![]() ![]() Londres, de rojo, azul y gris ✏️ Blogs de Reino Unido
Diario de un viaje a Londres de 6 días en abril de 2011Autor: Anthony1345 Fecha creación: ⭐ Puntos: 4.4 (11 Votos) Índice del Diario: Londres, de rojo, azul y gris
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Etapas 4 a 6, total 8
Un nuevo día gris amaneció en Londres, y esta vez amenazando lluvia. De hecho, fue el único día que nos llovió, si a eso se le puede llamar llover. Ese día teníamos un larguísimo camino por delante, pues iríamos andando hasta la catedral de St. Paul bordeando el Támesis, para cruzar por el Blackfriars Bridge. Tardamos unos 30 minutos en cubrir la distancia, y el paseo hasta ese puente no es especialmente agradable… pero todo sea por ahorrarnos el metro… Entrar a la catedral costaba 14’50₤, y como nosotros no disponíamos del 2x1 que se puede aplicar aquí, pues pagamos cada uno nuestra entrada. Con ella nos dieron la audioguía. Lo mejor de la catedral de St. Paul es subir a la cúpula (entra con la entrada), pues las vistas son espectaculares. Nosotros habíamos elegido la cúpula para ver las vistas en lugar del London Eye y no nos arrepentimos en absoluto. Eso sí, el interior de la catedral es bonito, pero tampoco es ninguna maravilla.
[align=center] ![]() Tras salir de la catedral y hacernos unas cuantas fotos, cruzamos el Millenium Bridge (el que destruyen los malos de Harry Potter) hasta la Tate Modern, para seguir nuestra ruta hacia el Tower Bridge por ese lado. Esta parte del río es mucho más interesante que la que nos llevó hasta allí, y se pueden ver muchas cosas, como el Glove Theatre, la catedral de Southwark, la London Dungeon (un pasaje del terror), el HMS Belfast (un destructor inactivo desde 1968), así como los modernos edificios que acompañan al City Hall, con restaurantes y centros comerciales. ![]() Justo al lado del City Hall se encuentra el Tower Bridge, uno de los símbolos por excelencia de Londres, y para mí, su monumento más bonito. Sabíamos que la exposición de su interior no tenía mucho interés y como por las vistas desde la pasarela superior no íbamos a pagar una entrada, pues nos limitamos a cruzarlo hasta la Torre de Londres y sus cuervos. Este es el único monumento que tenía ganas de ver con cielo nublado, porque así parecía más tétrico. Comimos nuestros bocadillos en unos bancos frente a una de las entradas de la torre, en la que no teníamos intención de entrar, pues no pensábamos que nos fuera a dar tiempo ese día. Al final resultó que sí teníamos tiempo por lo que nos acercamos a ver cuanto costaban las entradas… 19₤!!!!!!!!! Al no disponer de un 2x1 nos negamos en redondo a entrar, dejándola para nuestra próxima visita. Dimos una vuelta por la tienda de souvenirs, donde venden figuritas de toda la panda de Enrique VIII, Ana Bolena sin cabeza incluída, y nos sentamos a tomar un café en otro Starbucks. ![]() Después del café, nos dirigimos hacia Picadilly, donde habíamos quedado con mi prima. Por el camino, dimos una vuelta por la zona de Bank, cerca de los rascacielos de la City. Me encanta la arquitectura moderna, y sobretodo los rascacielos, por lo que no iba a dejar pasar la oportunidad de hacerme una foto con el Pepinillo (30, St. Mary Axe). ![]() Entramos en los servicios de St. Paul, y enfilamos el Strand hasta Trafalgar y de ahí a Picadilly, donde mi prima nos esperaba para llevarnos a un par de bares y lugares interesantes. El primero de ellos era un bar que creo que se llamaba Blues Bar, cerca de Picadilly, donde esperábamos escuchar música en directo. Muy agradable, aunque es pequeño, y enseguida se llenó de gente… Después de pasar por una juguetería de peluches con cafetería de animalitos incluida, nos llevó a otro bar, aunque de este no recuerdo su nombre… Sí recuerdo que era de madera, enorme, y con un árbol en el centro. Pues después de unas cuantas pintas y muchas risas, volvimos al hotel a descansar.[/align] Etapas 4 a 6, total 8
Los días que nos quedaban en Londres íbamos a pasarlos ya en compañía de mi prima casi todo el tiempo, por lo que quedamos con ella a primera hora de la mañana en Covent Garden para dirigirnos al Museo Británico. Pensaba que Covent Garden era un animado mercado, pero lo cierto es que había muy poca gente, no sé si porque era muy temprano, y me decepcionó bastante. También aprovechamos para acercarnos a ver la fachada de la Royal Ópera House, que tampoco es que diga mucho (menos aún después de haber visto las de París o Budapest).
[align=center] ![]() Después de esto, nos introdujimos en el mundillo universitario de Blomsbury, con sus animados bares, librerías… hasta llegar al British Museum, visita imprescindible para cualquiera que vaya a Londres. Por supuesto, la entrada es gratuita, pero es tan grande, que se necesitaría una semana para poder verlo casi todo… El hall de entrada que da paso a las colecciones es impresionante. Como consejo decir que lo mejor es seleccionar que se quiere ver e ir directamente a ello, salvo que tengamos todo el tiempo del mundo. Por eso, nosotros fuimos exclusivamente a lo que nos interesaba, las partes egipcia, mesopotámica y asiática (aunque de camino pasamos por algunas salas griegas y medievales). Para una futura visita dejaré las incomprensiblemente en Londres esculturas del Partenón y el ajedrez de Lewis… Cuando salimos del museo era casi la hora de comer, por lo que nos hicimos nuestros bocadillos y comimos en el césped frente al museo. ![]() Terminada la comida, volvimos hacia Covent Garden para coger un autobús que nos llevara hacia el Royal Albert Hall, junto a Hyde Park. Covent Garden seguía igual de mustio que a primera hora, lo que no impidió que mi novia y mi prima entraran en una tienda de jabones de la que yo tuve que salir porque me mareaba del olor… Cuando conseguí sacarlas de allí, cogimos el autobús en Trafalgar y llegamos al Royal Albert Hall, que yo quería ver por fuera. También vimos, ya de paso, el monumento al Príncipe Alberto. Tras las fotos de rigor, llegamos al Museo de Historia Natural, al que yo tenía especial interés en entrar. Es gratuito, pero hay tanta gente, que tuvimos que hacer cola. El edificio es muy bonito, especialmente el hall, presidido por la estatua de Darwin, y con un gigantesco Diplodocus en el centro. Su único problema, es que está muy orientado a niños, y de niños estaba lleno. Tras dar una vuelta y ver las colecciones de esqueletos de dinosaurios, salimos y nos dirigimos al Victoria & Albert Museum, un museo de artes decorativas al que llegamos casi cuando estaba cerrando por lo que apenas vimos nada. También es gratuito. Desde allí nos fuimos andando hasta el Arco de Wellington. Mi prima tenía que irse y decidimos acompañarla hasta allí, donde ella cogía el metro. Por el camino pasamos por los archifamosos y archicaros almacenes Harrod’s, y no pudimos resistirnos a entrar. Es como un Corte Inglés con más gente, más hortera y más caro… ![]() Fue al salir cuando a mi novia le empezó a doler la pierna de verdad. Ya le dolía de antes, pero fue en ese momento cuando ya tuvo que sentarse porque no podía más. El día antes, mientras esperábamos por mi prima en Picadilly habíamos entrado en una farmacia Boots, que por lo visto es toda una cadena, y allí compró un relajante muscular. Ahora fue cuando vimos la eficacia de la cremita, pues casi se le pasó el dolor al instante, aunque ya no pudo separarse de ella hasta el final del viaje y el dolor le venía de forma intermitente, retrasando nuestras andanzas por la ciudad, pero todo sea por la salud. Dejamos a mi prima, y nosotros nos encaminamos tranquilamente hacia Picadilly para cenar por allí, pasando por Buckingham, St. James y Trafalgar. La pierna de mi novia ya casi se había recuperado del todo. Para hacer tiempo hasta la hora de cenar, entramos en todas las tiendas de souvenirs que vimos, unas cuantas (en Cool Britania te puedes tirar horas, es como un centro comercial del souvenir…) y después cenamos en un McDonald’s. Como era temprano, decidimos tomarnos un par de cervezas en el pub del árbol al que nos había llevado mi prima el día anterior, para después irnos a dormir. [/align] Etapas 4 a 6, total 8
El sol se asomó muy tímidamente en nuestro quinto día en Londres. Digo tímidamente porque apenas duró un par de horas… Ese día, habíamos quedado con mi prima en Notting Hill, a donde teníamos que llegar con un autobús que se supone debíamos coger en Victoria. Mi prima nos había dicho la letra que debíamos coger, pero aún así, tardamos cerca de una hora en encontrar nuestro autobús. Un caos tremendo. El caso es que conseguimos llegar a Notting Hill antes de que llegara mi prima. Sinceramente, no me gustan los mercadillos, pero a mi novia sí, por lo que antes del viaje decidimos ir a uno, o Portobello o Camden, pero no a los dos. En realidad fue mi prima la que decidió por nosotros, ya que al ser sábado nos llevó a Portobello, de modo que Camden quedará para la próxima visita. El barrio de Notting Hill no es feo, con sus casitas de colores, pero es más que nada por ser distinto al resto de Londres. Antes de llevarnos al mercado, mi prima nos llevó al cercano Holland Park, para mi gusto, el más bonito de los parques que vimos, bastante menos asilvestrado que otros, contando incluso con un jardín japonés (con carpas de colores).
[align=center] ![]() Visto el parque, seguimos a la marabunta humana de camino a Portobello Road, donde se instala este mercadillo de antigüedades y de todo en general que es atractivo turístico. Había tantísima gente que no se podía disfrutar de los puestos y ver nada en condiciones, y casi atravesamos la calle sin poner los pies en el suelo, pues la gente casi te llevaba hacia delante. Donde sí pudimos pararnos con más tranquilidad fue en la librería en la que trabajaba Hugh Grant en la película Notting Hill. Decidimos dar la vuelta por una calle paralela al mercado donde apenas había nadie y podíamos andar tranquilamente. ![]() Nos tomamos una cerveza en un bar cercano a Portobello, y fuimos andando hacia Hyde Park. Hyde Park es el parque más grande de Londres y aunque no me pareció feo, si me pareció un poco desangelado. Las distancias son muy grandes y diáfanas. Dentro del parque hicimos un recorrido por los distintos monumentos que alberga, como el palacio y los jardines de Kensington (nada del otro mundo), la estatua de Peter Pan y el monumento a la princesa Diana. Nos comimos nuestros bocadillos sentados en el césped cerca del palacio Kensington, y después nos tomamos un café en una cafetería acristalada situada junto al lago Serpentine, y aprovechamos para descansar un rato. ![]() Una vez descansados, enfilamos Oxford Street, una de las calles más agobiantes que he visto en mi vida, y ya en Picadilly nos despedimos de mi prima hasta el día siguiente. Ese día, mi novia y yo decidimos cenar en un italiano cercano a la estación Victoria, en una zona llena de teatros. No se comía mal y no era caro, aunque el servicio no era demasiado agradable. [/align] Etapas 4 a 6, total 8
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