Islas Mediterráneo occidental a bordo del Gran Voyager ✏️ Blogs de Mediterráneo

Llegamos pronto, comparando con las llegadas anteriores, así que desayunamos y salimos.
Sobre las 10:30 ya estábamos en la calle. El barco queda lejos de la ciudad, pero continuamente hay un autobús del puerto que te acerca al centro y viceversa y es gratuito. Antes de coger el bus, segun bajamos del barco, hay un kiosko en el que dan planos e información de la ciudad. Nosotros llevabámos los deberes hechos, con información de www.cagliari.at y www.sudsardegnaitinerari.it/ ...e_esp.html. Así que comenzamos a seguir unas rutas que encontré en esta web y que te van guiando y pasando por los sitios de mayor interés. www.cagliariturismo.it
Callejeamos por el barrio de Marina,el barrio que asoma al puerto,y adentrándonos en él comenzamos la subida al Bº Castello, a partir del Bastión de Reny hacia la Catedral, pasando por las torres pisanas del Elefante y de San Patricio (se puede subir a ellas previo pago).

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La catedral es muy bonita (entrada gratuita) decorada con distintos mármoles de varios colores, estilo las de Florencia. Bajo el altar tiene una cripta que se puede visitar.

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Desde allí nos dirigimos al Bº Stampace, vimos el teatro romano por fuera, que por cierto está tan restaurado que apenas parece romano y callejeando fuimos bajando hasta el puerto.

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Cogimos el bus y fuimos a comer al barco. Después de comer fuimos a ver el Bº que nos quedaba, el Villanova. Por allí anduvimos hasta la Basílica de San Saturnino, muy chula, parece un oasis morisco pero no se puede visitar, es un enclave arqueologico. Queríamos ir hasta el cementerio e iglesia de Bonaria, pero no aparecía en nuestro mapa y por si acaso nos perdíamos desistimos.
También teníamos planeado ir a ver la Cueva de la víbora, para lo que teníamos que pillar bus (aunque tampoco venía en nuestro mapa). El billete de bus válido para 90 minutos, si lo compras en un “tabachi” o estanco vale 1 €, pero no había ninguno cerca, así que lo compramos en el propio bus con un recargo de 50 céntimos. Cogimos el bus nº 1 y nos bajamos en Viale S. Avendrace, prácticamente en la puerta. Lo cierto es que fue un poco decepcionante.

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La cueva está muy mal conservada y poco cuidada y sucia. Como no habían pasado los 90 minutos, cogimos el bus de vuelta, bajamos en via Roma y regresamos al barco.

Después de cambiarnos fuimos a ver el espectáculo, esta vez de magia.
Tras los espectáculos y hasta la hora de la cena del 2º turno todos los días había bingo, 5€ 1 cartón, 10 € 3. Nos quedamos un rato a ver como era el tema y nos acercamos a cenar.
Las raciones de las cenas parecían pequeñas, pero lo cierto es que no nos quedamos con hambre ningún día, y si querías podías pedir 3 platos o 2 segundos o 4 postres. El vino teníamos incluido, pero cada día tenían 1 tinto, 1 claro y 1 blanco, y si querías un vino que no fuera el del día lo tenías que pagar a parte. Así que cada día probábamos uno diferente.
Después de cenar y tomar el café, nos íbamos cada noche a la discoteca, pasando por el casino un ratillo, que siempre había ambiente.

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Cada día había que madrugar un poco más, y a las 10 h ya estábamos en tierra. Lo primero que teníamos planeado era subir a Erice, así que comenzamos a caminar por la calle del puerto buscando la parada del autobús 23 o 24 entre las calles Ammiraglio staiti y calle Ilio (la misma que cambia de nombre) pasada la calle XXX Genaio. El autobús urbano lo busqué en www.atmtrapani.it. Las paradas apenas están señalizadas. Fijándono vimos un poste en el que ponía “S.A.U.” y “atm” pero no venía ni que número de autobús ni a que horas ni plano de las rutas ni nada. No habíamos visto tampoco ningún tabachi, así que pensamos pagarlo en el bus (tal y como dice en su web, con recargo). Al de mucho rato, igual más de 20 minutos pasó el nº 23. Subimos y cuando fuimos a pagar nos dice el chofer que él no vende billetes, ni acepta el dinero ni se hacía cargo de nada , así que viendo los pocos autobuses que había y que donde estábamos no había ni un solo local de nada, nos metimos dentro, temerosos de que viniera un revisor y nos multara . De heho vimos a dos, pero no se subieron, solo saludaron al conductor y charlaban con él mientras se subían el resto de los pasajeros . Finalmente, y tras más de 20 minutos llegamos a la parada de la calle Cosenza. Nos bajamos y ya estaba señalizado por dónde había que ir para coger el teleférico que nos llevaría a Erice. El teleférico está fenomenal, sube casi 900 metros desde el nivel del mar y tarda unos 15-20 minutos en llegar. Cuesta 6€ i/v por persona. www.funiviaerice.it.

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Una vez en Erice, callejeamos por sus estrechas callejuelas, vimos los castillos, la plaza, la iglesia, ... nos encontramos con la gente de la excursión...

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Bajamos de nuevo en teleferico y fuimos a la calle Cosenza a coger el bus de vuelta. Había un kiosko así que cogimos el billete de bus, 1 € para 90 minutos. De verdad que no exagero que estubimos casi media hora esperando a que pasara el bus. Cogimos el 23 de nuevo y nos dejó en la vía XXX Geraio, pasando por cada barriada de Trapani , un rodeo increible, pero llegamos a un lugar que nos era conocido y de allí ya era todo recto por la ribera del puerto hasta el barco, que estaba atracado a pie de ciudad.
Al igual que el día anterior comimos en el barco y salimos después a caminar por la ciudad vieja, que estaba muy cerquita. Nos adentramos por la vía Torrearsa hasta el mercado del pescado.

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Luego por la calle Garibaldi hasta Correos, a partir de ahí ya es la ciudad moderna. A la vuelta callejeamos, pero no tiene ningún interés, hasta que volvimos a la calle Torrearsa y enfilamos la Corso Vittorio Emnuele. Por toda esta zona hay edificios chulos, como el ayuntamiento y la catedral (aunque es muy sencilla). Fuimos hasta el final a la Torre di Ligny.

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Volvimos sobre nuestros pasos. Eran sobre las 17:30 y nos pareció que ya estaba visto todo, así que nos fuimos al barco, antes de lo previsto ya que la hora límite eran las 18:30, pero es que estábamos ya cansados de patear.
Nos pusimos el bañador, y por primera y única vez estubimos en el jacuzzi. Se estaba de miedo, pero al salir vaya rasca!.
Nos vestimos y salimos como casi cada día a ver las maniobras del práctico y la salida del puerto.
Descansamos un poquillo hasta la hora del espectáculo, de baile y cantantes.
Tras el espectáculo nos quedamos al bingo y esta vez jugamos, pero como era de esperar les tocó a otros.
A las 0 h, había animación:" Moros y Cristianos", y fuimos. A parte del equipo de animación, algunas personas más se habían disfrazado y la verdad es que estuvo divertido, fue muy participativo.
Nos fuimos enseguida a dormir. Teníamos cambio de hora porque llegábamos a Túnez al día siguiente, por cierto a las 7 de la mañana.

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Cuando nos levantamos ya llevábamos rato atracados. Desayunamos y cogimos las tarjetas amarillas que rellenamos en el camarote, necesarias para salir del puerto (tipo visado). Como ibámos solos y no queríamos ir a la medina nuestra idea era coger un tren que nos llevara a Cartago y Sidi bou Said. Cuando fuimos a salir oímos a una pareja que iba a coger el tren, así que les preguntamos si les importaba que fuéramos juntos y así fue. Esperamos a otra pareja amigos suyos. Cambiamos 10 € por 19'120 dinares en la oficina de cambio del puerto y salimos.
En el propio puerto hay taxis con precios estipulados en función de la capacidad del taxi y del recorrido que se quiera hacer, pero nos habíamos hecho la idea de la “aventurilla” de coger el tren y no los cogimos. A la salida empezaron a atosigarnos otros taxistas “no oficiales”, ofreciéndose, y a pesar de rechazarles amablemente, venía otro después otra vez insistiendo. Entre unos y otros casi nos acompañaron hasta el tren.
El tren está muy cerca, todo en linea recta según sales del puerto, cruzas una carretera enfrente de una gasolinera y sigues recto en la dirección que llevabas. Además se ven los trenes, todo el rato a tu izquierda según sales del barco. No hay pérdida. La parada del puerto es Goulette Vielle, importante para volver. Ahora bien, no sabría deciros cuánto costaba el billete: Con 1 dinar pagamos 2 billetes hasta Sidi Bou Said y nos sobraron varios milimires (o como sean los céntimos). Ya que estábamos con ellos y todos queríamos pasar por allí fuimos juntos y después a la vuelta ya iríamos a Cartago.
En Sidi, siguiendo las hordas de turistas cuesta arriba, llegamos al bonito pueblecito, con sus casas muy cuidadas, todo limpio y en tonos blanco y azul. La calle principal está llena de puestos e incluso según subes a mano dcha hay una pequña medina, a la que nos asomamos, pero viendo que eran todo puestos y nosotros no queríamos comprar nada salimos rápido.

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Después de callejear, fuimos buscando sombra, el calor ya apretaba y fuimos al café “Des delices” a tomar algo. El sitio es chulo, con jarapas y sombrajos, y unas vistas al mar increíbles, pero nos timaron malamente. No había cocacola ni similares. Yo pedí un té normal y tampoco había, solo con piñones. Pedimos una carta pero el camarero nos dijo que no, que él nos decía (con intención de que no vieramos los precios, claro!) Pedimos 1 café, 1 te con piñones, 3 cervezas sin alcohol y 1 botellín de agua. Nos trajeron además de eso un platito con 6 pastas que no habíamos pedido y que además los que lo probaron dijeron que estaban malísimos, con mucho gengibre, sabor a colonia.
A la hora de pagar llegó el problema. No te dan ticket y el cobrador nos soltó una bestiada, además con tono enfadado y con prisa. El precio estaba puesto en un cartel y no parecía que fuera tanto. Decidimos pagar cada uno lo nuestro y las pastas a medias y ya no fue tanto, aun así luego más tranquilamente haciendo cuentas vimos que nos tangaron. Y encima esa actitud de ofendido, esperando además la propina.

En fin. Una pareja que ya había estado en Tunez dijo que cogía el tren para ir a Marsa, un poco más adelante que habían oído que había buenas playas, la otra pareja quería ir a la Medina y nosotros a Cartago, así que fuimos de nuevo al tren. Otra vez con 1 dinar nos llegó, a los que iban a Tunez, no, pero claro, es que está bastante lejos. Luego nos contaron que en Tunez muy cerca del tren está el metro para acercarse a la Medina, por si a alguien le interesa.

Nos bajamos en Cartago Hannibal y comenzamos a subir una calle llena de escolares con sus uniformes. Casi arriba de la cuesta, otros turistas ingleses, al vernos, nos preguntaron por el Museo, nosotros con el plano de Google Maps creíamos que íbamos por buen camino pero lo cierto es que no teníamos ni idea, ni veíamos señal alguna, pero seguimos y ellos nos siguieron. Al poco apareció una señal hacia la izquierda que decía "Villa Didon" y fuimos hacia allí. Había una casa sucia, tipo “ocupa” y un senderito a su izquierda que subía. Nos adentramos en un bosquecillo lleno de basura y de repente... vimos la cúpula de la catedral de San Luis!!. Lo encontramos. Fuimos a la entrada del museo y preguntamos. No se podía pagar ni en euros ni con tarjeta de crédito, solo dinares, 9 +1 por cámara de fotos. Qué chasco! Llegar hasta allí arriba con el calor que hacía para nada. Al lado está la catedral, que tenía una exposición por 5 dinares o 3 €, así que fuimos. Le preguntamos al chico de la taquilla si podíamos cambiar euros en algún sitio para la entrada del museo, y después de pensárselo, nos lo cambió él mismo, 20 dinares X 12 €, salvados!!

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Después de la catedral, por cierto muy chula, estilo morisco y muy colorida, fuimos al museo arqueológico. Con esta entrada tienes para todo el sitio arqueológico de Cartago, Baños de San Antonio, Puertos púnicos, Villas romanas, ... Pero está todo lejete, y con esta calor...
Pensábamos que en el museo habría aire acondicionado, pero que va!.

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De allí bajamos andando y fuimos a los baños de San Antonio. Muy chulo. Lo cierto es que había oído que las ruinas estaban fatal, pero es que hay que tener claro que son eso, ruinas. A nosotros nos gustaron.

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Habríamos ido a ver las villas romanas, que dicen que está bastante bien, pero apenas nos quedaba agua y de verdad que el calor era exagerado. Lo cierto es que fue un error no haberlo hecho lo primero, cuando el calor aún no apretaba. Así las cosas, a las 14:30 cogimos el tren de vuelta al barco.

Esa noche, después del espectáculo volvimos a jugar al bingo, y esta vez nos tocó. La pena es que fue compartido, pero bueno, 100 euritos a la buchaca, con lo que fuimos a perderlo al casino, al black jack. Y así fue, ya sabéis, para que la banca siempre gane alguien tiene que perder, aunque nuestros amigos tuvieron suerte y ganaron unas perrillas.

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