Idioma: English Español
Mostrar/Ocultar Blogs / Diarios
Mostrar/Ocultar Fotos / Pics
Blogs 
INDONESIA EN 4 ISLAS: SUMATRA, BALI, SULAWESI Y GILI.

INDONESIA EN 4 ISLAS: SUMATRA, BALI, SULAWESI Y GILI. ✏️ Blogs de Indonesia Indonesia

Nuestra pasión por el sudeste asiático, nos hizo repetir continente después de los maravillosos viajes a Vietnam y Camboya en 2006, y a Laos y Tailandia en 2009.
Autor: Victormiguel  Fecha creación:  Puntos: 4.9 (8 Votos)
PRIMERA PARTE

PRIMERA PARTE


Localización: Indonesia Indonesia Fecha creación: 01/02/2011 11:02 Puntos: 0 (0 Votos)
Nuestra pasión por el sudeste asiático, nos hizo repetir continente después de los maravillosos viajes a Vietnam y Camboya en 2006, y a Laos y Tailandia en 2009. Inicialmente, dudamos entre Myanmar e Indonesia, decidiéndonos finalmente por éste último al considerar que, quizá, la antigua Birmania se parecería bastante a Laos, fundamentalmente porque sus habitantes, al igual que en el País de los 100.000 elefantes, practican el budismo, lo cual influye poderosamente en todos los órdenes de la sociedad: arte, educación, forma de entender la vida… y podría resultar una experiencia demasiado parecida a la vivida el año anterior.

Por el contrario, intuíamos que Indonesia sería diferente, ya que a pesar de ser mayoritariamente musulmán, habíamos leído que se profesaban otras muchas religiones: hinduismo, cristianismo, budismo.... que podrían hacerlo muy interesante.

Como contrapartida, no éramos ajenos al hecho de que el archipiélago indonesio está situado en el llamado cinturón de fuego del Pacífico, compuesto por una serie de placas tectónicas como la de Sunda, en Sumatra, que están continuamente moviéndose, deslizándose y superponiéndose, lo que origina el 90 % de los terremotos del planeta, habitualmente los más graves, así como erupciones volcánicas, y corrimientos de tierras. Cuando hicimos la reserva del vuelo, allá por el mes de febrero, no teníamos ningún temor, pero conforme avanzaba la fecha de salida, se produjo la erupción de un volcán en Sumatra, un seísmo con posterior tsunami que origino cientos de muertes en la misma isla, y, una semana antes de partir, la violenta explosión del Merapi en Java, que hizo que nos asustáramos un poco, aunque confiando en nuestra buena estrella, decidimos seguir adelante con nuestros planes, sustituyendo Java por Bali.

La elección de nuestro destino no pudo ser más acertada, porque aunque el Islam es la religión oficial, el crisol de culturas es enorme y el respeto entre las mismas, ejemplar, lo que lo hace fascinante desde un punto de vista antropológico.


B. EL PLAN DE VIAJE.


Contábamos con unos 25 días íntegros de estancia en Indonesia (los demás, hasta completar el mes de vacaciones, los utilizaríamos en los nueve trayectos en avión que íbamos a realizar, y las largas escalas de Londres y Kuala Lumpur).

Después de mirar muchas guías de viaje, y consultar varios foros de Internet, decidimos visitar 3 islas, Sumatra, Java y Sulawesi, pero a última hora, la erupción del volcán Merapi, en el centro de Java, trastocó nuestros planes, e hizo que, como he mencionado anteriormente, cambiáramos Java por Bali, isla que inicialmente desechamos por “demasiado turística”, y que resultó ser una de las sorpresas más agradables del viaje.

Como en anteriores ocasiones, sólo llevábamos reservados los vuelos de ida y vuelta Alicante-Londres-Kuala Lumpur-Indonesia, y los hoteles en Londres y Kuala, los días antes de cada uno de los vuelos transoceánicos; todo lo demás lo iríamos contratando sobre la marcha, lo que nos permitiría una mayor flexibilidad en nuestro plan de viaje.


C. EL PAÍS


Indonesia es un país insular ubicado entre el Sureste Asiático y Oceanía. El archipiélago comprende unas 17.000 islas, de las que sólo 6.000 están habitadas por un total de 235 millones de personas, que lo hacen el cuarto país más poblado del mundo, y el que cuenta con más musulmanes del planeta. Situada a medio camino entre Asia y Australia, bañada por los océanos Pacífico e Indico, y muy cerca de la línea del Ecuador, el clima es típicamente tropical, con una estación húmeda que se prolonga desde noviembre hasta marzo y una estación seca de junio a octubre, aunque las zonas meridionales del país presentan escasas diferencias, en la cantidad de precipitaciones que reciben en una u otra estación.

Políticamente, el país es una república con un poder legislativo y un presidente (el actual es Susilo Bambang Yudhoyono, del Partido Democrático), que tras el fin de la dictadura de Suharto en 1998, es elegido por sufragio universal cada 5 años, y económicamente, resulta ser uno de los primeros países exportadores de petróleo, estaño y caucho del mundo, aunque la mayor parte de su población continúa vinculada a la agricultura de subsistencia, la pesca y la explotación forestal.
La historia indonesia ha estado siempre marcada por el intento de otros países de explotar sus recursos naturales, así que, después de que los comerciantes musulmanes llevaran el Islam, en el S. XVI durante la era de los descubrimientos, las potencias europeas comenzaron a disputarse el monopolio del comercio de especias en las Molucas. Tras tres siglos y medio de colonialismo holandés, Indonesia obtuvo su independencia poco después de la Segunda Guerra Mundial y, desde entonces, su historia ha sido bastante turbulenta, enfrentándose sus habitantes a grandes desafíos, planteados por los desastres naturales, la corrupción generalizada, el separatismo, el proceso de democratización y períodos de cambios económicos.

A través de sus numerosas islas, el pueblo indonesio está conformado por distintos grupos étnicos, lingüísticos y religiosos, siendo los javaneses los más numerosos, y políticamente dominantes.
Indonesia ha desarrollado una identidad compartida definida por un idioma nacional, la variedad étnica, el pluralismo religioso dentro de una población de mayoría musulmana y una historia de colonialismo constante y su lucha contra él. El lema nacional de Indonesia, "Bhinneka Tunggal Ika" ("Unidad en la diversidad"), intenta articular la multiculturalidad que conforma a la nación.

SUMATRA


Sumatra, la quinta isla más grande del mundo, es un poco más grande que España y está poblada por 45 millones de habitantes. Estratégica, económica y políticamente, Sumatra constituye la columna vertebral de la nación, siendo la segunda isla en número de población, y la primera en exportación de petróleo, gas natural, caucho, aceite de palma, tabaco, té, café y madera. La población es de origen malayo, con abrumadora mayoría musulmana, aunque en el centro, podemos encontrar a los batak, cristianos protestantes, cuya religión fue extendida por los holandeses.

El resto sigue el hinduismo, budismo, catolicismo y creencias tradicionales chinas.
Atravesada por la línea del Ecuador, la mayor parte de Sumatra estaba cubierta por selva tropical, perfecto hábitat para animales como el orangután, el tapir, el rinoceronte y el tigre de Sumatra, y algunas plantas únicas, como la rafflesia. Desafortunadamente, el desarrollo económico, junto con la corrupción y la tala ilegal, han amenazado gravemente su existencia, aunque desde hace unos años, se está haciendo un loable intento de preservar una de las áreas con mayor biodiversidad del planeta.


BALI


Bali, forma parte del Archipiélago de las islas menores de la Sonda, y está situada entre las islas de Java y Lombok. Tiene 145 Km de largo y 80 Km de ancho y la pueblan tres millones de personas que, a diferencia del resto de Indonesia donde la religión predominante es el Islam, practican en un 90 % el hinduismo, aunque con una forma muy particular de esta religión, conocida como "hinduismo balinés" que mezcla la creencia en los dioses y doctrinas hindúes, al lado de prácticas animistas y el culto a deidades budistas. Sus habitantes se dedican mayoritariamente a la agricultura, principalmente al cultivo de arroz, aunque también se cultivan otros productos, como frutas y verduras. También hay bastante balineses, curiosamente casi todos ellos musulmanes, dedicados a la pesca, y es famosa su artesanía basada en el tejido de vestimentas batik e ikat, tallas en madera y piedra, y objetos de orfebrería.

La zona montañosa se extiende desde el centro de la isla hacia su lado este, siendo su punto más alto el monte Agung con 3.142 m de altura, un volcán en actividad, que entró en erupción por última vez 1963, ocasionando la muerte de varias personas.

Conocida como la Isla de los Dioses, este paradisíaco lugar cuenta con numerosos y elaborados templos, playas rodeadas de palmeras, manantiales cristalinos, densas junglas y maravillosos arrozales, con el añadido de la cordialidad de sus gentes.

SULAWESI

La isla de Célebes (Sulawesi en indonesio), es una de las cuatro islas mayores de la Sonda de Indonesia, junto a Borneo, Java y Sumatra, y está situada entre el archipiélago de las Molucas y la gran isla de Borneo.

Sulawesi, una de las partes más remotas de Indonesia, brinda paisajes sorprendentes, con picos que rondan los tres mil metros de altura, una densa selva tropical en la zona central, playas de arena blanca con aguas cristalinas, fondos marinos catalogados como de los mejores del mundo para bucear en la zona norte, y arrozales, bosques de bambú y montañas en Toraja, región en la que se pueden observar ceremonias funerarias muy peculiares con sacrificios de animales y rituales complejos.
Tiene una población de unos dieciséis millones de habitantes, mayoritariamente musulmana, aunque cuenta con un significativo quince por ciento de cristianos, protestantes fundamentalmente.

LA LÍNEA DE WALLACE

Entre 1854 y 1862, el naturalista británico Alfred Russel Wallace, contemporáneo de Charles Darwin, viajó por los archipiélagos del Sudeste Asiático estudiando la flora y fauna del lugar. Después de años de observación, Wallace descubrió que en determinados lugares entre Borneo y Sulawesi, los animales y plantas de las islas sufrían un cambio radical e inexplicable, pese a la proximidad y a la similitud de condiciones climáticas. Esta línea imaginada por el naturalista, conocida hoy como la Línea de Wallace, se corresponde en realidad con un importante límite físico, una fosa submarina situada junto al límite entre las placas tectónicas de Australasia y Eurasia.

Durante miles de años la fosa supuso un muro infranqueable para los animales y plantas de ambos lados, lo que provocó que evolucionaran de manera separada y dieran lugar a las curiosas variaciones que observó Wallace. La línea pasa entre las islas de Bali y Lombok, al este de Java; continúa entre Borneo y Sulawesi y pasa al sur de Filipinas. Al oeste de la línea la fauna es la característica del Sudeste Asiático; al este es la australásica, que se extiende sobre Australia y muchos archipiélagos del Pacífico sudoccidental.

Nosotros, por tanto, atravesamos dicha línea cuando cruzamos de Bali a las Islas Gili y Sulawesi, aunque lógicamente, no nos percatamos de esas diferencias.

D. EL VIAJE

DÍA 1. ALICANTE-LONDRES


El madrugón es de órdago, pero estamos animados y cuando el taxi nos deja en la terminal alicantina, vamos sonriendo pensando en que lo que nos queda por disfrutar. El vuelo sale sin retraso, y a las 9,30 hora local, estamos en el aeropuerto londinense de Stansted. El paso del control y la recogida de las mochilas nos lleva exactamente quince minutos, así que nos dirigimos al hotel Radisson, un 4 estrellas situado en la misma terminal y que habíamos reservado por Internet al precio de 84 €. Allí, lógicamente, todavía no nos dejan tomar posesión de la habitación, por lo que dejamos el equipaje, y nos abrigamos con la poca ropa que llevamos, intentando hacer frente al intenso frío londinense.
Para llegar al centro, hay dos opciones: el Stansted Express, un tren que por unas 30 libras ida y vuelta, te deja en Liverpool Street en 45 minutos, o el autobús, existiendo varias compañías que realizan el recorrido por carretera. Nosotros elegimos la recomendable Easybus ( pasa cada 30 minutos y el trayecto dura 75 minutos), cuya parada final es Baker Street, cerca de la comercial Oxford Street. El precio del billete es de 10 libras, pero se pueden comprar anticipadamente por Internet desde 2 libras, y aunque tienes que elegir el horario y teóricamente sólo te dejan una hora de margen sobre el mismo, si hay plazas libres, no te ponen ninguna pega para cogerlo en horas distintas a la seleccionada.
Al llegar a nuestro destino, nos dirigimos andando al British Museum, al que llegamos a la una del mediodía. Este museo, que ya conocemos, es seguramente el que más nos gusta de todos los que hemos visitado en el mundo, así que disfrutamos como enanos durante casi cuatro horas entre estelas asirias, momias egipcias, frisos del Partenón y demás maravillas artísticas expoliadas por los ingleses durante siglos.

Sobre las cinco de la tarde, salimos del museo con la intención de dar un largo paseo por las calles aledañas, pero está lloviendo y además se nos olvidaron los chubasqueros, así que nos compramos un paraguas y caminamos por una Oxford Street que ya viste luces navideñas, entre una marabunta de gente haciendo compras, hasta la parada del Easy Bus que, situada estratégicamente al lado de un pub, nos permite tomarnos una buena pinta de cerveza mientras esperamos la llegada del autobús.

A las 7,30 de la noche estamos en la confortable habitación del hotel, donde después de una ducha reparadora y un buen bocata, nos vamos a dormir, pensando en el duro viaje del día siguiente.

DÍA 2. LONDRES-KUALA LUMPUR (MALASIA)

Aunque el vuelo de la compañía Air Asia no sale hasta las 8,30 horas, dos horas antes ya hemos facturado. Compramos algunas provisiones para el viaje (agua y unos sándwiches) y a la hora prevista partimos dirección a un destino muy lejano. Como ya tenemos experiencia, una vez que observamos que ya no sube nadie más al avión, y que hay filas de asientos vacíos, nos sentamos cada uno en una fila de tres, lo que nos permitirá hacer el viaje prácticamente tumbados (varios viajeros nos imitan con una sonrisa en los labios).

Las doce horas de viaje (llegamos a Kuala Lumpur con casi una de adelanto), transcurren tediosas, dormitando, leyendo, oyendo música y jugando con el móvil.

A las cinco de la mañana ya hemos pasado el control de pasaportes y recogido las mochilas, así que nos quedan siete horas para salir rumbo a Medan, la ciudad más importante de Sumatra. Desayunamos en una de las muchas cafeterías del aeropuerto, y nos damos cuenta que es bastante más caro que el año pasado, no en vano, el Ringgit malayo, al igual que todas las monedas de la zona, se ha apreciado en torno a un 20 % con respecto al Euro.

Deambulando por la terminal, no consigo localizar en la pantalla nuestro vuelo, así que pregunto en información, dándome un susto morrocotudo cuando me dicen que se ha cancelado. Me dirijo a la oficina de Air Asia (de nuevo la compañía con la que volamos), y allí me dicen que el vuelo está absolutamente confirmado, así que me voy con Rosi a leer un poco, para amenizar la espera. Como el año pasado, el aeropuerto está lleno de gente, aunque se ven muchos menos turistas occidentales.

DÍA 3. KUALA LUMPUR-MEDAN- BUKIT LAWANG (SUMATRA)


Salimos a las doce del medio día, y debido al cambio de huso horario (es una hora menos que en Malasia), llegamos a Medan, ciudad situada al norte de la isla, igualmente a las doce, en un corto trayecto de 60 minutos. El trámite del visado (25 $, aunque también se puedo pagar en euros), nos demora poco mas de media hora, y después de cambiar dinero (1 euro: 12.000 rupias indonesias, tras el primer regateo del viaje), salimos a la calle, donde en pocos segundos nos aborda un taxista; queremos ir a Bukit Lawang, localidad situada a 86 kilómetros, en la entrada del Parque Nacional de Gunung Leuser, el último refugio de los orangutanes de Sumatra (se estima que en el mundo quedan unos 50.000 ejemplares, 5.000 de ellos en Sumatra, y 45.000 en Borneo) y en el que también habitan algunos tigres y rinocerontes. Nos pide 450.000 rupias, unos 37 €, y lo dejamos en 320.00 (26 €), tras una dura negociación.

El tráfico es intenso, y las carreteras se encuentran en un pésimo estado. El taxista, como luego comprobaríamos con todos los “drivers” del país, podía hacer perfectamente una prueba con Ferrari, para sustituir a Massa como compañero de Alonso.

Poco antes de llegar, después de dos horas de pegar botes en el asiento trasero, se sube al taxi un individuo, que cartera en mano, se presenta como guía del parque, y nos ofrece sus servicios. Le decimos que si lo necesitamos, ya lo llamaremos, pero insiste en que contratemos un treking con él para el día siguiente, e incluso en acompañarnos a buscar alojamiento. Un poco cansado, le digo directamente que prefiero hacerlo solo, mientras Rosi se queda con las mochilas, así que consigo deshacerme de él, y buscar en pocos minutos, y en medio de una humedad asfixiante, un estupendo hotel cerca del río, el Ridu Alam, por 200.000 rupias la noche (pedían 450.000, pero no hay nadie alojado en el mismo, por lo que la negociación es más fácil).

Después de instalarnos y darnos una ducha relajante, nos bebemos nuestra primera bintang (la principal marca de cerveza indonesia), en la coqueta terracita, aunque a un precio bastante caro (2,5 €), como resultará todo lo que lleve alcohol (no hay que olvidar que estamos en un país musulmán). Sobre las cuatro, y con un cielo encapotadísimo, salimos a descubrir el pueblo, que básicamente consta de una multitud de alojamientos a ambos lados del río, casi todos ellos vacíos, porque es temporada baja. Los niños se bañan en el río, y las familias disfrutan de un día de picnic (es domingo), que se fastidia cuando comienza a llover, primero poco a poco, y después torrencialmente (algo bastante normal, porque estamos en el inicio de la estación húmeda). Volvemos al hotel, donde, antes de cenar, contratamos un guía (no puedes introducirte solo por el parque), por 25 € los dos, inicialmente pide 30, para realizar un treking de 3 horas por la jungla, con la intención de ver orangutanes en libertad, dándonos una probabilidad del 80 % de avistar alguno. Tras quedar con él, pedimos un par de platos típicos de la cocina indonesia, que no nos acaban de convencer (10 € con cerveza) así que a las 8 de la tarde estamos en nuestra habitación con el aire acondicionado a todo trapo, y la lluvia que cada vez es más fuerte…..

DÍA 4. BUKIT LAWANG.


Nos dormimos inmediatamente, pero los truenos, relámpagos, y el pensar que en 2003 hubo una riada en la zona, que mató a 200 personas, no nos deja descansar, así que lo primero que hacemos al levantarnos es ir a ver si el río se había desbordado. Afortunadamente, aunque había crecido muchísimo, se mantenía en sus márgenes, y además había dejado de llover, por lo que la caminata sería más agradable. Después de desayunar, tostadas, fruta y café, nos encontramos con el guía y empezamos el treking, que rápidamente nos interna en la selva, con árboles enormes, y muchos monos de distintas clases, pero ni rastro de los orangutanes. La humedad debe estar muy cercana al cien por cien, y a Rosi le cuesta seguir el paso. Dos horas después nos encontramos con otros grupos de turistas por la misma zona, y por fin uno de ellos da con una familia de orangutanes, y todos los demás lo seguimos para ver a dos hembras con sus crías, y un pequeño macho, que van avanzando montaña arriba. Orangután significa literalmente “hombre del bosque”, mostrando estos primates un gran parecido con nosotros (parece ser que compartimos el 97 % de los genes), expresando sus emociones de forma similar, y poseyendo una gran inteligencia. Son bastante grandes, pudiendo alcanzar 1,20 metros de altura, y un peso de unos 115 Kg. pero en general no son agresivos. Viven en los árboles, lejos de sus predadores, descendiendo únicamente cuando es estrictamente necesario, como cuando los guías les ofrecen plátanos y bajan a tierra a por ellos, momento en el que podemos observarlos a la perfección, con esas manos tan largas, su pelo rojizo, y esa miranda tan humana que resulta fascinante.

Después de disfrutar de ellos más de media hora, emprendemos el regreso, con la intención de descansar un rato, y después ir al Centro de Visitantes, para poder ver algunos ejemplares, a los que les dan de comer dos veces al día, pero para ello hay que cruzar el río en canoa, y hoy es imposible por ir tan crecido. Al lado, hay una “oficina” de venta de billetes para ir a diversos lugares y, tras el correspondiente regateo, compramos uno con destino el Lago Toba, a unos 150 Km, para el día siguiente.

Después de tomar un bocado, damos un paseo y observamos que parte del camino, está lleno de barro, y varias personas lo están retirando con palas; días más tarde descubriríamos el motivo….

Sobre las cinco de la tarde comienza de nuevo a llover, por lo que tras tomarnos unos zumos de papaya (13.000 rupias cada uno) en un restaurante cercano, compramos fruta (mandarinas, snake fruit y mangostan), cuyo precio hay que negociar duramente, porque no es demasiado barata para el nivel de vida del país, y cenamos en la soledad de nuestra terraza, mientras vemos el agua desplomarse sobre la jungla.

DÍA 5. BUKIT LAWANG-LAGO TOBA


A la hora convenida nos recoge el taxi, en el que va una pareja (el inglés, y ella americana) que residen en Yakarta, y que harán el trayecto con nosotros. Nada más salir, vemos en el horizonte el humo que desprende el volcán Sinabung, cuya última erupción de produjo en agosto de este año, y situado cerca de Berastegi, localidad que visitaremos en un par de días. Para ir al Lago Toba tenemos que volver a Medan, donde cambiamos dinero y compramos algo de comer en una pastelería, para salir hacia la localidad de Parapat. El tráfico es horrible, y el conductor un suicida, de tal forma que me cambio del asiento delantero a uno trasero, porque da verdadero pánico la forma de conducir, y la adrenalina me sale ya por todos los poros. Así, tras unas siete horas de viaje llegamos a nuestro destino y, ya de noche, cogemos un ferry que nos llevará a la isla de Samosir, donde está el Lago Toba. Vamos junto a un puñado de turistas y algunos lugareños que vuelven a su hogar, en una embarcación con poca luz que me da la impresión que no cumple las mínimas normas de seguridad. Después de media hora nos bajamos en Tuk Tuk, la zona más turística, y comienza mi peregrinación en búsqueda de alojamiento.

Tras recorrer 3 o 4 establecimientos, nos decidimos por Tabo Cottages, donde ajusto el precio a 150.000 rupias la noche. La habitación no está mal, y el entorno ajardinado es precioso. Después de ducharnos vamos a cenar al restaurante, donde coincidimos con un grupo de españoles con los que compartimos noticias y una botella de rioja que llevaban en el equipaje. Así fue como descubrimos que el barro que vimos en Bukit Lawang, se debió a un corrimiento de tierras que hizo que tuvieran que salir por piernas en mitad de la noche, del hotel donde estaban alojados. Menos mal que al día siguiente pudieron recuperar sus pertenencias, sin daños relevantes. Tras una animada conversación, nos acostamos sobre la una de la mañana.

DÍA 6º. LAGO TOBA

Hoy remoloneamos un poco más de la cuenta en la cama porque, a media noche, varios perros nos despertaron con ladridos escandalosos. Tras un estupendo desayuno buffet con una mezcla de comida occidental e indonesia, alquilamos una moto al precio de 40.000 rupias, para recorrer el lago que ocupa la caldera de un volcán gigante que hizo erupción hace 70.000 años; al inundarse el cráter se formó el Lago Toba, el lago de mayor tamaño del sureste asiático, con 170 km2. En sus orillas, habitan los Batak, que antes de su pacificación bajo el gobierno colonial holandés de las Indias Orientales, eran conocidos como fieros guerreros y caníbales; después, el cristianismo fue ampliamente abrazado, y la iglesia Batak es actualmente la mayor congregación cristiana de Indonesia.

El recorrido en nuestra Yamaha es una maravilla, ya que hay muy poco tráfico, por lo que circulamos sin dificultad por la estrecha carretera que bordea el lago, para sumergirnos en una cultura fascinante donde se suceden iglesias, cuidados mausoleos y las típicas viviendas Batak que aparecen como preciosos barcos de madera sostenidos por pilotes, navegando sobre el mar verde de los inmensos arrozales. Por todos lados encontramos búfalos, animal tótem de todo el país, que descansan perezosos hundidos en el barro con sus enormes cornamentas, y niños que vuelven andando del colegio, sorprendidos y agradecidos al mismo tiempo, al poder intercambiar unas palabras con nosotros.

En Ambarita, a cinco kilómetros de Tuk-Tuk, visitamos un conjunto de piedras sagradas en el que se celebraban juicios, y donde los condenados a muerte eran degollados y comidos literalmente por los asistentes. A unos treinta kilómetros, alcanzamos unas aguas termales bastante cutres y con un fuerte olor azufre, en las que no llegamos a entrar.

Comemos muy bien en un warung (restaurante local), y recorremos aproximadamente la mitad del lago, hasta que la lluvia hizo que anticipáramos nuestro regreso. Al volver, vamos a tomar una cerveza a un local bastante famoso (Bagus Bay), en el que se representan danzas Batak;
hay poca gente, y el espectáculo no nos llama demasiado, así que nos vamos a cenar al restaurante de nuestro hotel.

De nuevo, nos vuelven a despertar los ladridos de los perros, así que decidimos marcharnos al día siguiente, lo que hizo que el hotelero nos aumentara el precio en 15.000 rupias la noche, no sin antes tener unas fuertes palabras con él. De la experiencia, hemos aprendido que, en el futuro, nunca diremos el número exacto de días que nos pensamos alojar en un establecimiento.

DÍA 7. LAGO TOBA-BERASTEGI


Sobre las 8,30, después de desayunar, nos acercamos al embarcadero con la intención de coger el ferry de las nueve, que nos acercará a Parapat para, desde allí, ver la forma de llegar a Berastegi, una pequeña localidad rodeada de volcanes a unas tres horas de viaje. Nos sorprende que, nada más llegar, nos dicen que embarquemos, y así lo hacemos, esperando llegar a la otra orilla en poco tiempo; pero como ya deberíamos saber, en estos países las cosas no son como parecen…. El caso es que el ferry comienza a dar vueltas por el lago, recogiendo y dejando gente aquí y allá, en vez de ir directos a Parapat, y volviendo a Tuk Tuk hora y media después. Pedimos explicaciones, pero simplemente sonríen, lo cual acaba por cabrearnos cada vez más, por más que tratamos de tener calma. En fin, a las 10 salimos de nuevo y alcanzamos Parapat en 20 minutos; menos mal que rápidamente nos ofrecen plaza en un taxi directo a Berastegi, al módico precio de 100.000 rupias por cabeza, el cual compartimos con un australiano con una pinta bastante excéntrica. Al llegar a nuestro destino, nos bajamos en la puerta de un hotel recomendado por lonely planet bastante cutre, que desechamos inmediatamente, y luego le indicamos al taxista que nos lleve a otro, a unos kilómetros de distancia, que tampoco nos convence por ser demasiado caro (unas 50.0000 rupias). Así, mientras Rosi espera pacientemente, localizo un escondido hotel, el Enasti, bastante nuevo y que me lo dejan a 175.000 rupias la noche. Después de instalarnos, cogemos un bemo (una especie de furgonetilla, que va recogiendo gente, a un precio único de 1000 rupias -aunque eso lo descubriríamos más tarde, pues inicialmente pagamos el doble-), que nos deja en el centro de la ciudad, donde cambiamos euros, compramos los vuelos para viajar desde Sumatra a Bali (100 € cada uno), y contratamos el taxi compartido que nos llevará al aeropuerto de Medan. Posteriormente nos acercamos a la oficina de turismo, donde, tras un intenso regateo, y por 80.000 rupias cada uno, acordamos subir con guía al volcán Sibayak, uno de los más fáciles de ascender de toda Indonesia, al día siguiente. En la calle se ven muy pocos turistas, y la gente se extraña de ver “guiris”. Vemos un puesto donde venden duriones, una cotizada fruta con forma de coco con espinas, y que desprende un olor bastante desagradable, hasta tal punto que en muchos hoteles de Indonesia y otros lugares asiáticos, está prohibido su consumo. Compramos uno (20.000 rupias) al que, tras partirlo, se le extraen 5 o 6 frutos con hueso, con un delicioso sabor, aunque Rosi no es de la misma opinión. Posteriormente y después de consultar Internet, vamos a cenar al Café Raymond, donde además de no haber un solo cliente, tiene una motocicleta aparcada en mitad del local, y donde pedimos 3 platos y una bintang por unos 9 €. Para regresar, tomamos otro bemo a cuyo conductor damos la dirección del Enasti, pero el tío se pierde y comienza a dar vueltas en la oscuridad, hasta que le convencemos por señas (no habla ni una palabra de inglés) de que pregunte. Media hora después llegamos a nuestro hotel, y le pagamos dos mil rupias cada uno, aunque lo dejamos pidiendo más “money”. Al llegar vemos que hay un montón de camiones aparcados en el hotel, y muchos hombres por los alrededores. A la mañana siguiente, entenderíamos que era un hotel especializado en alojar a transportistas y comerciantes.

DÍA 8. BERASTEGI


Ha llovido toda la noche, y hemos pasado algo de frío porque solo contábamos con una manta. Bajamos a desayunar y, aunque habíamos acordado que nos darían tostadas, sólo nos ofrecen arroz picante, café asqueroso y té, lo mismo que tomaban los trabajadores que por allí pululaban, así que nos comemos unas barritas energéticas que todavía llevamos de España, y esperamos la llegada del guía; éste aparece a la hora convenida, pero sin el bus pactado, lo cual le reprochamos pero como siempre, se hace el sueco y nos indica que le sigamos andando; así, iniciamos la marcha, por un camino asfaltado, con mucha niebla en el horizonte, y amenazando lluvia. Después de una hora vemos dos bemos, subiendo a un grupo de turistas, lo que colma nuestra paciencia, y le decimos que nosotros también queremos subir en bemo. Debió vernos bastante cabreados, porque poco después paró uno, que nos acercó hasta donde comenzaba el verdadero camino, marcado con un grupo de escalones muy empinados y resbaladizos, debido a la lluvia y al musgo que los cubría. Poco a poco vamos ascendiendo en medio de la niebla, y una hora más tarde vemos las primeras fumarolas de azufre, que desprenden un intenso olor a huevos podridos al que cuesta acostumbrarse, y que emiten un bufido intenso; poco después llegamos al cráter propiamente dicho, en el que se multiplican las fumarolas y se acrecienta el ruido. Desciendo al mismo, y observo que el agua hierve (pienso que después de lo sucedido con el Merapi en Java, al Sibayak le quedan “cuatro pelás” para explotar, aunque el guía insiste en que permanece inactivo desde hace 400 años). Después de una hora contemplando un vista extraordinaria, iniciamos el camino de vuelta rodeados de niebla (no sé si hubiera sido capaz de encontrarlo, en caso de haber subido yo solo, como era mi primera intención). La bajada es más difícil todavía que la subida, al menos para mí, sobre todo por los resbalones en las piedras mojadas, que hacen que de con mis huesos en el suelo en 5 ocasiones, menos mal que sin consecuencias graves. A pesar de ello, he de reconocer que el paisaje es magnífico, con mucha vegetación y vamos alternando bosques de bambú, con enormes árboles propios de la jungla tropical, mientras la niebla y la lluvia contribuyen a realzarlo. Tras dos horas de descenso, llegamos a las hot springs, una especie de piscinas de agua sulfurosa proveniente del volcán, dónde disfrutamos de unas cervezas heladas y descansamos del treking, junto a un grupo de holandeses. A pesar de que el guía no ha cumplido exactamente con el trato, le pagamos la comida, y volvemos todos en bemo a Berastegi, pero nos tenemos que buscar la vida para volver al hotel cogiendo otro por nuestra cuenta.

Aunque por la mañana pedimos más mantas en el hotel, no nos las habían traído, así que para evitar el problema de comunicación, llevo una a recepción para indicarles que me dieran dos más. Después bajamos de nuevo a la ciudad (a estas alturas ya nos hemos dado cuenta de que todo el mundo paga mil rupias en los bemos), y aplicamos la máxima de donde fueres, haz lo que vieres, pagando lo mismo que la población local.

He tenido que tirar el pantalón de lo sucio y roto que estaba, e intento comprar uno, pero está todo cerrado, así que cenamos temprano en un restaurante chino y volvemos al hotel a descansar, ya que llueve y hace algo de frío.

DÍA 9. BERASTEGI-MEDAN-YAKARTA-BALI


A las 8,30 h. salimos junto a seis indonesios en un taxi compartido, con destino a Medan. En dos horas estamos en el aeropuerto, y a la una salimos sin contratiempos dirección Bali, con una escala de dos horas en Yakarta, para llegar a Dempasar, la capital, a las siete de la tarde). Al recoger las maletas notamos que hay muchos más turistas, sobre todo surferos con sus grandes tablas, y que los locales visten de manera más occidental. Contratamos un taxi por 140.000 rupias hasta la ciudad de Ubud, a unos cuarenta kilómetros en el interior, donde instalaríamos nuestro cuartel general para los próximos cinco días. Usamos durante bastantes kilómetros una gran autovía (en Sumatra no vimos ninguna) profusamente iluminada, y rodeada de centros comerciales, y en poco más de una hora alcanzamos el Ubud Terrace Bungalows, bien considerado en los foros de viajes, aunque está lleno, al menos hasta mañana, así que vemos otras opciones hasta que nos decidimos por un hotel cercano, en el que pagamos 300.000 rupias. Después de instalarnos y ducharnos, salimos a cenar, con algunos locales ya cerrados, y acabamos en el Bali Pesto, un coqueto restaurante al aire libre profusamente decorado, en el que cenamos estupendamente por unos 20 € (se nota que estamos en zona turística).

El calor es intenso, y nos vamos a dormir al abrigo del aire acondicionado de la habitación.

DÍA 10. UBUD.


A media noche el A/A dejó de funcionar y sudamos la gota gorda, así que lo primero que hago es ir de nuevo al Ubud Terrace para, después de ver varias habitaciones, decidirme por una espaciosa y tranquila habitación rodeada de vegetación y arrozales, que ajusto en 250.000 rupias. El hotel tiene una buena piscina e incluye el desayuno. Son las 8 de la mañana y ya hace una “chucha” importante, así que después de desayunar y darme un baño en la piscina del hotel en el que nos alojamos anoche, nos trasladamos a nuestro nuevo “hogar”, para inmediatamente lanzarnos a descubrir una ciudad cosmopolita, llena de restaurantes, templos y galerías de arte. Aunque hay turistas, se nota que es temporada baja, porque por todas partes te van ofreciendo taxi, alojamiento, restaurante, cambio de dinero…….

En una agencia, donde conoceremos a una pareja de cubanos residentes en Madrid, compramos en vuelo para volar a Sulawesi 10 días después (50 € cada uno) y visitamos varios templos hindúes (como ya comenté, el 90 % de los balineses, practican esta religión). Aquí, creo que merece dar una explicación detallada, dado que Bali con sus más de 20.000 construcciones religiosas, constituye el área con más densidad de templos del mundo:

Típicamente, el Templo (Pura) se divide en 3 zonas, organizadas en torno a sus respectivos patios: la más alta es también la más sagrada, dedicada a los dioses que habitan en los cielos (swah), la del medio representa el ámbito de los hombres (buwah) y la más baja está dedicada al inframundo, donde habitan los seres malignos (buhr). Es interesante cómo, a diferencia del cristianismo en que los demonios se apartan lo más posible de los recintos sagrados, en Bali éstos tienen un espacio dedicado dentro del mismo templo. Al ser esta la zona más pública, es aquí donde se celebran ceremonias y festivales.

Elementos más importantes

El Candi Bentar: este es uno de los elementos característicos. Se trata de dos triángulos isósceles colocados simétricamente y que flanquean el ingreso al recinto religioso y lo separan del ámbito mundano., La profusión de su decorado, su tamaño y la separación entre ambas mitades varía de acuerdo a la importancia del templo. Respecto a su significado, alguna bibliografía menciona que la puerta simboliza las dos mitades del mítico Monte Meru, que la mitología hindú, sitúa en el Himalaya, y que fueron divididas por Shiva para que se conviertan en las dos montañas de la isla: Monte Anung y Monte Batur. Sin embargo, otras teorías hablan del bien y el mal, una especie de ying yang balinés
Meru: estas torres esbeltas de madera y paja oscura se llaman Meru en honor al Monte del mismo nombre. Su forma es derivada de la pagoda china, pero su acabado final es muy singular. El número de coberturas es impar y varía de acuerdo a la divinidad a la que están dedicadas, y a la importancia de la misma.

Recintos de purificación: el baño es muy importante para los balineses desde un punto de vista religioso, ya que simboliza la purificación. Muchos templos contienen fuentes donde los visitantes acuden varias veces al día.

Después de tomar un refresco, recorremos el Palacio Real y el mercado, donde hacemos nuestras primeras compras y adquirimos fruta para comer en la terraza del hotel. Por el camino nos “entra” el dueño de un comercio cercano, que nos ofrece transporte barato para llegar a las Islas Gili, cercanas a Bali, y al que también le pregunto por el alquiler de una moto para tres días que rápidamente nos gestiona por 90.000 rupias (poco más de 8 €). Tras quedar en que nos llevará mañana la moto al hotel, le comentamos que pensaremos lo de las Gili, y después de comer y descansar un poco, vamos al Monkey Forest, un bosque sagrado con un templo en su interior donde cientos de monos merodean a sus anchas, con el consiguiente peligro ya que saben que el turista es una posible fuente de comida, por lo que incluso intentan abrirte el bolso buscándola; los carteles advierten de ello, y hemos leído que se han dado casos en que se han llevado gafas, o cámaras de fotos. Aquí coincidimos de nuevo con los cubanos, y junto a ellos, lo recorremos observando con una mezcla de simpatía y cierto temor, a estos parientes cercanos al homo sapiens que pueblan el parque.

Comienza a llover y nos refugiamos todos en un bar, donde damos buena cuenta de varias cervezas. Tras despedimos de ellos, vamos al hotel a cambiarnos y cenar en su correcto restaurante, antes de retirarnos a descansar a la tranquilidad de nuestra habitación.

DÍA 11º. UBUD Y ALREDEDORES


Hemos descansado estupendamente, y después de desayunar huevos, café y tostadas, cogemos la scooter de 125 c.c. para ir al templo de la Cueva del Elefante; el tráfico es bastante caótico, pero me adapto rápidamente, y el único problema es que apenas hay carteles, por lo que tenemos que preguntar continuamente hasta llegar al recinto sagrado. Después de pagar 15.000 rupias, y ponernos lo que aquí denominan sarong, y que nosotros llevamos de España, (una especie de grandes pañuelos, que hacen la función de faldas, y cuyo uso es obligatorio para poder entrar a casi todos los templos hindúes de la isla), visitamos este curioso templo ubicado en una cueva, construido originalmente en el siglo IX, y cuya fachada está decorada con figuras monstruosas de feroz expresión, utilizadas para espantar a los espíritus malignos

Al terminar nos dirigimos al fantástico friso esculpido de Yeh Pulup, con varias escenas de la vida cotidiana, junto a dioses como Gahesha, el popular dios con cara de elefante que representa la sabiduría.

Al salir, notamos que la rueda trasera de la motocicleta ha perdido aire, por lo que nos acercamos a uno de los muchos talleres que existen en toda Indonesia, y Bali no es una excepción. Allí simplemente nos dan aire al módico precio de 5.000 rupias (luego comprobaríamos que nos habían timado) y, creyéndolo solucionado, continuamos nuestra ruta hasta que dos kilómetros después, la rueda está otra vez en el suelo; de nuevo a buscar un lugar para repararla, donde el dueño, solícito, se pone inmediatamente manos a la obra, cambiando la cámara por 50.000 rupias, mientras, a sabiendas que nos está metiendo un pufo, me comenta en un malísimo inglés que es precio balines, como diciendo que estamos una isla turística y somos “guiris”. En ese momento le pago contento, pero a lo largo de nuestras correrías en moto nos daríamos cuenta que nos había cobrado cuatro veces más que a un local –el precio de arreglar un pinchazo con parche está en torno a 5.000 rupias, y cambiando la cámara por unas 15.000-.

Después de estas paradas que no entraban en nuestros planes, nos dirigimos a visitar uno de los complejos hinduistas más importantes y encantadores de Bali, Gunung Kawi. Situado en un maravilloso valle rodeado de palmeras y arrozales, en el que los agricultores trabajan bajo el áspero sol tropical ajenos al continuo tránsito de turistas, y con profusión de deidades y símbolos, entre los que destaca la presencia de Garuda, pájaro mítico tanto para el hinduismo como para el budismo, con cabeza de águila y aspecto inquietante, y que forma parte del escudo de Indonesia; el lugar es altamente representativo de la búsqueda continua de la interacción con la naturaleza, presente en todo recinto sagrado balinés, tal como iríamos descubriendo poco a poco a lo largo de los días, en nuestra pequeña inmersión en la cultura religiosa hindú. El lugar tiene una función religiosa, pero en realidad se construyó como complejo funerario para honrar a algunos miembros de la Dinastía Udayana (S. X). Moldeados en la dura piedra de la montaña a uno y otro lado del río, hay en total diez Cenotafios, que no tumbas (ya se sabe que en el hinduismo no se entierra a los cuerpos sino que se los quema), del Rey Anak Wunsu, sus esposas y concubinas preferidas, y un importante ministro de la época.

Quizá el único inconveniente es la profusión de vendedores ambulantes, que, a lo largo del camino de llegada, insisten en ofrecerte sus mercancías, aunque hay que reconocer que es uno de los mejores sitios de la isla para adquirir artesanía a buen precio (compramos una maravillosa máscara de Sita, la esposa de Rama, uno de los más importantes dioses del panteón hinduista y la cabeza de un buda, ambos en madera de ébano por pocos euros, aunque eso sí, con un largo regateo, en el que conseguimos un descuento del 50 %).

Después de adquirir unos pañuelos de seda, y con el cielo encapotado, continuamos camino dirección al volcán Gunung Batur, pero a los pocos kilómetros comienza a llover torrencialmente, y nos refugiamos debajo de una especie de caseta que encontramos al lado de la carretera, para esperar pacientemente a que pasara la tormenta. Las nubes cubren el volcán, así que cambiamos la ruta, y decidimos ir a ver los arrozales de Tegallalang, bastante cerca de donde nos encontramos. En Bali, al igual que en la práctica totalidad de Asia, el arroz es el principal constituyente alimenticio, aprovechando su clima de calor, humedad y lluvias casi diarias, para cultivarlo con varias cosechas al año, y comerciarlo tanto en la propia isla como en muchos países del mundo; por esta razón, se aprovecha todo el espacio posible para levantar campos de cultivo; así, en Tegallalang pudimos encontrarnos con un buen ejemplo de que no importa lo escarpado que sea el terreno, para albergar extensas plantaciones de arroz. Éstas están dispuestas en terrazas, con un ingenioso sistema que permite que el agua de las de arriba llegue a las de más abajo, lo que permite que el cereal este constantemente humedecido. Después de echar gasolina (5.000 rupias el litro en la gasolinera, y 6.000-7000 rupias en la multitud de puestos, que hay a ambos lados de la carretera), seguimos circulando por estrechos caminos locales, hasta llegar a las puertas de un templo en el que hay mucha gente vestida de “fiesta”, contrastando el blanco de sus camisas, con el alegre colorido de los sarongs; nos detenemos, y tras ponernos nuestras “faldas”, y preguntar si podíamos entrar, nos introducimos en el mismo, para visionar una interesante ceremonia religiosa, con varias imágenes llevadas a hombros, ofrendas de todo tipo, y una especie de dragón de tela portado por varias personas. Después de unos minutos, la comitiva sale del templo, y forma una procesión, que nadie sabe decirnos (como siempre no hablan nada de inglés), adonde se dirige.

Dudamos, pero nos unimos a ella y así caminamos un par de kilómetros, hasta llegar a otro templo donde comienza otra confusa ceremonia que seguimos durante un buen rato. Como comienza a llover nuevamente, volvemos a recoger la moto, para encaminarnos a Ubud, a unos veinte kilómetros de distancia y, poco antes de llegar, nos tropezamos con una pelea de gallos, que es una de las actividades más populares y que más pasión levantan entre los balineses, aunque sólo están reservadas al público masculino. Aparte del juego y las apuestas, el sacrificio del animal tiene un sentido religioso, ya que la sangre derramada durante la lucha es considerada una ofrenda a los espíritus malignos.

Antes de las peleas, los propietarios se congregan en los aledaños del lugar de los enfrentamientos, donde valoraran las facultades físicas, la agresividad y el peso de los posibles rivales, buscando uno apropiado. Una vez elegido el contrincante, en las patas de los gallos se acoplan con cinta de tela, unos afilados espolones de acero, de unos diez centímetros de longitud que servirán para derrotar al rival. Los gallos se enfrentan, mostrando una gran agresividad, hasta que uno de ellos logra clavar el espolón, lo cual sucede en escasos segundos, y mata al contrincante; las apuestas se suceden, y millones de rupias cambian de mano, entre el estruendo de un público vociferante. Las mejores aves alcanzan precios muy altos, y son tratadas con mucho mimo por sus propietarios, que suelen guardarlas en cestas individuales de mimbre, que se ven por toda la isla.

Después de este espectáculo, que puede parecer cruel a ojos de un occidental, nos dirigimos de nuevo bajo la lluvia hasta nuestro hotel en Ubud, para después de la reparadora ducha, salir a la calle a tomar unas cervezas, consultar Internet, y cenar en un restaurante bastante normalito.

DÍA 12. UBUD Y ALREDEDORES


Ha llovido bastante, pero amanece un día despejado. Después de desayunar, nos dirigimos en nuestra pequeña Honda a la localidad de Mengwi, en cuyos alrededores se encuentra el templo de Pura Taman Ayun, consagrado en 1634 por el Rey Gusti Agung Anom. Para acceder al mismo, hay que cruzar un foso y posteriormente los dos triángulos de piedra, los Candi Bentar, que como ya hemos señalado, conforman la separación entre lo mundano y lo divino. Cada vez que atravesábamos una de estas simbólicas puertas accedíamos a un área mucho más sagrada que la anterior, más cercana a los Dioses buenos. Un gran cartel que encontraremos en muchos otros lugares religiosos, especificaba que tenían prohibido el acceso al interior del templo todas aquellas mujeres que estuvieran con la menstruación.

La mayor parte de este complejo religioso, absolutamente abierto, se encuentra ajardinado, y todo en él nos recuerda que la conjunción monumento-naturaleza, debe ser garante en toda construcción dedicada a los dioses. La cuarta área, la más elevada de Taman Ayun, es también la más importante; no sólo está protegida con un muro mediano al que no pueden acceder los no balineses sino que posee además un foso cuadrangular a escala reducida si lo comparamos con el primero, en el que flotan cientos de flores de loto. Poco después, aparece otro elemento esencial que permite reconocer inmediatamente una construcción religiosa balinesa, los Merus, que, como ya mencioné anteriormente, son en realidad una especie de pagodas que se elevan al cielo con tejadillos de madera y paja ennegrecida. En Taman Ayun los hay muy grandes, llegando incluso al límite máximo de niveles, once.
Paseando por el lugar que, a pesar de los turistas, desprende una sensación de paz y bienestar sensacional, un par de chicas musulmanas (cubren su cabeza con el Hiyab, típico velo islámico), me piden hacerse una foto conmigo; lógicamente acepto complacido, y poso como un famoso.

Después de esta relajante visita, continuamos en dirección norte por una tortuosa carretera con bastante tráfico, hasta el lago Bratan, en cuya orilla se encuentra el maravilloso templo flotante de Ulun Danu. Por el camino atravesamos los arrozales de Pacung, y sobre todo el de Jatiluwih (en este hay que pagar, en un punto de la carretera, para poder atravesarlo), ambos impresionantes, con terrazas que parecen formar olas cimbreantes que abrazan un valle rabiosamente verde, rodeado de palmeras, en el que los campesinos parecen mimetizarse.

Poco a poco, según vamos ascendiendo, el paisaje varía al igual que el clima: la llanura y los clásicos arrozales dejan paso a frondosas y oscuras montañas, que atraen la niebla y las nubes, y el calor húmedo se abandona en las alturas para proporcionar un frescor inusual que se hace notar, y se agradece enormemente; en este sentido, Bali muda de piel cada pocos kilómetros y eso es algo sumamente atractivo para el que desea encontrar varios mundos en un espacio pequeño. Tras esta larga ascensión, alcanzamos Pura Ulun Danu Bratan, que fue construido en el siglo XVII en honor de la diosa del lago, Dewi Danu, y cuenta con dos merus, uno de once alturas, y otro más pequeño de tres, y también un monumento funerario indio con varios budas, al que también rinden culto los fieles budistas. El templo sincroniza a la perfección con un entorno único, compuesto por el propio lago y las montañas nubladas de alrededor, y ofrece una de las imágenes más fotogénica de Bali, la misma que aparece en guías, catálogos o anuncios publicitarios.

Aquella mañana había mucha gente en Ulun Danu, pero no sólo turistas, sino balineses con su clásico atuendo de camisa blanca, pañuelo en la cabeza y sarong de colores, que habían llegado allí como pura peregrinación religiosa: Una vez disfrutado con la espiritualidad y la paz de lugar, nos dirigimos hacia el sur en un largo trayecto para llegar a Alas Kedaton, y adentrarnos en su bosque sagrado habitado por más de 500 monos, y por murciélagos gigantes de un metro de envergadura, verdadero objetivo de nuestra visita; de ellos habíamos oído hablar en varios foros de Internet, y realmente no nos defraudaron ya que, colgados de los árboles, y en algunos caso realizando un pequeño vuelo, causan bastante impresión y más tras ver la envergadura de uno de ellos, sostenido por un indonesio que lo utilizaba para hacer fotos con los turistas.

Son las tres de la tarde, y estamos muy cerca del seguramente más fotografiado templo de Bali, el de Tanah Lot, construido en el siglo XV sobre un arrecife rocoso al borde del mar, y al que la marea alta llega a rodear por completo; decidimos llegar hasta allí, para no volver otro día, aunque no pudiéramos presenciar su famosa puesta de sol, y he de decir que no nos arrepentimos, porque con la cantidad de gente que había a esas horas, la puesta de sol, aunque supongo que preciosa, debía ser un auténtico reclamo para guiris, tal como nos ocurrió en uno de los templos de Angkor Wat, Camboya en 2006.

No estuvimos más de una hora en el templo, porque teníamos que volver a Ubud antes de que se nos hiciera de noche en la carretera, y ya en la ciudad, después de un baño en la piscina del hotel, compramos los billetes del fast-ferry para llegar a las Islas Gili (1.200.00 rupias los dos, unos 100 € ida y vuelta, aunque en temporada alta el precio es justo el doble), y volvemos a cenar a Bali Pesto, nuestro restaurante preferido

DÍA 13. UBUD Y ALREDEDORES


Hoy queremos visitar el templo más importante de Bali, Pura Besalik, que colgado casi a mil metros en una ladera del Volcán Gunung Agung, ofrece un extenso complejo de 23 templos individuales, aunque interrelacionados; antes, hemos leído recomendaciones de visitar Pura Kehen, construido en el siglo XI, y situado a un kilómetro al norte de la ciudad de Bangli, así que éste fue nuestra primera parada.

Después de pagar un donativo, y enfundarnos los sarongs, comenzamos el acceso por una maravillosa escalera custodiada por inquietantes esculturas, ya que en Pura Kehen, como en cualquier templo de montaña balinés, se van ascendiendo niveles que tienen cada vez, una trascendencia mayor. Tras el acceso por los 38 escalones y sus guardianes, alcanzamos un patio en el que ya nos encontramos con el árbol sagrado para los balineses, el Banyan, amasijo de ramas y raíces infinitas. Alzando la vista empezamos a vislumbrar el único meru de once tejadillos que posee el templo, situado en el último patio y, por tanto, el más elevado, que por ello se convierte en el más importante y espacioso, contenedor de un buen número de santuarios con otros merus de pequeño tamaño; en él se estaba celebrando una ceremonia de purificación, con muchos fieles arrodillados, a los que no importaba nuestra presencia, así que deambulamos por el imponente recinto, notando claramente esa atmósfera espiritual que ya se nos iba haciendo habitual en cada uno de los recintos sagrados que íbamos visitando.

Al terminar, nos dirigimos a la que creíamos una de las aldeas tradicionales más pintorescas de la isla, Penglipuran, en la que habitan en torno a 700 personas desde hace varios siglos, pero en la que nos llevamos una mayúscula decepción porque, a nuestro entender, está demasiado “turistizada”, si se me permite la expresión, e idealiza lo que es la típica aldea balinesa; por ello no perdimos demasiado tiempo en ella, y sin demora, ya que nos quedaba un largo camino por recorrer en nuestra sufrida scooter, nos dirigimos al templo madre, Pura Besakik, en el que ya estábamos advertidos de la existencia de falsos guías, que te proponen pasar a los distintos recintos, aun estando prohibidos para los extranjeros. Así que, después de pagar la entrada, y aparcar la moto un kilómetro más adelante, la primera imagen que nos ofreció el complejo religioso más grande e importante de Bali, fue la de una aglomeración de merus y tejados correspondientes a los cerca de veinticinco templos que forman el todo monumental que se agarra al Volcán Agung.

Un primer candi bentar (los dos triángulos que separan los espacios sagrados de los que no lo son) nos permitió acceder de pleno derecho a Pura Besakih, y después paseamos por el inmenso complejo, teniendo cuidado en no traspasar los espacios destinados a los fieles, y desechando cualquier oferta de los falsos guías, ascendiendo poco a poco como buscando esa espiritualidad que representan los Merus, para llegar a la parte más alta, donde obtuvimos una impresionante vista formada por una mezcla de decenas de esta especie de pagodas de alturas varias, tejadillos inclinados, y fieles que participaban en diversas ceremonias. Tras este momento de paz, acrecentado por la escasez de turistas, compramos un par de óleos en una tienda de souvenirs e iniciamos el regreso a Ubud.

En los alrededores de Bangli, pasamos cerca de una especie de descampado con multitud de motocicletas aparcadas, y numerosos puestos de comida, por lo que decidimos detenernos a curiosear.

Rápidamente, un lugareño nos indica que por un módico precio nos puede pasar al templo, aunque declinamos su ofrecimiento, para ir a la puerta y preguntar si podíamos entrar, a lo que no nos pusieron reparo alguno. Nada más traspasarla, oímos un griterío proveniente de un recinto abierto y cubierto (como una especie de cancha de boxeo), donde se estaban realizando peleas de gallos. Fue, para mi, una de las vivencias más impresionantes del viaje, aunque Rosi no es de la misma opinión. Antes de cada pelea, corren las apuestas, y los espectadores (sólo hombres) gritan cada vez más, como pidiendo suerte a los dioses, con un ruido que va poco a poco in crescendo, hasta alcanzar un volumen verdaderamente importante. De repente, todos se callan para dar inicio al combate, que finaliza rápidamente con la muerte de uno de los contendientes, en medio de la alegría de unos y la decepción de otros, produciéndose un importante trasvase de rupias entre los asistentes. Tras presenciar tres combates, cogemos de nuevo la moto, para llegar a Ubud, donde terminamos la jornada dándonos un masaje denominado borek (270.000 rupias los dos), consistente en un masaje relajante, la aplicación de una crema exfoliante, envolviéndote después en una sábana durante unos minutos para que la crema surta efecto y acabando con un baño de flores, te y pastas. Relajados vamos a cenar, y Rosi no encuentra el ticket en el que llevamos incluido el taxi y el ferry para ir a las Gili, así que vamos al hotel a remover toda la basura, que habíamos dejado en la papelera. Cuando casi nos hemos rendido, y pensamos en llamar por teléfono al chico que nos los vendió, aparece en el bolso como por arte de magia….

DÍA 14. UBUB-PADANGBAI

Ya desayunados, a las 7,15 de la mañana nos recoge una furgoneta, en la que van tres surferos australianos con sus correspondientes tablas, en dirección a Padangbai, localidad turística situada en la costa oriental, y a la que llegamos sin novedad después de una hora de viaje. Es jueves, y nada más llegar confirmamos en la oficina de la compañía de ferrys, que nuestro billete para las Islas Gili lo utilizaremos el sábado. Inmediatamente después visito tres hoteles cercanos a la playa, y me decido por una habitación con A/A (imprescindible), por 200.000 rupias; nos instalamos y bajamos a la calle, dónde entablo negociación para alquilar un equipo de buceo (máscara y aletas), por 30.000 rupias, y además me convencen para llevarme en un barco a mi solo (Rosi prefiere quedarse en la playa), a tres lugares diferentes para bucear, por el irrisorio precio de 10 €. Después de ver algo de coral, y bastantes peces (sobre todo cerca del llamado Blue Lagoon), regreso sobre las dos de la tarde, para reunirme con Rosi e ir a comer a un restaurante cercano. Después, el calor nos obliga a ir a la habitación a echarnos la siesta, pero el aire acondicionado funciona deficientemente, por lo que no pegamos ojo y, malhumorado, me levanto para decírselo a un empleado, que inmediatamente nos cambia a otra cercana.

Salimos a dar una vuelta, pero la temperatura es asfixiante a pesar de la cercanía del mar, y sólo cuando anochece la brisa rebaja algo la sensación de humedad. Tomamos unos zumos naturales, gestionamos el alquiler de una motocicleta para el día siguiente (40.000 rupias) y, aunque es temprano, vamos a cenar pescado a la brasa y un par de cervezas, antes de irnos a dormir al abrigo del, ahora sí, estupendo aire acondicionado.

DÍA 15. COSTA DE AMHED


A las 6,30 de la mañana estamos despiertos, y media hora más tarde nos suben el desayuno (tortilla, queso, fruta y té) a la terraza de nuestra habitación.

Cuando bajamos a recepción, ya está preparada nuestra flamante honda de 125 c.c. (sólo tiene cuatro mil kilómetros) y partimos a recorrer la denominada costa de Amhed, eligiendo sobre un mapa la opción más cercana al mar, aunque eso significará tardar más de 2 horas en cubrir los cincuenta kilómetros de distancia, por una carretera tercermundista, llena de baches, agua de los arroyos cercanos, piedras etc. etc., aunque como contrapartida nos permitió descubrir paisajes preciosos, mientras atravesábamos pequeñas aldeas llenas de encanto, donde la gente se sorprendía de nuestra presencia, antes de parar en la localidad de Aas, lugar en el que conocíamos que había un buen buceo (en inglés snorkel), cerca de un pesquero japonés hundido; rápidamente negocio el alquiler del equipo por 15.000 rupias, dos horas, y me sumerjo en un agua transparente, que rezuma vida por todos los lados, con miles de peces de colores agolpándose a mi alrededor. Una vez que he avanzado poco más de cincuenta metros, llego a las inmediaciones del pesquero, donde hay algunos guiris buceando. Observo que a unos tres metros de profundidad, un gran pez parecido a un mero, se está comiendo algo blanco, y desciendo para observarlo de cerca, consiguiendo incluso tocarle el lomo, y que soltara momentáneamente su presa, que resulta ser una sepia de tamaño considerable, aunque cuando asciendo a tomar aire, de nuevo vuelve a por ella.

Rosi bucea un rato, aunque muy cerca de la orilla, porque tiene bastante respeto a zonas donde le cubre el agua, así que tras las dos horas convenidas, devolvemos el equipo para dirigirnos a Tulamben, donde se encuentran los restos del carguero americano US Liberty que fue alcanzado de pleno por el torpedo de un submarino japonés, el 11 de enero de 1942 y descansa al lado de la playa a 40 metros de la costa. Los restos del barco, con 120 metros de largo, están quebrados por distintos lugares, formando un arrecife artificial cubierto de coral, por el que se pasean muchos tipos de peces.

Después de alquilar de nuevo el equipo, me introduzco en la playa y en pocas brazadas llego a lugar dónde está hundido, fácil de identificar porque hay bastantes buceadores con botellas, ya que es un lugar muy propicio para realizar cursos básicos de submarinismo. Desde la superficie puedo apreciar las linternas que utilizan, y las burbujas de aire que desprenden ascendiendo poco a poco. Hay una gran diversidad marina, aunque el agua está un poco menos clara que en Ass, por lo que la visibilidad es peor. De repente, veo venir hacia mi una enorme mancha gris, compuesta por miles de lo que más tarde identificaré como bonitos, algunos de tamaño considerable, girando en la misma dirección, en medio de la cual destaca uno de bastante más peso, que se aleja rápidamente, como no queriendo participar de la exhibición de sus compañeros. Aunque inicialmente he de reconocer que me asusté un poco, el espectáculo es maravilloso, y disfruto como un enano durante una hora, en medio del banco de túnidos, como si estuviera metido dentro de un acuario. De vez en cuando me sumerjo 3 o 4 metros, para ascender en medio de ellos, casi tocándolos y teniendo la sensación de que me observan con curiosidad.

Tras está experiencia única, regreso a la orilla para volver a Padangbai, esta vez por la carretera principal, con la intención de visitar el cercano Pura Goa Lagang o templo de la cueva de los murciélagos, con mil años de antigüedad, y de extraordinaria importancia para los balineses. Su parte principal es una cueva repleta de murciélagos (en este caso de un tamaño normal, no como los zorros voladores del bosque de Alas Kedaton), con un altar de ofrendas a su entrada dedicado a este animal sagrado. La leyenda cuenta que la gruta se abre paso bajo el suelo durante más de treinta kilómetros hasta llegar a Pura Besakih, y que en él habita la serpiente gigante Naga Basuki, siendo los murciélagos los que proporcionan el alimento a dicha criatura para mantenerla con vida.

Aunque la mayoría de estos animales cuelgan tapizando toda la pared de la cueva, cubriendo de excrementos el suelo, muchos de ellos, debido a que está anocheciendo, comienzan a moverse y a describir pequeños vuelos, en medio del ruido producido por sus agudos chillidos y el roce de sus alas. En fin, francamente interesante, sobre todo por ser diferente a todos los que habíamos visto anteriormente.
Al finalizar la visita regresamos a Padangbai para, después de devolver el scooter, preparar las mochilas y salir a dar un paseo por el pueblo, donde tomamos una cerveza, y acabamos cenando en el mismo restaurante de la noche anterior, un enorme pescado llamado red snapper, variedad muy cotizada en la zona, y que previamente elegimos en un vitrina. La bandeja con el pez a la brasa, causó el “oh” de admiración de una familia alemana que estaba en la mesa de al lado, como lamentándose de no haber pedido lo mismo. Por cierto la cena, con arroz, verduras, y un par de cervezas grandes nos salió por unos 14 €.

DÍA 16. PADANGBAI-GILI TRAWANGAN. LOOKING FOR PARADISE


A las 8,30 sale el fast ferry de la compañía Eka Jaja, que con sus 4 impresionantes motores de 300 caballos, nos deja en algo menos de dos horas en Gili Trawangan, la más grande de las 3 islas que forman el archipiélago de las Gili, situada a 90 Km de Bali. El nombre de las islas es un tanto redundante, ya que "Gili" significa "pequeña isla". En el embarcadero comienzan a ofrecernos alojamiento y, como siempre, comienzo mi peregrinar para encontrar el más adecuado. En medio de una tranquilidad as


SEGUNDA PARTE

SEGUNDA PARTE


Localización: Indonesia Indonesia Fecha creación: 02/02/2011 09:41 Puntos: 0 (0 Votos)
DÍA 17. GILI TRAWANGAN

A las 7,15 estamos desayunando: Rosi tostadas con mermelada y mantequilla, zumo y café, y yo un desayuno inglés (huevos, champiñones, judías con tomate, tostadas, zumo y té). Así, con renovadas energías, decidimos circunvalar la isla para bucear en algún otro punto de la misma. A las ocho de la mañana, bajo un sol ya inclemente, iniciamos el recorrido que nos lleva durante dos horas alrededor del mar, pero sin ninguna vista especialmente llamativa. Aprovecho para sumergirme durante una hora, cerca del llamado Shark Point, pero no veo ningún tiburón, así que a las doce estamos de regreso al hotel, exhaustos y sedientos. Nos damos un baño en la piscina, pillamos unas birras del mini-bar, y descansamos un rato antes de ir de nuevo a la playa cercana al resort. Cerca de las dos de la tarde comemos unos rollitos de primavera y una pizza, en un básico garito en la playa (con cerveza por unos 10 €). Estamos un poco cansados y el calor es espantoso, así que vamos al hotel a dormitar un rato, para de nuevo volver en solitario (Rosi se queda en la habitación) a seguir haciendo snorkel. Cuando regreso, me refresco en la piscina y tomo una buena ducha de agua dulce, antes de irnos a dar una vuelta, y ver el atardecer entre las nubes. Sondeo donde puedo ver el Barça-Madrid del próximo martes, aunque el partido es a las cuatro de la mañana, y cenamos a la luz de las velas en el restaurante a pie de playa del hotel Sama Sama Bungalows (sama sama es la expresión utilizada en indonesio, para responder de nada, cuando nos dicen gracias). Pedimos un pescado de casi un Kg. con buffet de ensalada y verduras y una suculenta patata asada; Total con cervezas y agua 160.000 rupias (15€). Es bastante temprano, pero donde mejor se está es en un recinto con aire acondicionado, y ningún bar, pub o restaurante lo tiene, así que volvemos a nuestra habitación a leer un rato, antes de apagar la luz no más tarde de las 10,30, decidiendo previamente que aumentaríamos en un día nuestra estancia en lo que hemos denominado el Paraíso.

DÍA 18. GILI TRANWAGAN

Después de desayunar nos dirigimos hacia la zona norte de la isla, dónde una pareja de italianos que tiene desde hace seis meses, un negocio de alquiler de mascaras para bucear con cámara, que permite hacer fotos y vídeo dentro del agua, nos comentó ayer que había bastante coral azul. En efecto así es, aunque me da la impresión que tiene menos vida animal; después de un par de horas de explorar el lugar, regresamos al hotel, y por el camino paramos en una especie de agencia de viajes, para hacernos por poco más de 3€ los 20 minutos, una icitioterapia, que consiste en introducir los pies en una pecera, donde cientos de peces se comen la piel muerta de los pies. En un cristal, veo anunciada una salida en catamarán de lujo, para ver la sunset (puesta de sol), al precio de 40$ la pareja, le pregunto al empleado, y me dice que el precio es de 40$ por persona, que el cartel está mal. Indignado, le digo que si puedo hablar con el boss (jefe), y al poco rato aparece un espigado rubio australiano, que me confirma el precio de la oferta, bajándola incluso (35$ los dos); le pago y quedamos en volver sobre las 4 de la tarde para realizar el crucero; mientras tanto, volvemos al hotel a comernos en la terraza unos fantásticos pasteles, y unas barritas de pan que compramos en una “bakery” cercana al embarcadero; después vuelta a la playa, y cuando estaba a punto de introducirme en ella, comienza a caer una lluvia torrencial, que encharcará todos los caminos, además de suspender el paseo para ver la puesta de sol (el australiano nos propone hacerla mañana, lo cual aceptamos sin problemas), así que volvemos a la habitación, donde tomamos unas cervezas y descansamos un poco, antes de salir a cenar al Sama Sama Restaurant, degustando un menú parecido al de la noche anterior, cambiado el tipo de pescado (en esta ocasión, elegimos una barracuda). Al terminar, volvemos andando al hotel y confirmo con un camarero de otro restaurante cercano, que podré ver con él el derby de la liga española.

DÍA 19. GILI TRANWAGAN
A las 3,45 de la mañana me levanto para ir a ver el partido; transito casi a oscuras por el paseo, en el que ya se ha secado el agua caída durante el día de ayer; los hoteles permanecen desiertos, y muchos de sus empleados duermen al aire libre en hamacas o colchonetas. En cinco minutos estoy en el garito de mi colega, que con una camiseta de Robinho, y junto a un amigo que me dice que es del Barça, está viendo el partido. Me acomodo en la barra, sin poder beber nada, porque según me dicen, sólo el jefe tiene la llave del frigorífico, y me dispongo a ver el baño que recibe el Madrid, acordándome de mi hermano y mi sobrino Marcos, aficionados culés; en el descanso me acerco a la playa para disfrutar de las primeras luces del alba sobre el Índico, antes de ver la segunda parte que, lamentablemente para el equipo blanco, sigue con la misma tónica.
Al terminar con el 5-0, doy el pésame a uno y la enhorabuena al otro, y vuelvo cuando ya casi ha amanecido a la habitación del hotel, a dormir un rato más.
Con el día bastante nublado, a las 8 ya estamos desayunando, (en esta ocasión me “hago” un Nasi Goreng, uno de los platos indonesios más típicos, con arroz picante, verduras, huevos y una especie de pan de gamba) y, aunque no es el mejor día porque amenaza lluvia, me acerco al local de los italianos, para alquilar la máscara con cámara por 200.000 rupias (17€), en cuyo precio van incluidas varios recambios de pilas, que como luego comprobaré, tendré que cambiar con bastante frecuencia.
Nada más introducirme en el agua comienza a llover, y el mar está algo picado. La visibilidad no es muy buena, pero bueno, poco a poco me acostumbro al manejo del aparato, logrando ver de nuevo un par de tortugas a las que fotografío y hago algunos vídeos. Tengo que salir fuera cada media hora a cambiar las pilas, y sobre las tres de la tarde, doy por finalizada mi experiencia submarina (mañana nos marchamos), habiendo realizado unas 150 fotografías, y 10 pequeños vídeos. Menos mal que ya no llueve, y el sol lucha tímidamente por aparecer, así que regreso al hotel para ducharme, recoger a Rosi e irnos a hacer la excursión en catamarán. A las 4,30 de la tarde salimos en una pequeña motora junto al propietario de la empresa, su pareja, y tres marineros, hasta alcanzar el catamarán, situado a unos 300 m. de la playa. El barco es grande, y bastante lujoso, así que nos acomodamos para disfrutar de un relajante recorrido de un par de horas, en el que nos sirven un un cóctel, cerveza, palomitas…. y presenciamos una estupenda sunset, con el sol tiñendo de rojo las nubes que parecían no querer dejarle asomar.
La pareja se queda en el barco para pasar la noche, y a nosotros nos transportan de nuevo hasta el puerto, donde cenamos en el Sama Sama (aunque Rosi cambia el pescado por una brocheta de pollo). Entre el madrugón para ver el partido, las horas de snorkel y el largo paseo, estoy francamente cansado, así que a las 10 de la noche apagamos la luz en medio de una tranquilidad absoluta.

DÍA 20. GILI TRANWAGAN-BALI (KUTA BEACH)

Hoy nos levantamos un poco más tarde, y desayunamos tranquilamente disfrutando de nuestras últimas horas en el Paraíso. A las 9,30 nos llaman a un cidomo (así se denominan los carros tirados por un pequeño carro, que hacen la función de taxis en la isla), cuyo conductor nos pide la sorprendente cifra de 40.000 rupias (el trayecto es de menos de 5 minutos), advirtiéndonos que es un precio fijo (recordemos que el trayecto a Ubud de más de una hora nos costó 140.000). Como siempre, hay que negociar, y amagando con irnos andando, lo dejamos en 25,000 rupias. A las 10,30, junto a una treintena de turistas, entre ellos una chica finlandesa con la que conversamos en castellano, salimos en el fast ferry, que yo creo que lleva algún motor más que en el trayecto de ida, y antes de las doce del mediodía llegamos a Padangbai. Todo está súper organizado y en pocos minutos meten nuestras mochilas en una furgoneta, que nos lleva a Kuta Beach, lugar que hemos elegido por su cercanía al aeropuerto, ya que al día siguiente muy temprano cogemos un vuelo dirección Sulawesi. En media hora he encontrado una correcta habitación en un hotel con piscina (250.000 rupias), muy cerca de Popies Gang I, una zona repleta de alojamientos de todo tipo, y después de un baño y unos zumos de frutas reparadores, salimos a descubrir esta suerte de Benidorm español, llena de turistas y locales de ocio, y en la que destaca su famosa playa, en la que los surferos hacen diabluras sobre sus tablas cabalgando sobre las olas. Necesitamos cambiar dinero, y casi nos engañan en un garito en el que no avisan de la comisión; lo mejor es hacerlo en los Money Charger que indican el número de autorización bancaria, porque los demás son piratas, y te pueden dar gato por liebre como casi nos ocurre a nosotros.
Hacemos algunas compras, y nos conectamos a Internet con el tiempo justo para ir a ver la puesta de sol, que disfrutamos tomando unas cervezas (dos tercios por 35.000 rupias) rodeados de una gran cantidad de personas. Antes de ir a cenar a un restaurante tailandés un curry de pescado y otro de carne, contratamos el taxi para ir al aeropuerto (60.000 rupias), pretendiendo el taxista que le pagáramos por adelantado, a lo que naturalmente nos negamos.
Después de la cena, compramos unas provisiones para el vuelo en una tienda 24 horas, y nos retiramos a nuestra habitación, ya que mañana toca madrugar de verdad.

DÍA 21. KUTA BEACH-SULAWESI: MACASSAR Y RANTEPAO

A las 4,30 h. ya nos espera el taxista, que en veinte minutos nos deja en el aeropuerto de Ngurah Rai, mientras en la calle hay un gran movimiento de personas que abandonan pausadamente los locales de ocio.
Salimos con un poco de retraso, y a las 8,30 h. estamos en Macassar, la ciudad más importante de Sulawesi. Inmediatamente, y sobre todo por la vestimenta, nos damos cuenta de que hemos cambiado el mundo hinduista por el musulmán, y al recoger las maletas, nos “entra” el típico tipo, que nos pregunta de dónde somos, y que lógicamente nos ofrece sus servicios. Yo tengo la norma de dejarles hablar, para ver si puede resultar interesante. Su ofrecimiento es llevarnos a Rantepao, a 300 Km de distancia y 8-10 horas de viaje, con un taxi que tiene en el aeropuerto (nuestra inicial intención es ir en bus). Comienza pidiéndonos 700.000 rupias (60 E), y sabemos que en temporada alta, por este trayecto cobran cerca de 1.000.000. Al final, lo dejamos en 450.000 (el taxi a la estación de autobuses, y los dos billetes nos costarían unas 300.000), así que, poco después, estamos dentro de un 4X4 bastante nuevo (en Indonesia, dado el estado de las carreteras, es raro encontrar coches normales, excepto en las grandes ciudades) que tardará ocho horas sorteando baches enormes, en llegar a nuestro destino. Por el camino, haremos dos paradas, una de ellas para comer en un lugar que estaba lleno de policías de ambos sexos, y en el que las señoras, me piden insistentemente hacerse una foto conmigo, con el consabido “mister, one foto”. Rosí se partía de risa, presenciando el espectáculo de varias mujeres de uniforme, con pañuelo en la cabeza, gritando y chillando.
A las cinco de la tarde comienza a llover, y en medio de un diluvio llegamos poco después a Rantepao, la capital de la región toraja, objetivo de nuestro viaje a Sulawesi. La tierra toraja se extiende por la parte suroriental del gran macizo central de la isla, donde sus 300.000 habitantes, cristianos protestantes, viven distribuidos entre dos núcleos principales de población, Rantepao y Makale, y unos 75 villorrios diseminados por los numerosos valles de los alrededores.
Encontramos acomodo en el hotel Indra Toraja, por 215.000 rupias y una bonita habitación; el único problema, es que enfrente de ella se encuentra el restaurante, donde un cantante ameniza la cena de unos cuantos clientes y, muy cerca, la recepción donde hay bastante alboroto. El caso es que, entre los ruidos y un pie que comienza a dolerme, no consigo pegar ojo en casi toda la noche, y a las 6,30 estoy despierto, decidido a cambiarnos de hotel

DÍA 22. TANA TOROJA

Lo primero que hago es salir a la calle a alquilar una scooter, y en ese momento me aborda un guía de la zona, para aconsejarme su contratación, lo cual rechazo cortésmente. Vuelvo con la moto (aquí el alquiler es más caro, y lo consigo dejar en 60.000 rupias), y después de desayunar, recorremos un par de hoteles antes de entrar en el Wisma María, dónde conocemos a un grupo de españoles, que nos recomiendan el establecimiento, sobre todo por el pan fresco del desayuno, y nos indican donde hay un funeral, algo bastante difícil de saber, porque hay una gran cantidad de guías, autorizados o no, que monopolizan el acceso a estas ceremonias, indicando a los incautos que no es posible asistir sin ellos. El lugar parece bastante tranquilo, con un coqueto jardín, y nos ofrecen una enorme habitación triple bastante cutre con paredes desconchadas, y necesitadas de una capa de pintura, pero nos da pereza seguir buscando, y decidimos quedarnos.
Después de acomodarnos, vamos a la Oficina de Turismo, donde nos indican que en otra población también se celebra un funeral; decidimos, por su proximidad, ir al lugar del que nos hablaron los españoles, pero antes me gustaría hacer un inciso sobre los ritos funerarios toraja, para comprender un poco la importancia de los lugares que íbamos a descubrir, durante nuestros días en la región.
Los miembros de esta etnia, a pesar de ser en la actualidad cristianos protestantes, cultivan una religión basada en el chamanismo, el culto de los antepasados y la veneración a un panteón de espíritus jerarquizados y a un dios creador. De entre los rituales que llevan a cabo, los más fascinantes son los relacionados con la muerte. Para ellos, una persona no está muerta hasta que no se haya celebrado su funeral; estos funerales pueden durar hasta una semana y representan un importante desembolso económico, por lo que las familias ahorran durante mucho tiempo para garantizar un entierro adecuado y exitoso, ya que si el difunto queda satisfecho, velará, protegerá y traerá suerte a su familia. Entre tanto, el fallecido es tratado como un enfermo, el cuerpo se embalsama y se le mantiene en el lado meridional del tongkonan (casa cuyo tejado se asemeja a la popa y la proa de un barco, y que resulta bastante parecida a las que vimos en la zona Batak en Sumatra), donde se le visita y alimenta durante semanas e incluso meses. Cuando se ha ahorrado suficiente dinero, se celebran los funerales, donde se sacrifican cerdos y búfalos, (animal que ha sido tradicionalmente símbolo de riqueza y poder, aunque esto de sacrificar tantas cabezas en honor de los muertos para impresionar a los vivos, ha provocado que el gobierno indonesio establezca unas limitaciones y tasas por cada ejemplar sacrificado, ya que las ceremonias y sus grandes ostentaciones terminan por arruinar a las familias), se celebran cantos y danzas, peleas de gallos, banquetes para los invitados que son acomodados en palcos numerados, todo en mayor o menor medida dependiendo del rango y la posición económica del difunto. El último día de la celebración los ataúdes son enterrados, o bien en las cuevas que rodean las colinas, o en balcones excavados y esculpidos en las rocas donde se colocan los tau tau, figuras de gran tamaño, fabricadas en madera, que deben parecerse al máximo al fallecido. En los cortados de piedra que salpican la región de Tana Toraja podemos observar decenas de estas figuras adornadas con ropas y joyas que pertenecieron al muerto, llegando incluso a fabricarse las pelucas con su autentico cabello, aunque a causa de su elevado coste, los tau tau sólo son encargados por las personas más ricas.
Es interesante resaltar que los niños que han fallecido antes de que le salgan los dientes, son enterrados en los troncos de los árboles, porque para los toraja siguen perteneciendo a la madre naturaleza y como tal, deben permanecer en ella. El alma viajará al cielo a través del tronco.
A las nueve de la mañana nos ponemos en marcha, por carreteras bacheadas donde el tráfico, como en casi toda Indonesia, es intenso, y comenzamos a atravesar pequeñas aldeas formadas por bellas edificaciones idénticas, denominadas Tongkanan ( casa tradicional de Tana Toraja ), apoyadas en pilares, y con el tejado inclinado como un barco. La casa está muy presente en la tradición de los torajas, simbolizando la unidad del clan, y el lugar de reunión de las asambleas familiares, y no puede ser comprada ni vendida. Tana Toraja es junto a la zona del Lago Toba, cuna de los Batak, uno de los pocos lugares de Indonesia, donde las casas tradicionales son todavía construidas, aunque los dueños viven en casas más modernas, conservando el Tongkonan para estas asambleas.
En una hora llegamos a un pequeño poblado, cuyo nombre desconocemos, y que parece estar desperezándose; nadie habla inglés, así que por señas, creemos entender que hacia las once comenzaría algún tipo de ceremonia, por lo que nos sentamos en un lateral del poblado, y nos disponemos a observar atentamente, rodeados de niños alucinados con los globos y bolígrafos que les regalamos. Hay varios palcos numerados, donde se encuentras algunas personas, cintas negras en señal de luto, una Tongkonan enorme, custodiado por un búfalo, donde se supone se encuentra el difunto, sangre en el suelo, señal de que ayer hubo algún tipo de sacrificio, y un sistema de altavoces, a través del cual un speaker va dando información, para nosotros ininteligible, y se emiten algunos cánticos. Comienza a llegar más gente y sacrifican un cerdo, que es troceado rápidamente con ágiles golpes de machete, por tres o cuatro hombres, e introducido en ramas de bambú junto con algunos vegetales, para asarlo a fuego lento; mientras, las mujeres ofrecen té y pastas a los invitados (también a nosotros). De todo ello da buena cuenta una persona, que cámara de vídeo en mano, graba todo lo que acontece, como si de una boda española se tratara.
Sobre las doce decidimos marcharnos, en dirección a Kete Seku, un poblado al que se accede previo pago de 10.000 rupias, con casas típicas perfectamente alineadas, que están asentadas sobre pilotes, de manera que la parte baja hace las veces de establo para los búfalos; tenemos suerte, y nos permiten ver el interior de una de ellas que está habitada, donde una angosta y empinada escalera de madera lleva a la parte superior, a la que se entra por una especie de portezuela muy baja; el interior es el colmo de la sencillez, ya que solo hay una alfombra de esparto. En un cuarto contiguo, con ventanas a ras de suelo, un colchón sirve de cama.
Siguiendo un sendero llegamos a una pared rocosa, con varias tumbas en cuevas, y otras colgantes que parecen bastante antiguas. Algunos féretros podridos se hallan suspendidos de vigas de madera bajo los salientes, y varios de ellos aparecen en el suelo con los huesos desparramados. Una decena de tau tau nos observan con sus grandes ojos, causándonos el conjunto, una fuerte impresión.
Tomando un refresco, charlamos brevemente con unos jóvenes indonesios que van de camping en sus pequeñas motocicletas. Las chicas, como en otros lugares del archipiélago, me reclaman para hacerse una foto conmigo, y mi ego sigue creciendo.
De regreso a Rantepao, pasamos por una zona con una especie de menhires, que destacan entre el verde del arrozal sobre el que están situados. A las cuatro de la tarde nos acercamos a otros hoteles de la ciudad, y la única habitación que nos gusta, da a una calle muy ruidosa, así que decidimos quedarnos en Wisma María, de dónde después de ducharnos, salimos a echar un vistazo a un cibercafé que hay cruzando la calle, y donde conoceremos a Javier un ciclista madrileño, que lleva 2 años dando vueltas por el mundo, y que después de recorrer África, dio el salto a Indonesia para seguir tomando fotografías, que es de lo que vive (cuenta con una interesante página web, biciclying.com)
Cenamos en Mars Café, el lugar más emblemático de Rantepao, casi con más guías locales intentando vender sus servicios en todos los idiomas, que turistas.
Mientras degusto un sabroso bistec de búfalo, conversamos con un bilbaíno y una finlandesa que están en la mesa de al lado, para regresar a la habitación a las nueve de la noche.

DÍA 23. TANA TOROJA

A las siete estamos arriba. He dormido razonablemente bien, pero, como casi siempre, el ruido exterior provocado por el comienzo del ajetreo diario (como en todo el sureste asiático, se vive fundamentalmente, de sol a sol), y por el canto de los gallos, nos despierta muy temprano. El desayuno es fabuloso: zumo natural, café, huevos, tostadas de pan recién hecho y mermelada casera, así que lo disfrutamos tranquilamente. A las ocho, después de cambiar impresiones sobre el día de ayer con los españoles que se alojan en el hotel, salimos en nuestra moto hacia el norte, dirección Batutumonga, localidad asentada sobre un espectacular risco en las laderas del volcán Gunung Sesean. La carretera principal no está demasiado mal, pero en cuanto te sales de ella, el asfalto se convierte en tierra llena de baches y grandes piedras. A los cinco kilómetros notamos que hemos pinchado, y encontramos un taller a pocos metros, aunque lamentablemente está cerrado. Tenemos que arrastrar la moto durante un kilómetro hasta llegar a otro “arregla pinchazos”, que nos la repara con cambio de cámara por 20.000 rupias. No lo debió de hacer muy bien, porque diez kilómetros después, subiendo la ladera de la montaña, y en una zona bastante deshabitada, notamos de nuevo la rueda trasera en el suelo, y maldiciendo nuestra suerte, volvemos a buscar un taller, que se encuentra en el último pueblo que atravesamos, por lo menos a tres kilómetros de distancia (y menos mal que es cuesta abajo). Rápidamente nos vuelven a cambiar la cámara (el tipo habla inglés, y nos dice que la que llevábamos era de malísima calidad), por 35.000 rupias. Hemos perdido bastante tiempo pero insistimos en llegar donde nos habíamos propuesto, introduciéndonos en un estrecho camino para llegar primero a Pana, con algunas tumbas colgantes, así como sepulcros de niños en los árboles de los alrededores, y después a Lokomata, aldea con tumbas en cavernas talladas en roca, y un paisaje fascinante. Vamos parando en diversos puntos panorámicos, para observar las terrazas de arroz que descienden sobre el valle, y atravesamos diminutas localidades con altísimas tongkonanes, mujeres moliendo arroz, búfalos introducidos en el barro para protegerse del sol, y niños, muchos niños que, intentan comunicarse con nosotros, aunque solamente sea con la palabra Mister, regalándonos sus sonrisas, y explorando su curiosidad.
De regreso nos encontramos con Javier, que ha aparcado momentáneamente su bicicleta, para alquilar una vieja scooter con marchas. Nos cuenta que se ha pasado por el pueblo donde, en la oficina de turismo nos indicaron que había un funeral, pero que todavía no había movimiento; a pesar de ello, y como estamos a pocos kilómetros, nos acercamos por allí, justo cuando estaban despedazando dos enormes búfalos que acababan de sacrificar; me introduzco en el centro de la escena para grabar un vídeo, y el olor a sangre y vísceras, unido a la visión de los intestinos de uno de ello, me produce una arcada que hace que tenga que volver donde está Rosi. Es una pena, porque hemos llegado tarde, así que, como comienza a llover con fuerza, nos ponemos los chubasqueros para volver a Rantepao donde llegamos chorreando. Después de quitarnos la ropa mojada, y aunque tengo el pie bastante hinchado, damos un paseo por la localidad, para hacer algunas compras, incluido el billete para el bus nocturno de vuelta a Macassar (desde allí volamos a Kuala Lumpur), el lunes. Una cerveza, la consabida visita el garito de Internet, y una temprana cena finiquitan un día muy intenso.

DÍA 24. TANA TOROJA

De nuevo muy temprano nos dirigimos,después de desayunar, hacia el sur de Rantepao. El tráfico es fluido (se nota que es domingo), y en pocos kilómetros alcanzamos, tras un desvío, la aldea de Londa, donde hay una gran cueva funeraria situada en la base de una enorme pared de acantilado. Un balcón decorado con varios tau tau de imponente talla, vigila celosamente su entrada. A Rosi le da “yuyu” pasar, y la entiendo porque realmente impresiona, así que me introduzco en la misma con la exigua luz de mi pequeña linterna, y con bastante temor, para descubrir una colección de ataúdes, muchos de ellos podridos, con los huesos esparcidos o bien amontonados en pilas; algunos de ellos están colocados estratégicamente, para que puedan apreciarse mejor. La cueva es estrecha, y el ambiente un poco claustrofóbico, así que, a pesar de su indudable interés, no me recreo demasiado en la visita.
Después de adquirir un par de tallas de madera, en uno de los muchos comercios que existen en la zona, nos dirigimos hacia Lemo, seguramente la zona funeraria más conocida de Tana Toroja. La escarpada pared de su acantilado exhibe varios balcones decorados con desafiantes tau tau, con ojos blancos y enorme pupilas negras, muchos de ellos con los brazos en alto. Desde la base, el espectáculo es fascinante, máxime cuando, como durante casi todas nuestras visitas, nos encontramos solos en este lugar mágico.
Tras recorrer con nuestra scooter caminos cada vez más complicados, entre arrozales y pequeños pueblos, alcanzamos Tampangallo, entre Sangalla y Suaya, que cuenta con una enorme cueva escondida (la encontramos gracias a que nos acompañó un lugareño), en la que hay más de 40 tau tau. Sus tumbas pertenecen a los jefes de Sangalla, descendientes del divino y mitológico Tamborolangiq, a quien se atribuye la introducción del sistema de castas, los rituales funerarios y las técnicas agrícolas por estos lares. La cueva es menos agobiante que la de Lemo, ni siquiera hace falta linterna, pero es más impresionante todavía, ya que los tau tau están sobre repisas, muy cerca del suelo, y los podemos observar con claridad, y las calaveras y los ataúdes parecen que se van a desplomar sobre nuestras cabezas. Somos conscientes que estamos viendo en directo, algo que la mayoría de la gente sólo puede ver en los documentales de la 2.
Todavía impresionados por lo que hemos visto, cruzamos un pequeño arroyo para llegar a donde hemos aparcado la moto, y acercarnos a ver unas tumbas de bebes cercanas; allí conoceremos a tres americanos (dos chicas y un chico), profesores de inglés en distintos puntos de Sulawesi, y que están por la zona pasando el fin de semana. Creo necesario señalar, que en todos estos recintos, es necesario el pago de una entrada con un precio fijo de alrededor de 10.000 rupias si te dan el ticket, y negociable si no te lo dan.
Iniciamos el regreso, cruzándonos con una concentración de moteros ocupando toda la calzada, con sus pequeñas scooters, y observando que el trabajo en el campo no se detiene a pesar de ser domingo, con los campesinos desarrollando sus tareas en torno al cultivo del arroz, y levantando sus encorvadas espaldas, para ver con curiosidad a este par de “guiris” en moto. Hoy no llueve, y todavía es temprano, así que tras comer algo y descansar un rato en el hotel, decidimos acercarnos al funeral en el que estuvimos el primer día, a ver si había algo, con tan mala suerte que, a menos de dos kilómetros de llegar, volvemos a pinchar. De nuevo búsqueda de un taller, que en este caso está razonablemente cerca, aunque Rosi tiene que hacer el trayecto andando, mientras yo me adelanto cuesta abajo. Allí nos encontramos a un chico muy joven, junto a otra persona, que resultar ser un marino de vacaciones, y que nos servirá de intérprete. La cámara está hecha polvo, y no tiene repuesto, así que nos pone un parche y nos advierte que únicamente nos da tiempo a llegar a Rantepao, y repararla allí. Después de cobrarnos 10.000 rupias, salimos pitando, y efectivamente, cuando llegando a la capital toraja, la rueda está desinflada y nos detenemos en un taller, en el que nos vuelven a poner un parche (7.000 rupias). En vista de las circunstancias, decidimos devolver la moto con un día de anticipación sobre lo que habíamos previsto, y dar una vuelta que aprovecho para jugar un rato al badminton, el deporte nacional, con un grupo de chavales que me dan una auténtica paliza, antes de cenar en el Restaurante Miliko, dónde conoceremos a Raquel, una simpática pamplonica de 26 años que viaja sola por el país sin ningún tipo de problema, alquilando motocicletas como nosotros y que, desde aquí, partirá a la India. Increíble.

DÍA 25. TANA TOROJA

Hemos dormido peor, porque anoche había bastante ruido en la habitación de al lado, y además estaban tirando fuegos artificiales en alguna parte. El caso es que nos levantamos cerca de las ocho de la mañana (todo un record para nosotros), y desayunamos tranquilamente, antes de dirigirnos a pié al Mercado Pasar Belu, aunque está más lejos de lo que pensábamos, por lo que a medio camino paramos un Bemo.
El mercado es muy interesante, sobre todo la parte dedicada al ganado, con enormes búfalos, y piaras de cerdos grisáceos, que los lugareños se llevan vivos, nos imaginamos que destinados a ser sacrificados en algún funeral, atados en la parte trasera de las motocicletas. Mientras los atan chillan estruendosamente, imagino que suponiendo lo que les espera.
Los niños siguen saludándonos efusivamente, y después de dar una vuelta por la zona de ropa, mucho menos interesante, regresamos a Rantepao, donde tenemos que dejar la habitación a la una de la tarde. En recepción pido permiso para dejarla tres horas más tarde, y aunque inicialmente me solicitan el pago de medio día, al final, como no la va a ocupar nadie, nos dejan hacerlo gratuitamente.
A la hora prometida, dejamos las mochilas en recepción, y hacemos tiempo tomando unos zumos de frutas, navegando por Internet, donde intentamos reservar una habitación en Macassar, y aunque creo haberlo hecho correctamente, no recibo la confirmación en mi e-mail, y cenando un plato típico de la cocina toraja, que hemos tenido que encargar previamente, el papiong, bambú relleno de carne de cerdo o pollo, con verduras y coco, bastante bueno por cierto.
A las 8,30 de la tarde, nos recoge el autobús de que nos llevará a Macassar. Los asientos son bastante amplios y cómodos, pudiendo casi estirarse completamente, aunque dentro hace un frío que pela, por la maldita costumbre que tienen los orientales de poner a tope el aire acondicionado. Nos abrigamos como podemos (menos mal que hay mantas), disponiéndonos a pasar la noche lo mejor posible, aunque los continuos baches de la carretera impiden conciliar un sueño profundo; sobre las tres de la mañana, notamos un volantazo, un fuerte grito y un frenazo en seco; el bus se acaba de salir de la carretera, y hemos estado a punto de chocar con un poste de la luz metálico. Vaya susto. Después de una media hora parados, volvemos de nuevo a la carretera, para llegar sin más novedades a la estación de autobuses de la capital de Sulawesi, sobre las seis de la mañana.

DÍA 26. MACASSAR

En pocos segundos estamos a bordo de un taxi, que por 30.000 rupias nos lleva al hotel Horison, un cuatro estrellas donde habíamos hecho la reserva. Allí no saben nada de la misma, aunque hay habitaciones libres más baratas que por Internet; en cualquier caso, el recepcionista nos dice que hará las averiguaciones pertinentes, y que regresemos sobre las 10 de la mañana. Estamos muertos, pero, tras desayunar estupendamente en la cercana Holland Bakery nos damos un largo paseo por Macassar, hasta llegar a Pantai Losari, una cornisa que da al mar, aunque no tiene playa. El tráfico circula, fluido, por grandes avenidas, y vemos por primera vez en todo el viaje, rickshaws, que son esos cochecitos ligeros de dos ruedas adosados a una bicicleta, y que hacen la función de taxi. Todavía no hace demasiado calor y la gente (desde niños a policías) nos saluda por el camino, extrañándose de la presencia de extranjeros en una ciudad que no tiene demasiado que ver. Visitamos el antiguo fuerte holandés, en estado bastante deplorable, y hacemos alguna compra antes de volver en taxi que, como todos en la ciudad, tiene taxímetro, por lo que no necesitamos negociar, y además resultará muy económico. Nos registramos en el hotel, aunque no podemos entrar en la habitación hasta la una; mientras consulto mi e-mail, y veo que me ha llegado una comunicación de Agora, la empresa en la que hice la reserva, pidiéndome disculpas por no haber podido confirmarme la habitación. Después nos vamos a la piscina en la azotea, donde nos refrescamos y dormitamos un rato, hasta bajar de nuevo a por la llave y, por fin, podemos tomar posesión de una espléndida habitación (37 € con desayuno), en la que dormimos una buena siesta.
Tras el reparador descanso, salimos a la calle para dirigirnos de nuevo a Pantai Losari, a ver la puesta de sol, aunque intuimos que no vamos a poder observarla porque el cielo está muy nublado. Antes de llegar, atravesamos un interesante mercado de peces tropicales, hasta que alcanzamos un gran espacio abierto al mar en el que deambulan, ociosos, muchos lugareños, que nos miran con curiosidad, sobre todo los más jóvenes, y en algunos casos se atreven a decirnos el consabido “hello mister”. Sobre las cinco de la tarde comienza a diluviar, lo que hace que nos tengamos que refugiar en un café cercano, donde hacemos tiempo antes de ir a cenar al cercano Restaurante Lae Lae, un enorme local lleno de indonesios con una gran parrilla a la entrada, donde están asando pescados y mariscos de diferentes tipos, que eliges en una vitrina. Pedimos un pez parecido a la dorada y media docena de grandes gambas, con arroz, varias salsas y cerveza, todo al precio de 8 €. Volviendo al hotel, paramos en una pastelería, donde nos tomamos el postre, y temprano, estamos descansando en nuestra habitación.

DÍA 27. MACASSAR-KUALA LUMPUR

Después de dormir once horas, bajamos a desayunar a un salón con bastante gente de rasgos orientales, con aspecto de estar en viaje de negocios. El buffet es impresionante que una gran variedad de platos indonesios y de otras zonas asiáticas, (por ejemplo sushi japonés o rollitos de primavera), y algunos occidentales, y disfrutamos de la comida tranquilamente.
Son las doce del medio día, y me acerco a la Holland Bakery a comprar algunos pastelillos para el vuelo, mientras Rosi prepara las mochilas. A la una nos recoge un taxi, que en media hora nos deja en el aeropuerto (90.000 rupias), donde tras la facturación, hacemos algunas compras, y esperamos pacientemente la salida del avión, que se retrasa una hora. Cuando llegamos a Kuala Lumpur nos dirigimos andando al cercano Tune Hotel, donde habíamos reservado una habitación al precio de unos 30 €. Ésta es bastante funcional, aunque muy pequeña, y antes de acostarnos compro bebida y algo de comida en un seven-eleven cercano, y la degustamos en la habitación. Aunque mañana no volamos a Londres hasta las once de la noche, dudamos entre trasladarnos a la ciudad (el aeropuerto está a unos 60 Km.), o quedarnos todo el día en el hotel.

DÍA 28. KUALA-LUMPUR

Descansados vemos las cosas de otra manera y, después de dejar las mochilas en consigna, nos vamos a Kuala en el Skybus de Air Asia (poco más de 2 € trayecto), que en una hora nos deja en KL Sentral, centro neurálgico de transporte desde donde te puedes mover en metro por toda la ciudad, por un precio de entre 1 y 2 ringgit (1 € = 4 ringgits). Nos bajamos en Chinatown (parada Pasar Seni), con un interesante mercado cubierto, y decenas de comercios en la calle. Hay bastante animación, y no hace ese calor agobiante que nos encontramos el año pasado, así que compramos algunos recuerdos, y visitamos un par de templos, antes de ir paseando hasta Datran Merdeka (Plaza de la independencia), un espacio público de grandes dimensiones dominado por un alto mástil, que conmemora la independencia del país del Reino Unido el 31 de agosto de 1957. En ella también se encuentra el Royal Selangor Club, un excelente ejemplo de arquitectura colonial, mientras que el edificio Sultán Abdul Samad (la sede de la corte alta y suprema) constituye una interesante mezcla de arquitectura victoriana y árabe. Muy cerca está Masjid Negara (Mezquita Nacional), que nos encontramos cerrada, así que vamos a Little India, un escaparate de la comunidad hindú, con un gran mercado al aire libre, y muchos restaurantes, en uno de los cuales comemos bastante bien en plan tapas (arroz basmati y arroz blanco, calamares en salsa, verduras diversas, pescado rebozado y patatas, con un buenísimo pan chapati), al precio de 35 ringgits.
Después de comer, cogemos el metro para ir a las Torres Petronas (parada LLCC) que, aunque ya conocemos, no deja de impresionarnos de nuevo, así como el enorme centro comercial que hay en su interior, nada barato por cierto. Aún así, me compro una camiseta de Gap antes de dar una vuelta por los jardines exteriores, admirando la altura del edificio, y volver a Kl Sentral, para coger el bus de vuelta al aeropuerto.
Recogemos las mochilas, nos tomamos una cerveza en la terraza del Tune Hotel, y nos dirigimos a la terminal, donde facturamos rápidamente, aunque todavía nos quedan tres horas para la salida del vuelo. A las 10,30 embarcamos, pero poco después nos hacen bajar del avión para solucionar algún problema mecánico (es una auténtica putada, porque tenemos un vuelo Londres-Alicante a las siete de la mañana, y con este retraso es seguro que lo perdemos). Una hora después embarcamos de nuevo, y afortunadamente conseguimos otra vez asiento de tres para cada uno, por lo que logramos dormir unas cuantas horas seguidas.

DÍA 29. LONDRES

A las 6,30 horas hora local estamos aterrizando en el aeropuerto de Stansted. Así que, como hemos perdido el vuelo a Alicante, nos dirigimos al hotel Radisson, para dejar las mochilas, antes de coger el Easy Bus que en casi dos horas (es hora punta, y hay un monumental atasco de entrada a Londres) nos deja en Baker Street, donde nos tomamos un desayuno inglés en el primer bar que encontramos.

Después, cogemos el metro dirección Westminster, donde bajamos para iniciar un largo paseo a la orilla del Támesis; hace mucho frío y no llevamos demasiada ropa, por lo que nos dirigimos a la Tate Modern, en la que deambulamos durante un par de horas viendo arte moderno, al abrigo de su potente calefacción. Al salir, cruzamos el río hasta la Catedral de S. Paul, donde tras una breve visita, decidimos ir cogiendo autobuses (la tarjeta de transporte que compramos, permite un número ilimitado de viajes), para ir viendo la ciudad cómodamente sentados : la City, Trafalgar, Picadilly, Regent Street....., y volvemos al hotel sobre las siete de la tarde. Allí, bajo un rato al spa a darme una sauna y un baño relajante, antes de cenar en la habitación y acostarnos inmediatamente, ya que estamos rendidos.

DÍA 30. LONDRES-ALICANTE


A las siete de la mañana sale el vuelo sin novedad, y a las 10,30 aterrizamos en El Altet, donde nos esperan Anna y Merce para recogernos y llevarnos a casa, dando por finalizada nuestra aventura. Hogar, dulce hogar.


E. CONCLUSIÓN.

De nuevo, hemos disfrutado enormemente del sureste asiático, región de la que nos estamos haciendo especialistas. Teníamos grandes expectativas respecto a Indonesia, y realmente no nos ha defraudado. Quizá lo más sorprendente del país, y también lo que lo hace más atractivo sea, como ya apuntaba en el prólogo de este diario, su diversidad, tanto a nivel paisajístico con selvas impenetrables, abruptos volcanes, maravillosos arrozales, playas paradisíacas y caudalosos ríos, como a nivel humano, con multitud de grupos étnicos que profesan religiones distintas, y que tienen una percepción de la vida absolutamente diferente.
En cuanto a las islas visitadas, Sumatra es caótica y superpoblada, pero es el único lugar del mundo junto a Borneo donde se pueden ver orangutanes en libertad, tiene rincones apacibles como el Lago Toba, por los que merece la pena perderse y volcanes activos fácilmente accesibles; Sulawesi, remota y desconocida, con una fascinante cultura de la muerte que no habíamos visto en ninguna otra parte; Bali, una de las sorpresas más agradables, por una parte desarrollada, y por otra, si te alejas de los circuitos turísticos, deliciosamente rural y profundamente espiritual, y por último las Islas Gili, lo más parecido al paraíso que hemos conocido, y un lugar en el que no nos importaría pasar largas temporadas cuando nos jubilemos, no sé si a los 65, 67 o 70 años.

F. CONSEJOS PARA FUTUROS VIAJEROS A INDONESIA

1. Como en toda Asia, es posible regatear por casi todo, siendo muy útil llevar la mayor información posible sobre el coste de los servicios, para poder tener una idea aproximada de los mismos. En estancias largas, se ahorra mucho dinero, siendo especialmente útiles los foros en Internet de la guía de viajes Lonely Planet (www.foro.geoplaneta.es), Los Viajeros (www.losviajeros.com), así como los blogs que la gente crea en la red, especialmente el elaborado por José Miguel Redondo, (www.elrincondesele.com), un viajero empedernido, del que hemos extraído muchísima información, y al que le estamos muy agradecidos.

2. Utilizar lo máximo el avión para desplazarse, ya que las carreteras están un estado lamentable, y apenas hay ferrocarril.

3. No enfadarse demasiado por los continuos retrasos, o los arbitrarios cambios de horario o itinerario. Es mejor mantener lo que nosotros denominamos “calma lao”, expresión que acuñamos durante nuestra estancia en Laos, para referirnos a la pachorra de sus habitantes.

4. Comer en ocasiones en puestos de la calle y restaurantes locales, la comida está deliciosa y se interactúa mejor con los indonesios.
5. Antes de registrarse en un hotel, revisar la habitación y negociar el precio.
6. No tener miedo en alquilar motocicletas (aunque lógicamente hay que circular con precaución), y perderse por las aldeas. Es el mejor medio de percibir la esencia del país, y si tienes algún percance mecánico, siempre habrá alguien que te lo solucione.

7. A pesar de que pocos hablan inglés, no dudar en intentar comunicarse con la población local, sobre todo con los niños, cuya sonrisa permanente es uno de los mejores regalos del viaje.

8. En la planificación del recorrido, sobre todo antes del vuelo de regreso, dejar un día de seguridad por medio, para evitar que un eventual retraso o cancelación en un trayecto local, haga que lo perdamos.

9. No olvidar un forro polar o similar, para abrigarse del fuerte aire acondicionado de autobuses, taxis, aeropuertos y hoteles. En época de lluvias, llevar un chubasquero y un pequeño paraguas.

10. En cuanto al dinero, es mejor llevar euros que dólares, aunque si se tiene algún billete de la moneda norteamericana, no está demás llevarlo también. Si no se quiere ir con demasiado efectivo encima, hay cajeros automáticos a lo largo de todo el país, para sacar rupias en cualquier momento.

G. DATOS PRÁCTICOS

REQUISITOS DE ENTRADA:

En Malasia sólo es necesario pasaporte en vigor, con al menos 6 meses de vigencia
En Indonesia, además de pasaporte en vigor, se necesita visado que se obtiene a la entrada al país, por un precio de 25 €

NIVEL DE VIDA:El país resulta bastante barato, siendo las zonas turísticas de Bali e Islas Gili las más caras.
- Alojamiento en guest house (como un hostal en España): entre 10 y 15 €
- Alojamiento en hoteles: entre 20 y 30 €
- Comida en restaurante con cerveza: entre 5 y 12 €
- Comida en warung (restaurante local), sin cerveza : entre 2 y 3 €
- Botella de agua grande: 0,50 €
- Botella de cerveza de 610 ml.: entre 2 y 3 €
- Cóctel con alcohol: entre 4 y 6 €
- Litro de gasolina : 0,60 €
- Taxi exclusivo (2 horas): 25 €
- Taxi compartido (2 horas): 10 €
- Taxi (trayecto urbano): 1 €
- Bemo (furgoneta que realiza trayectos por las ciudades, como un autobús): 0,10 €
- Billete de barco (media hora): 1 €
- Alquiler de motocicletas: entre 3 y 6 €
- Alquiler de coche con conductor medio día (aunque nosotros no lo hicimos): 30 €
- Reparación de pinchazo en motocicleta: entre 1 y 4 €
- Billetes de entrada a lugares turísticos: entre 0,50 y 2 €
- Escultura elaborada en madera de ébano: 35 €
- Escultura elaborada en madera normal: 15 €
- Pañuelos de seda, o por lo menos eso indican: 6 €
- Fruta: mandarinas, piña, fruta de la pasión etc etc. entre 0,50 y 1,5 € el kilo
- Helados: entre 0.50 y 1 €
- Snacks (patatas fritas, doritos.....): entre 0,50 y 1,50 €
- Zumos naturales de frutas: entre 0,75 y 1,25 €
- Bronceadores, líquidos antimosquitos: entre 2 y 4 €

Todo ello en función de la capacidad de regateo que se tenga.



📊 Estadísticas de Diario ⭐ 4.9 (8 Votos)
  Puntos Votos Media Visitas
Actual 0 0 Media 47
Anterior 0 0 Media 45
Total 39 8 Media 28565

05 Puntos
04 Puntos
03 Puntos
02 Puntos
01 Puntos
Para votar necesitas conectarte como usuario registrado.
Te puedes registrar gratis haciendo click aquí

comment_icon  Últimos comentarios al diario INDONESIA EN 4 ISLAS: SUMATRA, BALI, SULAWESI Y GILI.
Total comentarios: 7  Visualizar todos los comentarios
Victormiguel  victormiguel  02/02/2011 10:06   📚 Diarios de victormiguel
Para Mj.
Hola Gracias por tus elogios al diario. te voy a intentar responder a todas las preguntas:
Fuimos de mitad de noviembre a mitad de diciembre de este año
El hotel de padangbai no es especialmente recomendable. Hay muchos, echa un vistazo a las habitaciones
En Amed no nos quedamos a dormir, y aunque es verdad que está un poco aislada toda la zona, tiene muy buena pinta y en padangbai tampoco había demasiado ambiente), y merece mucho la pena para hacer snorkel (ir donde nosotros, a Ass y Tulamben, vais a alucinar)
En cuanto a Padangbai, el snorkel es peor, aunque en la zona de blue lagoon, no está mal, y no necesitas ir en barco.
Por cierto, acabo de poner la 2ª parte del diario
MJ  MJ  03/02/2011 00:52   📚 Diarios de MJ
Gracias por tus consejos!

Ya me he leido la 2ª parte. Me ha gustado mucho!

La verdad es que tu diario me ha servido de mucha ayuda, sobre todo para ver cómo organizar el tiempo y cuanto da de sí. Muchas gracias por compartirlo!

Por cierto, os costó encontrar hotel en Gili? Yo me estoy pensando llevarlo reservado...

Gracias!
Victormiguel  victormiguel  03/02/2011 22:10   📚 Diarios de victormiguel
Mj, yo no llevaría reserva, búscalo alli, te saldrá mejor de precio, ya que puedes negociar. Yo iría al Gili Palm Resort, donde estuvimos nosotros y trata de sacar un precio parecido (unas 350.000 rupias por noche)
La máscara, regular, las fotos salen movidas, mejor comprate una bolsa estanca, para acoplar a tu cámara de fotos.
Pumamarkus  pumamarkus  25/10/2011 11:40
hola he leido tu diario y la verdad es que esta muy bien,con muchos detalles me gusta ,toda infomacion es util.yo tengo pensado ir a asia 3 meses pero dudaba,a que paises ir ,en principio parto de thailandia,ir a vietnam y camboya pero he leido tu diario y me apetece conocer bali quizas me puedas dar algunas referencias que me fueran bien espero tu respuesta gracias
Keparena  Keparena  09/08/2012 19:28
Hola pareja:
Muy interesante el diario y muy detallado, como debe ser si se quiere ayudar a quien está planeando el mismo viaje.
Es mi caso, y tengo una preocupación.
Me ha gustado la idea de alquilar una moto allí, pero el único carnet que tengo es el de coche (sólo habilita para conducir motos de 125 en España, aunque lleves el carnet internacional de conducir).
Vosotros tenéis carnet de moto o no?
Y, si no, hasta que punto mira la policía filipina que tu carnet internacinal te habilite para conducir motos?

CREAR COMENTARIO EN EL DIARIO


👉 Registrate AQUÍ

Diarios relacionados
UNA AVENTURA LLAMADA INDONESIAUNA AVENTURA LLAMADA INDONESIA En Agosto de 2015 viajamos a Indonesia unos 18 dias y visitamos :Yogyakarta,Prambanan ,y Borobudur,Malioboro,Kalimantan central ,Parque nacional Tanjung... ⭐ Puntos 4.90 (72 Votos) 👁️ Visitas mes actual: 493
Indonesia 2023 (Borneo - Bali - Gili)Indonesia 2023 (Borneo - Bali - Gili) Otro verano, otro viaje. Esta vez, ya las niñas algo más mayores, viajamos más horas de... ⭐ Puntos 4.91 (11 Votos) 👁️ Visitas mes actual: 324
Navidad y Fin de Año en Indonesia 2019Navidad y Fin de Año en Indonesia 2019 16 días por Indonesia, visitando volcanes en Java, templos, arrozales y cascadas en... ⭐ Puntos 4.92 (12 Votos) 👁️ Visitas mes actual: 272
BALI EN 7 DÍAS - RUTAS Y CONSEJOS PRÁCTICOSBALI EN 7 DÍAS - RUTAS Y CONSEJOS PRÁCTICOS Descubriendo el Bali auténtico ⭐ Puntos 4.67 (12 Votos) 👁️ Visitas mes actual: 270
Indonesia por libre en septiembre 2017Indonesia por libre en septiembre 2017 35 días viajando solo por este país y visitando Malasia ⭐ Puntos 4.80 (5 Votos) 👁️ Visitas mes actual: 258

forum_icon Foros de Viajes
Pais Tema: Recorrer Indonesia: Java, Lombok, Sumatra, Sulawesi...
Foro Sudeste Asiático Foro Sudeste Asiático: Foro del Sudeste Asiático: Vietnam, Indonesia, Camboya, Laos, Myanmar, Malasia, Filipinas... y resto de Sudeste Asiático excepto Tailandia
Ir a tema del foro Ir a tema del foro
Últimos 5 Mensajes de 1777
1101426 Lecturas
AutorMensaje
Fanmakimaki
Fanmakimaki
Super Expert
Super Expert
19-04-2011
Mensajes: 425

Fecha: Mar Abr 16, 2024 09:23 am    Título: Re: Recorrer Indonesia: Java, Lombok, Sumatra, Sulawesi...

Hola, para mi el parque de Komodo es un imprescindible, pero ya va en gustos porque tienes pocos días y tienes que escoger.
Sandra_LG
Sandra_LG
Travel Addict
Travel Addict
04-02-2023
Mensajes: 44

Fecha: Lun Abr 22, 2024 12:09 pm    Título: Re: Recorrer Indonesia: Java, Lombok, Sumatra, Sulawesi...

¡Hola! Pensaba que tenía claro qué visitar en Indonesia pero vuelvo a tener dudas. Primero voy a Yogyakarta y luego hago el tour a Borneo. Esta parte ya no la voy a tocar. Después la idea era hacer un tour Bromo - Ijen (3D/2N). Pero he visto que hay gente que también va a la cascada Tumpak Sewu y a Sukamade (desove tortugas). Cada uno de estos sitios implica un día más de tour. Me parece una pena no hacerlos, porque me da la impresión que, si algún día volviera a Indonesia, probablemente ya no pasaría por Java sino que me dedicaría a otros sitios. Pero añadir esos dos días de tour...  Leer más ...
Silvia1970
Silvia1970
New Traveller
New Traveller
15-04-2024
Mensajes: 1

Fecha: Lun Abr 22, 2024 07:55 pm    Título: Re: Recorrer Indonesia: Java, Lombok, Sumatra, Sulawesi...

Hola viajer@S¡¡¡ Después de varios meses leyendo este foro de Indonesia, me habéis dado inspiración y ánimo para organizar por libre el viaje con el que llevo soñando muchos años... Siento mucha ilusión y una gran responsabilidad porque tengo poca experiencia viajera y prácticamente sola organizando un viaje de 20 días (18 noches) del 16 agosto al 5 septiembre, para nuestra familia de 10 personas, 2 parejas de cincuenta y 6 adolescentes entre 14 y 19 años... ¿Qué nos interesa? la naturaleza, los animales, snorkel en plan principiantes, el contacto con la gente local, alguna actividad...  Leer más ...
miqueso
Miqueso
Indiana Jones
Indiana Jones
03-08-2010
Mensajes: 2077

Fecha: Mar Abr 23, 2024 07:09 am    Título: Re: Recorrer Indonesia: Java, Lombok, Sumatra, Sulawesi...

En previsión de lo que pueda pasar, siempre es aconsejable que la noche anterior a coger el vuelo intercontinental, la pases en la ciudad de salida.
EstherGO74
EstherGO74
Experto
Experto
19-04-2017
Mensajes: 239

Fecha: Mar Abr 23, 2024 10:31 pm    Título: Re: Recorrer Indonesia: Java, Lombok, Sumatra, Sulawesi...

A mí 3 noches en el este de Bali me parece demasiado, con una noche, máximo 2 suficiente. Y a Ubud le daría 1 día más. Sí, hay mucha gente pero desde Ubud se lleva muy bien a un montón de sitios.
No te aconsejo coger el vuelo internacional de vuelta el mismo día que llegas de Komodo. Si te falla ei vuelo de Labuan Bajo date por jod****. Labuan tiene un aeropuerto minúsculo al que llegan pocos vuelos. Si te cancelaran el vuelo tienes pocas alternativas para conseguir llegar a tiempo. Te recomiendo llegar la noche antes.
Respuesta Rápida en el Foro

¡Regístrate Aquí para escribir en el Foro!


Mostrar/Ocultar Galería de Fotos
Indonesia
PUEBLO DE PENGLIPURAN BALI
Martuxi78
Indonesia
Danza de Kechak
Martuxi78
Indonesia
CASCADA DEL RIO AYUNG- BALI
Martuxi78
Indonesia
GUNUNG KAWI SEBATU- BALI
Martuxi78
All the content and photo-galleries in this Portal are property of LosViajeros.com or our Users. Aviso Legal - Privacidad - Publicidad
Nosotros en Redes Sociales: Pag. de Facebook Twitter instagram Canal de Youtube