![]() ![]() 3 Noches en Praga. Enamorados de la capital de Bohemia ✏️ Blogs de Checa Rep.
Diario de nuestra escapada en pareja a Praga de Marzo de 2018.Autor: Aguchan Fecha creación: ⭐ Puntos: 4.9 (14 Votos) Índice del Diario: 3 Noches en Praga. Enamorados de la capital de Bohemia
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[Nota del autor]
Este diario fue empezado en Mayo de 2018 y terminado en Agosto de 2019. Puede parecer algo ridículo (y posiblemente lo sea) el poner información con un año y medio de retraso, pero tiene su explicación. Me prometí a mí mismo que no volvería a preparar un viaje en Los Viajeros sin antes devolver algo a la comunidad en forma de diario (ya que abandoné el proyecto del diario de la Costa Oeste de 2016). Así que, a una semana de ir a Lisboa y a un par de años de emprender otra aventura con mis hijas (esta, muy especial), puedo volver a recopilar información de este maravilloso lugar.
Espero que disculpéis si algo de lo que aquí aparece ya no se ajusta a la realidad y que disfrutéis la lectura tanto como yo he disfrutado al volver a recordar los momentos que vivimos en Praga. Iberia y sus ofertas de vuelos a cargo de avios y las ganas que teníamos desde hace tiempo de visitar Praga. Dos factores que se cruzaron a principios de Noviembre y que había que aprovechar. Sin mucho pensarlo, ya teníamos nuestra escapada "de `pareja" por Europa para el año 2018. 15000 avios y 105€ en tasas en total por la tarifa azul de Iberia (asiento incluido y una maleta cada uno de franquicia de equipaje que en principio no íbamos a utilizar pero que acabamos llevando), ¡¡un precio más que bueno!!. Llegaríamos a la ciudad el Jueves 8 de Marzo a las 14:30 y el vuelo de vuelta saldría de Ruzyne el Domingo 11 a las 19:50. Pudimos en ese momento también dejar reservados GRATUITAMENTE los asientos de emergencia para los dos vuelos.
Hay gran cantidad de información de Praga por el foro y varios diarios más que recomendables, aunque pronto tomé el de Monlis como el de referencia. También tuvimos muy en cuenta los consejos de NoviaCadaver y la experiencia de Davovo (que siempre es un "must" en estos casos). No iba a haber problema en preparar el viaje, aunque nuestra intención era que fuese muy tranquilo para así disfrutar de uno de los placeres de la República Checa: su cerveza (o las pivos, como ellos le llaman). Durante los días siguientes a tener los vuelos, y pese a que quedaba bastante hasta el viaje, eché algunos vistazos a las ofertas de alojamiento que hacían por mi trabajo y encontré varias cosas muy interesantes que dejé ya reservadas (con cancelación gratuita) y que luego, gracias a los sabios consejos que recibí, iba a ir descartando. Estas fueron las opciones que barajamos (precios por tres noches con desayuno): Cloister Inn (3*) : 217,90€ The President Hotel (5*) : 280€ Iron Gate Hotel & Suites (5*) : 265€ Hotel Rott(4*) : 251,90€ Al final tuvimos muchas dudas entre el President y el Rott, y nos quedamos con este último por dos motivos principales: su ubicación (en plena Malé Námêstí) y porque podíamos ir a él desde el metro andando con la maleta (está a 200 metros de la parada Staromêstka). La elección no fue para nada mala, aunque la habitación era bastante justa, pero tanto la ubicación del hotel como su desayuno ya valían el precio que habíamos pagado (que luego pudimos comprobar que era bastante bajo con respecto a lo que solía pagar en él). A destacar que nos avisaron unos días antes de llegar que el hotel estaba en reformas (en la fachada) pero eso no nos supuso nada ni a favor ni en contra, ya que nuestra habitación daba a un patio de luces sin ningún tipo de vista interesante (podéis ver una reseña completa aquí).
Muy pronto tuvimos también nuestro itinerario previsto preparado. Un itinerario muy poco cargado y con el que abarcábamos todo lo que queríamos ver. En él no nos cabía ni la excursión a Kutná Hora ni algunas visitas recomendadas en el foro (por ejemplo, Vyšehrad), pero queríamos tomarnos todo con tranquilidad. Este fue el planning previsto inicial: Jueves : Staré Město Viernes: Staré Město y Nové Město Sábado : Malá Strana Domingo : Josefov Luego veréis como el plan fue variando y ajustándose según nos fue viniendo bien, pero en general Praga es una ciudad sencillísma para el turista y no hay que preocuparse demasiado por llevar un itinerario muy pre-establecido. Conforme nos íbamos aproximando a la fecha del viaje fuimos haciendo algunos ajustes más. Primero reservamos un hotel para pasar la noche de vuelta en Madrid, porque en nuestra última escapada a Roma hicimos los 250 km de camino a casa al bajar del avión (sobre las 22:30) y no fue una buena experiencia. El hotel elegido fue el Ilunion Alcalá Norte (reseña), que cumplía lo que buscábamos: cercanía al apartamento y que fuese una buena oferta (51€ AD, también por medio de mi trabajo). Además, reservamos el parking de la T4 con una oferta para fin de semana a través de la APP que nos venía bien (43€ desde el Jueves a primera hora al Domingo a última). Por último, un par de semanas antes del viaje, sacamos las entradas online para la visita a la Torre del Ayuntamiento de la Ciudad Vieja a través de la página web oficial. Dichas entradas, junto con el checkin del vuelo realizado una semana exacta antes del mismo, las llevamos en nuestra e-wallet(concretamente en la aplicación PAssU2 Wallet), aunque por si acaso, las imprimimos también (no nos hicieron falta). Etapas 1 a 3, total 6
![]() Jueves 8 de Marzo. Llegada a PragaLlegada a la ciudad y primer recorrido por la parte antigua y Malá Strana. En torno a las 6:00 de la mañana salíamos de casa en coche con destino el Aeropuerto de Madrid. El trayecto por carretera, más allá de una constante lluvia y poco tráfico, no tuvo mayor incidencia. Eso sí, al llegar a Madrid, gracias a poner el Google Maps por delante del Tom (lo cual aprendimos en nuestra estancia en Los Ángeles) nos evitamos más de un atasco (en vez de entrar a Barajas por el Sur, dimos una vuelta y entramos por el norte, sin apenas tráfico).
A las 9:00 hacíamos la foto al coche en el sitio del aparcamiento que habíamos elegido (una buena costumbre para no olvidar su situación en el parking) y gracias al Fast Track (al sacar los billetes con avios va incluido en la tarifa) a las 9:25 ya estábamos en la sala VIP de la T4 con nuestra tarjeta del RACE en la mano. Llevábamos hecho el Check-In Online, no había nadie en las máquinas y nada de colas en los controles. Empezaba muy bien el viaje. Tras un buen desayuno nos guardamos en las bolsas algunos sándwiches que nos vendrían muy bien luego (si, sabemos que no se debe hacer, pero hacen un bien servicio) y nos fuimos a la zona de embarque donde enseguida entramos en el avión. El vuelo fue muy puntual y muy cómodo, aprovechando los asientos de emergencia que también venían incluidos en la tarifa. Sobrevolamos los Alpes, pasamos por Suiza y Alemania y a las 14:05 estábamos bajando del avión (25 minutos antes de la hora prevista). Nos tocó esperar un rato las maletas, rato que aprovechamos para dar buena cuenta de los sándwiches de la mañana. Una vez las tuvimos en nuestro poder, fuimos hacia la salida del aeropuerto con la vista buscando algún cajero Raiffeisenbank para comprobar si se podía sacar efectivo sin comisión con la Bnext. No lo encontramos, pero no había problema, sabíamos que más adelante casi nos íbamos a chocar con uno a la salida del metro. Enseguida llegamos a la parte exterior del aeropuerto, donde están las máquinas para sacar los billetes para el bus que te deja en la puerta del metro (el 119 concretamente). El uso de las máquinas era tan sencillo como nos habían comentado y sacamos dos billetes con 90 minutos de duración y un billete para la maleta (80 CZK, algo más de 3€).
Enseguida llegó el bus, donde no nos pudimos sentar porque iba bastante lleno. No hizo falta, porque el viaje apenas supera los 10 minutos hasta dejarte en la entrada de la estación Nádrazi Veleslavin. Allí todo está perfectamente explicado, imposible perderse, así que en nada estábamos en el metrocamino de Stratomeska, que sería la estación en la que nos bajaríamos.
Nada más salir a la calle y pisar la ciudad, fuimos a un cajero Raiffeisenbank que teníamos localizado y usamos la Bnext. Sacamos 4000 CZK en dos veces (la primera no marcamos que nos diese billetes pequeños) y más tarde comprobamos que, efectivamente, la BNext te libraba de la comisión (la cobran al sacar el dinero, la devuelven a los dos/tres días). Ahora sí, cogimos la calle Kaprova en dirección a la Plaza de la Ciudad Vieja, y conforme íbamos llegando vimos a lo lejos la majestuosa Iglesia de Tyn. Era la primera vez que la veíamos y nos encantó, pero es que esa sensación se repitió todos y cada uno de los días. La vista de la plaza con las dos torres de cuento al fondo es de las postales más bonitas que uno ha podido ver. No fue difícil encontrar nuestro hotel, en Malé Namestí, ya que además nos habían avisado de que la fachada estaba en obras. Tras un check-in en el que el recepcionista fue muy amable intentando hablar castellano (con poco éxito, eso sí), subimos a la habitación, dejamos las cosas y nos fuimos a conocer la ciudad. Para que os hagáis una idea, salíamos sobre las 15:00 del aeropuerto y empezábamos a ver la ciudad a las 16:10, ¡¡excelente!!. Esta primera tarde en Praga la habíamos planteado como una primera toma de contacto con la ciudad, pasearla sin un rumbo fijo y comprobar si realmente era tan agradable para el turista como nos decían. Tras un buen rato en la Plaza Pequeña y en la Plaza de la Ciudad Vieja, viendo sus rincones, haciéndonos una idea de cómo es el reloj astronómico (en obras, ¡tenemos que volver a verlo!) y disfrutando del ambiente y del buen tiempo que hacía, avanzamos por la calle Celetna. Pasamos por la primera tienda de Trdelnik y no pudimos resistir la tentación de coger uno para merendar. Monlis , en su diario, decía la verdad, ¡¡están buenísimos!!, ¡¡manjar de los dioses!!. Fue el primero de varios que comimos en los tres días allí, y los mejores fueron los de esta tienda con un enorme trdelnik en la puerta.
Mientras íbamos acabando nuestros dulces nos desviamos por unos de los pasajes de Celetna hasta llegar a la iglesia de Santiago (Sv Jakub), donde aunque no pudimos pasar (lo hicimos más adelante en el Free Tour) pudimos ver los querubines de su fachada. Ya de vuelta a Celetna paramos enfrente del Grand Café Orient para ver la Casa de la Madonna Negra y continuamos nuestro camino hasta la imponente Torre de la Pólvora, que ya divisábamos más adelante. A esta hora de la tarde, la luz le daba unos tonos grises bastantes llamativos a esta torre gótica construida hace más de 500 años como una de las puertas de entrada de la ciudad y que se utilizó más adelante para almacenar pólvora (de ahí su nombre). Justo al lado de la Torre nos paramos en la Casa Municipal, un edificio art noveau bastante llamativo, pero del que apenas pudimos ver su entrada y una parte de la cafetería.
Ahí dimos por concluido nuestro primer contacto con uno de los tramos del Camino Real de Praga, ya que nos desviamos a la Calle Na Příkopě. Esta es una calle peatonal totalmente comercial, llena de las mejores tiendas de ropa y restaurantes y que marca el borde de la ciudad vieja de Praga (curioso la diferencia de arquitectura de una calle a otra con apenas 50 metros de diferencia). Ya en la parte peatonal de esta calle entramos en la juguetería Hamsleys, que inevitablemente recuerda a la ya cerrada FAO Schwarz que visitamos 5 años antes. Llegamos hasta la enorme plaza de Wenceslao, dándonos cuenta que los trdelnik han invadido absolutamente la ciudad (y eso que no es un dulce húngaro, no checo).
Desde la plaza de Wenceslao retrocedimos unos pasos hasta llegar a la calle Havelská, por donde íbamos a volver a pasar a la ciudad vieja. Nos detuvimos unos instantes en el Teatro Estatal, sobre todo en la escultura de "Il Comendatore" (en honor a la ópera "Don Giovanni", de Mozart, que se estrenó en este edificio). Pasamos también por el Karolinum, que son los edificios de la Universidad de Praga. No nos detuvimos demasiado, ya que a la mañana siguiente veríamos mucho mejor estos lugares.
Callejeamos un poco más por las preciosas calles de adoquín de esta zona de Praga, que sigue manteniendo un encanto aun con la cantidad de tiendas de souvenirs para turistas existentes, pensando por algunos momentos en lo mágica que debía ser esta ciudad cuando aún no era uno de los destinos turísticos por excelencia de Europa. Llegamos al mercadillo de la calle Havelská (en el cruce con Melantrichova) y nos dirigimos de nuevo a la Plaza Vieja, pasando por la casa de los dos Osos de Oro.
De ahí, y ya con la bufanda rojiblanca al cuello (había que protegerse del frío), nos fuimos a otro de los puntos más reconocibles de la ciudad, el Karluv most. Este puente, de más de medio kilómetro de largo cuenta con algunas de las leyendas más famosas de Praga (por ejemplo, la que afecta a la mujer del constructor del puente o la de la fecha de su inauguración) y es punto de congregación de los mayores "atascos" de turistas en la ciudad (aunque nosotros tuvimos bastante suerte con ese tema). Tras llamar a casa para que nos viesen en las cámaras que apuntan al mismo, paseamos por el puente acompañados por las 30 estatuas (réplicas de las originales), aunque no nos entretuvimos demasiado , porque empezaba a anochecer y queríamos ir al barrio de Malá Strana.
Esta zona de Praga es de las más antiguas y de la mejor conservadas. Dimos un paseo por sus calles sin un rumbo fijo ya de noche cerrada, lo que le daba un aire aun más bohemio. Llegamos casi sin darnos cuenta al Molino del Gran Prior, con su enorme rueda de la Edad Media y ese "inquietante" ¿goblin? y justo al lado encontramos uno de los puntos más característicos de la ciudad. El muro de John Lennon, con sus típicas pinturas, dedicatorias y graffitis (estos empezaron a aparecer tras la muerte del Beatle y tras ser borrados en varias ocasiones, finalmente las autoridades desistieron de su borrado y quedaron como símbolo de la libertad de expresión). Tras las fotos de rigor y leer algunos de los escritos de la pared (bastantes en castellano, por cierto), llegó el momento de conocer la que dicen que es la primera palabra que has de aprender en checo. Si, empezamos nuestra relación con las pivos en el John Lennon Pub (recomendado por Davovo ), muy cerca del muro y en el que ya cayeron las primeras pintas de la bebida típica de Praga (bueno, no nos engañemos, de la mejor bebida inventada). Allí estuvimos un buen rato descansando las piernas, disfrutando de un ambiente bastante agradable y analizando qué hacer la última parte del día. El cansancio ya empezaba a hacer mella, así que decidimos ir a cenar en algún sitio que tuviésemos apuntado más o menos de camino de vuelta al hotel. Elegimos el restaurante Kolonial, del que NoviaCadaver daba buenas referencias.
Así que pagamos las pivos (130 CZK, propina incluida, algo más de 5€) y emprendimos el viaje de vuelta. Volvimos a pasar por el Puente de Carlos, ya sin apenas gente (el frío apretaba) mientras en los auriculares del móvil sonaban los goles del Atleti al Lokomotiv de Moscú (bendita locura y bendito roaming gratuito) y tras desviarnos por la calle Prakova, llegamos a nuestro destino, justo enfrente de la Sinagoga Pinkas, donde ponían unas imágenes antiguas en la pared exterior. El lugar era peculiar, con una llamativa decoración basada en bicicletas y con un ambiente donde se mezclaba gente joven con cervezas y bastante gente cenando. Nosotros fuimos delos segundos. Podéis leer nuestra experiencia aquí pero en resumen, 668 CZK(más otras 62 de propina) por una buena cena en la que no entendimos bien los knedliky. Y a de ahí, y ahora sí, muy cansados, vuelta al hotel no sin antes hacer una última visita a la Plaza y ver de nuevo la imponente Iglesia de Nuestra Señora de Tyn (incluso más bonita de noche que durante el día, que ya es decir).
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![]() Viernes 9 de Marzo. Free Tour. Vieja Praga - Nueva PragaPrimer día completo en Praga. Free Tour y recorrido por la ciudad nueva - vieja. Tras un descanso reparador, a las 7:30 ya estábamos descubriendo el desayuno incluido en nuestra reserva de hotel. Y hemos de decir que nos sorprendió para bien (muy completo y con un sorprendente buen café). Desayunamos tranquilamente, sobre las 8:40 salíamos a la Plaza Pequeña y nos fuimos a disfrutar, de nuevo, de la Plaza de la Ciudad Vieja. A esa hora había muy poca gente así que pudimos ver tranquilamente algunas cosas que aparecían en la guía (como la casa de la Campana de Piedra) y a hacer varias fotos en las que casi inconscientemente siempre aparecía Nuestra Señora de Tyn.
A las 9:00 teníamos previsto entrar en el Ayuntamiento y subir a la torre, aunque llegamos algo más tarde. Las entradas las llevábamos en el móvil y compradas con antelación (se pueden comprar aquí y tienen una validez de un mes, con un precio de 420 CZK, unos 16€ al cambio) así que fue bastante sencillo entrar. Nos fuimos directamente a la torre donde apenas había una pareja más de asiáticas, por lo que pudimos disfrutar de las increíbles vistas con toda la tranquilidad del mundo. Mezclamos fotos y momentos de admirar la ciudad bajo tus pies sin prácticamente decir nada. Una experiencia más que recomendable, sin duda, casi imprescindible en la ciudad. Tras una pequeña charla con el encargado del lugar (que tenía cierto parecido a George R.R. Martin y que hablaba un castellano aceptable) volvimos a bajar y nos interesamos por visitar el subterráneo medieval del Ayuntamiento, pero no había posibilidad de en ese mismo día (solo se puede pasar con visitas guiadas) así que optamos por dejarlo para más adelante (y, como era previsible, acabamos por no hacerlo).
A las 10:00 habíamos reservado nuestro Free Tour con Sandemans en uno de los laterales de la plaza, así que como teníamos unos 10 minutos libres dimos una pequeña vuelta, adentrándonos en Josefov, aunque sabíamos que luego volveríamos ahí con el tour. Una vez llegó la hora, fuimos al punto de encuentro y allí conocimos a nuestro guía, Lope, un sevillano que nos hizo pasar unas tres horas magníficas. No vamos a desvelar cosas del tour, pero nos pareció una buenísima opción para recorrer toda la zona. En mitad del tour hay un rato de descanso en una cafetería en la que dimos buena cuenta de las primeras pivos del día (105 CZK y si, a las 11:30 ya apetecía aunque el tiempo seguía bastante frío) y donde te ofrecen tours de pago para ese mismo día para visitar el castillo. Nosotros, tras pensarlo detenidamente, lo preferimos hacer por nuestra cuenta, que era lo que llevábamos previsto, pero el tour fue TAN BUENO que nos planteamos contratarlo. También ofrecían tours de degustación de cerveza y excursiones de un día a Karlovy Vary y Kutna Hora.
Tras recorrer toda la parte de la ciudad vieja de Praga, llegar hasta el inicio de la Plaza de Wenceslao y dar un buen recorrido por Josefov (sin entrar en las sinagogas) y tras conocer bastantes cosas interesantes sobre la historia de Praga, sus defenestraciones, su relación con el nazismo, el comunismo y muchas anécdota más, el tour daba su fin a las 13:00 cerca de Rudolfinum, en un lugar relacionado con Jan Palach. Como sabéis, al final del Free Tour se le da al guía lo que se considera que es el pago por sus servicios, sin haber una cantidad mínima. Nosotros dimos 550 CKZ y nos fijamos que para nada fuimos de los que menos dimos, así que considero que fue algo justo (aunque como decimos, el tour estuvo genial y hubiésemos entendido que fuese más caro). Como habíamos desayunado bien y aun no teníamos demasiada hambre, desechamos comer en alguno de los sitios cercanos y fuimos dando un agradable paseo hacia el sur por la orilla del Moldava admirando el estilo arquitectónico de la ciudad checa y parándonos un rato en la Fuente de Kraner, hasta que llegamos al Teatro Nacional. De ahí, avanzamos por la calle Narodni hasta que, muy pronto, encontramos el cruce con Na Perštýně. Ahí estaba nuestro destino, el conocido U Medvidku. La comida fue excelente, aunque pecamos la novatada y pedimos comida para cinco personas, pero, ¡¡que rico estaba todo!!. Y ahí, además de la pivo del grifo, probamos (bueno, realmente, probé) la OldGott una cerveza propia de esta antigua fábrica de cerveza (deliciosa!). Por cierto, llegamos a comer a las 13:45 y no había cola, pocos minutos después, imposible coger una mesa sin reservar. El precio final de la comida fue de 840 CKZ (más 60 de propina) y podéis ver una reseña aquí. Salimos de comer, literalmente, rodando. Se hacía difícil volver a ponerse en marcha, pero la ciudad lo merecía, así que tras unas compras de cerveza propia de U Medvidku (no tenían la XBeer33, que no la pedí dentro para comprarla fuera, pero al menos me pude llevar una 1466), proseguimos nuestro camino. De ahí nos dirigimos dirección a la Plaza de Wenceslao, pero haciendo una parada primero en el Pasaje Lucerna, donde está la conocida estatua del propio Wenceslao montado en un caballo boca abajo (muerto, según parece ser). Esta escultura es de David Černý, autor entre otras de la también conocida cabeza de Kafka o de los hombres orinando que está en el museo del escritor checo. Desde luego, la escultura no puede dejar indiferente (por tamaño y por la interpretación que le de cada uno). Tras dar unas vueltas por el pasaje (que es una galería comercial, ni más ni menos) llegamos a la impresionante Plaza de Wenceslao.
Ahí queríamos ver la Iglesia de Nuestra Señora de las Nieves para ver su jardín franciscano, pero no pudimos acceder a él porque estaba cerrado. En ese momento nos dimos cuenta de que nos habíamos dejado algo por ver, así que nos tocó deshacer nuestros pasos hasta llegar a la calle Charvátova, donde encontramos la famosa cabeza móvil de Kafka. Estuvimos un buen rato ahí, admirando la escultura que no deja de ser original y sorprendente. Está justo al lado del centro comercial Quadrio (al que no pasamos).
Retomamos nuestro camino (el hecho de andar algo más no nos vino mal después de la comida). Nos dirigimos al sur, a la Plaza de Carlos, donde se encuentra el Ayuntamiento de la Ciudad Nueva, que cuenta con una torre gótica de más de 70 metros (aunque no pasamos) y que está íntimamente relacionado con la llamada "Primera defenestración de Praga". Durante la mañana habíamos conocido bastante más cosas de la historia de la ciudad y sus "defenestraciones".
Esta plaza de Carlos, que pasa por ser la más grande de Praga (y una de las mayores del mundo) es realmente un parque por el que es agradable caminar parando en las 7 esculturas que vas encontrando a tu paso. Nos acercamos a la iglesia de San Ignacio de Loyola, también cerrada (íbamos acostumbrados a Roma, donde prácticamente puedes pasar a cualquier iglesia en cualquier momento y nos dimos cuenta de que en Praga no es así). Tras descansar un rato en uno de los bancos del parque y pensar cómo será ese sitio en primavera (ahora, en pleno Otoño quedaba algo deslucido), pusimos dirección a nuestro siguiente punto, la conocida Dancing House (o Ginger and Fred, como también se conoce). Por el camino, hicimos lo que preveíamos como un pequeño alto pero que acabó por convertirse en una parada mucho más larga de lo previsto. Fue en la Catedral de San Cirilo y Metodio, y el motivo de que estuviésemos más tiempo fue que estábamos absolutamente solos en ella y que pudimos leer (y empaparnos) de la historia que hay detrás de esa construcción. Fue justo ahí donde un grupo de cientos de soldados nazis sitiaron a unos revolucionarios checos que habían intentado (sin éxito) asesinar a Reinhard Heydrich. La historia que van contando en la propia catedral mediante textos e imágenes vale la pena, además de ver los restos de bala que hay en las paredes en la entrada, en el Monumento nacional de los héroes del atentado a Heydrich (también se puede visitar la cripta de la iglesia, donde hay una exposición al respecto) . Nos impresionó mucho, la verdad.
Una vez que salimos de allí, a unos metros encontramos la Dancing House de Frank Gehry. El edificio, que muestra a dos bailarines abrazados es en realidad un hotel, pero con la peculiaridad de que a las plantas superiores puedes subir, al ser un restaurante y una cafetería. En esta última, si pides una consumición, puedes acceder a la terraza y a las magníficas vistas que ofrece. Eran las 16:30 y, obviamente, no teníamos ni pizca de hambre, pero pudieron más las ganas de pasar ahí un rato. Así que, pedimos un té, un café y una porción de tarta de zanahoria (por cierto, riquísima), pagamos las 193 CZK que costaba (algo caro, pero se paga el sitio) y pasamos allí un buen rato haciendo fotos y disfrutando, mucho de las magníficas vistas del rio Moldava y de toda la parte antigua de Praga y su castillo. Pese al frío, un gustazo poder pasar un buen rato en esa terraza. Os dejo aqui una captura de la carta del lugar para que valoréis si vale la pena pasar allí un rato.
En torno a 45 minutos después, emprendimos el viaje de vuelta hasta nuestro hotel, pasando antes por la curiosa Rotonda de la Santa Cruz, una iglesia redonda y muy pequeña del año 1365. Tras callejear un poco sin rumbo fijo por las calles adoquinadas de la parte antigua, llegamos a nuestro destino, donde agradecimos poder descansar un rato tras una buena ducha.
Ya de noche decidimos salir a cenar y para ello miramos en nuestro mapa de puntos recomendados (que os dejaré al final del diario, por cierto). Decidimos ir al Lokál de la calle Dhoulá, pero al llegar allí nos encontramos con que estaban absolutamente llenos y sin posibilidad de reservar. Ante eso, y con un frío ya bastante considerable, fuimos avanzando por la calle Dhoulá sin encontrar ningún sitio que nos convenciese, así que pensamos ir al Centro Comercial Palladium, donde seguro que encontraríamos algo para comer. Realmente, no teníamos apenas hambre, si sed, así que tampoco necesitábamos gran cosa. Sin embargo, cuando nos acercábamos vimos que un sitio que recomendaba el usuario Noel-Williams estaba relativamente cerca, el Minirest. Se trataba, literalmente decía de una "pequeña y maravillosa tasca llena de locales". Y apuntaba que había buena cerveza y barata. Se ajustaba a lo que buscábamos, así que allí fuimos. Y lo que allí encontramos merece un pequeño aparte. Aunque podéis ver nuestra reseña aquí, una vez llegamos al lugar tuvimos que mirar varias veces para convencernos de que era allí donde nos dirigíamos. Realmente era una tasca pequeña, y tanto, con una decoración peculiar y un único responsable que hacía las veces de camarero, cocinero y lo que hiciese falta. Decidimos entrar, nos sentamos y pedimos la "carta".Aquí nos dejo lo que nos trajeron. Bueno, pues bebimos la mejor cerveza del viaje ahí, junto con unas sopas, una especie de pepinillo picante bastante típico para acompañar la cerveza ahí (nadivani utopenec) y todo en un ambiente muy cordial y que nos pareció bastante auténtico. Y la sorpresa, al llegar la cuenta: 294 CZK, poco más de 10€. Redondeamos a 325 coronas y nos fuimos encantados. Sin duda, un sitio para repetir y, por el momento, muy poco conocido. Aquí tenéis una reseña más completa. Y de nuevo, de vuelta al hotel. Eran las 21:00, seguía haciendo frío aunque era bastante aguantable. Pasamos por la Casa Municipal y por la Torre de la Pólvora (impresionante de noche). Llegamos a la Plaza de la Ciudad Vieja y ahí decidimos que, viendo que había poca gente, sería un buen momento para ir a por el trípode y sacar algunas fotos de nuestra querida Señora de Tyn iluminada, impresionante como siempre. Fue una excelente manera de terminar nuestro primer día completo en la ciudad. ¡¡¡Enamoradísimos de Praga!!!!
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