![]() ![]() Bruselas, Gante, Brujas y Amsterdam ✏️ Blogs de Europa Central
Una pequeña escapada para conocer estas 4 ciudades..en pleno diciembre.Autor: Puagh77 Fecha creación: ⭐ Puntos: 4.8 (5 Votos) Índice del Diario: Bruselas, Gante, Brujas y Amsterdam
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Etapas 1 a 3, total 7
¡Por fin comenzaba el viaje! Tras preparar bastante el asunto, mirando, remirando, preguntando y volviendo a preguntar por aquí, ya teníamos todo listo para partir a estas 4 ciudades.
El viaje fue en pareja, del 9 al 14 de Diciembre de 2012. Salimos desde Zaragoza con RyanAir el domingo 9, en apenas 2 horitas nos plantamos en Charleroi. Hacía un frío superlativo. Nada más salir del aeropuerto cogimos el bus de L'elan directo a la estación de Zuid (tuvimos que parar a mitad camino a recoger a muchos viajeros del bus anterior porque se estropeó su bus..la primera en la frente), conexión con el metro y al alojamiento: el Adagio Access Bruxelles Europe, un apartahotel recién reformado en pleno barrio europeo. Muy buen sitio por calidad-precio-situación, sin duda muy recomendable para jóvenes con poco presupuesto. Una vez establecidos y bien abrigados para el frío de la capital europea, decidimos ir a ver la Grand Place y su espectáculo nocturno, el pseudoárbol que le han encasquetado a la plaza, la Bolsa y los puestecitos navideños que hay alrededor (muy currados por cierto, se nota que allí la Navidad es algo diferente) el Manneken Pis y ya que estábamos, probar los gofres del Funambule Waffels, tan comentado aquí. Como primer gofre del viaje, cogimos uno de chocolate, nata, plátano y fresas....cualquier elogio se queda corto, la madre que me parió que ricos!! Callejeando por la zona, descubrimos varias fachadas pintadas en forma de viñeta de cómic, y algo todavía más curioso: había viñetas proyectadas en las paredes de algunos edificios, te las podías encontrar en los lugares más inverosímiles. La primera que vimos fue un váter en un quinto piso, con eso os digo todo. La cena fue, como en buena parte del viaje, tirando de comida cutre (Quick,Subway, ...) ya que el presupuesto no da para un buen menú, aunque si que los hay a buen precio pero de esto nos dimos cuenta la última noche, ya lo comentaré. De paso aprovechamos para ver (y tocar, claro) la escultura de Everard't Serclaes, y la placa de Karl Marx. Al volver al apartahotel dimos una vuelta de órdago, esa ciudad de noche parece otra y nos perdimos volviéndonos locos para encontrar la calle adecuada. Al final,tras varias cuestas, idas y venidas, conseguimos llegar viendo el Palacio Real de noche. Cansados, saboreando todavía el gofre y pensando en el viaje del día siguiente, nos despedimos de la noche bruselense y caímos en los brazos de Morfeo con sumo gusto, literalmente. ** FOTOS: www.dropmocks.com/mBnhG8 Etapas 1 a 3, total 7
¡Arriba perezosos! Lo cierto es que estábamos con sueño del día anterior, pero en estos viajes ya se sabe, a quien madruga más cosas puede ver. Conseguimos vencer la modorra y nos fuimos a desayunar a un bar en la calle Luxemburgo (donde al final está el Parlamento Europeo), sitio habitual para los desayunos a partir de ahora ya que nos pillaba a mitad camino de la estación de metro. Unos buenos pozales de leche con sabores y un croissant que estaba cojonudo; algo caro la verdad, pero debe ser todo por un estilo. Por aquel entonces pudimos comprobar el ajetreo que tiene el barrio europeo entre semana, los follones que se montan con la mitad de las calles en obras (una constante durante todo el viaje: obras, obras y más obras; en la calle, en el metro, en todas partes) y la cantidad de veces que se puede llegar a escuchar las sirenas de una ambulancia o un furgón policial. Al punto de la mañana. This is Europe.
Bueno al lío que me voy por las ramas, fuimos a Zuid a coger el tren dirección Ostende con primer destino Gante. Yo que llevaba un prejuicio de que el sistema ferroviario belga es puntual, este primer viaje fue con 13 minutos de retraso, nada importante si no fuera porque en esta época, cada segundo de luz cuenta. Llegamos en media hora a la estación de Gante( también en obras) y lo primero que impresiona es el megamacroparking gigantesco de bicis que hay en la parte delantera y más aún el de la parte trasera. No se como se lo deben montar para aclararse y encontrar cada uno su bici. Al salir de la estación hay un poco de lío con el tema coches-tranvías-personas, pero uno aprende rápido a mimetizarse con el entorno (ya sabeis, donde fueres haz lo que vieres) y como teníamos poco tiempo para disfrutar de la ciudad, decidimos coger el tranvía línea 1 y bajamos en Korenmarkt que es una calle al lado de la plaza principal del burgo. Una vez allí nos quedamos boquiabiertos con el espectáculo: a un lado la iglesia de San Nicolás (St Nikhlaaskerk), enfrente el campanario (Belfort van Gent) al cual se puede subir por 5€/p pero que por razones obvias de tiempo no hicimos, y al otro lado la catedral de San Bavon (St Baafskathedraal), además de una pequeña plaza con una campana enorme colgada, y el nuevo "pabellón" de la ciudad, que personalmente me parece una patada en la arquitectura del lugar y además, como no, está en obras. Aún así la vista es sencillamente brutal. Entre el campanario y la catedral había unos puestecitos navideños, que a esas horas estaban abriendo todavía. Mención especial al tiempo, que efectivamente tal y como había leído previamente, puede cambiar en cuestión de segundos: al llegar nos hizo sol, al poco nos llovió, luego volvió el sol, más tarde estuvo nublado, luego volvió el sol,...una locura. Y por supuesto frío, mucho frío. Fuimos a almorzar algo a un bar en la misma plaza, y al salir, nos cogió por banda un autóctono ya entrado en años, todo un personaje el colega, y empezó a hablarnos de cosas de nuestra tierra, un rollazo de impresión incluida una invitación al ayuntamiento que al parecer no se podía visitar pero que el nos hacía pase especial al cual nos negamos, para finalmente pedirnos que le invitáramos a un cafe, cosa que también nos negamos claro. Tras este episodio nos fuimos a ver el puente de San Miguel y su correspondiente iglesia (Sint-Michielskerk). Desde el puente hay unas vistas preciosas del canal y la estupenda combinación de Las Tres Torres. La iglesia es muy grande, con la curiosidad añadida de la torre con punta plana. Bajamos por la orilla del Korenlei para comprobar la belleza de la típica foto de Gante con los jóvenes echando cervezas al sol de la primavera; nada de eso, hacía sol, pero allí no había ni el tato, teníamos el Korenlei y la orilla de enfrente,el Groslei para nosotros solos. De allí nos dirigimos al castillo de los Condes de Flandes (Gravesteen) ya que aparte de ser algo que merece la pena de ver, a mi personalmente me encantan los castillos medievales. La entrada nos costó 4€/p y creo que merece la pena, te dan una pequeña guía en papel plastificado en el idioma que prefieras (está en castellano) y te vas moviendo por el castillo, por el museo de las armas, la sala de torturas, por el interior de la muralla, y claro, subir a lo alto de la torre y contemplar todo Gante a tus pies. Por cierto que, como no podía ser de otra forma, entramos con sol al castillo y nos llovió dos veces. La visita, si no te quieres parar a admirar cada detalle, cada sala, etc dura unos 45min. Después nos dirigimos a la plaza Vrijdagmarkt que es bastante chula, pero a mi lo que me interesaba, como buen amante de la cerveza que soy, era visitar el bar De Dulle Griet que está en la misma plaza; lamentablemente a esas horas de lunes estaba cerrado, abre a partir de las 4, así que nos quedamos sin poder echarnos una buena birra dejando un zapato como fianza. Menudo cabreo llevaba yo encima! Pero así son las cosas. Bajamos por la calle Werregarenstraat que es muy curiosa, llena toda ella de grafitis. De hecho cuando pasamos, había un par de chavales en la faena...que tuvieron que interrumpir porque, evidentemente, empezó a llover. Al lado está el ayuntamiento (Stadhuis van Gent) que es muy bonito para ser un ayuntamiento, llegando de nuevo a la plaza principal Sint-Baafsplein y de allí a coger el tranvía de nuevo a la estación. Me pareció divertido ver tranvías pequeños y estrechos, parecían más de maqueta que otra cosa. Una vez en la estación, con muchísimas ganas de haber visto más de Gante pero sin tiempo, cogimos el tren para Brujas, esta vez sin retrasos. ** FOTOS: www.dropmocks.com/mBng2S Etapas 1 a 3, total 7
Llegamos a Brujas tras otra media hora de trayecto en tren y ya al salir de la estación tuvimos la sensación de que nos adentrábamos en una ciudad diferente a todo lo que habíamos visto anteriormente. Nos quedamos cortos con la impresión.
Enfrente de la estación hay un parque muy agradable, con un paseo, el Begijnenvest por el cual fuimos hasta un pequeño puente con compuertas, el Poertoren, desde donde se ve el Minnewater en todo su esplendor. Seguimos paseando por el parque hasta el Begijnhof que es el conjunto de casitas blancas, donde se respira calma por cada ladrillo. Lo cierto es que sobrecoge un poco. Salimos por el arco, con unas vistas impresionantes, patos y cisnes incluidos, para enfilar hacia la calle Katelijnestraat, que debe ser una de las principales de la urbe a juzgar por lo concurrida que estaba. Habiendo leído que en dicha calle estaba el Chips&Ice, decidimos buscarlo pero ya no se llama así, ahora se llama L'Italiano. A nosotros nos daba igual, teníamos hambre y aún no habíamos comido, asi que entramos. Probamos la Maes, al parecer una cerveza bastante común en Bélgica, y lo cierto es que entraba bien, bastante suave. Salimos y en una tienda cercana cogimos nubecitas de chocolate, para el postre; puro vicio. Llegamos a la catedral de San Salvador (Sint-Salvatorskathedraal) que es enorme e impresiona de día. Subimos por la calle Steenstraat repleta de tiendas de moda, debe dar grima ir por allí en chándal, y finalmente nos paralizó la vista de la plaza central (Grote Markt), ya que a la belleza natural propia del campanario (Belfort) y la corte provincial (Provincial Hof) había que añadirles que estaba atardeciendo, con el ocaso del sol dando de pleno en ambos, y que en el centro de la plaza han montado una pista de patinaje sobre hielo. Entramos al Belfort por 4€/p y subimos los 366 escalones que se dice pronto pero se hacen eternos, debido a la cada vez más estrecha y agobiante escalera, y porque acabábamos de comer. Eso sí, las vistas son sencillamente impresionantes: Brujas a tus pies, con sus tejados naranjas, sus canales....merece la pena completamente. Al salir tiramos por la pequeña calle Breidelstraat para terminar en la plaza Burg, donde está la Heilig-Bloedbasiliek que estaba abierta pero no entramos, los Juzgados y el Ayuntamiento (Stadhuis van Brugge) que también es bonito aunque personalmente me gusta más el de Gante. Pasando por el arco al lado del ayuntamiento, se llega a una pequeña plaza muy típica, con sus casitas bajas, pequeños comercios y todo con el ambiente más navideño. Nada más salir se ve el Dijver, canal famoso donde los haya, desde donde se hace una de las fotografías más bonitas y famosas de Brujas. Todo el que ha ido sabe cual es, y aquellos que todavía no habéis ido (que hacéis que no estáis mirando para ir??) os daréis cuenta en ese mismo instante. Quisimos dar un paseo en barca, pero o bien a esas horas ya no se hacían excursiones, o ese día estaban de fiesta, o bien a estas alturas de año ya no hacen paseos, así que nos quedamos con las ganas. No vimos ninguna barca del estilo en todo el recorrido en la ciudad. Seguimos por el Rozenhoedkaai mientras nos acompañaba la tarde que se resistía a morir y la noche queriendo hacerse un hueco, para cruzar el canal hacia la calle Wollestraat, donde ya había leído que hay una tienda de cervezas, la 2be, con una estantería de cientos de cervezas diferentes, y un bar al final. Pedimos dos cervezas, a un precio razonable para ser el sitio que es la verdad, y nos fuimos a la terraza trasera que tiene. Las vistas en la terraza son preciosas, y es, precisamente, la terraza que se ve en las fotos famosas que he comentado previamente. Tiene unas sombrillas que vinieron bien porque cayó algo de lluvia, unas mesas de madera y unas estufas de gas que hacen estar medianamente calentitos en el lugar. Fue sin duda uno de los mejores momentos de todo el viaje y se lo recomiendo a todo el mundo. Una vez terminado el refrigerio y todavía desencajados por tanta belleza, volvimos a la plaza Burg y recorrimos la calle Wapenmakersstraat hasta llegar a la plaza Van Eyck, para seguir por la orilla del canal Spiegelrei y cruzando el segundo puente, seguir recto por la calle Carmersstraat donde no había nadie, ni gente, ni tiendas, ni bares, nada. Eso sí, nos dimos cuenta, y es algo muy repetido en la zona, que lo de la intimidad lo tienen un poco a la virulé, ya que la mayoría de las casas tienen un ventanal que da al salón y sin cortinas, ni persianas: se puede ver hasta la cocina desde la calle. Lo más sorprendente es la inexistencia de rejas, no parece que les preocupe el hecho de que alguien les entre a robar a casa. Al final hay un bar y nos echamos una cerveza, una buena Leffe. Al lado están los Molinos,muy típicos del país vecino pero aquí tambien hay,en total cuatro. Al ser de noche no se podían apreciar bien, pero son enormes, y están situados sobre montículos en un pequeño parque que tenía pinta de ser agradable en épocas mas estivales. Tras ver los molinos, y ya noche cerrada a las 7 de la tarde, callejeamos un poco siguiendo las luces navideñas de las calles, poco concurridas a esas horas ya, hasta llegar de nuevo a la Grote Markt, donde nos tomamos un vino caliente que sinceramente no me gustó nada, aunque hay que reconocer que entonaba cuerpo y alma. Ya de allí nos fuimos despidiendo de la ciudad, camino de la estación, a la vez que nos maravillamos con su preciosidad de noche. En el eterno debate sobre si es mejor Gante o Brujas, aportamos nuestro granito y nuestra opinión es que Gante de día y Brujas de noche, sobre todo si no llueve! Una vez llegados a la estación, cogimos el tren de vuelta a Bruselas cuyo trayecto dura 1 hora. Aprovecho la ocasión para recomendaros que os olvidéis de la picaresca a la hora de coger el tren: los revisores pasan mirando billete por billete, son muy estrictos incluso en los trayectos cortos como los anteriores de Gante a Brujas, que también pidieron los billetes. Educadamente correctos, pero inflexibles y pasan siempre, así que os aconsejo que os curéis en salud y compréis el billete y rellenadlo debidamente antes de subir al tren. Destrozados no, lo siguiente, fascinados por Gante y enamorados de Brujas, con la mente puesta en el duro madrugón para ir a Amsterdam, nos dejamos seducir por el calor del apartamento. ¡Bonsoir! ** FOTOS: www.dropmocks.com/mBnhG_ Etapas 1 a 3, total 7
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