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NI HAO CHINA: DIARIO DE UN VIAJE POR EL GIGANTE ASIÁTICO

NI HAO CHINA: DIARIO DE UN VIAJE POR EL GIGANTE ASIÁTICO ✏️ Blogs de China China

Diario pormenorizado de una viaje de 25 días por China, con datos prácticos y recomendaciones
Autor: Victormiguel  Fecha creación:  Puntos: 3.8 (4 Votos)
Motivo del viaje, itinerario y breves pinceladas sobre al país

Motivo del viaje, itinerario y breves pinceladas sobre al país


Localización: China China Fecha creación: 05/12/2012 13:11 Puntos: 0 (0 Votos)
A. EL MOTIVO

Lo oriental nos sigue atrayendo enormemente y, después de visitar el exótico y hermético Myanmar, 2012 ha sido el año de China, un país-continente al que teníamos ganas de ir, pero que habíamos dejado de lado hasta ahora. Dos han sido los motivos que nos decidieron a viajar a este gigante asiático, por un lado, una buena oferta para volar hasta allí (500 € I/V) con British Airways, y por otro, el conocimiento del sostenido crecimiento económico que ha tenido durante los últimos años, que aconsejaba no demorarse mucho en visitarlo, para evitar encontrarnos con algo diferente a la China ancestral y tradicional, con la que siempre hemos soñado.

B. FICHA TÉCNICA

1. Fecha del Viaje
Del 3 al 28 de Octubre de 2012
Esta fecha la elegimos, porque climáticamente es un mes bastante bueno para viajar a China (con todas las reservas de un país tan grande como Europa) y, aunque llegábamos en uno de los tres grandes periodos vacacionales del país, suponíamos que tras el mismo, no habría demasiado turismo local en los lugares que íbamos a visitar. Percepción errónea, a la vista de lo que encontramos a lo largo del viaje y que nos hace suponer que en China, dado el exagerado número de habitantes, no existe la temporada baja como conocemos en Europa.

2. El Plan
Menos de un mes para visitar un país tan extenso, hizo necesario elaborar un plan cerrado en cuanto a lugares a visitar, reservándonos la posibilidad de variar (cosa que hicimos en algún caso) el número de días en cada uno de ellos. Entramos por Shanghai y volvimos por Beijing, y, a priori, a pesar de hacer escalas en Madrid y Londres tanto a la ida como a la vuelta, los tiempos de espera para coger los enlaces no eran muy grandes y, si todo iba correcto, en 16 horas haríamos cada trayecto (el problema fue que el vuelo de vuelta Beijing-Londres se retrasó y ya no pudimos volver a Alicante el día previsto, teniendo que hacer noche en Madrid).
Una vez en China, optamos por combinar grandes ciudades (Shanghai, Beijing, Xian) con zonas rurales menos pobladas, aunque igualmente turísticas, como los alrededores de Guiling o Fenghuang, utilizando para desplazarnos el avión (dos vuelos internos), los trenes (alguno de ellos nocturno, viajando en litera) y autobuses.

3. Itinerario
DIA 1-2: Alicante-Madrid-Londres-Shanghai
DÍA 3-4-: Shanghai
DÍA 5: Shanghai-Zhanjianje-Wulliyuang
DÍA 6: Wulliyuang-Zhanjianje-Fenghuang
DÍA 7: Fenghuang
DÍA 8: Fenghuang-Jishou-Dehang
DÍA 9: Dehang-Jishou-Chengyang
DÍA 10: Chengyang
DÍA 11: Chengyang-Longsheng-Ping’an
DÍA 12: Ping’an
DÍA 13: Ping’an-Guiling-Yangshuo
DÍA 14-15: Yangshuo
DÍA 16: Yangshuo-Guiling-Xian
DÍA 17: Xian-
DÍA 18: Xian-Luoyang (noche en tren a Pingyao)
DÍA 19: Pingyao
DÍA 20: Pingyao-Beijing
DÍA 21-24: Beijing
DÍA 25: Beijing-Lóndres-Madrid
DÍA 26: Madrid-Alicante

4. Gastos del Viaje (dos personas)
Vuelos Alicante-Shanghai y Beijing-Alicante: 1030 €
Vuelos internos Shanghai-Zhanjiangje y Guiling-Xian: 380 €
Visado: 130 €
Medicinas y compras previas: 60 €
Hoteles, comidas, transportes, compras...: 2.000 €
Total: 3.600 €. 1800 € por persona.

C. EL PAIS

1. La Población
Con 1.350 millones de habitantes (una quinta parte de la población mundial), China es el país más poblado de la tierra y, con 10 millones de km², el cuarto más extenso.
En la actualidad, el crecimiento de la población es escaso, siendo el índice de fecundidad de 1,5 hijos por mujer. La reducción del número de nacimientos se debe al control de la natalidad en las últimas décadas. En 1979, cuando el país alcanzó los 1.000 millones de habitantes, las autoridades decidieron poner en práctica una dura política antinatalista, con el fin de impulsar el desarrollo económico, optimizar los recursos y elevar el bienestar de la población. Se inició entonces una campaña bajo el eslogan «una pareja, un hijo» y aquellas familias que tenían más de un hijo (con la excepción de los residentes en áreas rurales, y ciertas minorías étnicas) eran castigadas con el pago de multas y, en algunos casos, incluso se sancionaba con el despido laboral. Además, se han llevado a cabo millones de esterilizaciones y abortos forzosos y se ha producido abandono de bebés y tráfico de niños.
El sostenido crecimiento económico a lo largo de los últimos 25 años, ha traído no solo la reducción de la pobreza, sino también un brutal aumento de la desigualdad entre las zonas rurales y urbanas, lo que ha originado un importante trasvase de población hasta las grandes ciudades, algunas de las cuales como Beijing o Shanghai, rondan los veinte millones de habitantes.





2. Historia reciente
- De la proclamación de la República a la muerte de Mao:
El 1 de octubre de 1949, desde la Puerta de Tiananmen, en Beijing, Mao Zedong proclamaba la fundación de la República Popular China. Se confiscaron las tierras de los terratenientes distribuyéndolas entre los campesinos, se promovió la creación de una industria, y durante los 10 años siguientes la situación fue mejorando bajo la dirección del Partido Comunista, que mantenía un férreo control sobre los recursos del estado.
Los sueños de Mao, por alcanzar la producción industrial de los países desarrollados en unos años, llevaron a la locura del Gran Salto Adelante, cuando el abandono de la producción agrícola mató de hambre a millones de personas. Unas políticas más realistas permitieron la mejora de la economía durante los años siguientes. A pesar de ello, Mao parecía haber perdido protagonismo dentro del partido y en el propio gobierno por lo que, en un intento de recuperar el poder, lanzó en 1966 la denominada Revolución Cultural: había que devolver al país la pureza del comunismo, y los propios cuadros del Partido fueron purgados, sufriendo cárcel muchos de ellos como Deng Xiao Ping. La misma suerte siguieron los profesores, directores de empresas, médicos, ingenieros, y cuantos tuvieran una posición destacada. Toda China se sumió en el caos durante unos años, hasta que la pesadilla solo acabó con la muerte de Mao en 1976.

- De la muerte de Mao a la actualidad:
A mediados de 1977, Deng Xiao Ping volvió al poder. Un líder que ya había demostrado su pragmatismo en la década de los 60 impulsó que en 1978, se dieran los pasos para iniciar la política de reforma y apertura al exterior. Las reformas empezaron por los campesinos aboliéndose las comunas populares instauradas durante la Revolución Cultural, se promovió la iniciativa privada y el uso particular de la tierra. A la reforma agrícola siguió la industrial y financiera, transformando por completo la vida de los chinos en unos años. Según Eugenio Bregolat, ex embajador de España en China, nadie podía sospechar que el programa de “reforma económica y apertura al exterior” lanzado, en diciembre de 1978, por Deng Xiao Ping, iba a desencadenar el proceso de desarrollo económico más espectacular de la historia universal, por su velocidad, por afectar a un quinto de la humanidad y por haber combinado tres procesos de cambio: de una economía planificada a otra de mercado, de una rural a otra urbana y de una cerrada a otra globalizada. La interacción de estos tres procesos y sus consecuencias sociales, proyectadas sobre la inmensa población de China, dibujan un fresco de una gran complejidad, ya que esta reforma económica contrasta con el inmovilismo político.
El país sigue siendo gobernado por el
todopoderoso Partido Comunista, aunque del «socialismo con características chinas» de Deng Xiao Ping hemos pasado en la actualidad a la «Sociedad de la Armonía» de Hu Jintao, en un intento de alcanzar una sociedad armoniosa, vital y más justa. El intento está fracasando porque, aunque China ya es la segunda economía del mundo, superando al conjunto de toda la Unión Europea (en breve alcanzará a la todopoderosa U.S.A), y la riqueza ha filtrado a todas las capas sociales mejorando el nivel de vida en general, la parte más grande de la tarta ha quedado en manos de unos pocos, hasta el punto que las desigualdades han aumentado en un 70 por ciento entre 1985 y 2010, periodo en el que un puñado de chinos, muchos de ellos ligados a familias bien posicionadas en el Partido, consiguieron entrar en el club de los hombres más ricos del mundo, (el último escándalo de posible corrupción, ha salpicado incluso al primer ministro Wen Jiabao).


El viaje: Descripción pormenorizada día a día

El viaje: Descripción pormenorizada día a día


Localización: China China Fecha creación: 05/12/2012 13:13 Puntos: 0 (0 Votos)
D. EL VIAJE

DÍA 1-2. ALICANTE-MADRID-LONDRES-SHANGHAI
El vuelo con Iberia destino Madrid, transcurre sin incidentes y con el horario previsto. El Madrid-Londres sale sin retraso, aunque a la llegada a las inmediaciones del aeropuerto de Heathrow, el avión comienza a dar vueltas debido a la existencia de un elevado tráfico aéreo, lo que hace que cuando aterrizamos, tengamos que salir corriendo para no perder la conexión con Shanghai. Una vez en el airbús destino China, estamos atentos al cierre de las puertas del avión, para acomodarnos en filas de asiento vacías que nos permitirán que el viaje resulte mucho más cómodo, pudiendo incluso tumbarnos para dormitar. El avión va equipado con pantallas individuales, donde se puede disfrutar de películas, juegos y música, lo que hace más ameno el vuelo, siendo la comida y el servicio a bordo bastante correcto.
Llegamos a Shanghai sobre las ocho de la mañana, y realizamos los pesados trámites aduaneros, y posterior recogida de equipaje de forma bastante rápida, por los que, una hora después, tras cambiar unos pocos euros en el propio aeropuerto (estamos advertidos de que aquí el cambio es bastante malo), cogemos la línea 1 del moderno y baratísimo metro (8 yuanes, el equivalente a 1 euro exactamente), y, después de hacer un trasbordo a la línea 2 en la estación de People’s Park, llegamos a Zhongshan Road North, a 10 minutos andando de nuestro hotel. En la salida de la boca de metro nos ofrecen un tuk-tuk que, tras el primer regateo y por 6 yuanes, nos traslada a la puerta del recomendable Baalong Homelike Hotel (12 € la noche), en el que, como será normal durante todo nuestro viaje, apenas hablan unas palabras de inglés y donde, tras exigirnos el pago por adelantado de las tres noches que nos alojaríamos allí, costumbre extendida por toda China, nos instalamos en una confortable habitación.
Tras la relajante ducha, lo primero que hacemos es buscar un banco para cambiar más dinero, pero estamos en un día festivo y no todos están abiertos, así que nos trasladamos en metro a una sucursal del Banco de China, que nos ha confirmado que abre todos los días, y cambiamos 500 euros. Comenzamos a pasear despacio, rodeados por los impresionantes edificios que caracterizan a la ciudad, y atravesamos el parque del Pueblo, lleno de gente disfrutando de un día soleado; aquí, intentan hacernos el timo del té (nos abordan dos jóvenes para hablar inglés, y luego te intentan llevar a un lugar a tomar té, donde la cuenta alcanza proporciones astronómicas), aunque lo evitamos porque estamos prevenidos. Sobre la una del medio día, vamos a comer a un centro comercial donde Zara ocupa un lugar importante. La comida es barata, y el importe final es de unos 15 euros,
Al salir, nos adentramos en la famosa Nanjing Road, más abarrotada que nunca al ser un día fiesta, e inmersos en una marea humana difícil de describir con palabras, con los ojos como platos observando los enormes edificios, las pantallas gigantes y los numerosísimos centros comerciales llenos de gente de todas las edades, llegamos al Bund, el famoso paseo cerca del río, donde se obtiene una fabulosa vista del skyline de Shanghai. Decidimos ir a ver el atardecer tranquilamente desde la terraza del cercano Captain Hostel, donde tomamos unas pintas de cerveza (7 euros cada una) disfrutando de ocaso. obre las ocho de la tarde volvemos al hotel para intentar dormir, (cosa difícil porque en España son las dos de la tarde) y adaptarnos lo antes posible al nuevo horario.

DÍA 3. SHANGHAI
Hemos tardado en conciliar el sueño, pero a las 7,30 de la mañana estamos arriba. El restaurante del hotel está cerrado, así que vamos andando hasta la estación de metro, para ir a visitar los Jardines de Yuyuan. El modernísimo metro, como comprobaremos tanto aquí como en Beijing, es una verdadera jungla, en la que el objetivo es subir al tren, utilizando si es necesario la fuerza bruta para poder hacerlo (una vez concienciados, lo tenemos bastante fácil, porque a falta de costumbre, somos más grandes y fuertes que nuestros competidores).
Cerca de la parada que nos deja en los jardines, hay un 7-Eleven, una especie de 24 horas, que ya nos sacó de más de un apuro en otros países, como Tailandia. Allí tomamos unos zumos y una bolsita de galletas, antes de comprar las entradas, en las que mostramos nuestros carnets de estudiante falsos que nos ha proporcionado Fernando, y nos hacen el correspondiente descuento (nos ahorramos 5 €). Los jardines están bien, y serían un remanso de paz si no fuera por el número de personas que pululan por allí. Después de recorrerlos durante casi dos horas, salimos a la calle y observamos que toda la zona está atestada de gente, con enormes colas para comprar cualquier cosa comestible. Un poco agobiados, cogemos el metro para trasladarnos a la Concesión Francesa, una antigua zona deprimida, que hoy está llena de centros comerciales, y caros restaurantes de comida europea. Preferimos algo oriental, y nos sentamos en el Cristal Jade, restaurante especializado en dumplings, empanadillas rellenas de diferentes productos, que pueden hacerse fritas, cocidas o al vapor. Nos damos cuenta de que nadie pide bebida y solo toma el agua tibia o caliente que se proporciona gratuitamente, y lo comprendemos posteriormente (la cerveza cuesta casi 5 €, y el agua y los refrescos 3 €). Cuando terminamos de comer, damos un paseo por la zona, mas parecida a cualquier barrio europeo, y visitamos el lugar donde se celebró el primer congreso del Partido Comunista. Al salir, está lloviendo, y nos dirigimos al Museo de Shanghai, pero al llegar a la puerta del mismo, está a punto de cerrar, así que buscamos un lugar para tomar una birra; es difícil encontrar un bar, y terminamos en la terraza de una pastelería, donde tomamos unos pastelillos salados, que acompañamos de unas cervezas que me acerco a comprar a un comercio cercano.
Hay bastante tráfico por todas partes, pero no resulta excesivamente agobiante; lo que más nos sorprende es la cantidad que motos eléctricas que circulan por toda la ciudad, y nos preguntamos dónde cargarán las baterías. Paseamos por una ajetreada Nanjing Road iluminada, lo cual la hace más interesante, con chillonas luces de neón, música variada, y pantallas gigantescas vomitando publicidad, todo ello aderezado con las decenas de vendedores ambulantes, que te ofrecen sus productos obstinadamente, y los miles de paseantes de ojos rasgados que casi te impiden caminar. Llegamos a la estación de metro, y volvemos al hotel totalmente derrotados. No tenemos mucha hambre, así que comemos unas barritas energéticas españolas, leemos el correo, las noticias en España y nos vamos a dormir.

DÍA 4. SHANGHAI-. ZHUJIAJIAO
Vamos a Zhujiajiao, una encantadora localidad rodeada por canales, en la que se grabaron algunas escenas de la película Misión Imposible 3, protagonizada por Tom Cruise, y que curiosamente, volvimos a ver hace pocos días. A una hora de distancia de Shanghai, la mejor forma para llegar hasta allí, es coger el metro hasta la estación de Dashije, y, después de cruzar una gran avenida, alcanzar una pequeña estación de autobuses, donde enseñando el nombre en chino de la ciudad, te dirigen a la cola de unos autobuses rosas que salen cuando están llenos (más o menos cada 20 minutos). El trayecto (12 yuanes ) se realiza íntegramente a través del inmenso nudo de autopistas que rodean Shanghai.
Cuando llegamos a Zhujiajiao, es recomendable no hacer caso a los taxistas, porque el peatonal casco antiguo está solo a 300 metros Hay una entrada conjunta (48 yuanes con el carnet, en vez de 60 de la entrada normal), para visitar 8 puntos turísticos, entre los que destacan un par de templos, una antigua oficina de correos y un cuidado y amplio jardín, aunque creemos que no merece la pena comprarla, y si tenemos interés en algo en concreto, se puede pagar aparte. En los templos hay que tener cuidado con el timo del incienso, consistente en que al entrar, te dan unas barritas de incienso para que las quemes, te sientan para leerte no sé qué, y después te piden dinero. Nosotros parecemos nuevos y picamos como pardillos.
En cualquier caso, lo interesante es deambular por esta deliciosa Venecia china, aunque no hemos elegido el mejor día, porque las hordas de turistas bloquean las estrechas calles, y se hace difícil caminar. Después de comer al lado de un pequeño lago unos “bocatas” del jamón que traemos de España, regresamos a Shanghai para ir al hotel a cambiarnos, y dirigirnos al futurista distrito de Pudong, donde se encuentran iluminados los enormes rascacielos que conforman el skyline, y donde subimos a uno de los bares más altos del mundo, el Cluod 9, en la planta 87 del hotel Grand Hyatt, que está en la torre Jin Mao (entrada con cerveza o refresco 100 yuanes). El sitio no está mal, aunque las vistas son regulares debido a las cristaleras que lo protegen. Al salir, decidimos volver al hotel a cenar pero, al llegar, el restaurante está cerrado, así que nos acercamos a un pequeño garito semi-vacío que está al otro lado de la calle, donde pedimos lo que están comiendo en la mesa de al lado, que resulta ser un hot-pot, especie de sartén con carne, verduras y pasta de arroz, aderezado con varias especias que se hacen lentamente sobre un fuego situado en la mesa. Lo pedimos poco picante y a mí me gusta, pero a Rosi no le acaba de convencer (total factura 44 yuanes, 9 euros, con dos cervezas grandes).
Nos vamos a dormir, pero todavía tenemos jet lag y pasan unas horas hasta que podemos hacerlo.









DÍA 5. SHANGHAI-ZHANJIANJE-WULLINGYUANG
Es nuestro último día en esta impactante ciudad, y lo primero que hacemos es ir al interesante y gratuito museo de Shanghai, situado en la Plaza del Pueblo, y que cuenta con más de 100.000 piezas de arte antiguo chino.
Después de dos horas, salimos al parque adyacente y compramos unas brochetas variadas (algas, setas, pollo y albóndigas) junto a un par de cervezas (55 yuanes). Tenemos la firme sensación de que nos han clavado, y nos juramentamos en preguntar los precios antes de pedir cualquier cosa.
Después del aperitivo, nos acercamos de nuevo por Nangjing Road hasta el Hotel Peace, recientemente renovado y que llegó a ser el más elegante del sudeste asiático, para dar una vuelta por su interior. Al salir nos dirigimos a la planta de restaurantes de un centro comercial (en estos templos del consumo suele haber una gran oferta, con bastante calidad y precios razonables), y elegimos el Restaurante Food Fusión, donde pedimos noodels, gambas, cerdo y arroz acompañados de cerveza Tiger (92 yuanes).
Volvemos al hotel a recoger las mochilas, y cogemos el metro ya que, con el tráfico que hay, en taxi tardaríamos más o menos lo mismo y nos costaría unos 250 yuanes. En hora y media estamos en el enorme y moderno aeropuerto, que además de wi-fi, cuenta con ordenadores gratuitos, y hacemos tiempo hasta que, a las 9 de la noche sale nuestro vuelo dirección Zhanjianje, con la compañía Spring Airways. El avión sale sin retraso, y va lleno de chinos (somos los únicos “ojos de vaca”, que es como nos llaman a los occidentales). A las 23,30 h aterrizamos en medio de una fuerte lluvia, y después de coger las mochilas, salimos a la calle donde rápidamente nos asaltan no menos de 10 taxistas, que nos ofrecen sus servicios. Tenemos que ir a la ciudad de Wullingyuang, a una hora más o menos, puerta de entrada al parque natural del mismo nombre, en el que parece ser que se inspiró James Cameron para rodar Avatar. Nos piden 380 yuanes, y sabemos que normalmente se puede conseguir por unos 120, aunque las condiciones atmosféricas y la hora, hacen que tengamos poco margen de negociación. Aún así lo sacamos, tras un duro regateo, por 170 yuanes. A continuación, pongo una fotografía procedente de Internet, dado que finalmente no lo podremos visitar.
Cuando llegamos al hotel en medio de la lluvia, observamos con preocupación que está cerrado y no se ve ni una sola luz. Menos mal que, después de aporrear la puerta, aparecen dos chinos somnolientos que nos abren y a los que mostramos el papel de la reserva. Uno de ellos habla cuatro palabras en inglés y cuando nos dice que abonemos el total de la estancia, nos cuesta hacerle comprender que de momento, solo le íbamos a pagar dos noches, porque no sabíamos cuantas íbamos a alojarnos. Eso hacemos, y en unos minutos estamos durmiendo en una correcta habitación, después de comernos unos bollitos que nos quedan en la mochila, y percatarnos de que somos los únicos clientes.

DÍA 6. ZHANJIANJE
Amanece un día lluvioso, y con una niebla que hace que no se vea a dos metros de distancia. Consultamos las previsiones metereológicas para mañana, y son idénticas, así que bajamos a desayunar y mientras me tomo una reconfortante sopa de noodels (Rosi pide tostadas), decidimos con mucha pena cambiar los planes, y marcharnos a Fenghuang, nuestro siguiente destino, esa misma mañana. Dicho y hecho, tras coger las mochilas y tardar media hora para hacerle entender al recepcionista (con la ayuda de un traductor chino-inglés que tiene en su ordenador), que queremos la devolución del dinero de una de las dos noches pagada por anticipado, paramos un taxi que nos llevará a la estación de autobuses, donde nos informan que el próximo bus directo no sale hasta 5 horas después, pero que podemos coger uno a Zhanjianje (una hora, 12 yuanes) y desde aquí, otro a Fenghuang (4 horas, 65 yuanes). Eso hacemos y tras dos horas de espera para hacer el trasbordo, llegamos a Fhenguahg a las 5 de la tarde. Cogemos taxi, al que damos la dirección de un hotel que viene en la Lonely. Nos pide 10 yuanes, y le digo que ponga el taxímetro, a lo cual se niega. Al final nos deja en la ciudad antigua, pero no en el hotel indicado (le doy por equivocación un billete de 5 céntimos de yuan y me dice que no horrorizado; cuando me doy cuenta del error me río y le doy un billete de 5 yuanes). Al bajarnos nos ofrecen un hotel, donde conseguimos una habitación por 80 yuanes (sólo el hijo de la dueña habla dos palabras de inglés). Es un poco pequeña, pero es moderna y está muy limpia.
Después de instalarnos, nos lanzamos a descubrir una preciosa ciudad amurallada en las orillas del río Tuo, declarada Patrimonio de la Humanidad, y a la que teníamos muchas ganas de visitar, tras haber visto algunas fotografías en Internet. Y no nos defraudó.
Es noche cerrada, y miles de farolillos rojos iluminados y reflejados en las oscuras aguas del río, dan a la ciudad un aspecto irreal, casi fantasmagórico. Nos ponemos a hacer fotografías como locos desde la ribera del río, aunque el momento “encanto” se va perdiendo poco a poco, cuando observamos que cientos de turistas chinos abarrotan sus calles, y decenas de karaokes atronan el cielo con una música horripilante.
Para comer, los múltiples restaurantes ofrecen en sus jaulas y peceras todo tipo de animales: serpientes, anguilas, cangrejos, ratas, gallinas...que te cocinan al instante. Los puestos ambulantes ofrecen pinchos diversos de carne, calamares, gambas, dulces de todo tipo, fruta, y el llamado tofu maloliente, alimento fermentado que como su nombre indica, desprende un olor repugnante que se percibe a distancia.
Cenamos, sin mucho éxito, en una de las muchas tabernas abiertas al río, pero aunque pedimos níscalos (sí, como los de España) que ofrecían en la puerta, la forma de cocinarlos arruinaron su exquisito sabor. Nos salvaron, como será habitual, el arroz y las verduras.
De vuelta al hotel descubrimos el mercado de comida nocturna, con una pinta estupenda, lamentando no haberlo visto antes. Mañana cenaremos aquí.
Esperando que la música no nos impida conciliar el sueño, nos acostamos sobre las 10 de la noche

DÍA 7. FENGHUANG
A pesar del ruido, hemos dormido bastante bien, aunque pedimos al recepcionista que nos facilite un edredón un poco más grueso, porque hemos tenido algo de frío. Desayunamos un poco del lomo que nos queda, y salimos a la calle, donde la temperatura ha descendido bastante. Recorremos una ciudad llena de “ojos rasgados” (no hay ni un solo occidental), algunos de los cuales nos pide hacerse una foto con nosotros, quedando seducidos por las viejas casas de tejadillos oscuros, muchas de ellas como palafitos sobre el río, el agua de color verde intenso por el que se deslizan lentamente, desde embarcaciones turísticas, hasta una pequeña piragua en la que un pescador lleva atados media docena de cormoranes, y donde lavan sus ropas las mujeres Miao, la etnia predominante en la zona.
La vieja muralla constriñe una maraña de callejuelas por las que nos perdemos, y que inevitablemente van a parar al río. Los turistas siguen a lo suyo, disparando sus cámaras a todo lo que se mueve, y nos sorprende la cantidad de ellos que se hacen fotos con trajes diversos (de princesa, de soldado, de gángster.....) que alquilan avispados fotógrafos, y dos grandes puentes de piedra, uno de ellos cubierto, y otros dos solo con pilares que hay que ir prácticamente saltando, permiten cruzar de una orilla a otra.
Después de tomar una birra al lado del río (12 yuanes), comemos unos dulces que compramos en un chiringuito, y decidimos irnos a echar la primera siesta del viaje. Tras el reparador descanso, continuamos deambulando sin rumbo por la ciudad, y compramos en una taquilla oficial (menos mal que llevamos escrito el número de tren y el destino en chino), los billetes de tren para trasladarnos días después a la zona de Chengyang, para lo cual nos exigen el pasaporte y pagar una pequeña comisión. Poco después, charlamos con una pareja de chinos que intentan comunicarse con un ingles casi inexistente, y nos tomamos una cerveza observando el ir y venir de la multitud, hasta que decidimos ir a cenar al mercado nocturno, donde decenas de puestecillos ofrecen carnes, pescados, verduras, mariscos, noodels de todos los tamaños, empanadillas...., todo bastante apetitoso y con pinta de limpio. Pedimos patatas asadas, berenjena a la brasa, varios pinchos de calamares, setas y carne, todo acompañado con arroz y cerveza; pagamos 80 yuanes y cenamos estupendamente. Al levantarnos compramos unas rodajas de sandía que ofrece una señora mayor, que va vestida con el traje tradicional Miao.
Como colofón a este interesante día, damos un paseo para hacer las últimas fotografías, mientras nos asaltan jóvenes que, al más puro estilo Benidorm, nos animan a pasar a unos locales que, con alguna excepción, exhiben decibelios sin rubor. En la entrada de algunos de ellos, hay inquietantes letreros en inglés y chino en contra de los japoneses, del tipo “No Jap” o “Japanese no enter”, suponemos que por el problema territorial con las islas Diayou.
Rosi vuelve a la habitación, y yo continuo caminando hasta llegar al puente cubierto, observando con curiosidad a una chica occidental, después de dos días sin ver ningún “ojos de vaca”.

DÍA 8. FHENGHUAN-DEHANG
A las 7,30 estamos arriba, aunque el ruido nos molestó más que la noche anterior. Compro unos plátanos para desayunar, y cogemos un taxi, cuyo conductor no admite negociación (pide 15 yuanes), ni quiere poner el taxímetro. En diez minutos estamos en la estación de autobuses y tomamos un bus dirección Jishou, que en una hora nos lleva a esta gran ciudad. Aquí pretendemos coger otro, destino Dehang pero en taquilla nadie nos entiende (y eso que mostramos el nombre del pueblo en chino). Por fin, una encantadora señora nos indica, por señas, que la sigamos hasta la calle, donde para rápidamente a un taxi, diciéndole a la taxista que nos lleve a otra estación de donde sale el bus para Dehang.
Nada más llegar parece que nos están esperando, y nos acomodamos para realizar un plácido viaje de una hora rodeados de arrozales y montañas, y pasando por debajo del recientemente inaugurado puente colgante de Azhai, impresionante estructura de 1176 metros (fotografía procedente de Internet).
Hay que pagar una entrada de 60 yuanes antes de llegar a la plaza de esta pequeña aldea, donde existen algunos desvencijados hoteles. Llevo anotada una recomendación de un forero, y me dirijo al hotel Gu Xiang Ke Zhan, que parece ser el mejor del pueblo, después de preguntar a una señora, que llama por teléfono para comprobar que está abierto. Allí negocio una habitación bastante limpia por 80 yuanes, aunque el retrete es a la turca.
Después de instalarnos, nos dirigimos en una recorrido llano y cuidado, por el que transitan muchos turistas chinos, hasta una de las cascadas más altas de China. El inicio está lleno de tenderetes que ofrecen sus mercancías, y por el camino vemos algunos agricultores y mujeres Miao vestidas con sus coloridos trajes y los característicos canastos de mimbre colgando de sus espaldas. Los arrozales tienen un color marrón bastante feo porque ya han recogido la cosecha, pero ofrecen un bonito contraste con el verde de los mogotes kársticos que los rodean.
La cascada es bastante normalita y lleva poca agua, aunque el lugar rezuma paz y tranquilidad, lo que en China es difícil de encontrar. Compramos unas cerveza a una de las vendedoras que hay por allí, y terminamos las reservas de jamón. De regreso, unas chicas me piden hacerse una foto conmigo, a lo que acepto gustosamente. Una de ellas se pega sospechosamente, jejeje.
El volver al pueblo, vemos un espectáculo gratuito de danza y baile dirigido a los guiris (orientales y occidentales, aunque entre estos solo estamos nosotros), y al terminar, me dirijo a un monte cercano para observar las vistas, mientras Rosi se queda tomando una cerveza, inteligente decisión la suya, porque, cuando llego a la cima después de subir cientos de escalones, en medio de un húmedo bosque de bambú, apenas puedo ver nada debido a la exuberante vegetación.
Cuando regreso, acabo la cerveza de Rosi, y vamos a refrescarnos con una ducha, antes de ir a dar una vuelta por un pueblo casi vacío, ya que pocos turistas se quedan aquí a hacer noche. Intuimos por ello, que los escasos restaurantes cerrarán pronto, y aunque solo son las 6 de la tarde, vamos a cenar a un chiringuito asomado a la calle principal, donde pedimos con nuestra guía de chino, arroz tres delicias, patatas, verduras parecidas a los grelos y una berenjena que señalamos en el mostrador (total con cerveza 35 yuanes). Rosi regresa al hotel para leer en la habitación, mientras yo deambulo por el pueblo casi en penumbra, y observo divertido como debajo de la luz mortecina de un comercio, unos cuantos chinos se juegan los yuanes a una especie de poker. Me acuesto contento, pensando en que hoy hemos conocido un poco la china más rural y tradicional.

DÍA 9. DEHANG-JISHOU-SANGIANXIANG
El día amanece neblinoso, pero con una temperatura ideal para hacer de nuevo una ruta a otra pequeña cascada. Después de desayunar unas barritas energéticas, atravesamos solitarios arrozales rodeados de montañas, en los que solo se ve algún lugareño realizando sus tareas cotidianas, y comenzamos a subir unos empinados escalones. Rosi tiene un problema en la rodilla, y se queda esperándome, mientras llego hasta la cumbre de la montaña. Allí hay una pareja belga-china, con los que converso animadamente: viven en Bélgica donde trabajan en un restaurante chino, y están de vacaciones recorriendo los alrededores de la ciudad de procedencia de la chica.
Bajamos juntos, y la china nos propone comer juntos, para así ayudarnos a elegir. Aceptamos el ofrecimiento, y después de ducharnos y disfrutar de la terraza de nuestro hotel bebiendo unas cervezas, recogemos las mochilas y las dejamos en recepción, hasta la hora en que cojamos el bus a Jishou. A la una de la tarde vamos a comer y la china pide seis o siete platitos de carne, verduras, huevos “podridos” de pato ( que se preparan sumergiéndolos en agua con cal, sal y hojas de té durante 50 días, y que a pesar del aspecto y su nombre, están bastante buenos), arroz, noodels, una especie de chicharrones de cerdo....La cuenta asciende a 150 yuanes, pero la china regatea y nos lo dejan en 120.
Nos despedimos de la pareja, que se va a hacer la ruta de la cascada que nosotros hicimos ayer, y mientras Rosi se queda leyendo, yo doy una vuelta por los alrededores y me encuentro con una guía de uno de los grupos de turistas chinos que visitan la zona. No habla ni una palabra de inglés, y muestra su interés por mi pequeña guía de conversación que llevo en un folio. Intenta enseñarme sin mucho éxito la pronunciación de algunas palabras en chino, y yo hago lo mismo en castellano, y pasamos un momento divertido.
Sobre las 16,30, salimos en un autobús dirección Jishou, donde tenemos que coger un tren a las 20,30. La estación de autobuses está pegando a la de trenes, así que dejamos las mochilas en consigna, y nos vamos a dar una vuelta para comer algo. Cuando regresamos la estación de tren está abarrotada (¿y cual no en China?), pero bastante organizada, y nos dirigimos a una sala para esperar la llegada de nuestro tren. Las puertas las abren unos cinco minutos antes de que llegue, y entonces se produce una auténtica desbandada de gente, en busca de su vagón. Nosotros no nos quedamos atrás y corremos al andén. El tren es larguísimo (yo calculo que puede tener casi un kilómetro) y está lleno de gente. Buscamos nuestros asientos, dejamos las mochilas y nos disponemos a pasar cinco horas observando como la gente duerme, habla por teléfono, juega a las cartas, come, fuma (aunque sólo en el espacio entre vagón y vagón), mientras un policía malencarado pide la identificación a los locales con no muy buenos modales; en fin, todo un universo antropológico digno de ver, si no fuera por cierto olorcillo proveniente de los baños......
Tenemos que estar pendiente de la llegada a nuestra estación, porque llevamos algo de retraso, y a las dos de la mañana, nos confirman que llegamos a Sangiangxian, nuestro destino. El problema, es que el tren es tan largo, que no cabe el andén, por lo que nuestro vagón queda bastante alejado y nos tenemos que bajar en medio de la vía, sin escalera y con la oscuridad más absoluta. Rosí casi se tuerce un tobillo y tenemos que andar mas de doscientos metros hasta llegar al andén, donde hay bastante gente (¿dónde irán a esas horas?). Menos mal que el taxi, que habíamos pedido al hotel cuando reservamos por e-mail, está en la puerta, y rápidamente nos dirigimos al Dong Hotel, en la localidad de Chengyang, aunque tardamos mas de media hora en llegar.
Allí nos recibe Michael, el dueño, que nos muestra nuestra coqueta habitación de madera, que sólo tiene la pega de ser triple, porque un murciélago revolotea por la misma. Tras la sorpresa y las risas, conseguimos echarlo de nuestra cama, antes de caer rendidos en ella.

DÍA 10. CHENGYANG
Después de la paliza de ayer, dormimos hasta las 10 de la mañana, y desayunamos tranquilamente en la terraza del hotel, disfrutando de la vista de los arrozales bañados por un pequeño arroyo en que da vueltas una vetusta noria de madera, junto a uno de los típicos puentes de la zona. Dado que a sus habitantes de la etnia Dong, les gusta asentarse en zonas frescas y montañosas, cerca de los ríos, con el tiempo han llegado a ser grandes constructores de puentes, una habilidad que han convertido en un auténtico arte. La mayor curiosidad de estos puentes es que para su construcción no se emplea ni un solo clavo; tan solo ensartan la madera como si de un gran rompecabezas se tratase, y aún así el puente resiste las inclemencias meteorológicas durante siglos.
Son casi las 11, cuando, tras dejar una bolsa de ropa sucia para que nos la lavaran, nos dirigimos al Puente del Viento y de la Lluvia, el más famoso de la región, situado a escasa distancia. Cometemos el error de pagar 60 yuanes por cabeza por atravesarlo (no solo porque luego descubriríamos que se puede pasar por otro lado sin problemas, sino por que lo bonito es verlo desde el exterior). La verdad es que es chulo, pero quizá esperábamos algo más.
Desde aquí hacemos una ruta de unas tres horas atravesando diversas aldeas entre ríos, arrozales y campos de té, observando la vida rutinaria de sus habitantes, y lo que es mejor, sin un solo turista, lo cual en China debe ser bastante difícil. En un pueblito, un niño llora desconsoladamente cuando me ve (supongo que porque no está muy acostumbrado a ver “ojos de vaca”).
Comemos debajo de otro de los puentes, el chorizo ibérico que nos queda, acompañado de la cerveza más barata que hemos encontrado hasta ahora (3,5 yuanes, menos de medio euro). De regreso, paramos en un garito de la aldea Ma’an, cercana a nuestro hotel, porque ofrece wi-fi. Allí tomamos otra birra, con un platito de cacahuetes como aperitivo, y les decimos que volveremos para cenar.
Al salir, compramos unos manteles artesanales elaborados por las mujeres dong (150 yuanes cada uno), después de un largo regateo y regresamos al hotel donde recogemos la ropa lavada (nos clavan 100 yuanes, aunque luego se arrepienten, y nos devolverán 20. En el resto del viaje por el mismo peso nos cobrarán unos 30-40), y esperamos, mientras llegan un grupo de occidentales, a que regrese Michael para pagarle la habitación y pedirle que nos solicite un taxi para ir, al día siguiente, a la ciudad de Sangiang, donde queremos coger un autobús dirección a los arrozales de la Columna del Dragón.
Cenamos en la aldea Ma’an como habíamos prometido, y volvemos al hotel en la oscuridad, ayudándonos con el móvil, y guardando en nuestra retina la esbelta figura iluminada del Puente del Viento y la Lluvia.


DÍA 11. CHENGYANG-ARROZALES DE LA COLUMNA DEL DRAGÓN
A las 6 de la mañana estamos arriba, hemos dormido bastante bien, y el taxi nos espera en la puerta (hemos acordado con Michael un precio de 80 yuanes. Sabemos que es caro, pero como no lo gestionamos nosotros, tenemos que tragar). En 20 minutos estamos en la estación de autobuses de Sanjiang. No tardamos en salir dirección Longsheng, donde me da tiempo a desayunar lo que llamaré “sopicaldo”: un cuenco de noodels con carne, verdura y varios tipos de salsas (5 yuanes), parecido al famoso Pho vietnamita, antes de hacer un cambio de autobús que nos llevará a los arrozales.
Las Terrazas de Arroz de Longji, 100 km al norte de Guilin, son probablemente uno de los paisajes más bonitos de China. Ocupan una extensión de 66 km², y son el resultado de cientos de años de trabajo de las minorías Zhuang, Yao y Dong. Empezaron a construirse hace 800 años durante la dinastía Yuan y se terminaron durante la dinastía Qing. Construidas aprovechando toda la ladera de la montaña, conforman una vista sobrecogedora.
Los campos son regados desde ríos y arroyos de montaña, mediante un complejo sistema de canales desarrollado y perfeccionado a lo largo de siglos de uso. El cuadro lo completan unos estrechos caminos de piedra mantenidos generación tras generación, que nos guían a través de la montaña.
Antes de llegar a la localidad de Ping’an (que creo que a pesar de ser bastante turística, es el mejor sitio para alojarse), tenemos que pagar la entrada para pasar a la zona -80 yuanes cada uno-. Cuando el autobús de detiene, unos portadores se ofrecen a subirte las mochilas por 40 yuanes, aunque lo dejamos en 20 cada una (también suben personas en una especie de parihuelas), puesto que todos los hoteles están en lo alto de la montaña, y aunque resulta un poco raro ver una señora cargando con ese peso, al final pensamos que es una forma de ganarse la vida.
No llevamos hotel reservado, pero si recuerdo el nombre de un par de ellos, que recomiendan en Internet. Al pasar al lado del Longyi One Hotel, decidimos preguntar el precio, y, aunque algo carillo (190 yuanes la noche), la habitación merece la pena por su limpieza, situación, y por los amplios ventanales que se abren a los arrozales, aunque la niebla impide disfrutar de una visión nítida. Ya instalados, decidimos que el otro día que nos queda suelto, después de no haber podido visitar el parque Wullingyuang, lo utilizaremos aquí, haciendo dos noches.
Sin más demora, salimos a dar una vuelta ascendiendo por una montaña empinada rodeada de casas de madera, muchas de ellas reconvertidas en hoteles, que con su estilo alpino le dan a la zona un aspecto de estación de esquí, hasta alcanzar un par de miradores abarrotados de gente (no hay que olvidar que es domingo), desde donde hay estupendas vistas de los arrozales. Aprovechamos para descansar y comer un poco de fruta que hemos comprado en uno de los múltiples tenderetes que se agolpan durante todo el recorrido.
Volvemos al hotel a hacer tiempo para ir a cenar temprano en un restaurante al que habíamos echado el ojo en la subida. Pedimos pescado, verduras y arroz cocinado en tronco de bambú (una especialidad de la zona que no nos gusta demasiado), y percibimos con horror que de algunos locales comienza a salir una música estruendosa, como ocurría en Fenghuang (no por favor, karaokes no, exclamamos), pero no hay forma de evitarlos, así que volvemos a la habitación a navegar por Internet, con un ruido de fondo que no terminará hasta las once de la noche.

DÍA 12. ARROZALES DE LA COLUMNA DEL DRAGÓN
Amanece con una niebla más intensa que el día de ayer. A pesar de ello decidimos hacer la ruta que teníamos prevista a través de las montañas, hasta llegar a la localidad de Dazhai (unas 4-5 horas), regresando en bus a Ping’an. Desayunamos (yo un “sopicaldo” y Rosi un caro desayuno occidental con huevos y tostadas), reservamos autobús directo hasta Guilin para el día siguiente (50 yuanes, con dos horarios de salida 10 y 14 horas) y charlamos con una pareja de catalanes que están alojados en el mismo hotel.
El camino comienza en suave subida, y pronto comenzamos a ver a mujeres de la etnia yao que se ofrecen como guías, portadoras o para descubrirse el larguísimo pelo (se les llama también longhair) a cambio de unos yuanes (a una le digo con gestos que si me muestra el pelo, yo le enseñaba el mío del pecho, y se moría de la risa).
Unos pocos occidentales hacen la misma ruta, algunos de forma inversa, saliendo de Dazhai. El camino es muy fácil, y está perfectamente marcado, aunque se echan de menos algunas indicaciones, puesto que hay cruces sin señales, en los que resulta inevitable preguntar a algún lugareño. Avanzamos atravesando arrozales fantásticos, aunque lamentamos no poder disfrutar del tono verdoso,que presenta el arroz antes de ser recogido (como vimos en Bali), porque la cosecha prácticamente ha finalizado. Los agricultores realizan sus tareas cotidianas mientras la niebla cada vez se hace más intensa, y, al llegar a una pequeña aldea situada en lo alto de una colina, hacemos un descanso y compramos agua en una tiendecilla.
Cuando alcanzamos Dazhai, nos encontramos con una pareja de jóvenes españoles, que van buscando un hotel concreto, y con los que charlamos un rato. Antes de coger el bus de vuelta nos tomamos una cerveza con los últimos restos de jamón que llevamos y a las 14,30 h salimos dirección Ping’an. El problema estuvo en que nos dejó en un cruce a la espera de otro autobús y este no llegó hasta una hora después. En el mismo nos intentan timar con el precio aunque al final, tras nuestras protestas y la amenaza de Rosi de llamar a la policía, pagamos lo mismo que los demás.
A las 16,30 h llegamos a nuestro confortable hotel, donde nos duchamos y “perreamos” un rato hasta la hora de cenar. Creemos que hoy, como es lunes y hay menos turistas, no habrá karaoke, pero nuestro gozo en un pozo: una vez anochecido comienzan a sonar las notas poco musicales de un par de garitos.

DÍA 13. ARROZALES COLUMNA DEL DRAGÓN-GUILING-YANGSHUO
Despertamos temprano, así que leemos un rato hasta que bajamos a desayunar. Al terminar, veo un poco el Bielorrusia-España celebrado días antes y a las 9,30 h salimos del hotel para coger el bus de las 10 h.
Dos horas y media después llegamos a Guiling, y sin darnos tiempo a ir al baño, nos dirigen a un autobús que salía inmediatamente destino Yangshuo (18 yuanes) y que tarda poco más de una hora. Al llegar a la estación de autobuses cogemos un tuk-tuk (10 yuanes) para ir al hotel Family Towers, y nuestra sorpresa es que está situado a menos de doscientos metros. ¡que cabrón el “tuktuktero”¡
El hotel (13 € la noche) está muy bien, céntrico pero escondido en un callejoncito que le da mucha tranquilidad; además, el recepcionista habla inglés, la habitación es grande, y el baño tiene la ducha separada por una mampara, lo que en china es bastante difícil de encontrar.
Inmediatamente salimos a la calle para cambiar dinero, enviar unas postales, y comprar unos billetes de tren para viajar a Pingyao desde Xian. Después entramos en la zona peatonal que rápidamente denominamos como el Benidorm chino, debido a la cantidad de turistas, con abrumadora mayoría de chinos, que por allí transitan,y los numerosos negocios existentes (bares, comercios, restaurantes, agencias de viaje, tenderetes de todo tipo....), e incluso se ve algún letrero en el que se ofrece la típica “happy hour” de cócteles.
Preguntamos por el precio del alquiler de bicicletas y motocicletas, y tomamos una cerveza baratita (8 yuanes) en la terraza de un céntrico hotelito, desde donde tenemos una óptima visión del ajetreo de la calle.
Al terminarla, vamos a cenar al recomendable Restaurante Lotus, un vegetariano con una agradable decoración y bastante tranquilo (tomamos cuatro platos muy bien presentados, con dos cervezas grandes por 135 yuanes).
Regresamos al hotel y le preguntamos al recepcionista sobre la posibilidad de que nos consiga los billetes de tren que, no hemos podido adquirir en ninguna de las agencias en las que lo hemos intentado. El nos dice que para ello necesitaría los pasaportes. Dudamos un momento, pero al final decidimos confiar en él, y se los entregamos, antes de subir a nuestra habitación, esperando haber tomado la decisión correcta al desprendernos de ellos.

DÍA 14. YANGSHUO
Yangshuo está ubicada a orillas de los ríos Yulong y Lijiang (también conocido como río Li), en la provincia de Guangxi, a 60 Km al sur de la ciudad de Guilin. Su peculiar orografía esta formada por pequeñas colinas de origen calizo (similares a las que vimos en Dehang), que emergen de unos campos inundados por los arrozales.
Dispuestos a explorar la zona lo más profundamente posible, alquilamos una scooter (120 yuanes, gasolina incluida + 400 yuanes de depósito) y recorremos la parte del río Yulong. Al llegar a una pequeña aldea, oímos sonidos de petardos y música y rápidamente nos acercamos para observar lo que creemos es algún tipo de celebración. Nuestra sorpresa es mayúscula, cuando después de unos minutos, nos damos cuenta que es un entierro. Los familiares caminan de espaldas, mirando al “féretro”, y postrándose en el suelo cada pocos metros, lanzando lamentos de dolor. Detrás, una banda de música y unas personas caracterizadas de dragones o seres mitológicos, amenizan el desfile. Por delante de todos, un hombre va tirando petardos y papelillos de colores. Todo ello muestra de una cultura de la muerte bastante diferente a la nuestra.
Después de un momento de desconcierto por lo que hemos presenciado, alquilamos una barca de bambú (110 yuanes) que nos da un relajante paseo de hora y media por el río, desde el cual observamos los mogotes que se levantan como agujas cubiertas de vegetación, y que ofrecen un paisaje similar al existente en la famosa bahía de Halong, en Vietnam..
Al terminar, y después de pasar por delante de lugar donde los asistentes al entierro disfrutan de un “refrigerio”, seguimos circulando sin rumbo en la motocicleta, hasta que vemos un pequeño restaurante a la orilla del río, donde comen una par de occidentales y una familia china, y decidimos imitarlos. Pedimos al camarero una tortilla de verduras, y un plato de carne con algo parecido a los grelos gallegos, señalando lo que come la familia china, acompañados de arroz y un par de salsas, que indico con mi útil diccionario de mandarín. Se está estupendamente, y disfrutamos de la comida viendo bajar las balsas de bambú llenas de turistas, que se echan agua con enormes pistolas de plástico.
Al terminar volvemos a Yangshuo, devolvemos la moto y dejamos la ropa para que nos la laven (15 yuanes por kilogramo, total 42 yuanes) y preguntamos al recepcionista si nos ha conseguido los billetes de tren. Nos dice que no, que lo intentará mañana y le pedimos que nos devuelva los pasaportes, porque los compraremos nosotros en Xian (no decimos nada, pero se nos ha quitado un peso de encima al tenerlos de nuevo en nuestro poder).
Nos tomamos unas cervezas y compramos algo de fast food (yo una especie de bocata de pan de pita en un chiringo callejero, y Rosi patatas fritas en el Mc Donalds), y una botellas de agua, para cenar en el hotel.



DÍA 15. YANGSHUO-XIMPING
A las 7,30 h cogemos un bus dirección Ximping, una pequeña y encantadora localidad a orillas del Río Li, desde donde los turistas se embarcan para recorrer el río, disfrutando de la vista de las mas grandes formaciones kársticas de toda la región, entre las que se encuentra una muy conocida entre todos los chinos, ya que figura en el reverso de los billetes de 20 yuanes.
Al llegar a la estación de autobuses, se nos pega como una lapa una señora que nos ofrece un paseo en barco a precios europeos (400 yuanes); como no aceptamos nos sigue durante bastante tiempo, hasta que Rosi, harta, le pega un par de gritos, que yo creo que se oyeron en Yangshuo.
La idea que tenemos es hacer una ruta andando hasta Yangdi, a unos 10 km de distancia y volver en barca a Ximping. Comenzamos a caminar alternando el paisaje típicamente fluvial, con campos de cítricos (naranjas, mandarinas y pomelos) muy bien cuidados. Una hora después se acaba el camino, y tenemos que cruzar a la otra orilla. Parece ser que hay un servicio regular de transporte que va y viene, pero esperamos más de media hora y no aparece. Mientras, nos ofrecen barquitas particulares a precios abusivos (3 €) para cruzar cincuenta metros. Viendo como están las cosas, y sabiendo que para llegar a Yangdi tenemos que cruzar dos veces más el río, decidimos alquilar una barca. Media hora después lo conseguimos por 180 yuanes (menos de la mitad de lo que nos pedían en Ximping).
El trayecto es precioso, solo enturbiado por las grandes embarcaciones abarrotadas de turistas, que vienen de Guiling, e incluso vemos a un pescador con un par de cormoranes, ave acuática utilizada para un tipo de pesca ancestral y cada vez más en desuso, en la que el animal se zambulle para capturar un pez, que no puede tragar, al llevar una cuerda atada al cuello. Así, el pescador lo puede extraer fácilmente de su garganta.
El barquero intenta explicarnos los nombres de las montañas que circundan el recorrido, lo cual es de agradecer, y en hora y media alcanzamos Yangdi, un villorrio polvoriento del que salimos pitando el en primer autobús dirección Yangshuo. Como siempre, somos los únicos occidentales, y una joven china que viaja con su novio (o almost, como me dijo ella), entabla conversación conmigo en un rudimentario inglés. Estudia económicas y no tiene ni idea de donde está España, ni que nuestro idioma es el segundo más hablado del mundo. Sin embargo, sí que me pregunta por el problema de las Islas Diayou con Japón, o el de Taiwán, de los que, al menos, tengo cierto conocimiento. Tampoco sabe (o al menos no entiende lo que le quiero decir), de la existencia de los Guerreros de Terracota en Xian. Increíble en una universitaria.
Al llegar a Yangshuo, aunque es un poco tarde, vamos a comer al Restaurante del River View Hotel, recomendado en algún foro de Internet, y no nos defrauda en absoluto (pescado a la cerveza, dumplings cocidos, setas con verduras, arroz y cervezas por 100 yuanes). De vuelta al hotel, compramos unos helados (3 yuanes) en el Mc Donalds, y descansamos un poco antes de preparar las mochilas, recoger la colada, contratar un taxi que nos llevará mañana al aeropuerto (250 yuanes, mientras en el hotel nos piden 300) y dar una última vuelta por esta Benidorm china, cuyo entorno natural nos ha gustado mucho.
Mañana volamos a Xian.





DÍA 16. YANGSHUO-AEROPUERTO GUILING-XIAN
Hemos quedado a las siete de la mañana con el taxista, y poco después de las ocho estamos en el aeropuerto, después de un cómodo trayecto por una autopista vacía, y rodeada por las montañas que nos han acompañado durante estos días.
Nuestro vuelo no sale hasta dos horas después, así que hacemos tiempo leyendo un poco. A las 12’30 h aterrizamos en la ciudad de los Guerreros. En el aeropuerto vemos una oficina de venta de billetes de tren (5 yuanes de comisión por billete), y compramos algunos de los que vamos a necesitar en los próximos días, aunque otros nos dicen que están llenos, así que decidimos intentarlo en la propia estación de tren.
Un autobús (25 yuanes cada uno), nos deja al lado de la muralla, creemos que bastante cerca del hotel. El tráfico es horroroso, y cogemos un tuk tuk que no baja de 20 yuanes, y que en 10 minutos nos deja en la puerta del 7 Stages Youth Hostel (180 yuanes la noche), una preciosa casa antigua con un tranquilo patio interior, que en alguna ocasión ha estado en los Top-10 de los hostel del mundo. La habitación, aunque pequeñita, está muy bien y nos alegramos de la elección.
Nada más instalarnos, cogemos un bus urbano que, por un yuan, nos deja en el centro de Xian, junto a la Bell Tower. La ciudad, de casi cuatro millones de habitantes, es bastante fea y nos limitamos a dar un paseo para llegar al barrio musulmán, habitado desde hace siglos por la comunidad Hui, de religión islámica. La zona es una atractiva mezcla árabe-oriental, con intrincadas callejuelas llenas de vida articuladas en torno a una calle arbolada, en la que se pueden ver edificios históricos de las dinastías Ming y Quing. Multitud de tiendas y tenderetes ofrecen té, carne, verduras, frutos secos y dulces de todo tipo, fruta, brochetas de carne y pescado, dumplings cocinados de distintas formas, pan recién hecho en hornos a pie de calle, además de ropa, artesanía y souvenirs de todo tipo. Disfrutamos bastante durante un par de horas, en medio de un gentío impresionante, mezcla de locales y turistas, y tomamos algunos “pinchos” a modo de cena.
De regreso al hostel, tenemos algo de hambre, y compramos una especie de bocata de carne picada (5 yuanes), en un pequeño puestecillo cerca de la parada del bus. Antes de irnos a dormir, nos damos una refrescante ducha, y tomamos unas deliciosas cervezas heladas en el restaurante, donde suena una suave música occidental

DÍA 17. XIAN
Hemos dormido estupendamente y, antes de salir de la habitación, comemos un poco de pan de pita que compramos en el mercado musulmán. Al salir del hostel, nos dirigirnos a pie a la estación de autobuses, justo al lado de la de trenes. De aquí parten los autobuses que te llevan directos a los Guerreros de Terracota, en concreto el nº 306, aunque somos víctimas de una pequeño engaño, y nos meten en el 914, que, aunque también llega, hay que hacer un trasbordo y se tarda un poco más, además de ser más caro.
El Ejército de Guerreros de Terracota es uno de los hallazgos arqueológicos más famosos del mundo. Este silencioso ejército subterráneo de miles de soldados a tamaño natural lleva 2.200 años montado guardia ante la tumba de Qin Shi Huang, el primer emperador chino, que cambió la historia de este gran país unificando todos sus reinos y dotándolo de una uniformidad en la escritura, los pesos, las medidas, y las unidades administrativas que garantizasen su continuidad, además de iniciar la construcción de la Gran Muralla.
Conquistó, construyó y legisló y, al igual que quiso reordenar el mundo en que le tocó vivir, el emperador aspiró a gobernar también sobre un más allá en el que pululaban millones de espíritus insatisfechos clamando venganza. Dado el número de ejércitos a los que había masacrado –las crónicas afirman que en una ocasión exterminó 450.000 soldados del reino de Zhao– y el número de soldados propios a los que había hecho morir en combate, Qin Shi huang necesitaba un ejército para poderse mover con comodidad en el airado mundo de los muertos. Por ello se optó por hacer un ejército de terracota de 8.000 miembros, en lugar de sacrificar a soldados reales, la única manera de poder tener un ejército completo. Y de que este agrupara a los sujetos de mayor calidad, con una la estatura media de más de 1,80 metros, muy por encima de la media real de la población china. Y es por ello también que la proporción de altos cargos militares, claramente distinguibles por su altura –uno de ellos mide casi dos metros–, su barba poblada y sus tocados distintivos es muy baja: probablemente, los altos generales reales fueron enterrados en vida para garantizar mejor la eficacia del conjunto.
La tumba de Qin Shi huang, descubierta en 1974, revela una práctica establecida de fabricación en cadena y control de calidad. La arcilla se preparaba en talleres locales: sabemos el nombre de 87 maestros de talleres, ya que estaban obligados a estampar su nombre en las piezas que entregaban (al estilo de las marcas de los canteros en los edificios medievales europeos).
Una vez amasada la arcilla, la estructura básica de todas las esculturas era la misma: los pies y las piernas se elaboraban de forma maciza para proporcionar estabilidad al cuerpo central, que se encajaba en la parte superior de las piernas. Las manos, brazos y cabezas se producían separadamente y se añadían en el último momento: se han identificado ocho tipos básicos de caras, sobre las que luego se aplicaba una placa fina de arcilla que permitía individualizarlas, lo que hace que no haya ninguna igual. Una vez ensamblados y retocados los módulos básicos, las piezas se cocían enteras.
La entrada para ver los guerreros es carísima (150 yuanes, casi 20 €) pero con los carnets, se nos queda en la mitad, aunque en el torno de entrega de la misma, muestran un lógico escepticismo sobre nuestra condición de estudiantes (anthropology, enfatiza Rosi para dar más sensación de veracidad)
Como era de esperar, el lugar esta abarrotado de gente, y la experiencia la podemos calificar como interesante, aunque no extraordinaria (supongo que porque ya habíamos visto en España una exposición con varios guerreros originales). Recorrimos primero el museo existente a la entrada principal, y luego, como recomienda la Lonely, visitamos el yacimiento de atrás hacia delante, dejando para el final la fosa 1, la más imponente. En total unas tres horas de una apasionante lección de historia.
Al regresar a Xian, nos acercamos a la estación de tren, justo al lado, y conseguimos, tras una larga cola, comprar los billetes, que según la empleada de la taquilla del aeropuerto, iban llenos, y devolver otros que habíamos comprado como alternativa. Contentos por haber sido capaz de realizar esta gestión, volvemos al hostel para ducharnos y comer unas magdalenas y empanadillas, antes de salir a la calle donde realizamos el camino que, mañana, nos llevará a la estación de metro, la forma más fácil y barata de llegar a la Estación del Norte (no confundir con la existente al lado de la Muralla), de dónde parten los trenes rápidos.
Compramos pan en un horno callejero y algo de bollería, y, como ya va siendo bastante habitual, nos intentan engañar con el precio, aunque nos damos cuenta inmediatamente. Rosi se partía de la risa con la forma en que dejamos unos yuanes y nos marchamos.
Al regresar a nuestro alojamiento, son las seis y media de la tarde, y nos da una pereza terrible ir al centro, en medio del caos circulatorio, así que decidimos tomárnoslo con calma disfrutando de la silenciosa terraza, y cenando unos huevos con patatas fritas que aparecen como una bendición en la carta del restaurante. A las ocho, estamos en la habitación preparando las mochilas y leyendo un rato, antes de apagar la luz.

DÍA 18. XIAN- CUEVAS DE LONGMEN-PINGYAO
Madrugamos, y a las 6,30 h estamos arriba. Tenemos que ir a la Estación Norte, de donde salen los trenes de alta velocidad, y cogemos el metro, una de cuyas paradas está a 10 minutos andando del hostel. El problema es, que para poder pagar los 6 yuanes de los dos tickets, las máquinas expendedoras únicamente admiten monedas y billetes de 5 yuanes y solo tenemos uno de este valor. No hay nadie en las taquillas, así que pruebo en las máquinas de otra zona, con el mismo resultado. Comenzamos a ponernos un poco nerviosos, cuando recuerdo que Rosi lleva una moneda de yuan, en la que no habíamos reparado y que nos permitirá conseguir los ansiados tickets, tras unos minutos de cierta tensión.
En veinte minutos alcanzamos una enorme y modernísima estación, donde cogemos un AVE que, hora y media después nos deja en la localidad de Luoyang, muy cerca de las cuevas que queremos visitar. Cogemos un taxi (25 yuanes) que nos deja en la entrada (120 yuanes) donde, previamente dejamos las mochilas (5 yuanes cada una), en una de las decenas de tiendas que venden todo tipo de artículos, a los miles de visitantes que por allí pululan.
Las cuevas, que comenzaron a construirse en el siglo V, son una de las pocas obras maestras de tallas budistas en roca que aún se conservan en China. Durante muchos años, generaciones de escultores tallaron en la ladera de la montaña más de 100.000 imágenes de Buda, agrupadas en casi 2000 cuevas de todos los tamaños. El problemas es que a principios del S. XX, muchas efigies fueron decapitadas por coleccionistas sin escrúpulos o simplemente, se extrajeron enteras, acabando muchas de ellas en prestigiosos museos occidentales. A ello se añade que los rostros de muchas de las supervivientes están totalmente destrozados a causa de la Revolución Cultural, además de que el tiempo también ha jugado un papel importante en ese deterioro.
Deambulamos inmersos en una marea de orientales (¿cómo podrán pagar la carísima entrada?), cuyo único objetivo es hacer el mayor número de fotografías posible y aunque el conjunto es impresionante, sobre todo si uno se lo imagina con todas las esculturas completas, solo nos sorprende realmente el tamaño de las esculturas del Templo de la Veneración de los Antepasados, me imagino que porque ya hemos visto muchas similares, en nuestros viajes por el sureste asiático.
Cuando estamos a punto de salir del recinto, descubrimos una tranquila terraza (son muy escasas en China), donde comemos los bollitos que compramos ayer, y damos cuenta de un par de birras.
Al salir, recogemos las mochilas y subimos a un bus, que nos lleva a la atestada estación de tren de Luoyang, donde dejamos el equipaje en consigna para perdernos una horas por una ciudad fea y ruidosa, y aprovechamos para tomar algo en Mister Lee, una especie de franquicia de platos chinos, antes de volver a la estación para coger nuestro tren, que tiene prevista la salida a las 20,30.
Nos llevan a una especie de sala VIP (llevamos litera blanda, la mejor), con unos sillones morados de estilo decimonónicos, mientras que esperamos más de la cuenta porque el tren se retrasa 45 minutos. Cuando por fin llega, la revisora nos coloca en un camarote de 4 literas, en el que aparecerán poco después una pareja de aragoneses, con los que charlamos un rato antes de intentar dormir en medio del traqueteo del tren.
A las 7 de la mañana, después de 10 horas de viaje, llegamos a la ciudad de Pingyao.

DÍA 19. PINGYAO
Hace bastante frío y, al llegar a la salida, un taxista nos ofrece llevarnos a la parte antigua y echar un vistazo al Harmony guesthouse, hotelito recomendado en la Lonely, Aceptamos pero, antes, conseguimos cambiar en la taquilla, uno de los billetes de los dos trenes que tenemos que coger mañana para llegar a Beijing, con la intención de tener más tiempo para efectuar el trasbordo. La pareja de españoles, nos imita y compra los mismo billetes
Cuando llegamos a la guesthouse, la dueña no es demasiado amable y las habitaciones están regular, pero por no coger las mochilas y buscar otro hotel bajo la lluvia, decidimos negociar dos habitaciones que dejamos en 160 yuanes cada una.
Pingyao está considerada la ciudad amurallada antigua mejor conservada del país y es difícil (a pesar del tiempo desapacible y de los miles de turistas que abarrotan sus viejas callejuelas) no caer rendidos ante su encanto, puesto que conserva su seductora esencia casi intacta. Entrar en este localidad, es encontrarse con la China con la que todo visitante sueña: imponentes murallas, elegantes patios, y viejas torres y templos, todo ello adornado con miles de farolillos rojos, que por la noche le dan un aspecto encantador. A pesar de la lluvia, paseamos durante varias horas por calles en las que parece que el tiempo se ha detenido, y acabamos completamente mojados.
Después de comer, volvemos al hotel a secarnos y descansar un rato y, por la noche, deambulamos de nuevo sin rumbo, alumbrados por la tenue luz de los comercios y los farolillos que cuelgan de las fachadas. Terminamos cenando muy bien en un elegante restaurante cercano al hotel.


DÍA 20. PINGYAO-TAIYUAN-BEIJING
Los maños han reservado un tuk-tuk (en el casco antiguo no puede circular taxis) para que nos recoja a los cuatro, a las 5,30 de la mañana. Al salir, nos encontramos con la puerta del hotel cerrada, así que tenemos que dar varios golpes para que la dueña, que aparece con el pelo alborotado y refunfuñando, nos abra y poder acceder a la calle. En ese momento llega el tuk-tuk, que nos lleva en 10 minutos a la estación de tren, trayecto en el que nos despertamos completamente, porque va completamente abierto y hace bastante “rasca”. A las 6 llega puntual el tren, abarrotado y sucio, que nos llevará a Taiyuan. Nos han dado vagones diferentes y, a duras penas, podemos atravesar los pasillos con las mochilas. Muchas personas viajan de pie, y tenemos que echar a la gente que ocupa nuestros asientos. Los revisores también hace de improvisados vendedores, con unos gritos que resuenan en todo el tren.
Menos mal que el trayecto es corto (1,30 horas) y, al llegar a Taiyuan, tenemos que salir del anden y volver a entrar a la estación, momento en el que, además de pasar por el escáner las mochilas como en todas partes, nos solicitan los pasaportes.
El tren a Beijing es rápido, limpio y cómodo y nos acerca en tres horas a la capital China. Al llegar a la monstruosa estación, hacemos una larga cola para coger un taxi, cuyo conductor no sabe donde esta el hotel, y tiene que llamar por teléfono (menos mal que llevo toda la información por escrito) para que le digan como llegar. Pone el taxímetro, y en menos de media hora (25 yuanes), nos deja en la entrada de un hutong (callejón antiguo que forman parte de los barrios tradicionales de muchas ciudades chinas, siendo los de Beijing los más famosos), donde vemos el cartel en rojo del recomendable Hyde Hotel (33 € la noche). Rápidamente, hacemos los trámites de registro con una encantadora recepcionista que habla inglés, y nos asigna (según nos explica, por alojarnos más de tres noches) una habitación de mayor categoría de la reservada, lo cual agradecemos con una amplia sonrisa.
Después de instalarnos, salimos a la calle, y tras atravesar el estrecho callejón, nos damos de bruces con la céntrica y peatonal Quianmen Street, salpicada de modernas tiendas (entre ellas Zara), que nos lleva en 10 minutos a la imponente plaza de Tiananmen construida en 1949, tras la creación de la República Popular de China, y a la que entramos a través de la Puerta de Zhengyangmen.
Al norte destaca el enorme retrato de Mao flanqueado por anacrónicos eslóganes comunistas, en la Puerta de la Paz Celestial, entrada principal a la maravillosa Ciudad Prohibida, y lugar desde donde este carismático líder proclamo la república. En sus lados, aparecen dos importantes edificios de estilo soviético: el Museo Nacional de Historia y de la Revolución y el Gran Palacio del Pueblo, sede de la Asamblea Popular Nacional,
En el centro, se eleva un obelisco de piedra de 38 metros de altura, y en el sur de la plaza se encuentra una edificación cubicular precedida en sus dos frentes por grupos escultóricos de campesinos, soldados, obreros y estudiantes, en donde reposa el cuerpo embalsamado del fundador de la China moderna.
La Plaza de Tiananmen ocupa un espacio de 40 hectáreas, la mayor plaza pública del mundo. Tras la llegada al poder del régimen comunista se destruyeron muchos edificios para cambiar la configuración de la ciudad, y se despejo el espacio para esta plaza, con la idea de construir un gran escenario que sirviera para acoger las grandes demostraciones de apoyo al régimen, como se ha hecho regularmente desde 1949, como las desfiles de cientos de miles de guardias rojos durante la fatídica Revolución Cultural, o el propio funeral de Mao en 1979. Pero esta plaza, ha ocupado un lugar central también como escenario del descontento y la oposición al gobierno comunista, cuyo episodio más dramático fue la conocida revuelta estudiantil de 1989, cuyas imágenes de violencia y represión dieron la vuelta al mundo.
A pesar de ser un lugar público, donde vuelan las cometas y los niños corretean por el enlosado, la plaza está más en manos del gobierno que del pueblo: monitorizada por cámaras, hay decenas de policías y militares por todas partes, mientras los puntos de acceso restringidos y los controles esporádicos la separan del resto de la ciudad. Hay quien dice que en ella se respira un aire de autoridad contenida que simboliza la China “armoniosa” de hoy en día.
Al atardecer, se desaloja completamente, mostrándose todavía más descarnada y sobrecogedora desde las vallas que la rodean, y no cuesta demasiado imaginarse al ciudadano chino, que consiguió parar una columna de tanques durante la protesta de 1989.
Volvemos a las inmediaciones del hotel, a cenar una mezcla de carne con arroz, empanadillas fritas y dim-sum cocidos, antes de retirarnos a descansar.

DÍA 21. BEIJING
No pegamos un buen madrugón, y a las siete estamos en la calle comiendo unos churros recién hechos (2 yuanes cada uno). A pesar de lo temprano de la hora, conforme nos acercamos a Tiananmen se va incrementando el número de turistas y decenas de grupos de chinos identificados con gorras de colores, se disponen a visitar la plaza y sus alrededores. Cuando entramos en este inmenso espacio público, nos quedamos alucinados con la kilométrica cola, formada para acceder al mausoleo de Mao.
A las ocho, llegamos a las puertas de la imponente Ciudad Prohibida, (60 yuanes la entrada normal, 20 con el carnet de estudiante). Muy barato me parece, cuando hasta no hace demasiado tiempo, pasar a ella sin estar autorizado suponía la condena a muerte.
La Ciudad Prohibida fue el palacio imperial chino desde la dinastía Ming hasta el final de la dinastía Qing. Durante casi 500 años fue el hogar de los emperadores de China y su corte, así como centro ceremonial y político del gobierno chino. Construido entre 1406 y 1420, el complejo alberga 980 edificios y ocupa 720 000 m² .El conjunto ejemplifica la arquitectura palacial tradicional de China y ha influido en el desarrollo cultural y arquitectónico de Asia oriental y otras partes del mundo, por lo que la Ciudad Prohibida fue declarada Patrimonio de la Humanidad en 1987. Después de haber sido el hogar de veinticuatro emperadores, la Ciudad Prohibida dejó de ser el centro político de China en 1912 con la abdicación de Puyi, el último emperador de China.
La verdad es que es impresionante, y solo la masiva presencia de grupos de turistas, que vistos a lo lejos entrando por las diferentes puertas parecen los ejércitos mongoles de Ghengis Khan, impide disfrutarla como se merece. A pesar de ello, paseamos durante tres horas por ella, y al salir, atravesamos el parque Jingshan hasta llegar a lo alto de una colina, donde, en dura competencia con cientos de “ojos rasgados” se disfrutan de excelentes vistas (lástima de la habitual neblina de la capital china) de los tejadillos de la Ciudad Prohibida.
Al salir del parque, compramos almendras y bollitos variados, que degustamos en un banco junto a un par de cervezas. Continuamos el paseo para llegar a una zona de hutongs remodelados, llenos de restaurantes y hoteles y donde perduran algunas pintadas hechas durante la revolución cultural, y terminamos cogiendo el metro para llegar al Templo del Lama, interesante cons


Conclusión del viaje, consejos y documentos de ayuda

Conclusión del viaje, consejos y documentos de ayuda


Localización: China China Fecha creación: 05/12/2012 13:16 Puntos: 0 (0 Votos)
E. CONCLUSIÓN

Es difícil pensar que hemos conocido China, porque es como decir que se puede conocer Europa en tres semanas. Partiendo de esta premisa, tengo sentimientos encontrados con respecto a este viaje. Por un lado, me parece un país muy interesante para visitar, con impactantes macro-ciudades como la moderna y cosmopolita Shanghai, o la congestionada Beijing, que pretende imitarla, pero sin dejar de lado sus raíces antiguas, cuidadas zonas naturales donde todavía se puede percibir el encanto de lo rural, muchos lugares considerados Patrimonio de la Humanidad, facilidad de comunicaciones y precios todavía contenidos. A eso se añade el encanto de lo diferente, de lo extraño, en una cultura tan distinta a la nuestra.
Por otro lado, creo que es un país demasiado grande, lo que complica los desplazamientos, y excesivamente poblado, lo que anula cualquier posibilidad de realizar un viaje relajado. La gente, aunque correcta, no es tan simpática y amable como en otros países limítrofes, y la falta de comunicación, no solo por el nulo nivel de inglés de la población, sino también por la falta de letreros con indicaciones en otros idiomas que no sea el chino, hace que sea un país bastante duro para viajar en plan mochilero.
Llama mucho la atención el contraste entre el capitalismo salvaje que, en lo económico, se observa en todos los niveles, y que está aumentando vertiginosamente las diferencias sociales, y el inmovilismo político de un Partido Comunista, que desde hace 60 años gobierna con mano de hierro a una población, que no sé hasta cuando aguantará esta situación.
Mientras redacto este diario, se ha celebrado en Beijing el congreso anual del Partido, con cambios importantes en sus principales dirigentes, aunque parece ser que no hay muchas esperanzas de que estos cambios, inicien el camino hacia un sistema democrático.
Para finalizar diré, que de todos los sitios visitados, el único decepcionante fue las cuevas de Longmen, que se pueden evitar. Todos los demás me han agradado en mayor o menor medida, aunque la impresión que me queda, es que hemos descubierto China demasiado tarde.

F. DATOS PRÁCTICOS

Visado
Toda la información sobre la obtención del visado para viajar a China, se puede obtener en la página web de la embajada www.embajadachina.com. El de una sola entrada, que es el que nosotros sacamos, tiene un coste actual de 65 €, y es valido para un mes desde que se llega al país.

Clima
Dada la extensión del país, y la variedad de climas que presenta, es difícil recomendar una mes para viajar, aunque seguramente la mejor época es la primavera y el otoño. Nosotros tuvimos un tiempo excelente, en cuanto a temperatura, solo empañado por la neblina que tuvimos que soportar durante varios días, y algún día lluvioso.

Seguro de Viaje
En esta ocasión, utilizamos el completo seguro de accidentes que tiene asociada la tarjeta Citybank Oro, para cualquier viaje cuyo pago se haga efectivo con la misma (valido para todos los países del mundo, con algunas excepciones como Afganistán, Cuba o Myanmar)

Internet
Funciona correctamente, con algunos cortes intermitentes en gmail y hotmail. Prácticamente todos los hoteles, y muchos restaurantes tiene wi-fi, aunque sabemos que el Gran Hermano chino controla toda la información que circula por la red.

Transportes
Para grandes distancias, es recomendable utilizar el avión, con la ventaja añadida de poder comprar los billetes por Internet. El problema es que es bastante caro, porque apenas existen líneas de bajo coste (el trayecto interno más barato, sacado con antelación nos costo 90 €).
La red ferroviaria china llega a casi todos los rincones del país y nosotros la utilizamos en varias ocasiones. Existen numerosos tipos de trenes: para trayectos largos, y sobre todo si se circula de noche lo mejor es comprar plaza en los vagones de litera blanda, con compartimento cerrado para cuatro personas, lo que te aseguro tranquilidad y limpieza (entre 30 y 50 €, dependiendo de la distancia).
En recorridos cortos (menos de 5 horas), se puede ir en asiento blando, aunque suelen ir abarrotados. Luego existen trenes rápidos y de alta velocidad, en ambos casos, muy cómodos, aunque lógicamente más caros.
La “pega” en todos ellos, sobre todo en los que llevan un número elevado de pasajeros, es el tema de los aseos, en los que casi no se puede ni pasar del olor que emanan.
El principal problema es comprar el billete, fundamentalmente porque es difícil encontrar taquillas donde alguien hable inglés, y porque en determinadas fechas, es necesario hacerlo con antelación, dada la demanda existente. En las siguientes webs, hay información suficiente para poder hacerlo, sin tener que recurrir a las agencias de viaje, que no siempre te da información fiable, y que cobran comisiones altas (entre 8 y 10 € por billete)
www.carmenteira.es/ ...r-en-tren/
mesenlla.es/ ...l-intento/.
Los autobuses, son numerosos, en buen estado, y no es necesario comprar los billetes con antelación, pero, aunque las carreteras están en bastante buen estado (nada que ver con Laos o Myanmar por ejemplo), son más lentos que los trenes.
En cuanto a los taxis, son abundantes y baratos si consigues que te pongan el taxímetro. Si no lo consigues, ya depende de tu capacidad de negociación, pero normalmente el precio se duplica
En las grandes ciudades (Beijing, Shanghai, Xian) lo mejor es utilizar el metro, baratísimo, moderno y sobre todo rápido, porque evita los monumentales atascos que se producen en ellas.

Seguridad
Como en todos los países comunistas que hemos visitado, la seguridad para el turista es absoluta. A pesar de utilizar el abarrotado transporte público con frecuencia, nunca hemos visto un robo, y eso que muchas veces íbamos literalmente como sardinas en lata. En la calle, lo mismo, tranquilidad absoluta y bastante presencia policial, sobre todo en Beijing.

Medicamentos y vacunas
En esta ocasión no nos hemos vacunado contra ninguna enfermedad, y en cuanto a medicamentos, llevábamos un pequeño botiquín y, para evitar picaduras de mosquitos, Relec extrafuerte, aunque apenas lo usamos.
Para “higienizar” la ropa de cama de los hoteles, permentrina (producto químico que llevan algunas lociones anti-piojos ).

La comida
Ha sido una de las cosas más decepcionante del viaje, sobre todo porque teníamos grandes expectativas. Así, entre la dificultad para hacerte entender (hay pocas cartas en inglés, y las fotos de los platos, que hay en algunos restaurantes, tienen tantos años que es difícil distinguir lo que contiene cada uno de ellos) y que, excepto en grandes ciudades, no hay una oferta culinaria muy variada, hemos comido bastante regular, sobre todo Rosi. Yo, menos exigente con los variados productos callejeros, me he defendido un poco mejor, aunque reconozco que quizá sea el país asiático donde peor hemos comido.

La moneda
La moneda china es el yuan, y durante todo nuestro viaje la equivalencia ha sido de un poco menos de 8 yuanes por cada euro.
Se pueden conseguir en casi cualquier banco, y existen muchos cajeros por todas partes (que diferencia con Myanmar). Nosotros llevábamos efectivo en euros (billetes de 500 y 200 € que nos aceptaban sin problemas) e íbamos cambiando cuando lo necesitábamos, aunque también hicimos algunos pagos con la tarjeta que tiene la ventaja de un mejor cambio, pero el inconveniente de que te la pueden copiar, sobre todo si la pierdes de vista

Compras
Como me preguntó un guardia civil, al revisar las mochilas en el control aduanero que nos hicieron, tras recuperarlas una semana después de llegar a Alicante, ¿merece la pena comprar en China?. La respuesta es sí, pero con algún matiz: China es el paraíso de las imitaciones, pero el problema es que en estas copias también hay distintas calidades, no siempre fáciles de apreciar, y que el precio se ha incrementado en los últimos años, debido tanto al progresivo aumento del nivel de vida en el país, como a la depreciación del euro con respecto al yuan. Por otro lado, para obtener un “chollo” hay que ser un verdadero artista del regateo, además de tener que soportar a los muchas veces agresivos y maleducados vendedores. En resumidas cuentas, se puede comprar, sí, pero hay que saber lo que se compra y lo que se está dispuesto a pagar ( yo calculo que debe ser entre un 10 y un 20 % de lo que te piden inicialmente).
Los productos originales (como la ropa o los productos electrónicos), son caros y, según mi opinión, no merece la pena adquirirlos.

Precios

- Artículos cotidianos
- Agua ½ litro: 2-4 yuanes, tanto en la calle como en restaurantes
- Cerveza ½ litro: 4-6 yuanes en la calle. 10-30 yuanes en restaurantes. 50 en bares y pubs de tipo occidental
- Comida en restaurante (un plato, un aperitivo y una cerveza): 40-100 yuanes. En la calle 15-50 yuanes
- Bollería variada: 12-16 yuanes
- Pan, churros, fritos variados: 1-5 yuanes
- Fruta: mandarinas y plátanos: 6-10 yuanes el kilo
- snacks (patatas fritas de bolsa, frutos secos...): 5-12 yuanes
- Billete de bus interurbano (4 horas): 50 yuanes
- Billete de bus urbano: 1 yuan
- Billete de tren asiento (5 horas): 60 yuanes
- Billete de metro: 2-4 yuanes
- Carrera en taxi de 20 minutos, con taxímetro: 15 yuanes, negociando, 25
- Habitación doble: 80-260 yuanes
- Lavandería: 15-20 yuanes el kg

- Imitaciones de marcas internacionales
- camisetas y polos de manga corta: 30-60 yuanes
- relojes con batería: 100-200 yuanes. Automáticos, por la mitad.
- Cortavientos gorditos, tipo North Face: 150-200 yuanes
- Zapatillas trekking, con tejido anti-agua: 150-200 yuanes
- Gafas de sol: 20-40 yuanes
- Pantalones tipo aventura: 70-120 yuanes
- Vestidos verano: 100-150 yuanes
- Abrigos deportivos, tanto de hombre como de mujer: 200-400 yuanes
- Pañuelos de seda: 100-150 yuanes

G. CONSEJOS

- Además de un pequeño diccionario con frases hechas, resulta imprescindible llevar todo escrito en chino: direcciones, nombres de ciudades, hoteles, monumentos.....porque te sacará de más de un apuro. Recomiendo aprenderse algunas palabras o frases en este idioma como hola, adiós, gracias.... Además de útil para comunicarte, la gente agradecerá tu esfuerzo por hablar su idioma.

- No dudar en preguntar, porque aunque los chinos parecen huraños y ásperos, no dudarán, con alguna excepción, en ayudarte si lo necesitas.

- Como las entradas a las diversas atracciones turísticas, son escandalosamente caras para el nivel de vida del país, es conveniente “fabricarse” un carnet internacional de estudiante o, si no, presentar uno que lleve una fotografía (de la biblioteca, del gimnasio o incluso el DNI) para intentar reducir el precio de las mismas.

- Revisar las habitaciones de los hoteles, para comprobar la limpieza que tienen, y que los baños son de tipo occidental (no a la turca o de agujero).

- Si es posible, evitar lo más posible los aseos públicos ya que, con honrosas excepciones son sucios, y sobre todo, emiten un olor vomitivo.

- Hay que estar mentalizado de comer con palillos, porque en muy pocos sitios te ofrecerán cuchillo y tenedor.

- En las colas de cualquier tipo, hay que hacer como ellos, y si no hay más remedio que empujar, hacerlo sin remilgos. Si no lo haces así, te quedarás sin asiento en más de una ocasión, y llegarás el último a todos los sitios.

- Cuando visites lugares con grandes aglomeraciones (transporte público, monumentos, calles y plazas especialmente turísticas....) no perder nunca la calma y tomárselo con tranquilidad; de lo contrario te agobiarás y el viaje se hará un infierno.

- El escupir con ruido desagradable, es algo cultural. No hay que tomárselo demasiado a pecho (aunque resulta difícil obviarlo).

- Cuando los precios no vienen marcados, preguntar siempre lo que cuestan las cosas, y comprobar que los locales pagan lo mismo, porque si no, te intentarán engañar en la mayoría de los casos.

- No viajar nunca a China en la semana del 1 al 7 de octubre, aniversario de la fundación de la República Popular, en la que se dice que 300 millones de chinos viajan al mismo tiempo. Nosotros llegamos en esa semana a Shanghai y aunque la ciudad estaba abarrotada, lo llevamos bastante bien, pero según nos comentaron, parece ser que es imposible encontrar una plaza de avión o tren libre, y pasear tranquilamente en lugares como la Gran Muralla, o la Ciudad Prohibida, una quimera.

H. DOCUMENTOS DE AYUDA
1. Previsión de ruta, con indicaciones prácticas y nombres en chino

4,5 y 6. Jueves-Sábado. Shangai. Llegada avión a las 8 mañana. Baolong Homelike Hotel (Zhangshan Branch) 宝隆居家中山店.. Dirección: 中山北路1009号
Metro línea 2 hasta plaza del pueblo y cambiar a línea 1 para llegar a Zhongshan Road North 中山北路站 . Desde aquí 10-15 minutos
Zhujiajiao (Chinese: 朱家角 It's about an hour's ride, costs RMB 12. To get to this bus station, we took Metro Line 8 to Dashijie Station. From there take exit 2 past McD, cross the road (Xizang), walk a short distance along Jinling west, turn right into Pu'An. It's the pink bus on the far side.
7(domingo tarde-noche), 8 y 9. lunes y martes. Zhanjianje. 张家界 Llegada avión 11 noche. Parque: 湖南张家界国家森林公园 Hotel Wullingyuan Zhongtian Int’l YH. Taxi 150. Bus entrada parque 1 yuan Entrada dos dias 235. Telecabina Huashi village 90 ida y v. Ascensor parecido. Sacar el billete de bus directo a Fenghuang si se puede.
10. miércoles- Zhanjianje-Fenghuang 凤凰县 o bien directo bus o a través Jishou 吉首 tren. Intentar sacar billetes de tren que vamos a necesitar en la estación. En bus 8,30 y 14,30. 4 horas 67 yuanes
Hai Zhi Xiang Apartment
(海芝翔驿站)
Room 402, Block C, Fuyuan Xiaoqu
Fenghuang, 416100
凤凰县富源小区C栋402室 (凤凰, 416100)

11. jueves- Fenghuang-Denang bus a través de Jishou. Unos 10 Yuan. 50 min.
Gu Xiang Ke Zhan, tlf 13574359282- 132049818209. Intentar sacar billetes de tren que vamos a necesitar en la estación de Jishou

12. viernes- Denang-Jishou (bus)-Sanjiangxian. 19:28 o 20:26 (es la estacion de tren mas cercana). Sanjiang (ciudad) 三江侗族自治县 que llega sobre la 1,30 mañana. Hotel Dong Village. Chengyang (程阳) Ma’an. Cerca del puente del viento

13. sábado-. Hacer algún recorrido a pie. Chengyang (程阳)

14. domingo- Sanjiangxian-Longsheng (bus) 龙胜梯田- Arrozales (ping’an o dazhai) (bus).

15. lunes- Arrozales-Yangshuo 阳朔县(ver si es posible directo, si no, a través de Giuling). Hotel friends o algo así. Tickets de tren (10yuan comision)
Fawlty towers hotel(阳朔宝泉宾馆)No.32 Pan Tao RdYangshuo, 541900 蟠桃路32号( 近西街口) (阳朔县, 541900)

16, 17 - martes-miércoles. Yangshuo.

18. jueves. Yangshuo-Giulin 桂林 (bus)-Xian 西安 (avión). Salida 10,30, llegada 12,15.Desde yangshuo En taxi unos 250 yuanes. 1,30 h. En bus unos 75 en bus mas taxi unos 125 dos horas
. Xi'an Qixian (7 Sages) Youth Hostel . Bus 2 desde aeropuerto-estación tren-desde aquí 500 m. o bus 610 to Beixin stop
(西安七贤国际青年旅舍) North Courtyard 2 of QiXianZhuang,BeiXin Street,Xi'an,China
Xi'an
北新街七贤庄北院2号 (西安, 710004)

19.viernes- Xian. 西安 Guerreros de terracota. Bus 306 en estación de tren. Barrio Musulmán. Pagoda de la Oca, alrededores de noche, parque. Luces

20. sabado- Xian-luoyang 洛阳市-pingyao.O Xian-pingyao.llegado domingo mañana.
龍門石窟 Cuevas de longmen. Tren rápido 8:15. llega a las 10:18 a la estación Luoyang Longmen. en taxi unos 15 minutos. Dejar allí las mochilas o dejarlas en las cuevas. Para ir a Pingyao, hay que ir a la otra estación. El tren sale a las 20:22 dirección Pingyao. Llega a las 6:23

21. domingo. Pingyao 平遥 Yamen Hostel (平遥衙门官舍) No.69 Ya Men Street Gu Cheng Nei古城内衙门街69号

22. lunes temprano tren a Taiyuan 太原 6: 26. llega a las 7:56 y desde aquí a Beijing (estación Beijing West). 北京西客站 . Intentar coger el de las 8:42. llega a las 12.21

Beijing Hyde Hotel, 北京合德缘宾馆 taxi 100 yuans desde el aeropuerto
Xicheng District, Shijia Hutong No. 11, Xi-Cheng
Beijing, 100051
China
北京市西城区施家胡同11号 , 西城区
(北京, 100051

23-26. martes a viernes- Beijing.
BUS: 867 va DIRECTO al parking de la muralla china de mutianyu, no hay que hacer transbordo. Cuesta 16Y y dura tres horas.
La parada del bus está un poco “escondidita”: hay que ir en metro hasta la parada de DONGZHIMEN, una vez allí coger la salida B (noreste), caminar por la calle Dongzhimen outer Street y pasar la estaciones de buses grande a la izquierda hasta la siguiente calle, allí girar a la izquierda para seguir hacia el norte por la calle Dongzhimen outer byway, no hay que cruzar la calle en ningún momento. Siguiendo recto encontraremos la Dongzhimen long distance bus station a nuestra izquierda, desde donde sale nuestro bus, el 867.

27- Beijing-Alicante. Llegada a media noche del sábado



2. Vocabulario Básico

Hola- ni hao
Gracias - 谢谢 (Xièxiè)
Adios - 再见 (Zàijiàn) (chaichian)
Cómo está usted?- Ni hao ma
¿Dónde está ?...zai na li aseos - 卫生间 (Wèishēngjiān)
No entiendo- tigbudong
Soy español- Wo shi xibanya ren
No hay o no se- Mei you
china - 中国 (Zhōngguó)
despiertame - 唤醒 (Huànxǐng)
me gusta - 我喜欢 (Wǒ xǐhuan)
ayuda - 帮助 (Bāngzhù)
caro - 昂贵 (Ángguì)
barato - 便宜的 (Piányi de) (siadida)
precio - 价格 (Jiàgé) (chacoa)
cual es el precio - 的价格是多少 (De jiàgé shì duōshǎo)
cuando sale - 当它离开 (Dāng tā líkāi
proximo - 下 (Xià)
no quiero - 我不想 (Wǒ bùxiǎng)
quiero - 我 (Wǒ)
comprar - 购买 (Gòumǎi)
numero - 数 (Shù)
dos - 二 (Èr) billete tren y autobus - 车票 (Chē piào)
taquilla - 售票处 (Shòupiào chù)
estacion autobuses - 汽车站 (Qìchē zhàn)
autobus - 总线 (Zǒngxiàn)
aeropuerto - 机场 (Jīchǎng)
avion - 机 (Jī)
estacion tren - 火车站 (Huǒchē zhàn)
tren - 火车 (Huǒchē)
taxi - 出租车 (Chūzū chē)
habitacion doble - 双人房 (Shuāngrén fáng)
aire acondicionado - 空调 (Kòngtiáo)
cerveza - 啤酒 (Píjiǔ)
precio - 价格 (Jiàgé)
agua - 水 (Shuǐ)
caro - 昂贵 (Ángguì
dinero - 钱 (Qián)
litera blanda - 软卧 (Ruǎnwò)
litera dura - 硬卧 (Yìngwò)
asiento - 座位 (Zuòwèi)
billete - 票 (Piào)
billete tren y autobus - 车票 (Chē piào)
aseos - 卫生间 (Wèishēngjiān)
dinero - 钱 (Qián)
cambiar dinero - 换钱 (Huànqián
hora - 时间 (Shíjiān)
poco picante - 有点辣 (Yǒudiǎn là)


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25-11-2011
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Fecha: Lun May 12, 2025 11:20 am    Título: Re: Viajar a China: Dudas, Consejos e Informacion Práctica

No hay problema, en casi todos los sitios hay oficinas postales (dentro de las zonas turisticas) donde puedes comprar las postales, los sellos y enviarlas. Eso si, no se cuanto tardarán en llegar. Por cierto en la de Pingyao, el que había allí, habla ingles.
carolco
Imagen: Carolco
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Willy Fog
23-01-2014
Mensajes: 25644

Fecha: Vie May 16, 2025 03:34 pm    Título: China ha extendido la entrada sin visa a Brasil, Argentina,

China ha extendido la entrada sin visa a Brasil, Argentina, Chile, Perú y Uruguay

China ha extendido la entrada sin visa a Brasil, Argentina, Chile, Perú y Uruguay a modo de prueba desde el 1 de Junio de 2025 hasta el 31 de Mayo de 2026.

Esperamos dar la bienvenida a más amigos de #LatinAmerica a China,» informó este Jueves a la mañana la Cancillería de la República Popular.

El anuncio tuvo lugar luego del protagonismo que tuvo el presidente Xi Jinping en el foro entre China y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribe (Celac), en Beijing, donde el mandatario anunció que destinará otros US$ 10.000 millones para inversiones en esta región.

El gesto sobre visado libre de ahora es muy resonante y muestra la decisión china de mantener su influyente presencia en Latinoamérica pese a los recelos de los Estados Unidos.

Y si bien el gobierno de Xi Jinping mantiene conversaciones centrales con la administración de Donald Trump para descomprimir el inicio de una guerra económica y arancelaria entre las dos potencias, sus funcionarios le vienen manifestando abiertamente a los países de América Latina que se alejen de la influencia china.


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carolco
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Willy Fog
Willy Fog
23-01-2014
Mensajes: 25644

Fecha: Mar May 20, 2025 06:40 pm    Título: * Madrid registró el mayor aumento absoluto! *

* Madrid registró el mayor aumento absoluto! *

En términos absolutos, Madrid experimentará el mayor crecimiento en vuelos a China desde Europa (sin contar Rusia).

Se planean 500 vuelos más este año en comparación con 2024, y una parte sustancial de este aumento se debe a los vuelos nuevos o reanudados (como se muestra arriba).

Las rutas que no se ofrecieron el año pasado (o que comenzaron en diciembre de 2024) se muestran a continuación en verde.




* Madrid registró el mayor aumento absoluto! * (1)



Los aumentos en el número de vuelos ofrecidos son los siguientes:

Pekín (aumento del 22% con aproximadamente 100 vuelos más este año)

Shanghái (aumento del 8% con 27 vuelos más)

Wenzhou (aumento del 14% con 13 vuelos más)


Los servicios a Chongqing se mantienen al mismo nivel que el año pasado, ofrecidos por Hainan Airlines con un Boeing 787-9.

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Verokkka
Imagen: Verokkka
Travel Addict
Travel Addict
16-01-2015
Mensajes: 61

Fecha: Mie May 21, 2025 06:22 am    Título: Re: Viajar a China: Dudas, Consejos e Informacion Práctica

Hola a todos! (Creo que este es el hilo adecuado sino me decís) Este verano quiero viajar a China con mi marido, y ya tenemos bastante avanzada la decisión. Hemos pedido presupuesto en El Corte Inglés y estamos dudando entre dos itinerarios muy parecidos en duración y ciudades, pero con enfoques diferentes: Opción 1: 14 días, tour organizado con visitas por las mañanas y varias tardes, aunque la mayoría libre y también algunos días libres en ciudades como Shanghái, Pekín, Xian y Chengdú. Precio estimado: para los dos mas menos 5000 . Opción 2: circuito de 17 días, más completo...  Leer más ...
mabeltran
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Silver Traveller
Silver Traveller
17-07-2014
Mensajes: 19

Fecha: Jue May 22, 2025 04:35 pm    Título: Re: Viajar a China: Dudas, Consejos e Informacion Práctica

Hola
Estoy planeando viaje a China por libre
Quiero ir desde Lijian hasta Shangri- la en bus con parada para visitar la Garganta del Salto del Tigre.
El bus de Lijian hasta la GArganta del Salto del Tigre lo tengo claro,( horario precios, tiempo..) pero no encuentro del Salto del Tigre hasta Shangri La.
¿alguien me puede ayudar? Gracias
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