilin y la serpiente...
14: Guilin y Xian
15: Xian, "la nuit"
16: Xian a tope
17: Xian, la muralla y Pekín.
18: Pekín (1ª Parte)
19: Pekín (2ª Parte)
20: Pekín (3ª Parte)
21: Pekín, último día...
22: Adios, China...
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Journeys 10 to 12, Total 22
Cenamos en el Hotel Marco Polo un poco más de lo de siempre. Algunos echan de menos la comida de España. Que si la tortilla de patata, que si un cocidito, que si una paellita… ¿Pero, no estamos en China? ¡Ya habrá tiempo de comer todo eso a la vuelta!
Después de la cena nos trasladamos a nuestro hotel, donde nos asignan nuevas habitaciones. Algunos del grupo deciden dar una vuelta nocturna hasta el lago que visitaremos mañana. Yo prefiero acostarme, intentando recuperar fuerzas. Duermo bien toda la noche y me levanto casi como nuevo. Desayunamos yogurcitos, pastelitos y té y partimos en el fresqui-tiesto-bus hacia el Lago del Oeste. Este lago tiene una superficie de 6,03 kilómetros cuadrados. Navegando por él se pueden visitar diez famosos paisajes: la Primavera del Dique Su Shi; Puerto de Flores y Festival de los Peces; Lago de la Tranquilidad y Luna de Otoño; Oleaje de los Sauces y Canto de los Pájaros; Dos Picos Desgarrando una Nube; Luna Reflejada en Tres Pilones; Anochecer en la Torre Leifeng; Toque de la Campana del Anochecer; Lotos del Patio de Música y Nieve en el Puente Corto. La zona turística en los alrededores tiene 49 kilómetros cuadrados. Las montañas, los bosques, los picos, las grutas y los manantiales abundan en dicha zona. En el verdor de la montaña el viajero encontrará pabellones, quioscos, torres, grutas naturales, turistas y más turistas. Hoy es día festivo y está todo abarrotado de gente. Recorremos en barco el lago y luego damos un paseo por los jardines. Foto 1 Foto 2 Foto 3 Foto 4 Foto 5 Foto 6 Foto 7 Foto 8 Foto 9 Terminado este recorrido nos vamos a comer a un… ¡restaurante chino! Entre otras delicias probamos los Dumplings. Tras la comida nos acercamos hasta El Monte que Cayó del Cielo (Lingjiu) o también conocida como La Colina Voladora. Un conjunto de montañas grabadas que no tiene desperdicio: Una maravilla: Foto 1 Foto 2 Foto 3 Foto 4 Dejamos atrás las montañas y paseando llegamos hasta el Templo del Alma Escondida: Un templo repleto de pabellones, monjes, obras y turistas. Probamos el helado de soja… Foto 1 Foto 2 Foto 3 Foto 4 Foto 5 Foto 6 Foto 7 Dejamos para el final una auténtica tortura china: La Pagoda de las Seis Armonías: 60 metros de escalera empinada en donde es imposible hallar dos escalones iguales. La media de altura de cada uno es de 25 centímetros, siendo algunos de 15 y otros de 30. Cuando llegas arriba las vistas perdonan la paliza. Cuidado con la bajada, sobre todo las chicas con minifalda… Foto 1 Foto 2 Foto 3 Foto 4 Antes de volver al hotel, pasamos por una fábrica de té, donde somos obsequiados con unas hirvientes y abundantes tazas. Llegamos a nuestros aposentos cansados y acalorados. Los cinco magníficos quedamos para cenar y visitar el mercado nocturno. Una ducha fresquita y una cervecita de igual temperatura más tarde nos juntamos en el lobby y ponemos rumbo hacia un restaurante “¿Dónde cenamos hoy? Allí hay un ‘Pizza Hut’ Si hay cerveza, entramos. No pienso volver a tomar naranjadas…” Nos jalamos unas cuantas pizzas aderezadas con piñas y frutas exóticas, y un par de cervezones de lujo. Pagamos muy barato. De camino hacia el mercado comienza a llover (cámara a la mochila). Afortunadamente, los tenderetes están protegidos con plásticos. Recorremos un par de veces todo el mercado. Laura regatea que da gusto y compra pijamas, fundas de almohada, kimonos, pañuelos. Pedrito se decanta por los fósiles y por los cerrojos antiguos. Yo me limito a observar y reírme del arte de mis compañeros, las compras prefiero dejarlas para Pekín. Algunos de los quioscos comienzan a cerrar y decidimos volver al hotel. Dejamos el mercado satisfechos por la visita. Laura y Mónica van cargadas y felices. Mañana hablan de levantarse a las 5 para ir al lago y ver como algunos practican Tai-Chi. Me parece que me voy a quedar en la cama… y al Tai-Chi… Atravesé el Arroyo Blanco en su estrecho cauce Cuando la Aurora recién hendía la maraña de estrellas Y se desembarazaba de las sombras. Y vi De paso un instante, desde los trillados caminos de los hombres, Innumerables islas, circuidas Con los colores verde y oro de la naturaleza. El cielo tendía el espejo azul de la eternidad Sobre las aguas relucientes. Una a una Las nubes se hacían a la mar. Mis errantes pensamientos Divagaron adonde los monstruos de cota de plata Recorren velozmente sus arroyos nativos. Canté melodías Que crecieron al promediar el día, menguaron con el atardecer Y cesaron al caer la noche. Luego busqué el reflejo de los aleros de las casas, en medio de los campos iluminados por la luna. Li-Tai-Po. Poeta de la Dinastía Tang (Siglo VII). Temperatura exterior: 32 grados centígrados. Humedad: 85%. Estado del cuerpo: Todo ha vuelto a la normalidad… Fotografías. Superpollo. Continuará… 8) Journeys 10 to 12, Total 22
Sueño con emperadores y palacios, con jardines y princesas. En el escenario encuentro talladores, poetas, pintores, artesanos, arquitectos de maravillas y la figura inconfundible de nuestra guía que, con voz aflautada y entre nubes, nos anuncia que a las nueve pasarán a recoger nuestras maletas y que hay que espabilar…
Me despido con rabia de mis sábanas. Me ducho medio adormilado y bajo a desayunar. A pesar de que el día está tristorro, decidimos aprovechar la mañana libre que nos queda en Hangzhou y visitar a nuestro aire El Museo de la Farmacia, situado en la parte antigua de la ciudad, junto a una calle comercial repleta de tiendas y tenderetes. Tirando de mapa y piernas llegamos en poco menos de una hora. El museo resulta ser muy bonito y el paseo por la calle muy corto. El tiempo va demasiado deprisa en vacaciones. No hay derecho… Foto 1 Foto 2 Foto 3 Foto 4 Foto 5 Foto 6 Foto 7 Foto 8 Nos hemos pasado un poco de hora y tenemos que acelerar el paso para llegar de nuevo al hotel. Allí nos esperan para ir a comer, lo cual hacemos de inmediato en un restaurante cercano. Esta vez comemos mucho más variado, al estilo buffet (Os aconsejo probar la ternera con cebollas y pimientos picantes. De lujo, aunque… ¿era ternera?). Tras el atracón, nos montamos en nuestro fresqui-tiesto-bus y nos vamos en dirección al aeropuerto. Tenemos la sensación de dejarnos muchas cosas en el tintero. Nuestra estancia en Hangzhou ha sido muy corta y apresurada, aunque muy intensa. Es la desventaja de los viajes organizados… El sempiterno debate del viajero… Por el camino nos comenta el guía local que es una pena que no haya negocios españoles en la ciudad, sobre todo restaurantes. Dice que cualquier empresario hostelero triunfaría seguro. También nos cuenta que en el resto de China tampoco hay muchas empresas de aquí. Nos habla de Cola Cao, Roca y Alsa… No sé si habrá alguna más. Llegamos al aeropuerto. Nuestras maletas han sido facturadas en grupo sin que nosotros hayamos tenido que realizar ninguna gestión particular. Nos entregan las tarjetas de embarque y nos dirigimos hasta la puerta asignada. Desde un ventanal se ve nuestro avión. Comienza a llover torrencialmente unos minutos antes de ocupar nuestras plazas. ¿Podrá despegar este trasto con la que está cayendo? El vuelo resulta algo movido por las turbulencias. El personal de abordo es muy serio y despreocupado con el pasaje. Nos dan una carne con arroz incomible, un bollo-piedra y un vaso de coca cola calentorra. Aterrizamos en Guilin hora y media después, con los oídos taponados y doloridos. Creo que el piloto ha bajado muy rápido y la presión nos ha dejado medio sordos. Recogemos las maletas. Algunas de mis compañeros vienen rotas, machacadas; como si las hubiesen tirado desde una montaña. Después de poner las denuncias correspondientes, nos encaminamos hacia nuestro nuevo fresqui-bus. Nos presentan a nuestra guía: una chica fantástica y simpatiquísima que lleva pintadas de colores las uñas de pies y manos. Por el camino somos recibidos por unas cuantas bandas de mosquitos. A pesar de usar el Relec extra forte a litros, somos picados a mansalva. Estos bichos se las saben todas… El trayecto hasta el hotel lo realizamos bajo una lluvia intensa y nocturna. A pesar de este inconveniente, el conductor nos lleva a velocidad suicida por la autopista. Diez Padrenuestros más tarde llegamos a la ciudad. Lo poco que vemos hasta la llegada al hotel resulta muy bonito. Las pagodas del Lago Shanshu, revestidas de neón, destacan en la noche. Muy cerca está el Sheraton, nuestro hotel (precioso). Mientras nos reparten las habitaciones, el nuevo guía nos ofrece la posibilidad de llevarnos a dar unos masajes de pinrel o de cuerpo entero. La mitad se decanta por los masajes y la otra parte por unos momentos de libertad… Mañana temprano comenzará una de las mejores aventuras del viaje… La lluvia, el río, el paisaje, las risas y las serpientes nos acompañarán como protagonistas… El caserío anidó en el acantilado. Entre nubes y nieblas la posada; Atalaya para ver la caída del sol. Abajo el agua repite montes ocre. Se encienden las casas de los pescadores. Un bote solo, anclado. Los pájaros regresan. Soledad grande. Se apagan cielo y tierra. En calma, frente a frente, el ancho río y el hombre. Wang Wei Fotografías: Superpollo Continuará… 8) Journeys 10 to 12, Total 22
Lo primero que hice nada mas levantarme fue lanzarme hacia la ventana. Menos mal que estaba cerrada… Como me temía, y siguiendo los presagios de la noche anterior, la lluvia caía con ganas. Según habíamos oído eran los restos del tifón que unos días antes nos había despeinado en Shanghai. Durante el desayuno, amenizado por la música en directo de un aprendiz de pianista, todos nos preguntamos que iba a pasar aquella mañana. ¿Se suspendería el crucero? ¿Nos quedaríamos sin ver los encantos montañosos de Guilin? Bajamos al lobby a la hora indicada. No tardo en aparecer nuestro guía que, asombrosamente, venía más sonriente que nunca. Tras los deseos de buen día nos aclaró que a pesar de la lluvia y la niebla haríamos el crucero, dado que estos dos ingredientes iban a añadir al paisaje un encanto inolvidable. El lado negativo (para algunos, ji, ji, ji) era que la lluvia ponía en riesgo las cámaras fotográficas… Como la cosa prometía agua a mansalva, decidimos asaltar una de las tiendas del hotel, en busca de chubasqueros y paraguas. Vestidos como el capitán Pescanova nos dirigimos a nuestro autocar…
El fresqui-bus nos deja en uno de los puertos (no recuerdo su nombre) del ancho río Lijiang. En seguida nos asignan un barco, el cual se compone de tres partes: la baja, que es donde se encuentran las mesas del comedor y los asientos de los pasajeros, toda ella acristalada y protegida contra la lluvia y el viento, y dos plantas superiores más; las dos al aire libre. No se puede perdonar a ningún viajero que vaya a China que no visite Guilin. No hay persona que no salga hechizada después de su experiencia, a la cual recomiendo dedicar unos cuantos días, ya que no sólo el crucero tiene piropo merecido sino, también, sus aldeas, campos de arroz, grutas e infinidad de delicias turísticas. Volviendo al crucero he de decir que las montañas rodeadas de niebla, las cataratas ocasionales, el verdor permanente, las casas escondidas entre la abundante maleza y mil detalles más dejan turulato al más pintado. La única leve fealdad que tuvimos fue la del agua del Lijiang, que por culpa de las abundantes lluvias recibidas, su tono cristalino habitual se transformó en puro chocolate. ¿Estará la fábrica de Cola-Cao por aquí? Rápidamente nos repartimos las mesas y los asientos. Allí dejamos las mochilas. Mientras el barco zarpa y enfila el río, somos obsequiados con un vaso de te hirviendo. En el exterior la lluvia parece debilitarse por rachas. Aprovechamos una de ellas y subimos en tropel hasta la cubierta superior. Vuelve a llover. Imposible fotografiar sin arriesgar la salud de la cámara. Bajo cabreado de vuelta al piso bajo. Un escalón, dos escalones y descubro debajo de la escalera un huequecito estratégico que no había visto en la apresurada subida. Está cubierto en gran parte y ofrece una pequeña ventana desde donde poder fotografiar sin gran riesgo. Mientras me dedico a esta gratificante labor, algunos me dicen que vaya potra que tengo y que si les dejo un trocito de parcela… “De dejar nada, en tal caso alquilar…” Foto 1 Foto 2 Foto 3 Foto 4 Foto 5 Foto 6 Foto 7 Foto 8 Desde una orilla cercana surge de repente una frágil canoa, tripulada por dos atrevidos… ¿piratas? EL artilugio acuático se acerca a golpe de remo hasta nuestro barco y se pega a un lado de la borda, donde es amarrado por sus ocupantes. Resultan ser vendedores (como no) de abalorios. Increíble la afición de este pueblo por vender en cualquier momento y lugar... Foto 1 Foto 2 Tras pasarnos casi dos horas sorteando la lluvia y haciendo fotos, nos anuncian que la comida está preparada y que podemos bajar a zampárnosla. Nos quitamos los chubasqueros y nos sentamos a la mesa. Descubrimos que debajo de ella hay unas cuantas botellas de cerveza: todo un detalle. Comemos y bebemos disfrutando del acristalado paisaje y comentando las mejores jugadas de la jornada. A los postres nos ofrecen, a un módico precio, un licorcito de serpiente… ¡Buenísimo! Me recuerda al orujo de hierbas. ¡Venga otro! Risas… El viaje por el río finaliza tras tres horas y media de maravilloso crucero. Salimos del barco. Un mercadillo nos aguarda a pocos pasos del puerto. Compramos algunas baratijas, camisetas y chucherías, mientras el sol juega al escondite con la lluvia. Dos horas de húmedo paseo y de nuevo nos encontramos en el fresqui-bus. Nuestro próximo destino son unas cuevas llenas de colorines… La Cueva de la Flauta de Caña se encuentra en la colina Guangming, y su interior está repleto de estalactitas, estalagmitas y formaciones rocosas, todos ellos iluminados por luces de colores que aportan una atmósfera mágica. La caverna rebosa romance e historia, no sólo por los seductores cuentos de hadas asociados con cada formación, sino por las 70 inscripciones que datan del periodo Tang (618-907). Una visita a este escondite de 240 metros de profundidad te tomará cerca de una hora. Aunque es bastante bonita, me gustan más las nuestras. ¡ole! Foto 1 Foto 2 A la salida de las cuevas nos esperan cientos de vendedores ambulantes… Antes cultivaban arroz; ahora la “apertura política” y el boom turístico les han cambiado la profesión… ¿Para mejor, para peor? Fresqui-bus y para el hotel. Todavía queda mucho que contar sobre Guilin. En el próximo capítulo, señores televidentes, hablaremos de cenas exóticas, gentes muy majas y pueblos inolvidables… Por cierto… ¿Qué es eso que se me enrosca por la pierna? Otras fotos de Guilin (Pepe Google): Foto 1 Foto 2 Foto 3 Foto 4 Foto 5 Continuará… 8) Journeys 10 to 12, Total 22
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