![]() ![]() Nuestra ruta del Dragón ✏️ Blogs de China
Tres semanas por el Gigante asiáticoAutor: Namir1705 Fecha creación: ⭐ Puntos: 4.9 (9 Votos) Índice del Diario: Nuestra ruta del Dragón
01: Día 1.- Madrid-Beijing
02: Día 2.- Beijing
03: Día 3.- Beijing
04: Día 4.- La Gran Muralla
05: Días 5 y 6.- Dunhuang
06: Días 7 y 8.- Xi'an
07: Día 9.- Huashan
08: Día 10.- Tiantou
09: Día 11.- Yangshuo
10: Días 12 y 13.- Hangzhou
11: Día 14.- Suzhou
12: Días 14, 15 y 16.- Shanghai
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Etapas 4 a 6, total 12
Hoy salimos muy temprano del hotel, para visitar la Gran Muralla. Decidimos hacer el tramo desde Zhengbeilou hasta Mutianyu, para lo cual cogimos el metro hasta Dongzhimen, y allí, al salir, un autobús. Ya desde la salida de la estación de metro, una china nos decía cosas, nos quería llevar a la Muralla, y nosotros que nada. Bueno, por lo menos nos encaminó a la estación de autobuses, de hecho nos llevó hasta la misma cola del que teníamos que coger, y nos dio una tarjeta. Creo que lo que quería es que, una vez en destino, llamáramos para que nos llevara alguien a la muralla. Pero otro hombre en la cola nos hizo gestos como de que estaba loca…De todas maneras, teníamos muy claro la ruta a seguir, y hubiéramos pasado igual…En fin, a lo que iba: hay que pillar el 916 kuai, que es el express y tarda menos que el normal, está todo muy bien indicado, y cuesta 13yuanes. Cuando entras en la estación de autobuses, hay unos cartelones que te indican los números de autobús, y luego, para subirte en cada uno, hay unas colas valladas en cuyo inicio está el número. Vamos, que no tiene pérdida.
El trayecto dura unos 85 minutos hasta Huairou, pero ya desde que llevábamos unos 45 empezaron a subirse “taxistas” que se venían directos a nosotros y nos decían, “Huairou, Huairou”. Lo mejor es ponerte serio y decirles un “no” tajante, porque intentarán sacarte del bus. A los dos o tres asaltos te acostumbras, y lo que hacíamos era escondernos, hacernos los dormidos con la gorra en la cara…en fin, hacíamos un poco el tonto y no te creas que les hacía gracia… De cualquier forma, llegamos a la estación de Huairou, la última de todo el recorrido, y, ala, a buscar transporte. Cuando salimos no había taxis, pero sí “taxistas” que se ofrecían a llevarnos a Mutianyu. Es útil que llevéis un mapa con los nombres en chino, o que sepáis que la torre se llama “llengbeilou”, o mejor dicho, se pronuncia así. Nos pedía nuestro taxista elegido 250 yuanes, porque según él eso estaba lejísimos. Al final nos llevó por 100, pero de verdad estaba lejos, a unos 70 minutos, así que creo que ha sido el transporte mejor pagado. En el foro hay colgadas unas fotos, de un puente y un cruce, se identifica perfectamente, aunque no estén los carteles azules que salen en la foto del foro. Nuestro taxista se metió directamente (yo esperaba nos dejara allí) y nos avanzó hasta una aldea, que no sé si era Xizhazi, supongo. Hay que subir una cuestita que hay, a cualquiera que os encontreis le decís lo de “llegbeilou?” y te indican. El camino empieza al final del pueblo, a la derecha según subes, y, en principio, no te lo parece, porque es muy pequeñín, pero en cuanto lo coges se abre y ya sabes que es seguro por ahí. Sólo una puntualización, hay un cruce al poco de coger el camino, bueno no es un cruce, sino una bifurcación, en la que el camino de la derecha baja. Creo que también hay fotos, yo al menos la llevaba impresa (por cierto, si queréis más información, no tenéis más que decirlo…) Ese es el que hay que coger, y empieza el trekking de unos 50 minutos. Y esto ya es impresionante, según vas avanzando vas viendo aparecer la muralla, cada vez más cerca, más cerca y, al final, al dar una curva, plaf, te encuentras directamente a los pies de la torre de Zhengbeilou. IM-PRE-SIO-NAN-TE. El trekking, a ver, no es durísimo, pero sí puede resultar pesado si no estás acostumbrado. Nosotros hacemos senderismo de vez en cuando, y, en fin, no nos resultó complicado, pero oye, cada uno a su ritmo, y si en vez de 50 minutos se tardan dos horas, igual habrá merecido la pena! De cualquier forma, no creo que nadie deba echarse para atrás por esto… Bueno, pues ya estábamos ahí, sin aliento, no por la subida, sino por la vista. Pero, ¿cómo subir a la torre? Uy mira, una escalerita de madera…y un chino vejete en lo alto?? Pues nada, 5 yuanes por cabeza si queríamos subir por ella…en fin, ya que estábamos, pues nada, escalera arriba. Las vistas…bueno, os dejo alguna foto. ![]() ![]() Una vez en la Muralla me puse como un tonto a tocarla, no sé, tenía la necesidad de sentir dónde estaba, de llevarme la Muralla con los cinco sentidos, no sé si me entendéis, y creo que es una de las experiencias que difícilmente se olvidan. Después de la caminata, de todo el trayecto hasta llegar, estar ahí…uf, aún ahora escribiendo se me sigue poniendo la piel de gallina. ![]() ![]() El recorrido no es para nada difícil, eso sí, se sube y se baja mucho, pero merece la pena al máximo, hay partes como el cuerno de buey, que son inigualables, en general todo el tramo es una pasada. Según avanzas se abre la vegetación, porque en estos tramos la muralla está literalmente invadida de arbustos, y llegas a la parte restaurada, Mutianyu. El contraste también está bien, y yo me llevé una sorpresa, pues la restauración creo que ha sido bastante respetuosa. Sigues avanzando, bajando y subiendo, subiendo y bajando, y llegas a la zona de bajada por teleférico, y finalmente, el tobogán!! Yo os recomiendo esta opción, es muy divertido, dura unos 5 minutos, y es muy chulo (salvo que te toque delante uno muy lento, que no te permita correr, pues vas como en unos karts, bueno no sé explicarlo muy bien, pero os diré que vale la pena!) Eso sí, 50 yuanes por cabeza… Una vez abajo buscamos cómo volver a Huairou. La verdad no había muchos taxis por allí, pero sí una furgonetilla que nos llevó por 25 yuanes, y nos dejó en la parada del autobús para Beijing, y ya era nada más que deshacer el camino. Volvimos al hotel y pillamos un taxi, porque cambiábamos de alojamiento, nos fuimos a uno cerca del aeropuerto, porque al día siguiente salíamos a las 7.00h hacia Dunhuang, en el desierto de Gobi. El taxi, llamado por el hotel, hasta el aeropuerto (bueno hasta el hotel, que estaba a cinco minutos) costó 85 yuanes, reiterándome en que lo del primer día fue un robo a mano armada! Pero en fin, ya estábamos en el hotel, asimilando poco a poco que nos despedíamos de Beijing, y que habíamos pasado y pisado nada más y nada menos que la Gran Muralla!!! Etapas 4 a 6, total 12
Tras un vuelo de casi tres horas, llegábamos a Dunhuang, entre los desiertos de Gobi y Takla Makan, y puerta de la Ruta de la Seda. Nos fuimos para el Silk Road Hotel, construido como caravansar, con parte de hotel y parte de hostel, con unas vistas acoj… de las dunas. Esta zona es de las menos visitadas en los tours, de hecho en el foro no había información de esta zona. Yo os la recomiendo al máximo, por la experiencia que es el desierto en sí, así como por las Grutas de Mogao, más de trescientas cuevas excavadas en una pared de roca en el desierto, y decoradas con pinturas budhistas, en la que se repite el patrón de muchos budhas pequeños, en filas sucesivas, que les dan el nombre de las Cuevas de los Mil Budhas. Fue lo primero que visitamos, nos dimos una duchita y pillamos taxi que nos llevara a las cuevas. El taxi te lleva y te espera que hagas la visita, para luego devolverte al hotel o donde le digas, por 150 yuanes. La entrada a las cuevas es guiada, dura dos horas, te enseñan 10 cuevas, y cuesta 130 yuanes. Los tours en inglés son a las 12.00h, a las 14.00h y a las 16.00h, si no recuerdo mal. Entre multitudianarios grupos de chinos, hacer la visita con sólo seis occidentales no tiene precio. Y las cuevas…uf, imaginaos. Un budha de 36 metros dentro de una pagoda, otro de 22, un budha reclinado cubierto de pan de oro, unos frescos de impresión, y una guía super maja, hicieron de la visita otro de los momentos inolvidables del viaje. Os dejo alguna foto hecha en el centro de interpretación, donde hay reconstruidas siete cuevas, una de cada período, y que puedes fotografiar, pues las originales está totalmente prohibido, pero con estas os podéis hacer una idea.
![]() ![]() ![]() Una vez de regreso al hotel, descansamos un poco, y a eso de las seis nos fuimos al pueblo de Dunhuang, que resultó una sorpresa, pues tiene un mercadillo de antigüedades muy chulo, y un mercado de comida también muy interesante. Por ocho yuanes nos pusimos hasta el filo de una especie de pizza-creppe rellena y un yogurcito líquido buenísimo!!! Pero cuidado, que el plato típico en la zona son las criadillas de burro y lo que las acompaña, en fin, ya me entendéis, y también probamos unos pinchitos de sospechosa textura que, al relacionar conceptos, acabamos por dejarnos, y hasta aquí puedo (y quiero…) leer…De cualquier forma, nos quedamos en el pueblo hasta por la noche, y luego nos fuimos a descansar. Al día siguiente, por la mañana, visitamos las Cuevas del Oeste, parecidas a las de Mogao, mucho más pequeñas, muchas menos, pero con mucho encanto, pues no hay casi nadie visitándolas. Quizás deberíamos haberlas visitado antes que las de Mogao, pero fue muy interesante también. Éstas están junto a un cañón en el desierto con un pequeño río. Almorzamos en el pueblo y, por la tarde, nos fuimos a las dunas de arena. En las dunas puedes hacer bastantes actividades, tiro al arco, paseo en camello, tirarte en trineo por las dunas, sobrevolarlas en ultraligero…Nosotros optamos por escalarlas andando. La entrada cuesta 120 yuanes, por diez yuanes más te alquilan unos protectores naranjas para que no te entre arena en los zapatos (fue un acierto pillarlos, la verdad…) y puedes ir hacia la izquierda o hacia la derecha. Hacia la izquierda, las dunas de la arena cantarina (singing sand dunes) llamadas así por el sonido que hacen por la noche cuando el viento arrastra la arena duna arriba, lo que compensa el desplazamiento diurno y hace de estas dunas unas dunas “estáticas”. Recorrer estas dunas es una pasada, nos encantó, aunque es un esfuerzo considerable, sobre todo por el calor y por el hecho de andar sobre la arena, si bien tuvimos suerte con el tiempo, y no hacía un calor asfixiante. Y vaya paisajes, que bonito! El contraste de las dunas con el cielo, el silencio, la soledad, todo un tesoro en China! ![]() ![]() Y, finalmente, el Lago de la Luna Creciente, un oasis que definen como un milagro geológico y que es indescriptible (la verdad es que ha sido un viaje inolvidable todo él, y aunque no quiero repetirme, es inevitable!) A las fotos me remito… ![]() Y allí nos quedamos hasta que atardeció, además fue muy bonito, porque había puesta música clásica, de película, vamos, ese paisaje, esa música…y de vez en cuando, ese escupitajo, tan, tan sonoro, que te devolvía a la realidad… Etapas 4 a 6, total 12
Tras desayunar en el hotel, con una vista espectacular de las dunas del Gobi, pusimos rumbo al aeropuerto, a unos escasos cinco minutos del hotel, para volar a Xi’an. El llegar al aeropuerto, preguntamos en el mostrador de información la mejor forma de llegar a la ciudad, y nos aconsejaron coger un autobús que te deja junto a la Torre de la Campana y que cuesta 26 yuanes por persona. Así lo hicimos, y tras un pequeño lío con la parada del autobús (pues se coge en la parte de vuelos internacionales, no en la de vuelos internos) llegamos a Xi’an. Ha sido el único momento en que realmente nos ha agobiado el calor/humedad. Cargados con las mochilas, caminando esas distancias que en el mapa se suponen de 500metros cuando en la realidad son cuatro veces más, y con un calor que era, para que os hagáis una idea, como si hubieran enchufado un secador de pelo gigante, llegamos al hotel. Duchita y a recorrer Xi’an! Cogimos un tuc tuc (bueno, yo lo llamo así, no es exactamente…)para ir al barrio musulmán que, sin duda, fue lo que más nos gustó de Xi’an. La Mezquita es sorprendente, y el barrio en sí está bien, un laberinto de callejuelas adaptadas a bazar de estética china, está bien para perderse un rato entre los puestecillos, con imitaciones y demás. ![]() Subimos a la Torre del Tambor, que nos pareció hasta más bonita que la de Beijing, y volvimos al hotel por otras calles, también del barrio musulmán, estas con tiendas de comida, donde comimos en los puestos y compramos una especie de mazapán que se te hacía una bola en la boca y que te alimentaba para siete días, con lo que nos acompañó durante todo el viaje, mochila arriba, mochila abajo… ![]() Al día siguiente, nos levantamos pronto para ir a los Guerreros de Terracota. Nos dirigimos a la estación Norte, para pillar el bus que nos llevara al lugar. Si venís desde dentro de la muralla, la estación queda fuera de la puerta norte. Veréis un montón de chinos durmiendo en el suelo, supongo esperando trenes, pero no lo tengo muy claro, y varios, muchos, autobuses. Buscad el 306, o guiaros por el sonido “binmaiyon” o algo parecido, que significa “Ejército de los Guerreros de Terracota”. De cualquier forma, siempre que nos montábamos en un autobús, le enseñábamos al conductor (y al que pillábamos, la verdad) el nombre del destino para asegurarnos y, en su caso, que algún alma caritativa nos avisara si nos pasábamos de él. En una hora estábamos en el lugar, ojo, el autobús te deja en una explanada que parece una venta de carretera, bueno, pues hay que andar un poco hasta la entrada, y luego otro poco más hasta los patios donde están los guerreros, si bien este segundo poco más lo puedes hacer en coche eléctrico por 10 yuanes, creo. Nosotros fuimos andando, por una zona con montones de tiendas que, como era muy temprano, las 8.10h, estaban abriendo y nos dejaron tranquilos (aunque la vuelta sería otra historia). Una vez en los patios, una duda, ¿por cuál empezar? La Lonely recomienda hacerlos en orden inverso, 3,2,1, y dejar así lo más espectacular para el final. Nosotros lo hicimos a nuestro rollo, 1,2,3, pues teníamos tal ansiedad por ver el Gran Patio que hubiéramos pasado los otros demasiado veloces. Eso sí, puedes entrar y salir de los patios a tu antojo, y las veces que quieras. Y hasta aquí os cuento, la experiencia con los Guerreros la debe vivir cada uno en persona, sólo dejaré que las fotos hablen, y aún así, lo hacen muy bajito, quiero decir, nada de lo que pueda escribir o mostrar con mis fotos se corresponde a la sensación de entrar a los patio y encontrarte, cara a cara, ante el Ejército de Terracota. Usando una palabra reiterada en este diario: inolvidable. ![]() ![]() ![]() Para volver a Xi’an hay que pillar otra vez el mismo autobús, en el mismo sitio donde deja, en la explanada esa que os decía. Cuando llegamos, no había nadie, sólo los autobuses, los 306 y otros rosas (de estos había más) que eran el ochocientos algo, y que nos decían que subiéramos, que nos llevaban a Xi’an. Nosotros preferimos esperar a que llegara alguien a los 306, al poco llegó el conductor, siete u ocho chinos y con tan ligero equipaje salimos hacia Xi’an, aunque fuimos recogiendo pasajeros por el camino. Una vez en Xi’an, como teníamos tiempo, subimos a la Muralla, pues queríamos alquilar tándem para recorrerla, pero entre el calor, que los tandems no se alquilan en la Puerta Norte, y que, la verdad, el casco amurallado de Xi’an fue una decepción (la primera de dos en todo el viaje) nos contentamos con pasear un rato la muralla para luego ir al hotel a recoger las mochilas, pues esa tarde viajábamos hacia Huashan, la Montaña Sagrada de los cinco picos, donde pasaríamos noche. La idea inicial era dormir en la Montaña, en el Pico Este, para ver el atardecer, pero finalmente decidimos dormir en el pueblo y empezar el camino temprano por la mañana. El trayecto lo hicimos en tren, desde la estación Norte de Xi’an, en unos 30 minutos. Los billetes los compramos en un punto de venta cercano al hotel, para lo que es útil llevéis impresos los horarios de los trenes y el número de tren que os interesa, se lo señaláis a una cajera que no habla ni papa de inglés, le dais los pasaportes (porque os los pedirán, y nos tiramos cinco minutos de mímica hasta que entendimos lo que quería) y a correr. Dormimos en el hotel Bijiayi Inn, recomendado en la Lonely, si bien vimos cerca de la estación otros, “nosequé business” con mucha mejor pinta. Taxi al hotel, 20 yuanes. El hotel era muy, muy básico y no demasiado limpio, pero en fin, era una noche, con lo que nos acostamos pronto, con una buena vista, eso sí, de Huashan, y la intención de coronar a la mañana siguiente sus cinco picos. ![]() Etapas 4 a 6, total 12
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