Bye, bye, Shanghai... ✏️ Diarios de Viajes de ChinaReconozco que aquella noche fue, como se suele decir, toledana. No quiero dar mucho detalle sobre ella, pero sí aprovechar para avisar a futuros viajeros del peligro del consumo de agua no tratada o con pocas garantías sanitarias. En...Diario: Un mundo llamado China⭐ Puntos: 4.6 (22 Votos) Etapas: 22 Localización: ChinaReconozco que aquella noche fue, como se suele decir, toledana. No quiero dar mucho detalle sobre ella, pero sí aprovechar para avisar a futuros viajeros del peligro del consumo de agua no tratada o con pocas garantías sanitarias. En Carabanchelaria hay un dicho que dice que el agua es para ducharse, aunque algunos guarros se empeñen en bebérsela… Valga el chiste para afirmar que mientras haya cerveza, el agua para la limpieza… (ji, ji, ji,). Como en casi todos los hoteles, cuando terminas tu estancia has de abandonar la habitación antes de las 12 de la mañana. El grupo tenía programado salir en tren hacia Hangzhou por la tarde, por lo que los guías nos advirtieron que debíamos dejar las maletas preparadas en la puerta de la habitación a las 9, y entregar las llaves y pagar el minibar (ejem) antes de las 12. Hechas estas gestiones y después de un baño espumoso (con los restos de todos los botes que quedaban en el cuarto de aseo), dejé la habitación y desayuné por última vez en Shanghai (te, yogur y más te), en compañía de Laura, Mónica, Manuel y Pedrito. Los cinco solteros de oro, como se nos conocería a partir de entonces, decidimos pasar el resto del día, hasta la salida del tren hacia Hangzou, visitando en primer lugar el museo de Shanghai Llegamos en dos taxis a la Plaza del Pueblo, lugar de residencia del mencionado museo, donde nos recibe un viento importante, preludio de un tifón que más tarde volveríamos a encontrarnos en forma de abundantes lluvias en Guilin. El museo de arte de Shanghai (copio de Wilkipedia) tiene forma circular y ocupa un área de 39.200 m² de los que más de 10.000 están dedicados a exposiciones. Su altura es de 29,5 metros, divididos en cinco pisos. Diseñado por un arquitecto local, el edificio tiene una forma circular sobre una base cuadrada, simbolizando así la antigua percepción china del mundo: Un cielo redondo, una tierra cuadrada. El museo contiene una colección de más de 120.000 piezas, divididas en diez categorías diferentes: bronce, escultura, cerámica, jade, pintura, caligrafía, sellos, monedas, muebles de las dinastías Ming y Qing y artes de las minorías chinas. Las fotos siguientes no son de wilkipedia (son mías) Foto 1 Foto 2 Foto 3 Foto 4 Foto 5 Foto 6 Foto 7 Tras la sobredosis de cultura china y la compra de camisetas y recuerdos del museo, nos dirigimos hacia la avenida Nanjing (la de los gusanos secos) para intentar recorrer sus más de cinco kilómetros de tiendas y animación. Antes, empujados por el viento y el hambre, nos detenemos ante la fachada de un atrayente restaurante, preguntándonos si estará bien para comer… Un importante grupo de empleados, junto con sus sonrisas resplandecientes, salen como balas del local y nos cuentan en inglés que estamos ante la mejor cocina de la ciudad. Sin dudarlo no metemos dentro. Probamos unos fideos exquisitos con curry y verduras, un pescado con salsa japonesa muy bueno, arroces variados, ternera con champis y guarniciones divinas, ensalada multicultural, cerveza y agua. Todo muy bueno y barato. El servicio de maravilla (cinco camareros para nosotros solos). Nos despedimos con besos y promesas de vuelta, y enfilamos el camino comercial. No hay tienda en que no descansemos nuestras miradas y preguntemos algún precio. Nos metemos a saco en cualquier sitio en busca de una oferta y de un poco de aire acondicionado. En la calle, el calor y la atmósfera multitudinaria agobian de manera extrema. Comienza a llover cuando casi llegamos al malecón. Visitamos rápidamente el Bund clásico, con sus edificios del pasado siglo y sus oficinas comerciales (entre ellas la española). Apremiados por el reloj y las ganas de sentarnos asaltamos un par de taxis y nos dirigimos de regreso al hotel. Una última mirada a la avenida sirve de despedida. Aquí hay que volver, decidimos todos… El grupo aguarda charlando animosamente en uno de los salones del loby, mientras, en la calle, llueve con ganas. Pronto aparecen nuestros guías, indicándonos que hay que marchar hacia la cercana estación de ferrocarril que, casualmente, se encuentra a tan solo dos manzanas del hotel. Iremos andando, comenta Diego. En catorce charcos estamos allí… Un mundo dentro de otro mundo. Así, quizás, podríamos describir rápidamente lo que es la estación ferroviaria de Shanghai. Infinidad de personas acampadas, algunas desde tiempo inmemorable, en sus cercanías, entremezclándose con aquellas que entran y salen de manera apresurada. Familias, grupos, mochileros, mendigos y gentes inclasificables adornan exteriores e interiores, aderezados en todo momento por la voz metálica y potente que surge sin descanso por la megafonía, el calor y las miradas… Media hora después recibimos la señal de que nuestro tren está listo. Subimos y bajamos, torcemos, saltamos y giramos, y llegamos al andén. Un suspiro más tarde ocupamos nuestros asientos. Un vagón sólo para nosotros (la parte de abajo). El tren comienza a moverse… Llueve. Tras los cristales, llueve y llueve. Sobre los chopos medio deshojados, sobre los pardos tejados, sobre los campos, llueve. Durante el trayecto algunos hablan de otros viajes vividos y de proyectos. Cuentan de la India: país que deja una huella imborrable, también de Japón, Argentina, África, Vallecas… Una de nuestras compañeras, la más veterana del grupo, nos relata que hace unos años fue desde Santa Mónica (costa oeste de Estados Unidos) hasta Nueva York (costa este) en plan mochilero y… ¡andando!. Diez meses de aventura total. ¡Joder! Hay tantas cosas que ver y vivir, y tan poco tiempo y dinero… Cae la noche entre historias increíbles, sandia y cerveza… Llegamos en dos horas a nuestro destino. Un fresqui-bus, adornado con tiestos nos espera en las cercanías de la estación… Los neones de los edificios colindantes nos dan la bienvenida a dúo con nuestro nuevo guía… ¡Bienvenidos a Hangzou! Temperatura exterior: No está mal. Humedad: 85%. Estado del cuerpo: Abundantes nubes y claros con tormentas ocasionales… Fotografías museo interior: Superpollo Fotografía museo exterior: Paulino. Fotografía avenida Nanjing: Morganilla Continuará… 8) Índice del Diario: Un mundo llamado China
01: Preparativos
02: Madrid-Shanghai (1ª parte)
03: Madrid-Shanghai (2ª Parte)
04: Madrid-Shanghai (3ª parte)
05: Shanghai (llegada)
06: Shanghai Día 1º
07: Shanghai Día 2º
08: Suzhou
09: Bye, bye, Shanghai...
10: Hangzhou
11: Adiós, Hangzhou ¡Hola, Guilin!
12: Guilin (1ª parte)
13: Guilin y la serpiente...
14: Guilin y Xian
15: Xian, "la nuit"
16: Xian a tope
17: Xian, la muralla y Pekín.
18: Pekín (1ª Parte)
19: Pekín (2ª Parte)
20: Pekín (3ª Parte)
21: Pekín, último día...
22: Adios, China...
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