Mis cuatro días en Praga ✏️ Blogs de Checa Rep.

Al día siguiente bajamos a desayunar y tuvimos que esperar 5 minutos para encontrar una mesa. Era lunes y se notaba mayor actividad en la calle. Fuimos hasta el metro de Muzeum cogimos la línea A hasta Staroměstská. Allí pasamos a la Sinagoga Pinkas y compramos el pase para todas. Las recorrimos y pasamos al cementerio judío. La verdad que pone los pelos de punta ver todos esos nombres inscritos en las paredes de gente que fue asesinada durante la Segunda Guerra Mundial. Por lo demás no me parecieron muy interesantes el resto de sinagogas. Eso si, tengo que reconocer que la Sinagoga que más nos gustó fue la española.

Una vez terminada la visita al Barrio Judío pusimos rumbo a la Plaza de la Ciudad Vieja. El ambiente allí está más animado, sobre todo en Navidad, con los puestos que montan. Estuvimos esperando que el Reloj Astronómico diera una hora en punto y luego subimos a la torre que hay sobre él. Las vistas de la ciudad desde la torre son espectaculares, con la Plaza de la Ciudad Vieja a tus pies, la Iglesia de Nuestra Señora de Týn, etc. Aprovechamos para hacer algunas compras por esta zona, más bien en la calle que une la Plaza e la Ciudad Vieja con la Torre de la Pólvora. Esta zona está abarrotada de turistas y los souvenirs que compramos no me parecieron muy caros. Aprovechamos para comer en un italiano que hay en la calle Celetná (justo en una esquina a la izquierda de la tienda de Swarovski). Comimos dos platos de pasta y una pizza con dos refrescos y postre por 45 € los dos. Quizás algo caro, pero tener en cuenta que estábamos justo detrás de la Plaza de la Ciudad Vieja.





Por la tarde y ya algo cansados de tanto andar, volvimos a cruzar el puente de Carlos y paseamos por la isla de Kampa. Nos gustó mucho esta zona, recomiendo perderse andando por aquí. Regresamos al hotel. Esa noche fuimos a cenar a U Medvidku (en Na Perštýně 7). Pedimos un poco al azar y salimos contentos. Mi novia un entrecot, con guarnición y yo una costillas enorme de cerdo, con bebidas unos 30 €.

Después de la cena con el estómago lleno fuimos de nuevo al puente de Carlos. Recomiendo visitarlo de noche, ya que hay menos gente, y las vistas son realmente bonitas.


Volvimos al hotel de andando. El frío era intenso, pero merece la pena pasear por una ciudad tan bonita de noche. aprovechamos para comprarnos una de esas salchichas que venden en muchos puestos callejeros (50 Kc). La siguiente foto es de la Plaza de Wenceslao:



Regresamos al hotel para pasar la que sería nuestra última noche del viaje.

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El último día nos levantamos algo más tarde de lo habitual. A las 9 bajamos a desayunar. Hicimos el check out y dejamos las maletas en una habitación junto a la recepción del hotel. Nos fuimos andando al barrio de Stare Mesto a comprar algunos souvenirs, y volvimos al Puente de Carlos para comprar algunas láminas de la ciudad que le gustaron a mi novia. Con esta creo que fueron 4 veces las que cruzamos el puente. Es el símbolo de Praga, pero es que verdaderamente merece la pena por la visión que desde él se tiene de la ciudad.


Regresamos al hotel y cogimos nuestras maletas para irnos al aeropuerto a eso de la 1. Cogimos el metro en Muzeum (Línea A) hasta el final (estación DEJVICKÁ). Allí mismo nos subimos al AUTOBUS 119 hasta el aeropuerto. Os tenéis que bajar en la última parada del autobús, nosotros dudamos y casi nos bajamos a la entrada al aeropuerto, pero no os preocupéis que es donde se bajan todos los pasajeros. Recordad comprar tickets también para las maletas. En el aeropuerto comimos en un McDonalds y esperamos para facturar. Aquí sí que nos pesaron la maletas, pero de las dimensiones no nos dijeron nada. El vuelo W6839 PRAGA-MADRID T1 estaba previsto que saliera a las 16:45 de Praga, pero una vez que estábamos arriba del avión detectaron alguna avería y tuvimos que volver a la terminal. Pudimos despegar a las 8 de la tarde con más de 3 horas de retraso, y después de un vuelo muy movido por una tormenta en Madrid, aterrizamos en Barajas, poniendo fin a nuestros 4 días en Praga.

Fue un viaje inolvidable, algo que quedará en nuestra memoria para siempre por todo lo que este viaje ha supuesto para nosotros.

Sin lugar a dudas, volveremos.

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